J†A
JMJ
Pax
Quedaron curados dos ciegos que creyeron en Jesús
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 27-31
Gloria a ti, Señor.
Cuando Jesús salía de Cafarnaún, lo siguieron dos ciegos, que gritaban:
"¡Hijo de David, compadécete de nosotros!"
Al entrar Jesús en la casa, se le acercaron los ciegos y Jesús les preguntó:
"Creen que puedo hacerlo?"
Ellos le contestaron:
"Sí, Señor".
Entonces les tocó los ojos, diciendo:
"Que se haga en ustedes conforme a su fe".
Y se les abrieron los ojos. Jesús les advirtió severamente:
"Que nadie lo sepa".
Pero ellos, al salir, divulgaron su fama por toda la región.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch? HYPERLINK "https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw"v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria. HYPERLINK "http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX"tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http: HYPERLINK "http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc"//iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
vie 1a. Adviento
Antífona de Entrada
Por nuestra participación en esta Eucaristía enséñanos, Señor, a no poner nuestro corazón en las cosas pasajeras, sino en los bienes eternos.
Oración Colecta
Concédenos, Señor Dios nuestro permanecer alerta a la venida de tu Hijo Jesucristo, para que cuando venga y llame, nos encuentre velando en oración y entonándole alabanza.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
En aquel día los ojos de los ciegos se abrirán
Lectura del libro del profeta Isaías 29, 17-24
Esto dice el Señor:
"¿Acaso no está el Líbano a punto de convertirse en un vergel y el vergel en un bosque?
Aquel día los sordos oirán las palabras de un libro; los ojos de los ciegos verán sin tinieblas ni oscuridad; los oprimidos volverán a alegrarse en el Señor y los pobres se gozarán en el Santo de Israel; porque ya no no habrá opresores y los altaneros habrán sido exterminados. Serán aniquilados los que traman iniquidades, los que con sus palabras echan la culpa a los demás, los que tratan de enredar a los jueces y sin razón alguna hunden al justo".
Esto dice a la casa de Jacob el Señor que rescató a Abrahán:
"Ya no se avergonzará Jacob, ya no se demudará su rostro, porque al ver mis acciones en medio de los suyos, santificará mi nombre, santificará al Santo de Jacob y temerá al Dios de Israel. Los extraviados de espíritu entrarán en razón y los inconformes aceptarán la enseñanza".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del Salmo 26
El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar?
El Señor es mi luz y mi salvación.
Lo único que pido, lo único que busco, es vivir en la casa del Señor toda mi vida, para disfrutar las bondades del Señor y estar continuamente en su presencia.
El Señor es mi luz y mi salvación.
La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Armate de valor y fortaleza y en el Señor confía.
El Señor es mi luz y mi salvación.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, Aleluya.
Ya viene el Señor, nuestro Dios, con todo su poder para iluminar los ojos de sus hijos.
Aleluya.
Evangelio
Quedaron curados dos ciegos que creyeron en Jesús
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 27-31
Gloria a ti, Señor.
Cuando Jesús salía de Cafarnaún, lo siguieron dos ciegos, que gritaban:
"¡Hijo de David, compadécete de nosotros!"
Al entrar Jesús en la casa, se le acercaron los ciegos y Jesús les preguntó:
"Creen que puedo hacerlo?"
Ellos le contestaron:
"Sí, Señor".
Entonces les tocó los ojos, diciendo:
"Que se haga en ustedes conforme a su fe".
Y se les abrieron los ojos. Jesús les advirtió severamente:
"Que nadie lo sepa".
Pero ellos, al salir, divulgaron su fama por toda la región.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración Sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, estas ofrendas que hemos tomado de tus mismos dones, y concédenos que esta Eucaristía que estamos celebrando, nos alcance la salvación eterna.
Por Jesucristo, Señor nuestro.
Prefacio de Adviento
Las dos venidas de Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
El cual, al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación, para que cuando venga de nuevo, en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes prometidos que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar.
Por eso,
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Ven Señor, a visitarnos con tu paz, para que nos alegremos delante de ti, de todo corazón.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta sagrada Eucaristía
que hemos celebrado, encienda, Señor, en nosotros, el amor por Cristo y por las almas para que, a ejemplo de san Francisco Javier,
podamos vivir auténticamente nuestra vocación cristiana.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
_____________________________________________________________________
† Meditación diaria
Adviento. 1ª semana. Viernes
AUMENTAR NUESTRA FE
— Necesidad de la fe. Pedirla.
— La fe, el tesoro más grande que tenemos. Guardarla. Comunicarla.
— La fe de María.
I. En aquel día, los sordos oirán las palabras del libro, y desde las tinieblas y desde la oscuridad verán los ojos del ciego. Y los mansos se alegrarán más y más en el Señor, y los pobres se regocijarán en el Santo de Israel1.
La nueva era del Mesías es anunciada por los Profetas llena de alegría y de prodigios. Una sola cosa pedirá el Redentor: fe. Sin esta virtud el reino de Dios no llega a nosotros.
El Evangelio de la Misa2 nos presenta a dos ciegos que seguían a Cristo, pidiéndole a voces su curación: Ten misericordia de nosotros, Hijo de David, le dicen. El Señor les pregunta: ¿Creéis que yo puedo hacer esto? Cuando ellos le dijeron que sí, Él los despidió curados con estas palabras: Hágase en vosotros según vuestra fe3. A otro ciego, en Jericó, le devolvió igualmente la vista y le dijo: Anda, tu fe te ha salvado. Y al instante recobró la vista, y le seguía por el camino4. Al padre de una niña muerta le asegura: No temas, basta que creas y vivirá5. Pocos momentos antes había curado a una mujer, enferma durante mucho tiempo, que solo había manifestado su fe tocando la orla de su vestido, y le había dicho: Hija, tu fe te ha salvado, vete en paz6. ¡Oh mujer, grande es tu fe!, le dirá a una mujer cananea. Y luego: Hágase como tú quieras7. No hay obstáculo para el creyente. Todo es posible para el que cree8, le dice al padre del muchacho que estaba poseído por un espíritu mudo.
Los Apóstoles se manifiestan al Señor con toda sencillez. Conocen su fe insuficiente en muchos casos ante lo que ven y oyen, y un día le piden a Jesús: ¡Auméntanos la fe! El Señor les responde: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a este moral: arráncate y plántate en el mar, y os obedecería9.
También nosotros nos encontramos como los Apóstoles; nos falta fe ante la carencia de medios, ante las dificultades en el apostolado, ante los acontecimientos, que nos cuesta interpretar desde un punto de vista sobrenatural.
Si vivimos con la mirada puesta en Dios no hemos de temer nada: "la fe, si es fuerte, defiende toda la casa"10, defiende toda nuestra vida. Con ella podemos alcanzar frutos que están por encima de nuestras pocas fuerzas; no tendremos imposibles. "Jesucristo pone esta condición: que vivamos de la fe, porque después seremos capaces de remover los montes. Y hay tantas cosas que remover..., en el mundo y, primero, en nuestro corazón"11.
Imitemos a los Apóstoles y con ánimo humilde, porque conocemos nuestras pocas fuerzas y nuestras cobardías, pidamos al Señor que tenga piedad de nosotros. "Señor, ¡auméntanos la fe!", le decimos en nuestra oración. ¡Santa María, pídele a tu Hijo que aumente nuestra fe flaca y débil en tantas ocasiones!
Con esta confianza aguardamos la Navidad, y por eso rezamos con la Iglesia: Estás viendo, Señor, cómo tu pueblo espera con fe el nacimiento de tu Hijo; concédenos llegar a la Navidad –fiesta de gozo y salvación– y poder celebrarla con alegría desbordante12.
II. La fe es el tesoro más grande que tenemos y, por eso, hemos de poner todos los medios para conservarla y acrecentarla. También es lógico que la defendamos de todo aquello que le pueda hacer daño: lecturas (especialmente en épocas en que los errores están más difundidos), espectáculos que ensucian el corazón, provocaciones de la sociedad de consumo, programas de televisión que puedan dañar este tesoro que hemos recibido. Pongamos los medios para una adecuada formación, tanto más sólida cuanto más difíciles sean los ambientes y situaciones en los que se desarrolla nuestra vida; procuremos rezar con atención el Credo en la Misa de los domingos y fiestas, haciendo una verdadera profesión de fe.
En un época de confusión doctrinal hay que velar con especial cuidado para no ceder en el contenido de nuestra fe, ni aun en lo más pequeño, porque "si se cede en cualquier punto del dogma católico, después será necesario ceder en otro, y después en otro más, y así hasta que tales abdicaciones se conviertan en algo normal y lícito. Y una vez que se ha metido la mano para rechazar el dogma pedazo a pedazo, ¿qué sucederá al final, sino repudiarlo en su totalidad?"13.
Si guardamos la fe y la reflejamos en nuestra vida ordinaria sabremos comunicarla a los demás. Daremos al mundo el mismo testimonio que dieron los primeros cristianos: fueron fuertes como la roca ante dificultades inimaginables. Muchos de nuestros amigos, al ver que nuestra conducta es coherente con la fe que profesamos, se verán movidos por este testimonio sereno y firme y se acercarán a Nuestro Señor.
A todo el que me confiese delante de los hombres, también yo le confesaré delante de mi Padre que está en los Cielos14. ¡Qué gran promesa para alentarnos a una vida apostólica!
Reconocer al Señor delante de los hombres es ser testigos vivos de su vida y de su palabra. Nosotros queremos cumplir nuestras tareas cotidianas según la doctrina de Jesucristo, y debemos estar dispuestos a que se transparente nuestra fe en todas nuestras obligaciones familiares y profesionales. Pensemos un momento en nuestro trabajo, en nuestros compañeros, en nuestras amistades: ¿se nos reconoce como personas cuya conducta es coherente con su fe? ¿Nos falta audacia para hablar de Dios a nuestros amigos? ¿Nos sobran respetos humanos? ¿Cuidamos la fe de aquellos que, de alguna forma, el Señor ha puesto a nuestro cargo?
Una consecuencia de la fe firme es el optimismo y la seguridad de que las cosas saldrán adelante. El poder de Dios está con nosotros y disipa todo posible temor. Él que nos ha dado una vocación de santidad y una misión divina, nos dará también la gracia para cumplirla.
III. En todo tiempo hemos de fijarnos en Nuestra Señora, que vivió toda su existencia movida por la fe, pero especialmente en este tiempo de Adviento que es tiempo de espera, de esperanza segura, antes de que naciera el Mesías de su seno virginal. Bienaventurada tú que has creído15, le dice su prima Santa Isabel.
Confianza y serenidad de la Virgen ante el descubrimiento mismo de su vocación. ¡Ella es la Madre de Dios! Es aquella criatura de quien venían hablando los Libros Sagrados desde los mismos comienzos del Génesis, la que aplastaría la cabeza del enemigo de Dios y de los hombres16, la anunciada tantas veces por los Profetas17. Yahvé ha mirado la humildad, la sencillez, de su esclava18.
Serenidad confiada de la Virgen en el silencio que ha de mantener ante San José. María quería a José y le ve sufrir19. Ella confía en Dios. Es posible que al seguir la propia vocación, o al actuar cumpliendo la voluntad de Dios, temamos hacer sufrir a las personas queridas. ¡Él sabe arreglar bien las cosas! "¡Dios sabe más!"20, ve más lejos. El cumplimiento de la voluntad de Dios, que siempre exige fe, es el mayor bien para nosotros y para quienes habitualmente tratamos.
Fe de la Virgen en los momentos difíciles que preceden al Nacimiento de Jesús. San José llamó a muchas puertas aquella noche santa, y la Virgen oyó muchas negativas. Fe ante la huida precipitada a Egipto. ¡Dios huyendo a un país extraño...!
Confianza de María cada día de los treinta años que Jesús vivió oculto en Nazaret, cuando no hay signos prodigiosos de la divinidad de su Hijo, sino un trabajo sencillo y normal.
Fe de María en el Calvario. "Avanzó la Santísima Virgen en la peregrinación de la fe, y mantuvo fielmente su unión con el Hijo hasta la Cruz, junto a la cual no sin designio divino permaneció en pie, sufriendo profundamente con su Unigénito y asociándose con entrañas de madre a su Sacrificio, consintiendo amorosamente en la inmolación de la Víctima que Ella misma había engendrado"21.
María vive con la mirada puesta en Dios. Ha puesto toda su confianza en el Altísimo y se ha rendido por completo a Él. Eso nos pide Ella a nosotros: que vivamos con una confianza inquebrantable en Jesús. Y esto, porque desea vernos serenos en medio de todas las tempestades, y porque debemos dar serenidad a quienes están cerca de nosotros. Quiere, sobre todo, vernos un día en el Cielo, junto a su Hijo.
Con la liturgia de la Iglesia rezamos: Dios y Señor nuestro, que en el parto de la Virgen has querido revelar al mundo entero el esplendor de tu gloria: asístenos con tu gracia, para que proclamemos con fe íntegra y celebremos con piedad sincera el misterio admirable de la encarnación de tu Hijo22.
1 Primera lectura de la Misa, Is 29, 17-24. — 2 Mt 9, 27-31. — 3 Mt 9, 28-29. — 4 Mc 10, 52. — 5 Lc 8, 50. — 6 Lc 8, 48. — 7 Mt 15, 28. — 8 Mc 9, 23. — 9 Lc 17, 5-10. — 10 San Ambrosio, Comentario sobre el Salmo 18, 12, 13. — 11 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 203. — 12 Oración de la Misa del 3.° domingo de Adviento. — 13 San Vicente de Lerins, Conmonitorio, n. 23. — 14 Mt 10, 32. — 15 Lc 1, 45. — 16 Gen 3, 15. — 17 Cfr. Is 7, 14; Miq 5, 2. — 18 Cfr. Lc 1, 48. — 19 Cfr. Mt 1, 18-19.— 20 A. del Portillo, en la presentación de "Amigos de Dios". — 21 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 58. — 22 Oración de la Misa del día 19 de diciembre.
___________________________________________________________________________________________
7 de diciembre. 8º Día de la Novena
PUERTA DEL CIELO
— A través de María encontramos siempre a Jesús.
— La intercesión de Nuestra Señora.
— La devoción a la Virgen, señal de predestinación.
I. Ave, maris stella, // Dei Mater alma, // atque semper Virgo, // felix caeli porta. Dios te salve, estrella del mar, // Madre santa de Dios, // y siempre Virgen, // dichosa puerta del Cielo1.
Ianua caeli, Puerta del Cielo, así la hemos invocado tantas veces en las letanías del Santo Rosario. Ella es la entrada y el acceso a Dios, es la Puerta oriental del Templo2 de la que habla el Profeta, porque por allí nos llegó Jesús, el Sol de justicia. Y es, a la vez, "la puerta dorada del Cielo por la que confiamos entrar algún día en el descanso de la eterna bienaventuranza"3. A través de María encontramos siempre a Jesús.
Los hombres han recorrido a veces mil caminos extraviados, buscando a Dios con nostalgia; han intentado llegar a Él a fuerza de brazos, de complicadas especulaciones, y han olvidado esta entrada sencilla que es María, "que nos conduce al interior del Cielo de la convivencia con Dios"4.
Se cuenta de fray León, un lego que acompañaba siempre a San Francisco de Asís, que después de morir el santo depositaba todos los días sobre su tumba hierbas y flores y meditaba sobre las verdades eternas. Un día se quedó dormido y tuvo una visión del día del Juicio. Vio que se abría una ventana en el Cielo y aparecía Jesús, el amable Juez, acompañado de San Francisco. Descolgaron una escala roja, que tenía los peldaños muy espaciados, de tal manera que era imposible subir por ella. Todos lo intentaron y poquísimos consiguieron subir. Al cabo de un tiempo, y como llegara de la tierra un gran clamor, se abrió otra ventana, en la que apareció de nuevo San Francisco, y la Virgen al lado de Jesús. Tiraron otra escala, pero esta era blanca y con los peldaños mucho más juntos. Y todos, con inmensa alegría, iban subiendo. Cuando alguno de ellos se sentía especialmente débil, Santa María le animaba llamándole por su nombre y enviando a alguno de los ángeles que la servían para que le echase una mano. Y así subieron uno tras otro5. No deja de ser una leyenda piadosa, que nos enseña una verdad esencial y consoladora, conocida desde siempre por el pueblo cristiano: con la Virgen es más fácil la santidad y la salvación. Sin la Virgen no solo se hace todo más difícil, sino que quizá se vuelve imposible, pues Dios mismo ha querido que fuera "la dispensadora de todos los tesoros que Jesús nos conquistó con su Sangre y su Muerte"6.
La Virgen no solo es la Puerta del Cielo Ianua caeli, sino una ayuda poderosísima para que lleguemos a él. Pues, "asunta a los cielos, no ha dejado esta misión salvadora, sino que con su múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna. Con su amor materno se cuida de los hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad hasta que sean conducidos a la Patria bienaventurada. Por este motivo, la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora"7.
Por voluntad divina, la Santísima Virgen es la Mediadora ante el Mediador, como enseña San Bernardo8, y subordinada a Él. Todas las gracias nos vienen de manos de María, de tal manera, afirman muchos teólogos, que Cristo no nos otorga nada sino a través de Nuestra Señora. Y Ella está siempre bien dispuesta a concedernos lo que le pidamos y nos ayude en nuestra salvación. No nos quedemos cortos durante esta Novena en la petición. Con motivo de la gran fiesta que estamos preparando, Ella otorga sus dones con largueza.
II. San Alfonso M.ª de Ligorio afirma que María es Puerta del Cielo porque, de la misma forma que toda gracia e indulto que otorga el Rey pasa por la puerta de su palacio, de igual modo ninguna gracia desciende del Cielo a la tierra sin pasar por las manos de María9.
Desde su vida terrena, aparece Nuestra Señora como la dispensadora de las gracias. Por Ella, Jesús santifica al Precursor, cuando visita a su pariente Isabel. En Caná, a instancias de María realizó Jesús su primer milagro, convirtiendo el agua en vino; allí también, por este milagro, sus discípulos creyeron en Él10. La Iglesia comienza su camino, a través de la historia de los hombres y de los pueblos, el día de Pentecostés, y "se sabe que al comienzo de este camino está presente María, que vemos en medio de los Apóstoles en el cenáculo "implorando con sus ruegos el don del Espíritu Santo""11.
Por la intercesión ante su Hijo, María nos alcanza y distribuye todas las gracias, con ruegos que no pueden quedar defraudados. Esta intercesión es aún mayor después de su Asunción al Cielo y de haber sido elevada en dignidad por encima de los ángeles y de los arcángeles. Ella nos distribuye el agua de la fuente, no toda de una vez afirma San Bernardo-, sino que hace caer la gracia gota a gota sobre nuestros corazones resecos, a unos más, a otros menos. De la fuente que brota del corazón del Padre, nos distribuye enseguida a nosotros todo cuanto somos capaces de recibir12. Ella conoce perfectamente nuestras necesidades y nos distribuye las gracias que necesitamos. Solo nuestra mala voluntad puede impedir que esas gracias lleguen al alma.
Por el conocimiento que tiene de las necesidades espirituales y materiales de cada uno de sus hijos, Nuestra Señora, llevada por su inmensa caridad, intercede constantemente por nosotros. Mucho más cuando se lo pedimos con insistencia, como hacemos estos días. Otras veces dejaremos en sus manos la solución de los problemas que nos agobian, con el claro convencimiento de que Ella sabe mejor que nosotros lo que nos conviene: "Madre mía... ya ves que necesito esto y aquello... que este amigo, este hermano, este hijo... están lejos de la Casa paterna...". En Ella se dan con toda plenitud las palabras de Jesús en el Evangelio: quien busca, encuentra: quien pide, recibe: al que llama, se le abrirá13. ¿Cómo nos va a dejar en la puerta cuando le pedimos que nos abra? ¿Cómo no nos va a socorrer si nos ve tan necesitados?
III. Ianua caeli, ora por eis... ora pro me.
El título de Puerta del Cielo le conviene a la Virgen por su íntima unión con su Hijo y por cierta participación en la plenitud de poder y de misericordia que deriva de Cristo, Nuestro Señor. Él es, por derecho propio y principal, el camino y la entrada a la gloria, ya que con su Pasión y Muerte nos abrió las puertas del Cielo, antes cerradas. A María la llamamos Puerta del Cielo porque, con su intercesión omnipotente, nos procura los auxilios necesarios para llegar al Cielo y entrar hasta el mismo trono de Dios14, donde nos espera nuestro Padre.
Además, ya que por esa puerta celestial nos llegó Jesús, vayamos a Ella para encontrarle, pues "María es siempre el camino que conduce a Cristo. Cada encuentro con Ella se resuelve necesariamente en un encuentro con Cristo mismo. ¿,Qué otra cosa significa el continuo recurso a María, sino un buscar entre sus brazos, en Ella y por Ella y con Ella, a Cristo, nuestro Salvador"15. Siempre, como los Magos en Belén, encontramos a Jesús con María, su Madre16. Por eso se ha dicho en tantas ocasiones que la devoción a la Virgen es señal de predestinación17. Ella cuida de que sus hijos acierten con la senda que lleva a la Casa del Padre. Y si alguna vez nos desviamos, utilizará sus recursos poderosos para que retornemos al buen camino, y nos dará su mano como las madres buenas para que no nos desviemos de nuevo. Y si hemos caído, nos levantará; y nos arreglará una vez más para que estemos presentables ante su Hijo.
La intercesión de la Virgen es mayor que la de todos los santos juntos, pues los demás santos nada obtienen sin Ella. La mediación de los santos depende de la de María, que es universal y siempre subordinada a la de su Hijo. Además, las gracias que nos obtiene la Virgen ya las ha merecido por su honda identificación con la Pasión y Muerte de Cristo. Con su ayuda entraremos en la Casa del Padre.
Con esos pequeños actos de amor que le estamos ofreciendo estos días, no podemos ni siquiera imaginar la lluvia de gracias que está derramando sobre cada uno de nosotros y sobre las personas que le encomendamos, y sobre toda la Iglesia. "Las madres no contabilizan los detalles de cariño que sus hijos les demuestran; no pesan ni miden con criterios mezquinos. Una pequeña muestra de amor la saborean como miel, y se vuelcan concediendo mucho más de lo que reciben. Si así reaccionan las madres buenas de la tierra, imaginaos lo que podremos esperar de Nuestra Madre Santa María"18. No nos separemos de su lado; no dejemos un solo día de acudir a su protección maternal.
1 Himno Ave, maris stella. — 2 Ez 44, 1. — 3 Benedicto XIV, Bula Gloriosae Dominae, 27-IX-1748. — 4 F. M. Moscher, Rose mística, p. 240. — 5 Cfr. Vita fratris Leonis, en Analecta Franciscana, III, I. — 6 San Pío X. Enc. Ad diem illum. 2-II-1904. — 7 Conc. Vat. II. Const. Lumen gentium, 62. — 8 San Bernardo, Sermón sobre las doce prerrogativas de la B. Virgen María, en Suma Aurea, VI, 996. — 9 San Alfonso María de Ligorio, Las glorias de María, 1, 5, 7. — 10 Cfr. Jn 2, 11. — 11 Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, 25-III-1987, n. 26. — 12 Cfr. San Bernardo, Homilía en la Natividad de la B. Virgen María, 3, 5. — 13 Mt 7, 8. — 14 Cfr. Card. I. Gomá, María Santísima, vol. II, pp. 162-163. — 15 Pablo VI, Enc. Mense Maio, 29-IV-1965. — 16 Cfr. Mt 2, 11. — 17 Cfr. Pío XII, Enc, Mediator Dei, 20-II-1947. — 18 San Josemaría escrivá, Amigos de Dios, 280.
_____________________________________________________________________
† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Ambrosio
Arzobispo de Milán
Año 397
San Ambrosio: que así como tu palacio de Arzobispo estaba
siempre abierto para que entraran todos los necesitados de
ayudas materiales o espirituales, que así también cada
uno de nosotros estemos siempre disponibles para hacer
todo el mayor bien posible a los demás.
Ambrosio significa "Inmortal".
Este santo es uno de los más famosos doctores que la Iglesia de occidente tuvo en la antigüedad (junto con San Agustín, San Jerónimo y San León).
Nació en Tréveris (sur de Alemania) en el año 340. Su padre que era romano y gobernador del sur de Francia, murió cuando Ambrosio era todavía muy niño, y la madre volvió a Roma y se dedicó a darle al hijo la más exquisita educación moral, intelectual, artística y religiosa. El joven aprendió griego, llegó a ser un buen poeta, se especializó en hablar muy bien en público y se dedicó a la abogacía.
Las defensas que hacía de los inocentes ante las autoridades romanas eran tan brillantes, que el alcalde de Roma lo nombró su secretario y ayudante principal. Y cuando apenas tenía 30 años fue nombrado gobernador de todo el norte de Italia, con residencia en Milán. Cuando su formador en Roma lo despidió para que fuera a posesionarse de su alto cargo dijo: "Trate de gobernar más como un obispo que como un gobernador". Y así lo hizo.
En la gran ciudad de Milán, Ambrosio se ganó muy pronto la simpatía del pueblo. Más que un gobernante era un padre para todos, y no negaba un favor cuando en sus manos estaba el poder hacerlo. Y sucedió que murió el Arzobispo de Milán, y cuando se trató de nombrarle sucesor, el pueblo se dividió en dos bandos, unos por un candidato y otros por el otro. Ambrosio temeroso de que pudiera resultar un tumulto y producirse violencia se fue a la catedral donde estaban reunidos y empezó a recomendarles que procedieran con calma y en paz. Y de pronto una voz entre el pueblo gritó: "Ambrosio obispo, Ambrosio obispo". Inmediatamente todo aquel gentío empezó a gritar lo mismo: "Ambrosio obispo". Los demás obispos que estaban allí reunidos y también los sacerdotes lo aclamaron como nuevo obispo de la ciudad. Él se negaba a aceptar (pues no era ni siquiera sacerdote), pero se hicieron memoriales y el emperador mandó un decreto diciendo que Ambrosio debía aceptar ese cargo.
Desde entonces no piensa sino en instruirse lo más posible para llegar a ser un excelente obispo. Se dedica por horas y días a estudiar la S. Biblia, hasta llegar a comprenderla maravillosamente. Lee los escritos de los más sabios escritores religiosos, especialmente San Basilio y San Gregorio Nacianceno, y una vez ordenado sacerdote y consagrado obispo, empieza su gran tarea: instruir al pueblo en su religión.
Sus sermones comienzan a volverse muy populares. Entre sus oyentes hay uno que no le pierde palabra: es San Agustín (que todavía no se ha convertido). Éste se queda profundamente impresionado por la personalidad venerable y tan amable que tiene el obispo Ambrosio. Y al fin se hace bautizar por él y empieza una vida santa.
Nuestro santo era prácticamente el único que se atrevía a oponerse a los altos gobernantes cuando estos cometían injusticias. Escribía al emperador y a las altas autoridades corrigiéndoles sus errores. El emperador Valentino le decía en una carta: "Nos agrada la valentía con que sabe decirnos las cosas. No deje de corregirnos, sus palabras nos hacen mucho bien". Cuando la emperatriz quiso quitarles un templo a los católicos para dárselo a los herejes, Ambrosio se encerró con todo el pueblo en la iglesia, y no dejó entrar allí a los invasores oficiales.
El emperador de ese tiempo era Teodosio, un creyente católico, gran guerrero, pero que se dejaba llevar por sus arrebatos de cólera. Un día los habitantes de la ciudad de Tesalónica mataron a un empleado del emperador, y éste envió a su ejército y mató a siete mil personas. Esta noticia conmovió a todos. San Ambrosio se apresuró a escribirle una fuerte carta al mandatario diciéndole: "Eres humano y te has dejado vencer por la tentación. Ahora tienes que hacer penitencia por este gran pecado". El emperador le escribió diciéndole: "Dios perdonó a David; luego a mí también me perdonará". Y nuestro santo le contestó: "Ya que has imitado a David en cometer un gran pecado, imítalo ahora haciendo una gran penitencia, como la que hizo él".
Teodosio aceptó. Pidió perdón. Hizo grandes penitencias, y en el día de Navidad del año 390, San Ambrosio lo recibió en la puerta de la Catedral de Milán, como pecador arrepentido. Después ese gran general murió en brazos de nuestro santo, el cual en su oración fúnebre exclamó: "siendo la primera autoridad civil y militar, aceptó hacer penitencia como cualquier otro pecador, y lloró su falta toda la vida. No se avergonzó de pedir perdón a Dios y a la Santa Iglesia, y seguramente que ha conseguido el perdón".
San Ambrosio componía hermosos cantos y los enseñaba al pueblo. Cuando tuvo que estarse encerrado con todos sus fieles durante toda una semana en un templo para no dejar que se lo regalaran a los herejes, aprovechó esas largas horas para enseñarles muchas canciones religiosas compuestas por él mismo. Después los herejes lo acusaban de que les quitaba toda la clientela de sus iglesias, porque con sus bellos cantos se los llevaba a todos para la catedral de Milán. Sabía ejercitar su arte para conseguirle más amigos a Dios.
Este gran sabio compuso muy bellos libros explicando la S. Biblia, y aconsejando métodos prácticos para progresar en la santidad. Especialmente famoso se hizo un tratado que compuso acerca de la virginidad y de la pureza. Las mamás tenían miedo de que sus hijas charlaran con este gran santo porque las convencía de que era mejor conservarse vírgenes y dedicarse a la vida religiosa (Él exclamaba: "en toda mi vida nunca he visto que un hombre haya tenido que quedarse soltero porque no encontró una mujer con la cual casarse"). Pero además de su sabiduría para escribir, tenía el don de poner las paces entre los enemistados. Así que muchísimas veces lo llamaron del alto gobierno para que les sirviera como embajador para obtener la paz con los que deseaban la guerra, y conseguía muy provechosos armisticios o tratados de paz.
El viernes santo del año 397, a la edad de 57 años, murió plácidamente exclamando: "He tratado de vivir de tal manera que no tenga que sentir miedo al presentarme ante el Divino Juez" (San Agustín decía que le parecía admirable esta exclamación).
___________________________________________________________________________________________
María Josefa Rossello, Santa Fundadora, 7 Dicembre
Fundadora
Etimológicamente significa "princesa de las aguas", en lengua siria; "espejo", en lengua hebrea. |
___________________________________________________________________________________________
Antonio de Siya, Santo Abad, 7 de diciembre
Diciembre 7
Etimológicamente significa " florido, inestimable" Viene de la lengua griega. |
___________________________________________________________________________________________
Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Fara o Burgundófora, Santa Abadesa y Virgen, 7 Diciembre
Santa Fara nació en la ciudad de Pipimisicum (hoy Poincy, cerca de Meaux). Sus padres eran el conde Cagnerico y Leodegonda. Tuvo dos hermanos santos: Cagnoaldo, monje en Luxeuil, y Farone, Obispode Meaux. |
___________________________________________________________________________________________
Fuente: Cpalsj.org
Carlos Garnier, Santo Mártir, 7 Diciembre
Este santo es muy querido en la Compañía de Jesús. Desde muy joven se entregó con gran generosidad al llamado de Dios. Siempre fue un hombre feliz. En su vida no parece haber una sombra de tristeza. La consolación espiritual lo acompaña en todas las etapas. |
_____________________________________________________________________
Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
Si NO desea el evangelio, santoral y meditación diaria y sólo artículos interesantes censurados por la prensa (la mayoría), unos 4 por semana escriba a: ave-maria-purisima+subscribe@googlegroups.com (responder el mensaje de confirmación).
Para de-suscribirse escribir desde su casilla de email a:
REEMPLACEporNOMBREdelGRUPO+unsubscribe@googlegroups.com
Si no se desuscribe es porque recibe el mensaje en su otro email que le reenvía al actual: debe escribir desde ese otro email.