sábado, 2 de noviembre de 2019

[ † ] 1er Sábado: cómo ASEGURAR el CIELO en 5... y darle el mejor regalo a tu Madre

JA

JMJ

Pax

 

 

Aprovechemos la lluvia de gracias y bendiciones que Dios concede a quienes desagravian el Inmaculado Corazón de María los primeros sábados de mes.

 

Fue solicitado por la Virgen en Fátima (donde el día profetizado para la aparición, el sol bailó ante la mirada de miles de personas incluyendo ateos que odiaban la Religión y donde Juan Pablo II puso en la corona de la Virgen, la bala destinada a asesinarlo, milagrosamente desviada por la mano maternal de María):

 

1. Confesarse ANTES (máximo 8 días) con la intención de reparación al Inmaculado Corazón de María (si uno se olvidó de la intención, y no está en pecado mortal, puede confesarse después del sábado pero lo antes posible, recordándola). La confesión requiere dolor de los pecados, conversión de corazón y propósito de enmienda.

 

2. Comulgar en estado de Gracia (si se está en pecado mortal, por ejemplo, por faltar a la Misa dominical, usar anticonceptivos o planificación familiar natural sin causa grave, para recuperarlo, basta confesarse antes de comulgar)

 

3. Rezar un misterio del Rosario (5 decenas) con ternura por nuestra Madre Inmaculada.

 

4. Rezarle a la Virgen 15 minutos adicionales meditando los misterios del Rosario (por lo menos Gozosos, Dolorosos y Gloriosos) con la intención de reparar.

 

Aclaraciones:

La Virgen prometió asistencia a la hora de la muerte pero esto no significa que debamos aprovecharnos de la generosidad de Jesús y dejar de luchar por la máxima santidad posible en cada momento de nuestra vida.

 

Recordar que seremos recompensados proporcional e infinitamente por cada acto de amor en cada momento.

 

Aún si hicimos la reparación durante 5 sábados, no quita que podamos reparar en cualquier momento las cinco formas en que es ofendido su Inmaculado Corazón:

 

1. Ataques contra la Inmaculada Concepción de María.

 

2. Ataques a su Perpetua Virginidad (siempre Virgen, antes, durante y después del parto).

 

3. Ataques a su Divina Maternidad y el rechazo de aceptarla como la Madre de toda la humanidad.

 

4. Por aquellos que tratan públicamente de implantar en los niños indiferencia, desprecio y aun odio por esta Madre Inmaculada.

 

5. Por aquellos que la insultan directamente en sus imágenes sagradas.

 

Historia

 

Esta devoción fue revelada por la Virgen María a la Hermana Lucía el 10 de Diciembre de 1925 mientras estaba arrodillada en la capilla del Convento.

 

Nuestra Señora se le apareció con el Niño Jesús quien le dijo:

"Ten compasión del corazón de tu Santísima Madre. Éste está cubierto con espinas, con las cuales hombres ingratos lo hieren en cada momento y no hay nadie que las remueva con un acto de reparación."

 

Nuestra Señora se mostró también sosteniendo un corazón rodeado con espinas agudas y le dijo:

"Mira, mi Corazón rodeado de espinas que los hombres ingratos, a cada momento, me clavan con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, haz algo por consolarme y dí, en mi nombre, que a todos aquéllos que durante cinco meses, en el primer sábado, se confiesen, reciban la sagrada comunión, recen el rosario y me acompañen quince minutos meditando sus misterios con el fin de desagravarme, yo prometo asistirlos en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para su salvación".

 

Lucía le habló (a Jesús) de la confesión para los primeros sábados y preguntó si valía hacerla en los ocho días. Jesús contestó: "Sí; todavía con más tiempo, con tal que me reciban en estado de gracia y tengan intención de desagraviar al Inmaculado Corazón de María".

"He aquí hija mía, por que ante este Inmaculado Corazón ultrajado, se movió mi misericordia a pedir esta pequeña reparación, y, en atención a Ella, a conceder el perdón a las almas que tuvieran la desgracia de ofender a mi Madre. En cuanto a ti procura incesantemente con tus oraciones y sacrificios moverme a misericordia para con esas almas".

 

La intención de hacer esta reparación al Inmaculado Corazón de María puede ponerse al principio.

 

Carta de la Hermana Lucía explicando esta devoción

(1 Noviembre de 1927 a Doña María Miranda, su Madrina)

 

"Yo no se si tu ya sabes acerca de la devoción reparatoria de los cinco primeros Sábados al Inmaculado Corazón de María. Como todavía esta reciente, me gustaría inspirarte a practicarla, porque es pedida por Nuestra querida Madre Celestial y Jesús ha manifestado un deseo de que sea practicada. También me parece que serias muy afortunada querida madrina, no solo de saberla y de darle a Jesús la consolación de practicarla, pero también de hacerla conocida y abrazada por muchas otras personas.

 

Consiste de esto: Durante cinco meses en los Primeros Sábados, recibir a Jesús en la Sagrada Comunión, recitar un Rosario, mantener quince minutos de compañía a la Virgen mientras se meditan los misterios del Rosario, y hacer una confesión. La confesión se puede hacer unos pocos días antes, y si en esta confesión previa tu haz olvidado la intención (requerida), la siguiente intención se puede ofrecer, siempre y cuando en el Primer Sábado uno reciba la Sagrada Comunión en estado de Gracia, con la intención de hacer reparación por las ofensas en contra de la Santísima Virgen y las cuales afligen Su Inmaculado Corazón.

Me parece, querida Madrina, que somos afortunados de poder darle a nuestra querida Madre Celestial esta prueba de amor, porque nosotros sabemos que Ella desea que se le ofrezca esto.

En cuanto a mi, Yo reconozco que nunca estoy tan contenta como cuando llega el Primer Sábado. No es verdad que nuestra mas grande felicidad es pertenecerle completamente a Jesús y a María, y amarles a ellos y a ellos solamente, sin reserva?

Nosotros vemos esto claramente en las vidas de los santos... Ellos estaban contentos porque ellos amaban, y nosotros, mi querida madrina, nosotros tenemos que buscar amar como ellos lo hicieron, no solamente para disfrutar a Jesús, lo cual es lo menos importante "porque si no lo disfrutamos aquí abajo, nosotros lo disfrutaremos al arriba" pero para darles a Jesús y María la consolación de ser amados... y que a cambio de este amor ellos podrían salvar muchas almas."

 

Acto de Consagración al Inmaculado Corazón de María

" Oh, Virgen mía, Oh, Madre mía,
yo me ofrezco enteramente a tu Inmaculado Corazón
y te consagro mi cuerpo y mi alma,
mis pensamientos y mis acciones.

Quiero ser como tú quieres que sea,
hacer lo que tu quieres que haga.
No temo, pues siempre estas conmigo.
Ayúdame a amar a tu hijo Jesús,
con todo mi corazón y sobre todas las cosas.

Pon mi mano en la tuya para que este siempre contigo."

 

Aclaración respecto al título de este mensaje:

 

Muchos Santos, cuentan cómo pecadores empedernidos han sido salvados en la hora de su muerte por haber realizado ésta u otras devociones años atrás.

 

El título no es el problema, sino la incredulidad y desconfianza en la promesa de la Virgen.

 

Si bien es cierto que existe la libertad humana de rechazar a Dios hasta el momento final, imposible rechazarlo cuando se aparece la Virgen EN PERSONA y FRENTE A NUESTROS OJOS, alejando al maligno en sus últimos ataques, y llenándonos de paz y confianza en la Divina Misericordia.

 

Esto no es un cheque en blanco para pecar porque, después de la Misericordia, a la que sólo se accede en vida terrena, se aplica la Justicia: deberemos pagar hasta el último pecado sin reparar, en el Purgatorio, donde se sufre más que cualquier tormento en la tierra, y también deberemos rendir cuenta de todas las buenas obras que pudimos hacer y no hicimos por nuestro egoísmo, y de las almas que se hubieran perdido por las gracias desaprovechadas por nuestra tibieza, al no tratar de ser perfectos como nos pide Jesús.

 

Dios y los que están en nuestra libreta de direcciones, nos pedirán cuenta de no haber reenviado este mensaje de salvación.

 

 

Por favor, reenvíalo,

en reparación de las heridas,

que cada pecado causa en los Traspasados Corazones de Jesús y María:

 

¡ Jesús, la Virgen,

y miles de almas, que se salvarán gracias a Ud. y este mensaje,

se lo agradecerán

en la tierra y en el Cielo !

 

 

 

¡ Ave María puríssima !

 

Gracias por tu apoyo. Recemos unos por otros.

 

Unidos en el Corazón de la Sagrada Familia,

 

El equipo de voluntarios de IESVS.org

viernes, 1 de noviembre de 2019

[ † ] Artículo de interés para Noviembre, mes de los difuntos. ERRATA: hoy no es fiesta de precepto en algunos países como Argentina.

Indulgencias: si no son tu prioridad, lo serán cuando hayas muerto

 

Resumen:

Muchas personas se han puesto el objetivo de hacer al menos una obra de Misericordia diaria. Una de las obras espirituales es rezar por los difuntos. No hay nada mejor que podamos hacer por un difunto que ganar una indulgencia plenaria diaria: liberarlas del ardor del Purgatorio, un sufrimiento más atroz que la peor tortura que puedas imaginar en la tierra. Dice Santo Tomás que una de las mayores obras de misericordia es rezar por los difuntos, aún más prioritario que rezar por los vivos: aquellos no pueden valerse por sí mismos, en cambio los vivos, sí. Desde el Cielo, ellas rezarán por tu salvación y tus intenciones.

No debemos cesar de ofrecer sufragios por los difuntos: nunca sabremos cuándo salen. Dios tendrá en cuenta nuestra intención pero la aplicará a quien más la necesite en justicia (tal vez sea más justo que la reciba alguien que hace más tiempo que arde allí, por ejemplo, algún tatarabuelo que no conoces, a quien debes tu vida, porque sin él no existirías).

 

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, III La purificación final o Purgatorio:

1032- Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: "Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado" (2 M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos:

Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su Padre (cf. Jb 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos (San Juan Crisóstomo, hom. in 1 Cor 41, 5).

 

Comentario:

 

Es dogma de fe que las almas al morir, van o al infierno eterno, o al purgatorio o al Cielo. En el purgatorio las almas predestinadas al Cielo se queman vivas en el fuego espiritual de la justicia, que las purifica, pero que es más doloroso que la peor de las torturas imaginables en la tierra, y a diferencia de nosotros en la tierra, éstas no se pueden ayudar a sí mismas.

 

Favor de leer el libro de María Simma "Sáquennos de aquí":

http://www.reinadelcielo.org/estructura.asp?intSec=2&intId=23

(advertencia, el sitio promueve falsos videntes como Valtorta, mezclados con verdaderos)

 

Por lo poco que se reza por las almas del purgatorio, parecería que muchos piensan que todos sus antepasados, parientes, amigos y conocidos difuntos fueron instantáneamente al Cielo, que son santos. Nada más lejos de la realidad: lo sabemos por los testimonios de tantos Santos que sí visitaron el Purgatorio y han visto que muchas almas permanecerán allí hasta el fin de los tiempos, debido a sus muchos pecados y las pocas oraciones.

 

El problema de fondo es que se ha perdido la noción de pecado y de la necesidad de repararlo (con la aplicación voluntaria de los méritos de Cristo) para cumplir con la Justicia Divina. La mayoría no se da cuenta que basta un deseo o un pensamiento que se aleje de la Divina Voluntad para pecar, que como decía Santa Teresa, quien no reza no necesita del demonio para ir al infierno. Somos pecadores y por eso necesitamos pedir perdón a Dios muchas veces cada día y reparar con actos de amor y desagravio.

 

Santo Tomás explica que es más prioritario rezar por las almas del purgatorio que por los vivos, porque los vivos se pueden socorrer a sí mismos, mientras que ellas nada pueden hacer y sufren más que nadie en el mundo. Lograr una indulgencia plenaria diaria y aprovechar las indulgencias parciales de ciertas oraciones, es una gran obra de misericordia que además nos ayudará a crecer mucho en santidad porque:

a) las obras indulgenciables son buenas para el alma y

b) las almas liberadas rezarán por nosotros las 24 horas del día, cara a Dios.

 

Sabiendo esto, si no te propones ganar una indulgencia plenaria diaria por día para sacarlas de allí, no tienes misericordia.

 

Algunos dicen: no tenemos por qué rezar por los difuntos total ellos "se la buscaron" por sus propios pecados.

 

Si entendemos lo que es quemarse con fuego durante 1 minuto y somos capaces de imaginarnos el dolor de las benditas ánimas de estar inmersos totalmente en el "ardor" "horrible" del "fuego de la Justicia Divina" (citando a Santa Faustina), no ganar una indulgencia, pudiéndolo hacer, es un pecado venial.

 

Santiago 4

17 Aquel que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado.

 

Mateo 18

32 Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: "Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste.

33 ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?"

 

Parábola del administrador injusto (que se refiere a las indulgencias)

Lucas 16

11 Si, pues, no fuisteis fieles en el Dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero?

 

¿Acaso piensas que obtendrás misericordia sin ser misericordiosa con las benditas ánimas del Purgatorio?

 

Mt 5, 7 "bienaventurados los misericordiosos porque obtendrán misericordia."

 

Si el alma no practica la misericordia, no conseguirá Mi misericordia el día del juicio (Diario de Santa Faustina, 1317).

 

Ay de los inmisericordes porque lamentarán haber endurecido el corazón. Al morir verás todas las almas que podrías haber sacado y todas las gracias que hubieras obtenido por su permanente intercesión agradecida cara a Dios.

 

Rezar por los fieles difuntos es una de las obras de misericordia espirituales más fáciles de hacer. Además de ser recomendado en el Catecismo, y pedido por los Papas, Jesús lo pide expresamente en el Diario de Santa Faustina (que se puede descargar gratis de la biblioteca de www.divina-misericordia.org).

 

Al ganar una indulgencia plenaria se está matando cinco pájaros de un tiro:

1.      Se hace una obra que es buena para nuestra alma (por ejemplo, media hora de meditación bíblica)

2.      Se hace una obra de misericordia por un alma del Purgatorio.

3.      Se cumple con los deseos del Papa

4.      Se consigue un alma amiga que, libre del fuego del purgatorio, rezará por nosotros y por la Iglesia las 24 horas del día, con lo cual también:

5.      Se "acelera" la Segunda Venida de Cristo para instaurar su Reino de Paz y felicidad plena (se acelera según nuestra percepción en el siglo pero ya está prevista nuestra buena acción desde antes de la creación).

 

Al pecar es como si clavásemos un cuchillo en nuestro corazón (y dentro ensartamos también a Jesús y a María). Al confesarnos nos quitamos los cuchillos y alfileres que confesamos, uno por uno, pero la herida se va sanando/reparando con:

  • Cumplir la penitencia de la confesión (algunos buenos Sacerdotes también ofrecen oraciones y mortificaciones en reparación por los pecados de sus confesandos).
  • El sufrimiento, no sólo las cruces de cada día sino también la mortificación buscada a propósito
  • Las buenas obras: Misas, oraciones, obras de misericordia espirituales y corporales, todo lo ofrecido para gloria de Dios (el trabajo, el deporte, el descanso, el sueño, todo puede ser ofrecido y convirtiendo el barro en oro, el ciento por uno en oro por los méritos de Jesucristo)
  • Para lo que no terminamos de pagar en vida, por misericordia de Dios (sino no podríamos entrar a las bodas del Cordero sin el vestido impecable) lo podemos pagar después con los sufrimientos terribles del purgatorio (un fuego espiritual que realmente quema y supera todo suplicio imaginable en la tierra).

 

Una indulgencia plenaria borra todas nuestras deudas: ¡nos ahorra muchísimo sufrimiento que pagaremos tarde o temprano!

Se puede ganar para uno mismo o para un difunto. Ganarla para uno mismo exige tener total aborrecimiento a todo pecado, incluso venial. Pero si se aplica a un difunto, esto no es necesario.

La indulgencia se puede ofrecer "por un alma del purgatorio si es que no voy a ganar otra para mi antes de morir".

 

Rezar por las almas del purgatorio es una obra de misericordia fácil de hacer cada día. Las indulgencias parciales (como las de las oraciones al final del Catecismo, por ejemplo "Alma de Cristo", "Miradme oh mi amado y buen Jesús" mirando un crucifijo) son como un balde de agua fresca. La plenaria, como sacarlas directamente de allí. Dicha alma, al salir del "horno", rezará agradecidísima, por nuestras intenciones particulares y por la Iglesia, cara a Dios.

 

El poder de impetración de un alma bendita en la corte celestial puede ser superior a tener todo un convento de monjas rezando por uno, porque no hay nada más unido a Dios que los que ya están en el Cielo y porque ellas rezarán las 24 horas del día, los 365 días del año no sólo hasta que nos muramos sino hasta el fin de los tiempos (más de 400 años!).

 

No te canses de sacar almas. Sabemos por revelación privada que todas las indulgencias plenarias ofrecidas no alcanzarán: hay almas predestinadas a quedarse en el purgatorio hasta el fin de los tiempos.

 

Por otra parte debemos gratitud a todos nuestros antepasados: sin ellos, y su apertura y apoyo generoso a la vida, no existiríamos. Imagina, si hace 500 años un antepasado nuestro se hubiera cerrado a la vida, tal vez millones no existiríamos. Recemos por nuestros antepasados. Ellos también querrán que esas oraciones bajen hacia su descendencia (nuestros primos y parientes).

 

Uno puede pedir por un alma en particular pero Dios decide a quien aplicarla (en parte, porque merecen salir antes quienes han sido más devotos de Santísimo Sacramento y de María, o quienes, como tú, rezaron mucho por las benditas animas cuando estaban en la tierra). Tarde o temprano, Dios no la aplicará por quien pidamos. Hay que perseverar. Si esa persona por quien rezamos ya salió, seguramente Dios la aplicará a otro pariente o conocido que más la necesita, por las manos de quien rezamos.

 

Un Santo decía que imaginaba el purgatorio como una fila: cuando sacamos un alma, todas las de atrás dan un paso adelante hacia el mayor "frescor" de la salida.

 

Es un grave error que los católicos digamos de un difunto que vivió en gracia: "ya sabemos dónde está" (por suponer que se fue instantáneamente al Cielo). Por varias revelaciones sabemos que la inmensa mayoría va al purgatorio porque casi siempre hay pecados veniales que reparar. Es rarísimo que el día de su muerte, una persona cumpla con alguna de estas alternativas:

  • Hacer un acto de contricción perfecto con propósito de enmienda y de confesarse lo antes posible
  • Lograr una indulgencia plenaria
  • Recibir el viático (unción de los enfermos)
  • Tener impuesto el escapulario el sábado (se va al Cielo el siguiente sábado)

 

Eso sucede muchas veces porque no comprendemos qué es el pecado, porque estamos tan metidos en el barro que no vemos el patrón de pureza con el cual debemos compararnos. En especial, pocos comprenden el pecado de omisión (ver el bien que puedo hacer o la perfección que puedo alcanzar y no luchar por lograrla). Hasta el santo más santo se confesaba. Hasta el Papa Juan Pablo II y Benedicto XVI se confesaban una vez por semana, al igual que muchos Santos. Lo que pasa es que cuando sacamos de la casa los animales muertos, comenzamos a ver el polvo que se acumula todos los días por la naturaleza caída.

 

Volviendo al tema de la indulgencia plenaria, a continuación, ejemplos de obras con indulgencia plenaria (si se completan las condiciones habituales abajo detalladas):

·         Media hora de adoración al Santísimo (expuesto o en el tabernáculo)

·         Rosario frente al Santísimo

·         Rezar el Rosario en familia (o comunidad religiosa), en voz alta y sin interrupción (5 décadas)

·         Media hora de oración con la Biblia (lectio divina)

·         Rezar el Via Crucis donde esté legalmente erigido/bendecido, las cruces deben ser de madera

·         O besar (arrepentido con propósito de enmienda y de confesarse cuanto antes) un crucifijo cerca de la muerte

 

Condiciones habituales a cumplir:

1.      Estar en gracia al momento de realizarla (no estar en pecado grave).

2.      Deseo genuino de conversión (desear la perfección en la caridad con odio al pecado más pequeño).

3.      Rezar por las intenciones del Papa (al menos un Padrenuestro y un Avemaría), aún con Sede Vacante.

4.      Comulgar (una comunión por obra, dentro de los 7 días anteriores o posteriores, no se puede ganar más de una indulgencia plenaria por día).

5.      Confesarse dentro del período de 7 días anteriores o posteriores. Una confesión cubre esos 15 días, con lo cual basta confesarse cada dos semanas (aunque es mejor hacerlo semanalmente para que no se demore la salida de las almas en hasta 1 semana, y para no tener que pagar en el Purgatorio hasta 7 días de pecados propios!)

 

En un año puedes liberar 365 almas del purgatorio. En 10 años tendrás 3650 almas rezando incesantemente por ti y por la Iglesia. Una monja o un sacerdote podrá rezar por ti algún tiempo pero difícil que lo haga las 24 horas del día los 365 días del año. Imagina las bendiciones. Muchos Santos comentan la inmensa ayuda que recibieron de las almas que sacaron del purgatorio, no sólo en su propio crecimiento espiritual sino también en ayuda material.

 

Hay que dar el ejemplo y educar a nuestros hijos y parientes sobre la importancia de rezar por los difuntos: ayudará a que recen por ti al morir. Dios en su Justicia perfecta seguramente hará que recen por ti al menos tanto como tú has rezado por otros. Quien raza por los difuntos, tiene garantizado que rezarán por él cuando muera. Lo mismo quien enseñe a otros a hacerlo (por eso, comienza por reenviar este correo). No es poca cosa. Salvo que llevemos puesto el escapulario y muramos en sábado, aún ganando una indulgencia plenaria el día anterior aplicada para nosotros mismos, todos podemos terminar en el Purgatorio por haber pecado ese día sin contricción perfecta y daríamos cualquier cosa para no estar por allí ni un segundo más, pero ya será tarde.

 

Nuestra Señora de la Misericordia, que es también Nuestra Señora de la Merced y Nuestra Señora del Purgatorio, auxilio de las almas en pena, ¡ruega por ellas y por nosotros también!