JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 21-28
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se hallaba Jesús en Cafarnaún y el sábado fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar:
"¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios".
Jesús le ordenó:
"¡Cállate y sal de él!"
El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban:
"¿Qué es ésto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen".
Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
mar 1a. Ordinario año Par
Antífona de Entrada
Sálvanos, Señor Dios nuestro; reúnenos de entre los pueblos: daremos gracias a tu santo nombre y alabarte será nuestra gloria.
Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra, escucha paternalmente la oración de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida se fundamenten en tu paz.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
El Señor se acordó de Ana y de su oración
Lectura del primer libro de Samuel 1, 9-20
En aquel tiempo, después de tomar la comida ritual en Siló, Ana se levantó y se puso a orar ante el Señor. Llena de amargura y con muchas lágrimas, hizo esta promesa:
"Señor de los ejércitos, mira la aflicción de tu sierva y acuérdate de mí. Si me das un hijo varón, yo te lo consagraré por todos los días de su vida, y en señal de ello la navaja no tocará su cabeza".
Mientras tanto, el sacerdote Elí estaba sentado a la puerta del santuario. Ana prolongaba su oración y Elí la miraba mover los labios, pero no oía su voz. Pensando que estaba ebria, le dijo:
"Has bebido mucho. Sal de la presencia del Señor hasta que se te pase".
Pero Ana le respondió:
"No es así señor; soy una mujer atribulada; no he bebido vino ni bebidas embriagantes, estaba desahogando mi alma ante el Señor. No pienses que tu sierva es una mujer desvergonzada, pues he estado hablando movida por mi dolor y por mi pena".
Entonces le dijo Elí:
"Vete en paz y que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido".
Ella le contestó:
"Ojalá se cumpla lo que me dices".
La mujer salió del templo, fue a donde estaba su marido y comió y bebió con él; su rostro no era ya el mismo de antes.
A la mañana siguiente se levantaron temprano y, después de adorar al Señor regresaron a su casa en Ramá. Elcaná tuvo relaciones conyugales con su esposa Ana y el Señor se acordó de ella y de su oración. Ana concibió, dio a luz un hijo y le puso por nombre Samuel, diciendo:
"Al Señor se lo pedí".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
1 Samuel 2
Mi corazón se alegra en Dios, mi salvador.
Mi corazón se alegra en el Señor, en Dios me siento yo fuerte y seguro. Ya puedo responder a mis contrarios, pues eres tú, Señor, el que me ayuda.
Mi corazón se alegra en Dios, mi salvador.
El arco de los fuertes se ha quebrado, los débiles se ven de fuerza llenos. Se ponen a servir por un mendrugo los antes satisfechos; y sin tener que trabajar, pueden saciar su hambre los hambrientos. Siete veces da a luz la que era estéril y la fecunda ya dejó de serlo.
Mi corazón se alegra en Dios, mi salvador.
Da el Señor muerte y vida, deja morir y salva de la tumba; él es quien empobrece y enriquece, quien abate y encumbra.
Mi corazón se alegra en Dios, mi salvador.
El levanta del polvo al humillado, al oprimido saca de su oprobio, para hacerlo sentar entre los príncipes en un trono glorioso.
Mi corazón se alegra en Dios, mi salvador.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Reciban la palabra de Dios, no como palabra humana, sino como palabra divina, tal como es en realidad.
Aleluya.
Evangelio
No enseñaba como los escribas, sino como quien tiene autoridad
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 21-28
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se hallaba Jesús en Cafarnaún y el sábado fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar:
"¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios".
Jesús le ordenó:
"¡Cállate y sal de él!"
El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban:
"¿Qué es ésto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen".
Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Presentamos, Señor, estas ofrendas en tu altar como signo de nuestra servidumbre; concédenos que, al ser aceptadas por ti, se conviertan para tu pueblo en sacramento de vida y redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La salvación por Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, que por amor creaste al hombre, y, aunque condenado justamente, lo redimiste por tu misericordia, por Cristo, Señor nuestro.
Por él,
los ángeles y arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:
Antífona de la Comunión
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia, Señor; que no me avergüence de haberte invocado.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Reanimados por estos dones de nuestra salvación, te suplicamos, Señor, que el pan de vida eterna nos haga crecer continuamente en la fe verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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Dia 14/01 San Fulgencio (obispo, blanco)
Antífona de Entrada
El Señor hizo con él una alianza de paz, lo puso al frente de su pueblo y lo constituyó sacerdote para siempre.
Oración Colecta
Oremos:
Concédenos, Padre todopoderoso, venerar dignamente la memoria de tu santo obispo san Fulgencio, y sentir que él, que tanto ayudó a sus fieles con la palabra y el ejemplo, también nos ayude a nosotros con su constante intercesión.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Levántate y úngelo, porque éste es
Lectura del primer libro de Samuel 16, 1b. 6-13a.
En aquellos días dijo el Señor a Samuel:
"Llena tu cuerno de aceite y vete. Voy a enviarte a Jesé, de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí".
Cuando se presentó vio a Eliab y se dijo:
"Sin duda está ante el Señor su ungido".
Pero el Señor dijo a Samuel:
"No mires su apariencia ni su gran estatura, pues yo le he descartado. La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero el Señor mira el corazón".
Jesé llamó a Abinadab y lo hizo pasar ante Samuel; y Samuel dijo:
"Tampoco a éste lo ha elegido el Señor".
Jesé hizo pasar a Sama; y Samuel dijo:
"Tampoco a éste lo ha elegido el Señor".
Hizo pasar Jesé a sus siete hijos ante Samuel, pero Samuel dijo:
"A ninguno de éstos ha elegido el Señor".
Preguntó, pues, Samuel a Jesé:
"¿No quedan ya más muchachos?"
El respondió:
"Todavía falta el más pequeño, que está guardando el rebaño".
Dijo entonces Samuel a Jesé:
"Manda que lo traigan, porque no comeremos hasta que haya venido".
Mandó, pues, que lo trajeran; era rubio, de bellos ojos y hermosa presencia.
Dijo el Señor:
"Levántate y úngelo, porque éste es".
Tomó Samuel el cuerno de aceite y ungió en medio de sus hermanos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 88
Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades. Porque dije: "Tu misericordia es un edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad".
Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David mi siervo: "Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades".
Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
Encontré a David mi siervo y lo he ungido con óleo sagrado, para que mi mano esté siempre con él y mi brazo lo haga valeroso.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
El Señor me ha enviado a dar la buena noticia, a proclamar la liberación a los cautivos.
Aleluya.
Evangelio
El primero entre ustedes será su servidor
Ý Lectura del santo Evangelio según San Mateo 23, 8-12
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Ustedes no se dejen llamar maestro, porque uno solo es su maestro y todos ustedes son hermanos. Y no llamen padre suyo a nadie en la tierra, porque uno solo es su padre, el del cielo. No se dejen llamar jefes, porque uno solo es su Señor, Cristo. El primero entre ustedes será su servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús
Oración sobre las Ofrendas
Que el sacrificio que quita los pecados del mundo y que hoy vamos a ofrecerte en la fiesta de san Fulgencio, nos aproveche, Señor, para salvarnos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Los santos pastores siguen presentes en la Iglesia
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de san Fulgencio, para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión.
Por eso,
con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza, diciendo sin cesar:
Antífona de la Comunión
Señor, tú lo conoces todo; tú sabes que te amo.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, que la fuerza de este sacramento produzca en nosotros su fruto, y nos obtenga hoy que celebramos a san Fulgencio, tu ayuda en esta vida y el gozo eterno en el cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
1ª Semana. Martes
HIJOS DE DIOS
— El sentido de la filiación divina define nuestro día.
— Algunas consecuencias: fraternidad, actitud ante las dificultades, confianza en la oración...
— Coherederos con Cristo. La alegría, un anticipo de la gloria que no debemos perder a causa de las contrariedades.
I. «Yo he sido por Él constituido Rey sobre Sión, su monte santo, para predicar su Ley. A mí me ha dicho el Señor: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy (Sal 2, 6-7). La misericordia de Dios Padre nos ha dado como Rey a su Hijo (...). Tú eres mi hijo: se dirige a Cristo y se dirige a ti y a mí, si nos decidimos a ser alter Christus, ipse Christus»1; y eso es lo que pretendemos, a pesar de nuestras flaquezas: imitar a Cristo, identificarnos con Él, ser buenos hijos de Dios en medio de nuestro trabajo y de los quehaceres normales de todos los días.
El pasado domingo contemplábamos a Jesús que acude a Juan, como uno más, para ser bautizado en el Jordán. El Espíritu Santo se posó sobre Él y se dejó oír la voz del Padre: Tú eres mi Hijo muy amado2. Jesucristo es, desde la eternidad, el Hijo Único de Dios, el Amado: nacido del Padre antes de todos los siglos (...), engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho, confesamos en el Credo de la Misa. En Él y por Él –Dios y Hombre verdadero– hemos sido hechos hijos de Dios y herederos del Cielo.
A lo largo del Nuevo Testamento, la filiación divina ocupa un lugar central en la predicación de la buena nueva cristiana, como realidad bien expresiva del amor de Dios por los hombres: Ved qué amor nos ha mostrado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios y lo seamos3. El mismo Jesucristo mostró constantemente esta verdad a sus discípulos: de modo directo, enseñándoles a dirigirse a Dios como al Padre4; señalándoles la santidad como imitación filial5; y también a través de numerosas parábolas en las que Dios es representado por la figura del padre. Es particularmente entrañable la figura de nuestro Padre Dios en la parábola del hijo pródigo.
Por su infinita Bondad, Dios ha creado y elevado al orden sobrenatural al hombre para que, con la gracia santificante, pudiera penetrar en la intimidad de la Beatísima Trinidad, en la Vida del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, sin destruir, sin forzar su propia naturaleza de criaturas: mediante este don inefable de la filiación divina6. Nos constituye en hijos suyos: no es nuestra filiación un simple título, sino una elevación real, una transformación efectiva de nuestro ser más íntimo. Por eso, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer (...), a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y, puesto que sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama Abbá, Padre! De manera que ya no eres siervo sino hijo; y como eres hijo, también heredero por gracia de Dios7.
El Señor nos ha ganado el Don más precioso: el Espíritu Santo, que nos hace exclamarAbbá, Padre!, que nos identifica con Cristo y nos hace hijos de Dios. «Nos dice: tú eres mi hijo. No un extraño, no un siervo benévolamente tratado, no un amigo, que ya sería mucho. ¡Hijo! Nos concede vía libre para que vivamos con Él la piedad del hijo y, me atrevería a afirmar, también la desvergüenza del hijo de un Padre, que es incapaz de negarle nada»8.
A mí me ha dicho el Señor: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy. Estas palabras delSalmo II, que se refieren principalmente a Cristo, se dirigen también a cada uno de nosotros y definen todo nuestro día y la vida entera, si estamos decididos –con debilidades, con flaquezas– a seguir a Jesús, a procurar imitarle, a identificarnos con Él, en nuestras peculiares circunstancias. Profundizar en las consecuencias de la filiación divina será, a temporadas, objeto de una especial atención en nuestra lucha ascética, e incluso del examen particular.
II. Cuando vivimos como buenos hijos de Dios, consideramos los acontecimientos –también los pequeños sucesos de un día corriente– a la luz de la fe, y nos habituamos a pensar y actuar según el querer de Cristo9. En primer lugar, trataremos de ver hermanos en las personas con quienes nos relacionamos, pues todos somos hijos de un mismo Padre. El aprecio y el respeto a los hombres generará en nosotros el mismo deseo que existe en el Corazón de Cristo: el de su santificación. El amor fraterno nos moverá ante todo a que esas personas estén cada vez más cerca de Cristo y sean cada vez más plenamente hijos de nuestro Padre Dios. Será el nuestro el mismo afán apostólico de Cristo por todos: el celo por la gloria del Padre y por la salvación de la humanidad10. Las manifestaciones de esta fraternidad enraizada en la filiación divina pueden ser innumerables a lo largo de una jornada nuestra: oración, pequeñas ayudas materiales, comprensión ante los defectos.
La filiación divina no es un aspecto más de nuestra vida: define nuestro propio ser sobrenatural y nos señala la manera de situarnos ante cada acontecimiento; no es una virtud particular, que tenga sus propios actos, sino la condición permanente de nuestro ser, y empapa todas las virtudes11. Somos, ante todo y sobre todo, hijos de Dios, en cada circunstancia y en todas las situaciones, y esta convicción firmísima llena nuestro vivir y nuestro actuar: «no podemos ser hijos de Dios solo a ratos, aunque haya algunos momentos especialmente dedicados a considerarlo, a penetrarnos de ese sentido de nuestra filiación divina, que es la médula de la piedad»12.
Si consideramos con frecuencia esta verdad –soy hijo de Dios–, si profundizamos en su significado, nuestro día se llenará de paz, de serenidad y de alegría. Nos apoyaremos resueltamente en nuestro Padre Dios, del que todo depende, en las dificultades y en las contradicciones, si alguna vez se hace todo cuesta arriba13. Volveremos con más facilidad a la Casa paterna, como el hijo pródigo, cuando nos hayamos alejado con nuestras faltas y pecados; no perderemos de vista que siempre nos espera nuestro Padre para darnos un abrazo, para devolvernos la dignidad de hijos si la hubiéramos perdido, y para llenarnos de bienes en una fiesta espléndida, aunque nos hayamos portado mal, una y mil veces. La oración –como en este rato que dedicamos exclusivamente a Dios– será de veras la conversación de un hijo con su padre, que sabe que le entiende bien, que le escucha, que está atento como nadie jamás lo ha estado nunca. Un hablar con Dios confiado, que nos mueve con frecuencia a la oración de petición porque somos hijos necesitados; una conversación con Dios que tiene por tema nuestra vida: «todo lo que palpita en nuestra cabeza y en nuestro corazón: alegrías, tristezas, esperanzas, sinsabores, éxitos, fracasos, y hasta los detalles más pequeños de nuestra jornada. Porque habremos comprobado que todo lo nuestro interesa a nuestro Padre Celestial»14.
III. El hijo es también heredero, tiene como un cierto «derecho» a los bienes del padre; somosherederos de Dios, coherederos con Cristo15. El Salmo II, con el que comenzamos este rato de oración, salmo de la realeza de Cristo y de la filiación divina, continúa con estas palabras:Pídeme y te daré las naciones en herencia y extenderé tus dominios hasta los confines de la tierra16.
El anticipo de la herencia prometida lo recibimos ya en esta vida: es el gaudium cum pace, la alegría profunda de sabernos hijos de Dios, que no se apoya en los propios méritos, ni en la salud o en el éxito, ni consiste tampoco en la ausencia de dificultades, sino que nace de la unión con Dios; se fundamenta en la consideración de que Él nos quiere, nos acoge y perdona siempre... y nos tiene preparado un Cielo junto a Él, por toda la eternidad. Perdemos esta alegría cuando dejamos a un lado el sentido de nuestra filiación divina, y no vemos la Voluntad de Dios, sabia y amorosa siempre, en las dificultades y contradicciones que cada jornada nos trae.
No quiere nuestro Padre que perdamos esa alegría de hondos cimientos: Él quiere vernos siempre contentos, como los padres de la tierra desean ver siempre a sus hijos.
Además, con esa actitud serena y gozosa ante la vida –el gaudium cum pace17–, en la que no faltarán contradicciones, el cristiano hace mucho bien a su alrededor. La alegría verdadera es un formidable medio de apostolado. «El cristiano es un sembrador de alegría; y por esto realiza grandes cosas. La alegría es uno de los más irresistibles poderes que hay en el mundo: calma, desarma, conquista, arrastra. El alma alegre es un apóstol: atrae a los hombres hacia Dios, manifestándoles lo que en ella produce la presencia de Dios. Por esto el Espíritu Santo nos da este consejo: nunca os aflijáis, porque la alegría en Dios es vuestra fuerza (Neh8, 10)»18.
1 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 185. — 2 Cfr. Mc 1, 9-12. — 3 1 Jn 3, 1. — 4 Cfr. Mt 6, 9. — 5 Cfr.Mt 5, 48. — 6 Cfr. F. Ocáriz, El sentido de la filiación divina, EUNSA, 2ª ed., Pamplona 1985, pp. 173 ss. — 7 Gal4, 5-7. — 8 San Josemaría Escrivá, o. c., 185. — 9 Cfr. M. Eguíbar, ¿Por qué se amotinan las gentes?, Rialp, 3ª ed., Madrid 1972, pp., 146 ss. — 10 Cfr. B. Perquin, Abba, Padre, Rialp, Madrid 1986, p. 331. — 11 Cfr. F. Ocáriz, o. c., p. 193. — 12 Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer, Rialp, 14ª ed., Madrid 1985, n. 102. — 13 Cfr. J. Lucas, Nosotros, hijos de Dios, Rialp, 3ª ed., Madrid 1973, pp. 103 ss. — 14 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, Rialp, 2ª ed., Madrid 1977, 245. — 15 Rom 8, 17. — 16 Sal 2, 8. — 17 Misal Romano, Preparación para la Misa: Formula intentionis. — 18 M. V. Bernadot, De la Eucaristía a la Trinidad, Palabra, Madrid 1983, p. 96.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Felix de Nola
Señor Dios, Rey Omnipotente: tú que le permitiste a tu mártir
San Félix conseguir favores tan maravillosos para sí y
para sus devotos, haz que nuestra fe sea también
tan grande que consigamos maravillosas intervenciones tuyas
en favor nuestro y en favor de los que necesitan
la ayuda de nuestra oración. Amen.
Nola es una pequeña y antiquísima ciudad, situada a unos 20 kilómetros de Nápoles. Allí vio la luz san Félix, cuyo nombre significa "feliz", en el siglo III. Su padre Hermias era sirio, de profesión militar. Nuestro santo, en cambio, prefirió ser soldado de Cristo.
Poco sabemos de su infancia y juventud. Padeció las terribles persecuciones desatadas por Decio y por Valeriano. Por estas circunstancias carecemos de actas que hubieran podido proporcionar noticias precisas. Los rasgos más exactos que conocemos a través de san Paulino, poeta y obispo de Nola, quien escribió su biografía a fines del siglo IV y lo tuvo como santo protector. También escribieron sobre él Beda, san Agustín y Gregorio Turonense. El papa san Dámaso le dedicó un poema.
Para destruir la Iglesia, el emperador Decio ordenó prender y procesar principalmente a los obispos, presbíteros y diáconos. Gobernaba entonces la grey de Nola el obispo Máximo, cargado de años, quien se refugió en las montañas de los Apeninos. Félix, que era presbítero, se quedó en la ciudad para vigilar y proteger a los fieles.
No duró mucho tiempo la seguridad de Félix, pues Nola era una pequeña ciudad donde todos se conocían y él no disimuló su condición de cristiano. Arrestado y conducido a la cárcel, lo ataron con cadenas, y así permaneció durante meses. Por su parte, en las montañas, el obispo Máximo padecía hambre, frío, tristeza y dolor.
Félix fue un ejemplo de devoción al obispo. Socorrió a Máximo corriendo gravísimos riesgos y compartió con él la dura experiencia de la persecución.
Habiendo escapado de la furia desatada por Decio, Félix se vio nuevamente amenazado, junto con toda su comunidad, por las disposiciones que contra los cristianos dictó el emperador Valeriano, entre los años 256 y 257.
Al morir Máximo quisieron forzar a Félix a ocupar la silla episcopal, pero él rehusó tal dignidad, prefiriendo continuar como presbítero su misión evangelizadora. Murió el 14 de enero, se cree que del año 260. Fue enterrado en Nola y su sepulcro se convirtió en lugar de peregrinación. En Roma le fue consagrada una basílica.
Los campesinos de su tierra invocan a san Félix de Nola como protector de los ganados. San Gregorio de Tours ha escrito sobre los numerosos milagros operados junto a su tumba.
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Nino (Nina, Cristiana) de Georgia, Santa Virgen, Enero 14
Martirologio Romano: En la región de los iberos, al otro lado del Ponto Euxinio (actual Georgia, junto al mar Negro), santa Nino, que siendo cristiana fue llevada a aquel país, donde, por su vida santa, suscitó la reverencia y admiración de todos, hasta el punto de que la misma reina, a quien curó uno de sus hijos con sus oraciones, el rey y todo el pueblo abrazaron la fe cristiana (s. IV). |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Dacio de Milán, Santo Obispo, Enero 14
Obispo Martirologio Romano: En Milán, en la región de Liguria (hoy Italia), sepultura de san Dacio, obispo, que en la controversia de los "Tres Capítulos" defendió la sentencia del papa Vigil, al cual acompañó a Constantinopla, donde murió (552). |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Odón de Novara, Beato Monje Cartujo, Enero 14
Monje y Presbítero Martirologio Romano: En Tagliacozzio, en el Abruzo (hoy Italia), beato Odón de Novara, presbítero de la Orden de los Cartujos (c. 1200). |
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Fuente: Redentoristas.org
Pedro Donders, Beato Presbítero Redentorista, Enero 14
Presbítero Redentorista Martirologio Romano: En Batavia, lugar de Suriname (Guayana Holandesa), beato Pedro Donders, presbítero de la Congregación del Santísimo Redentor, que se entregó con caridad desbordante a atender tanto los cuerpos como las almas de los leprosos (1887). |
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Fuente: OremosJuntos.com
Potito, Santo Mártir Adolescente, Enero 14
Mártir Martirologio Romano: Conmemoración de san Potito, mártir, que, después de ser atormentado en la ciudad de Sárdica, en la antigua provincia romana de Dacia (hoy Rumanía), alcanzó finalmente el martirio al ser ejecutado por la espada (s. inc.) |
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Fulgencio de Écija, Santo Obispo, Enero 14
Obispo Martirologio Romano: En la ciudad de Écija, en la provincia romana de Bética (hoy España), san Fulgencio, obispo, hermano de los santos Leandro, Isidoro y Florentina. Su hermano Isidoro le dedicó su tratado De los oficios eclesiásticos (c. 632). |
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Fuente: Franciscanos.org
Odorico de Pordenone, Beato Misionero Franciscano, Enero 14
Presbítero Franciscano Martirologio Romano: En la ciudad de Udine, en la región de Venecia (hoy Italia), beato Odorico de Pordenone Mattiuzzi, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que viajó por las regiones de los tártaros, de los indios y de los chinos hasta la principal ciudad de China llamada Kambalik. En todas esas regiones convirtió a muchos a la fe de Cristo con su predicación del Evangelio (1331). |
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Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Enero 14
San Glicerio, diácono y mártir |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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