JMJ
Pax
+ Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 54-58
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal forma, que todos estaban asombrados y se preguntaban:
"¿De dónde ha sacado éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? ¿Acaso no es éste el hijo del carpintero? ¿ No se llama María su madre y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Qué no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde, pues, ha sacado todas estas cosas?"
Y se negaban a creer en él. Entonces, Jesús les dijo:
"Un profeta no es despreciado más que en su patria y en su casa".
Y no hizo muchos milagros allí por la incredulidad de ellos.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
San José Obrero (1o. de mayo)
Antífona de Entrada
Dichoso el que teme al Señor y cumple su voluntad, él gozará el fruto de su trabajo, tendrá prosperidad y alegría. Aleluya.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, creador del universo, que has querido que el hombre colabore con su trabajo al perfeccionamiento de tu obra y al bien de sus hermanos; por intercesión de san José y a ejemplo suyo, concédenos comprender y realizar la misión que nos has encomendado, a cada uno.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Llenen la tierra y sométanla
Lectura del libro del Génesis 1, 26-31; 2, 1-3
En el principio creó Dios al cielo y la tierra. Y dijo Dios:
"Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine a los peces del mar, a las aves del cielo, a los animales domésticos y a todo animal que se arrastra sobre la tierra".
Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen suya lo creó; hombre y mujer los creó. Y los bendijo Dios y les dijo:
"Sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todo ser viviente que se mueve sobre la tierra".
Y dijo Dios:
"He aquí que les entrego todas las plantas de semilla que hay sobre la faz de la tierra, y todos los árboles que producen fruto y semilla, para que les sirvan de alimento. Y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todos los seres que respiran, también les doy por alimento las verdes plantas".
Y así fue. Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno. Fue la tarde y la mañana del sexto día.
Así quedaron concluidos el cielo y la tierra con todos sus ornamentos, y terminada su obra, descansó Dios el séptimo día de todo cuanto había hecho. Dios bendijo el séptimo día y lo consagró, porque ese día cesó de trabajar en la creación del universo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 89
Dales, Señor, prosperidad a nuestras obras.
Desde antes que surgieran las montañas y la tierra y el mundo apareciesen, existes tú, Dios mío, desde siempre y por siempre.
Dales, Señor, prosperidad a nuestras obras.
Tú haces volver al polvo a los humanos, diciendo a los mortales que retornen. Mil años para ti son como un día que ya pasó, como una breve noche.
Dales, Señor, prosperidad a nuestras obras.
Haznos captar lo breve de la vida y seremos sensatos. ¿Hasta cuando, Señor, vas a tener compasión de tus siervos? ¿Hasta cuándo?
Dales, Señor, prosperidad a nuestras obras.
Llénanos de tu amor por la mañana y júbilo será la vida toda. Haz, Señor, que tus siervos y sus hijos, puedan mirar tus obras y tu gloria.
Dales, Señor, prosperidad a nuestras obras.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Bendito sea el Señor día tras día, que nos lleve en sus alas y nos salve.
Aleluya.
Evangelio
¿No es éste el hijo del carpintero?
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 54-58
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal forma, que todos estaban asombrados y se preguntaban:
"¿De dónde ha sacado éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? ¿Acaso no es éste el hijo del carpintero? ¿ No se llama María su madre y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Qué no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde, pues, ha sacado todas estas cosas?"
Y se negaban a creer en él. Entonces, Jesús les dijo:
"Un profeta no es despreciado más que en su patria y en su casa".
Y no hizo muchos milagros allí por la incredulidad de ellos.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobe las Ofrendas Dios de toda bondad, acepta los dones que te presentamos en esta conmemoración de san José, obrero, y haz que esta Eucaristía sea para nosotros fuente de vida cristiana y salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Prefacio
Misión de san José
Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la conmemoración de san José, el hombre justo que diste por esposo a la Virgen Madre de Dios; el fiel y prudente servidor a quien constituiste jefe de tu familia para que, haciendo las veces de padre, cuidara a tu Hijo unigénito, concebido por obra del Espíritu Santo, Jesucristo, nuestro Señor. Por él, los ángeles y los arcángeles, y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza: Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
Todo lo que hagan de palabra o de obra, háganlo en el nombre de Jesús, el Señor, dando gracias por su medio a Dios Padre. Aleluya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, tú que nos has alimentado con la Eucaristía; por ello te pedimos que, dando testimonio, como san José, del amor que infundes en nuestros corazones, podamos gozar continuamente de la paz verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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vie 4a. Sem Pascua
Antífona de Entrada
Te daré gracias entre las naciones, Señor; contaré tu fama a mis hermanos. Aleluya.
Oración Colecta
Oremos:
Señor Dios, origen de nuestra libertad y de nuestra salvación, escucha las súplicas de quienes te invocamos; y ya que nos has salvado por la sangre de tu Hijo, haz que vivamos siempre en ti y en ti encontremos la felicidad eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Resucitando a Jesús, Dios ha cumplido la promesa que nos hizo
Lectura de los Hechos de los apóstoles 13, 26-33
En aquellos días, habiendo llegado Pablo a Antioquía, decía en la sinagoga:
"Hermanos, descendientes de Abrahán, y los que, sin serlo, honran a Dios, es a ustedes a quienes se dirige este mensaje de salvación. Ciertamente, los habitantes de Jerusalén y sus autoridades no reconocieron a Jesús, y al condenarlo cumplieron las palabras de los profetas que se leen todos los sábados. Sin haber encontrado en él ningún delito que mereciera la muerte, pidieron a Pilato que lo matara.Y después de cumplir todo lo que acerca de él estaba escrito, lo bajaron del madero y lo pusieron en un sepulcro.
Pero Dios lo resucitó de entre los muertos. Durante muchos días se apareció a los que lo habían seguido desde Galilea a Jerusalén, los cuales son ahora sus testigos ante el pueblo.
Y nosotros les anunciamos esta buena noticia: que la promesa hecha a nuestros antepasados, Dios la ha cumplido entre nosotros, sus descendientes, resucitando a Jesús, como está escrito también en el salmo
segundo: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Sal 2, 6-7.8-9.10-11
Tú eres mi hijo: Yo te he engendrado hoy.
"Yo mismo he establecido a mi rey en Sión, mi monte santo". Voy a proclamar el decreto del Señor; él me ha dicho: "Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy".
Tú eres mi hijo: Yo te he engendrado hoy.
Pídemelo, y te daré las naciones en herencia, en propiedad todos los países del mundo. Los romperás con cetro de hierro, los quebrarás como jarro de loza.
Tú eres mi hijo: Yo te he engendrado hoy.
Y ahora, reyes, reflexionen, aprendan, gobernantes de la tierra. Sirvan al Señor con temor.
Tú eres mi hijo: Yo te he engendrado hoy.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre sino por mí, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio
Yo soy el camino, la verdad y la vida
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 1-6
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay lugar para todos; si no fuera así, ya lo habría dicho; ahora voy a prepararles ese lugar. Una vez me haya ido y les haya preparado el lugar, regresaré y los llevaré conmigo, para que puedan estar donde voy a estar yo. Ustedes ya saben el camino para ir adonde yo voy".
Tomás le dijo:
"Pero, Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino?"
Jesús le respondió:
"Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie puede llegar hasta el Padre, sino por mí".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, con bondad las ofrendas que te presentamos y ayúdanos a conservar tu gracia para alcanzar un día la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Restauración universal por el misterio pascual
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque en él fue demolida nuestra antigua miseria, reconstruido cuanto estaba derrumbado y renovada en
plenitud la salvación.
Por eso,
con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Cristo, nuestro Señor, fue condenado a muerte por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Dios todopoderoso, que tu amor proteja siempre a quienes has salvado por medio de la pasión de tu Hijo, y que Cristo resucitado sea la fuente de todas nuestras alegrías.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
SAN JOSÉ OBRERO*
Memoria
— El trabajo, un don de Dios.
— Sentido humano y sobrenatural del trabajo.
— Amar el propio quehacer profesional.
I. Comerás el fruto de tu trabajo...1.
La Iglesia, al presentarnos hoy a San José como modelo, no se limita a valorar una forma de trabajo, sino la dignidad y el valor de todo trabajo humano honrado. En la Primera lectura de la Misa2 leemos la narración del Génesis en la que se muestra al hombre como partícipe de la Creación. También nos dice la Sagrada Escritura que puso Dios al hombre en el jardín del Edén para que lo cultivara y guardase3. El trabajo, desde el principio, es para el hombre un mandato, una exigencia de su condición de criatura y expresión de su dignidad. Es la forma en la que colabora con la Providencia divina sobre el mundo. Con el pecado original, la forma de esa colaboración, el cómo, sufrió una alteración: Maldita sea la tierra por tu causa -leemos también en el Génesis4-; con fatiga te alimentarás de ella todos los días de tu vida... Con el sudor de tu frente comerás el pan...
Lo que habría de realizarse de un modo apacible y placentero, después de la caída original se volvió dificultoso, y muchas veces agotador. Con todo, permanece inalterado el hecho de que la propia labor está relacionada con el Creador y colabora en el plan de redención de los hombres. Las condiciones que rodean al trabajo han hecho que algunos lo consideren como un castigo, o que se convierta, por la malicia del corazón humano cuando se aleja de Dios, en una mera mercancía o en "instrumento de opresión", de tal manera que en ocasiones se hace difícil comprender su grandeza y su dignidad. Otras veces, el trabajo se considera como un medio exclusivo de ganar dinero, que se presenta como fin único, o como manifestación de vanidad, de propia autoafirmación, de egoísmo..., olvidando el trabajo en sí mismo, como obra divina, porque es colaboración con Dios y ofrenda a Él, donde se ejercen las virtudes humanas y las sobrenaturales.
Durante mucho tiempo se despreció el trabajo material como medio de ganarse la vida, considerándolo como algo sin valor o envilecedor. Y con frecuencia observamos cómo la sociedad materialista de hoy divide a los hombres "por lo que ganan", por su capacidad de obtener un mayor nivel de bienestar económico, muchas veces desorbitado. "Es hora de que los cristianos digamos muy alto que el trabajo es un don de Dios, y que no tiene ningún sentido dividir a los hombres en diversas categorías según los tipos de trabajo, considerando unas tareas más nobles que otras. El trabajo, todo trabajo, es testimonio de la dignidad del hombre, de su dominio sobre la creación. Es ocasión de desarrollo de la propia personalidad. Es vínculo de unión con los demás seres, fuente de recursos para sostener a la propia familia; medio de contribuir a la mejora de la sociedad, en la que se vive, y al progreso de toda la Humanidad"5. Esto es lo que nos recuerda la fiesta de hoy6, al proponernos como modelo y patrono a San José, un hombre que vivió de su oficio, al que debemos recurrir con frecuencia para que no se degrade ni se desdibuje la tarea que tenemos entre manos, pues no raras veces, cuando se olvida a Dios, "la materia sale del taller ennoblecida, mientras que los hombres se envilecen"7. Nuestro trabajo, con ayuda de San José, debe salir de nuestras manos como una ofrenda gratísima al Señor, convertido en oración.
II. El Evangelio de la Misa8 nos muestra, una vez más, cómo a Jesús le conocen en Nazareth por su trabajo. Cuando vuelve Jesús a su tierra, sus vecinos decían: ¿No es este el hijo del carpintero? ¿No es su madre María?... En otro lugar se dice que Jesús siguió el oficio del que le hizo las veces de padre aquí en la tierra, como ocurre en tantas ocasiones: ¿No es este el carpintero, hijo de María?...9. El trabajo quedó santificado al ser asumido por el Hijo de Dios y, desde entonces, puede convertirse en tarea redentora, al unirlo a Cristo Redentor del mundo. La fatiga, el esfuerzo, las condiciones duras y difíciles, consecuencia del pecado original, se convierten con Cristo en valor sobrenatural inmenso para uno mismo y para toda la humanidad. Sabemos que el hombre ha sido asociado a la obra redentora de Jesucristo, "que ha dado una dignidad eminente al trabajo ejecutándolo con sus propias manos en Nazareth"10.
Cualquier trabajo noble puede llegar a ser tarea que perfecciona a quien lo realiza, a la sociedad entera, y puede convertirse, con todas sus incidencias, en medio para ayudar a otros a través de la comunión que existe entre todos los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia. Pero para esto es necesario no olvidar el fin sobrenatural, además del humano, que deben tener todos los actos de la vida, incluso los que se presentan como más duros y difíciles: "el condenado a galeras bien sabe que rema con el fin de mover un barco, pero para reconocer que esto da sentido a su existencia, tendría que profundizar en el significado que el dolor y el castigo tiene para un cristiano; es decir, tendría que ver su situación como una posibilidad de identificarse con Cristo. Ahora bien, si por ignorancia o por desprecio no lo logra, llegará a odiar su "trabajo". Un efecto similar puede darse cuando el fruto o el resultado del trabajo (no su retribución económica, sino lo que se ha "trabajado", "elaborado" o "hecho") se pierde en una lejanía de la que casi no se tiene noticia"11. ¡Cuántos cada mañana, por desgracia, se dirigen a su "trabajo" como si fueran a galeras! A remar para un barco que no saben a dónde va, ni siquiera les importa. Solo esperan el fin de semana y la paga mensual. Ese trabajo, evidentemente, no dignifica, no santifica, difícilmente servirá para desarrollar la propia personalidad y ser un bien para la sociedad.
Pensemos hoy, junto a San José, en el amor y aprecio que tenemos a nuestra tarea, el cuidado que ponemos en acabarla con perfección, la puntualidad, el prestigio profesional, el sosiego –no reñido con la urgencia– con que lo llevamos a cabo, la consideración y el respeto que tenemos por todo trabajo, la laboriosidad... Si nuestro quehacer está humanamente bien hecho, podremos decir con la liturgia de la Misa de hoy: Señor, Dios nuestro, fuente de misericordia, acepta nuestra ofrenda en la fiesta de San José obrero, y haz que estos dones se transformen en fuente de gracia para los que te invocan12.
III. La obra bien hecha es la que se lleva a cabo con amor. Apreciar la propia profesión, el oficio al que nos dedicamos es, quizá, el primer paso para dignificarlo y para elevarlo al plano sobrenatural. Debemos poner el corazón en lo que tenemos entre manos, y no hacerlo "porque no hay más remedio". "Aquel hombre, hijo mío, que vino a verme esta mañana –¿sabes?, el de la cazadora color de tierra– no es un hombre honesto (...). Este hombre ejerce la profesión de caricaturista en un periódico ilustrado. Esto le da de qué vivir; esto le ocupa las horas de la jornada. Y, sin embargo, él habla siempre con asco de su oficio, y me dice: "¡Si yo pudiera ser pintor! Pero me es indispensable dibujar esas tonterías para comer. ¡No mires los muñecos, chico, no los mires! Comercio puro...". Quiere decir que él cumple únicamente por la ganancia. Y que ha dejado que su espíritu se vaya lejos de la labor que le ocupa las manos. Porque él tiene su labor por muy vil. Pero dígote, hijo, que si la faena de mi amigo es tan vil, si sus dibujos pueden ser llamados tonterías, la razón está justamente en que él no metió allí su espíritu. Cuando el espíritu en ella reside, no hay faena que no se vuelva noble y santa. Lo es la del caricaturista, como la del carpintero y la del que recoge las basuras (...). Hay una manera de dibujar caricaturas, de trabajar la madera (...), que revela que en la actividad se ha puesto amor, cuidado de perfección y armonía, y una pequeña chispa de fuego personal: eso que los artistas llaman estilo propio, y que no hay obra ni obrilla humana en que no pueda florecer. Manera de trabajar que es la buena. La otra, la de menospreciar el oficio, teniéndolo por vil, en lugar de redimirlo y secretamente transformarlo, es mala e inmoral. El visitante de la cazadora color de tierra es, pues, un hombre inmoral, porque no ama su oficio"13.
San José nos enseña a amar el oficio en el que empleamos tantas horas: el hogar, el laboratorio, el arado o el ordenador, el traer y llevar paquetes o el cuidar de la portería de aquel gran edificio... La categoría de un trabajo reside en su capacidad de perfeccionarnos humana y sobrenaturalmente, en las posibilidades que nos ofrece de sacar la familia adelante y de colaborar en obras buenas en favor de los hombres, en la ayuda que a través de él prestamos a la sociedad...
San José tuvo delante a Jesús mientras trabajaba. A veces le pedía que le sostuviera una madera mientras aserraba y, otras, le enseñaba a manejar el formón o la garlopa... Cuando estaba cansado miraba a su hijo, que era el Hijo de Dios, y aquella tarea adquiría un nuevo vigor porque sabía que con su trabajo estaba colaborando en los planes misteriosos, pero reales, de la salvación. Pidámosle hoy que nos enseñe a tener esa presencia de Dios que él tuvo mientras ejercía su oficio. No olvidemos a Santa María, a la que vamos a dedicar, con mucho amor, este mes de mayo que hoy comenzamos. No olvidemos ofrecer cada día alguna hora de trabajo o de estudio, más intensa, mejor acabada, en su honor.
1 Cfr. Antífona de entrada. Sal 127, 1-2. — 2 Gen 1, 26; 2, 3. — 3 Gen 2, 15. — 4 Gen 3, 17-19. — 5 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 47. — 6 Juan Pablo II, Exhor. Apost. Redemptoris custos, 15-VIII-1989, 22. — 7 Pío XI, Enc. Quadragesimo anno, 15-V-1931. — 8 Mt 13, 54-58. — 9 Mc 6, 3. — 10 Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 67. — 11 P. Berglar, Opus Dei, Rialp, Madrid 1987, p. 309. — 12 Misal Romano, Oración sobre las ofrendas. — 13 E. D'Ors, Aprendizaje y heroísmo; grandeza y servidumbre de la inteligencia, EUNSA, Pamplona 1973, pp. 19-20.
* Desde 1955 se celebra litúrgicamente la Memoria de San José Obrero. La Iglesia recuerda así -"a ejemplo de San José y con su patrocinio"- el valor humano y sobrenatural del trabajo. Todo trabajo humano es colaboración en la obra de Dios, Creador, y por Jesucristo se convierte -según el amor a Dios y la caridad con los demás- en verdadera oración y en apostolado.
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Pascua. 4ª semana. Viernes
LEER Y MEDITAR EL EVANGELIO
— Para leer con fruto el Santo Evangelio.
— Contemplar en él la Santísima Humanidad de Cristo.
— El Señor nos habla a través de los Libros Sagrados. La Palabra de Dios es siempre actual.
I. Jesucristo es para cada hombre Camino, Verdad y Vida1, nos anuncia el Evangelio de la Misa. Quien le conoce sabe la razón de su vida y de todas las cosas; nuestra existencia es un constante caminar hacia Él. Y es en el Santo Evangelio donde debemos aprender la ciencia suprema de Jesucristo2, el modo de imitarle y de seguir sus pasos. "Para aprender de Él, hay que tratar de conocer su vida: leer el Santo Evangelio, meditar aquellas escenas que el Nuevo Testamento nos relata, con el fin de penetrar en el sentido divino del andar terreno de Jesús.
"Porque hemos de reproducir, en la nuestra, la vida de Cristo, conociendo a Cristo: a fuerza de leer la Sagrada Escritura y de meditarla"3. Queremos identificarnos con el Señor, que nuestra vida en medio de nuestros quehaceres sea reflejo de la suya, y "para ser ipse Christus hay que mirarse en Él. No basta con tener una idea general del espíritu de Jesús, sino que hay que aprender de Él detalles y actitudes. Y, sobre todo, hay que contemplar su paso por la tierra, sus huellas, para sacar de ahí fuerza, luz, serenidad, paz.
"Cuando se ama a una persona se desean saber hasta los más mínimos detalles de su existencia, de su carácter, para así identificarse con ella. Por eso hemos de meditar la historia de Cristo, desde su nacimiento en un pesebre, hasta su muerte y su resurrección"4.
Debemos leer el Evangelio con un deseo grande de conocer para amar. No podemos pasar las páginas de la Escritura Santa como si se tratara de un libro cualquiera. "En los libros sagrados, el Padre, que está en el Cielo, sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos"5. Nuestra lectura ha de ir acompañada de oración, pues sabemos que Dios es el autor principal de esos escritos santos. En ellos, y de modo especial en el Evangelio, está "el alimento del alma, la fuente límpida y perenne de la vida espiritual"6. "Nosotros –escribe San Agustín– debemos oír el Evangelio como si el Señor estuviera presente y nos hablase. No debemos decir: "felices aquellos que pudieron verle". Porque muchos de los que le vieron le crucificaron; y muchos de los que no le vieron, creyeron en Él. Las mismas palabras que salían de la boca del Señor se escribieron, se guardaron y se conservan para nosotros"7.
Para leer y meditar el Santo Evangelio con fruto debemos hacerlo con fe, sabiendo que contiene la verdad salvadora, sin error alguno, y también con piedad y santidad de vida. La Iglesia, con la asistencia del Espíritu Santo, ha guardado íntegro e inmune de todo error el impagable tesoro de la vida y de la doctrina del Señor para que nosotros, al meditarla, nos acerquemos con facilidad a Él y luchemos por ser santos. Y solo en la medida en que queramos ser santos penetraremos en la verdad íntima contenida en estos santos libros, solo entonces gustaremos el fruto divino que encierran. ¿Valoramos nosotros este inmenso tesoro que con tanta facilidad podemos tener en nuestras manos? ¿Buscamos en él el conocimiento y el amor cada día mayores a la Santa Humanidad del Señor? ¿Pedimos ayuda al Espíritu Santo cada vez que comenzamos la lectura del Santo Evangelio?
II. No se ama sino aquello que se conoce bien. Por eso es necesario que tengamos la vida de Cristo "en la cabeza y en el corazón, de modo que, en cualquier momento, sin necesidad de ningún libro, cerrando los ojos, podamos contemplarla como en una película; de forma que, en las diversas situaciones de nuestra conducta, acudan a la memoria las palabras y los hechos del Señor.
"Así nos sentiremos metidos en su vida. Porque no se trata solo de pensar en Jesús, de representarnos aquellas escenas. Hemos de meternos de lleno en ellas, ser actores. Seguir a Cristo tan de cerca como Santa María, su Madre, como los primeros doce, como las santas mujeres, como aquellas muchedumbres que se agolpaban a su alrededor. Si obramos así, si no ponemos obstáculos, las palabras de Cristo entrarán hasta el fondo del alma y nos transformarán (...).
"Si queremos llevar hasta el Señor a los demás hombres, es necesario ir al Evangelio y contemplar el amor de Cristo"8.
Nos acercamos al Evangelio con el deseo grande de contemplar al Señor tal como sus discípulos le vieron, observar sus reacciones, su modo de comportarse, sus palabras...; verlo lleno de compasión ante tanta gente necesitada, cansado después de una larga jornada de camino, admirado ante la fe de una madre o de un centurión, paciente ante los defectos de sus más fieles seguidores...; también le contemplamos en el trato habitual con su Padre, en la manera confiada como se dirige a Él, en sus noches en oración..., en su amor constante por todos.
Para quererle más, para conocer su Santísima Humanidad, para seguirle de cerca debemos leer y meditar despacio, con amor y piedad. El Concilio Vaticano II "recomienda insistentemente a todos los fieles (...) la lectura asidua de la Sagrada Escritura (...), pues "desconocer la Escritura es desconocer a Cristo" (San Jerónimo). Acudan –dice– al texto mismo: en la liturgia, tan llena de palabras divinas; en la lectura espiritual..."9.
Haz que vivamos siempre de ti, le pedimos al Señor en la Misa de hoy10. Pues bien, este alimento para nuestra alma, que diariamente debemos procurarnos, es fácil de tomar. Apenas requiere tres o cuatro minutos cada día, pero poniendo amor. "Esos minutos diarios de lectura del Nuevo Testamento, que te aconsejé –metiéndote y participando en el contenido de cada escena, como un protagonista más–, son para que encarnes, para que "cumplas" el Evangelio en tu vida..., y para "hacerlo cumplir""11.
III. ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras, más que la miel para mi boca!12.
San Pablo enseñaba a los primeros cristianos que la palabra de Dios es viva y eficaz13. Es siempre actual, nueva para cada hombre, nueva cada día, y, además, palabra personal porque va destinada expresamente a cada uno de nosotros. Al leer el Santo Evangelio, nos será fácil reconocernos en un determinado personaje de una parábola, o experimentar que unas palabras están dirigidas a nosotros. Muchas veces y de muchas maneras habló Dios en otro tiempo a nuestros padres por el ministerio de los Profetas; últimamente, en estos días, nos ha hablado por su Hijo14. Estos días son también los nuestros. Jesucristo sigue hablando. Sus palabras, por ser divinas y eternas, son siempre actuales. En cierto modo, lo que narra el Evangelio está ocurriendo ahora, en nuestros días, en nuestra vida. Es actual la marcha y la vuelta del hijo pródigo; la oveja que anda perdida y el Pastor que ha salido a buscarla; la necesidad de la levadura para convertir la masa, y de la luz para iluminar la oscuridad del pecado...
El Evangelio nos revela lo que es y lo que vale nuestra vida y nos traza el camino que debemos seguir. El Verbo –la Palabra– es la luz que ilumina a todo hombre15. Y no hay hombre al que no se dirija esta Palabra. Por eso el Evangelio debe ser fuente de jaculatorias, que alimenten la presencia de Dios durante el día, y tema de oración muchas veces.
Si meditamos el Evangelio, encontraremos la paz. Salía de Él una virtud que sanaba a todos16, comenta en cierta ocasión el Evangelista. Y esa virtud sigue saliendo de Jesús cada vez que entramos en contacto con Él y con sus palabras, que permanecen eternamente.
El Evangelio debe ser el primer libro del cristiano porque nos es imprescindible conocer a Cristo; hemos de mirarlo y contemplarlo hasta saber de memoria todos sus rasgos. El Santo Evangelio nos permite meternos de lleno en el misterio de Jesús, especialmente hoy, cuando tantas y tan confusas ideas circulan sobre el tema más trascendental para la Humanidad desde hace veinte siglos: Jesucristo, Hijo de Dios, piedra angular, fundamento de todo hombre. "No os descarriéis entre la niebla, escuchad más bien la voz del pastor. Retiraos a los montes de las Santas Escrituras, allí encontraréis las delicias de vuestro corazón, nada hallaréis allí que os pueda envenenar o dañar, pues ricos son los pastizales que allí se encuentran"17.
En muchas ocasiones será conveniente hacer la lectura cotidiana del Evangelio a primera hora del día, procurando sacar de esa lectura una enseñanza concreta y sencilla que nos ayude en la presencia de Dios durante la jornada o a imitar al Maestro en algún aspecto de nuestro comportamiento: estar más alegres, tratar mejor a los demás, estar más atentos hacia aquellas personas que sufren, ofrecer el cansancio... Así, casi sin darnos cuenta, se podrá cumplir en nosotros este gran deseo: "Ojalá fuera tal tu compostura y tu conversación que todos pudieran decir al verte o al oírte hablar: este lee la vida de Jesucristo"18.
Y esto será un gran bien no solo para nosotros, sino también para quienes viven, trabajan o pasan a nuestro lado.
1 Cfr. Jn 14, 6. — 2 Flp 3, 8. — 3 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 14. — 4 Ibídem, 107. — 5 Conc. Vat. II, Const. Dei Verbum, 21. — 6 Ibídem. — 7 San Agustín, Coment. al Evangelio de San Juan, 30. — 8 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 107. — 9 Conc. Vat. II, Const. Dei Verbum, 25. — 10 Oración colecta de la Misa. — 11 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 672. — 12 Sal 118, 103. — 13 Cfr. Heb 4, 12. — 14 Cfr. Heb 1, 1. — 15 Jn 1, 9. — 16 Lc 6, 19. — 17 San Agustín, Sermón 46 sobre los pastores. — 18 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 2.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Jeremías, Santo Profeta, Mayo 1
Profeta Etimológicamente significa "Dios me levanta". Viene de la lengua hebrea.
su labor apostólica. Sentía en sus carnes que parte del pueblo y sus gobernantes "pasaban" de él. "Señor, todos se burlan de mí. Cuando voy por las calles se ríen y y dicen: Allá va el de las malas noticias". Eran los desahogos del profeta ante Dios. |
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Segismundo, Santo Rey de Borgoña, Mayo 1
Rey de los burgundios Fue rey de la Borgoña desde el 516 hasta su muerte. Historia
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Mafalda de Portugal, Santa Abadesa, 1 de mayo
Mafalda de Borgoña y de Barcelona Infanta de Portugal y reina de Castilla. Era hija de Sancho I el Poblador y de su mujer, Dulce de Barcelona. |
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Orencio y Paciencia, Santos Esposos y Mártires, Mayo 1
Esposos y Mártires Etimológicamente significan "amaneciente", de la lengua griega, y "paciente", de la lengua latina. |
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Agustín Schoeffler, Santo Sacerdote y Mártir, Mayo 1
Nació el 22 de Noviembre de 1822 en Mittelbronn, Mosela, Francia. |
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Aldebrando de Fossombrone, Beato Obispo, Mayo 1
Etimológicamente significa "governante con la espada", viene del germánico. |
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Clemente Septyckyj, Beato Sacerdote y Mártir, 1 de mayo
Mártir Clemente Septyckyj, era el hermano menor del obispo greco-católico Andrés Septyckyj, nació el 17 de noviembre de 1869 en el villorio de Prylbychi, en la provincia de Lviv (Ucrania). |
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Juan Luis Bonnard, Santo Sacerdote y Mártir, Mayo 1
Nació el 1 de marzo de 1824, en Saint Christot-en-Jarret, poblado del departamenteo de Loira, Francia. |
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Fuente: Devocionario.com
Peregrino Laziosi, Santo Patrón de los enfermos de Cáncer y SIDA, Mayo 1
Patrón de los enfermos de Cáncer y SIDA Fecha canonización: 1726 por Benedicto XIII ORACIÓN A SAN PEREGRINO, |
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Fuente: Vatican.va
Ricardo Pampuri, Santo Religioso, Mayo 1
HERMINIO FELIPE PAMPURI en religión Fr. Ricardo, décimo de once hijos, nació el 2 de agosto de 1897 en Trivolzio (Pavia) de Inocencio y de Angela Campari, y fue bautizado el día siguiente. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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