JMJ
Pax
Esa pobre viuda ha echado en la alcancía más que todos
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 38-44
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, enseñaba Jesús a la multitud y les decía:
"Tengan cuidado con los escribas, a quienes les gusta pasearse lujosamente vestidos y ser saludados por la calle. Buscan los puestos de honor en las sinagogas y los primeros lugares en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas con el pretexto de largos rezos. Estos recibirán un juicio muy riguroso".
Jesús estaba sentado frente a las alcancías del templo, y observaba cómo la gente iba echando dinero en ellas. Pero llegó una viuda pobre, que echó dos monedas de muy poco valor. Jesús llamó entonces a sus discípulos y les dijo:
"Les aseguro que esa viuda pobre ha echado en las alcancías más que todos los demás. Pues todos han echado lo que les sobraba, mientras que ella ha echado desde su pobreza todo lo que tenía para vivir".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
32a. Dom Ord Ciclo B
Que llegue hasta ti mi súplica, Señor, y encuentren acogida mis plegarias.
Oración Colecta
Oremos:
Ayúdanos, Señor, a dejar en tus manos paternales todas nuestras preocupaciones, a fin de que podamos entregarnos con mayor libertad a tu servicio.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
La viuda hizo un panecillo de su pañuelo de harina y se lo dio a Elías
Lectura del primer libro de los Reyes 17, 10-16
En aquel tiempo, Elías se puso en camino hacia Sarepta, y al llegar a la puerta de la ciudad encontró allí una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo:
"Por favor, traéme un vaso de agua para beber".
Cuando ella iba por el agua, Elías le gritó:
"Tráeme también un poco de pan".
Ella le respondió:
"Te juro, por el Señor tu Dios, que no me queda ni un pedazo de pan; sólo me queda un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la vasija. Ya ves que estaba recogiendo un poco de leña para preparar un pan para mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos".
Elías le dijo:
"No temas. Anda y prepáralo como has dicho, pero primero haz un panecillo para mí y tráemelo; después lo harás para ti y para tu hijo. "La tinaja de harina no se vaciará, la vasija de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra"".
Ella fue e hizo lo que Elías le había dicho, y comieron él, ella y su hijo. Ni la tinaja de harina se vació, ni la vasija de aceite se agotó, como lo había dicho el Señor por medio de Elías.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Sal 145, 7.8-9a.9bc-10
El Señor levanta a los humillados.
El Señor hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor da la libertad a los cautivos.
El Señor levanta a los humillados.
El Señor abre los ojos a los ciegos, el Señor levanta a los humillados, el Señor ama a los justos, el Señor protege a los extranjeros.
El Señor levanta a los humillados.
El Señor sostiene a la viuda y al huérfano y confunde el camino de los malvados. El Señor reina por siempre; tu Dios, Sión, por todas las generaciones.
El Señor levanta a los humillados.
Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de todos
Lectura de la carta a los Hebreos 9, 24-28
Hermanos: Cristo no entró en un santuario construido por hombres -que pasa de ser simple imagen del verdadero-, sino en el mismo cielo, a fin de presentarse ahora ante Dios intercediendo por nosotros.
Tampoco tuvo que ofrecerse a sí mismo muchas veces, como el sumo sacerdote, que entra en el santuario una vez al año con sangre ajena. De lo contrario, Cristo debería haber padecido muchas veces desde la creación del mundo, siendo así que le bastó con manifestarse una sola vez, en este tiempo final, para destruir el pecado con su sacrificio.
Y así como está decretado que los hombres mueran una sola vez, después de lo cual vendrá el juicio, así también Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de todos. Y por segunda vez aparecerá, ya sin relación con el pecado, para dar la salvación a los que lo esperan.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Aleluya.
Esa pobre viuda ha echado en la alcancía más que todos
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 38-44
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, enseñaba Jesús a la multitud y les decía:
"Tengan cuidado con los escribas, a quienes les gusta pasearse lujosamente vestidos y ser saludados por la calle. Buscan los puestos de honor en las sinagogas y los primeros lugares en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas con el pretexto de largos rezos. Estos recibirán un juicio muy riguroso".
Jesús estaba sentado frente a las alcancías del templo, y observaba cómo la gente iba echando dinero en ellas. Pero llegó una viuda pobre, que echó dos monedas de muy poco valor. Jesús llamó entonces a sus discípulos y les dijo:
"Les aseguro que esa viuda pobre ha echado en las alcancías más que todos los demás. Pues todos han echado lo que les sobraba, mientras que ella ha echado desde su pobreza todo lo que tenía para vivir".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Oremos, hermanos y hermanas, por todos los seres humanos y por sus necesidades, para que nunca falte a nadie la ayuda de nuestra caridad:
(Respondemos: Te rogamos, Señor, óyenos).
Para que la Iglesia viva en paz, crezca constantemente, se extienda por todo el mundo y persevere con alegría en la presencia del Señor, confortada por el Espíritu Santo, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que el Señor conceda a los que gobiernan el espíritu de sabiduría y de prudencia, a fin de que conduzcan a sus pueblos pensando en la paz común y en el bien y la prosperidad de todos, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que Dios Padre libere al mundo de toda falsedad, hambre y miseria, y auxilie a los perseguidos, a los encarcelados y a los que son tratados injustamente, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que todos nosotros realicemos nuestro trabajo con espíritu cristiano y consigamos frutos abundantes por nuestras obras, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Celebrante:
Señor Dios, que sustentas al huérfano y a la viuda, haces justicia a los oprimidos y das pan a los hambrientos; escucha las súplicas de tu pueblo que confía en tu amor, no permitas que a nadie le falte nunca ni la libertad ni el pan, y haz que todos aprendamos a ayudar a los necesitados, a ejemplo de tu Hijo, que se entregó libremente para salvarlos a todos. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
Mira, Señor, con bondad los dones que te presentamos, a fin de que el sacramento de la muerte y resurrección de tu Hijo, nos alcance de ti la vida verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Nuestra salvación por el Hijo de Dios hecho hombre
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque reconocemos como obra de tu poder admirable no sólo haber socorrido nuestra débil naturaleza con la fuerza de tu divinidad, sino haber previsto el remedio en la misma debilidad humana, y de lo que era nuestra ruina haber hecho nuestra salvación, por Cristo, Señor nuestro.
Por él,
los ángeles te cantan con júbilo eterno, y nosotros nos unimos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas para reparar mis fuerzas.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Te damos gracias, Señor, por habernos alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y te rogamos que la fuerza del Espíritu Santo, que nos has comunicado en este sacramento, permanezca en nosotros y transforme toda nuestra vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
Trigésimo segundo Domingo
ciclo b
EL VALOR DE LA LIMOSNA
— Dar no solo de lo superfluo, sino incluso de aquello que nos parece necesario.
— La limosna manifiesta nuestro amor y entrega al Señor.
— Dios recompensa con creces nuestra generosidad.
I. La liturgia de este domingo nos presenta la generosidad de dos mujeres que merecieron ser alabadas por Dios. En la Primera lectura1 leemos cómo Elías pidió de comer a una viuda que encontró a las puertas de Sarepta. Eran días de sequía y de hambre, pero aquella mujer compartió con el Profeta lo que le quedaba, hasta el último puñado de harina, y confió en las palabras de aquel hombre de Dios: La orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra. Y así sucedió. Tuvo luego el honor de ser recordada por Jesús2.
El Evangelio de la Misa nos presenta al Señor sentado ante el cepillo de las ofrendas para el Templo3. Observaba cómo las gentes depositaban allí su limosna y bastantes ricos echaban mucho. Entonces se acercó una viuda pobre y echó dos monedas, que hacen la cuarta parte de un as. Se trataba de dos monedas de escaso valor. Su importancia desde un punto de vista contable era mínima, pero para Jesús fue muy grande. Mientras ella se marchaba, congregó a sus discípulos y, señalándola, dijo: En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos los otros, pues todos han echado algo que les sobraba; ella, en cambio, en su necesidad, ha echado todo lo que tenía, todo su sustento. El Señor alaba en esta mujer la generosidad de las limosnas destinadas al culto y toda dádiva que nace de un corazón recto y generoso, que sabe dar incluso aquello de que tiene necesidad. Más que en la cantidad misma, Jesús se fija en las disposiciones interiores que mueven a obrar; no mira tanto "la cantidad que se le ofrece, sino el afecto con que se le ofrece"4.
La limosna, no solo de lo superfluo sino también de lo necesario, es una obra de misericordia gratísima al Señor, que no deja nunca de recompensar. "Jamás será pobre una casa caritativa"5, solía repetir el santo Cura de Ars. Su práctica habitual resume y manifiesta otras muchas virtudes, y atrae la benevolencia divina. En la Sagrada Escritura es vivamente recomendada: Nunca temas dar limosna -se lee en el libro de Tobías- porque de ese modo atesoras una buena reserva para el día de la necesidad. Porque la limosna libra de la muerte e impide caer en las tinieblas. Es un don valioso para cuantos la practican en presencia del Altísimo6. Si alguno no entendiera esta obligación o se resistiera a cumplirla se expondría a reproducir en su vida la triste figura de aquel mal rico7 que, ocupado solo en sí mismo y apegado desordenadamente a sus bienes, no acertó a ver que el Señor puso al pobre Lázaro cerca de él para que le socorriera con sus bienes.
¡Con qué alegría volvería aquella mujer a su casa, después de haber dado todo lo que tenía! ¡Qué sorpresa la suya cuando, en su encuentro con Dios después de esta vida, pudo ver la mirada complacida de Jesús aquella mañana en que hizo su ofrenda! Cada día esta mirada de Dios se posa sobre nuestra vida.
II. La limosna brota de un corazón misericordioso que quiere llevar un poco de consuelo al que padece necesidad, o contribuir con esos medios económicos al sostenimiento de la Iglesia y de aquellas obras buenas dirigidas al bien de la sociedad. Esta práctica lleva al desprendimiento y prepara el corazón para entender mejor los planes de Dios. Esta disposición del alma "lleva a ser muy generosos con Dios y con nuestros hermanos; a moverse, a buscar recursos, a gastarse para ayudar a quienes pasan necesidad. No puede un cristiano conformarse con un trabajo que le permita ganar lo suficiente para vivir él y los suyos: su grandeza de corazón le impulsará a arrimar el hombro para sostener a los demás, por un motivo de caridad, y por un motivo de justicia"8.
Los primeros cristianos manifestaron su amor a los demás viviendo con especial esmero la preocupación por atender las necesidades materiales de sus hermanos. De ahí las innumerables referencias que encontramos en los Hechos de los Apóstoles y en las Epístolas de San Pablo sobre el modo de vivir esta obra de misericordia. Hasta se sugiere la manera concreta de llevarla a cabo: El día primero de la semana, separe cada uno de vosotros lo que le parezca bien...9, escribe San Pablo a los cristianos de Corinto, No solo daban de lo que les sobraba: en muchos casos –como ocurría en Macedonia– pasaban entonces por duros momentos económicos. El Apóstol no deja de alabarlos, pues en medio de una gran tribulación con que han sido probados, su rebosante gozo y su extrema pobreza se desbordaron en tesoros de generosidad; porque doy testimonio de que según sus posibilidades, y aun por encima de ellas, nos pidieron con mucha insistencia la gracia particular de participar en el servicio de los santos10. Y no solo contribuyeron con generosidad en la colecta en favor de los cristianos de Jerusalén, sino que se dieron a sí mismos, primeramente al Señor y luego, por voluntad de Dios, a nosotros11. Quizá se refiere San Pablo a la entrega generosa a la evangelización de sus colaboradores más leales. Comentando este pasaje, Santo Tomás afirma que "así debe ser el orden en el dar: que primero el hombre sea acepto a Dios, porque si no es grato a Dios, tampoco serán recibidos sus dones"12. La limosna, en cualquiera de sus formas, es expresión de nuestra entrega y de nuestro amor al Señor, que han de ir por delante. Dar y darse no depende de lo mucho o de lo poco que se posea, sino del amor a Dios que se lleva en el alma. "Nuestra humilde entrega –insignificante en sí, como el aceite de la viuda de Sarepta o el óbolo de la pobre viuda– se hace aceptable a los ojos de Dios por su unión a la oblación de Jesús"13.
III. La limosna atrae la bendición de Dios y produce abundantes frutos: cura las heridas del alma, que son los pecados14; es "defensa de la esperanza, tutela de la fe, medicina del pecado; está al alcance de quien la quiere efectuar, grande y fácil a la vez, sin peligro de que nos persigan por ella, corona de la paz, verdadero y máximo don de Dios, necesaria para los débiles, gloriosa para los fuertes. Con ella el cristiano alcanza la gracia espiritual, consigue el perdón de Cristo juez y cuenta a Dios entre sus deudores"15.
La limosna ha de ser hecha con rectitud de intención, mirando a Dios, como aquella viuda de la que nos habla Jesús en el Evangelio; con generosidad, con bienes que muchas veces nos serían precisos, pero que son más necesarios a otros; evitando ser mezquinos o tacaños "con quien tan generosamente se ha excedido con nosotros, hasta entregarse totalmente, sin tasa. Pensad ¿cuánto os cuesta –también económicamente– ser cristianos?"16. La limosna debe nacer de un corazón compasivo, lleno de amor a Dios y a los demás. Por eso, por encima del valor material de los bienes que compartimos, está el espíritu de caridad con que realizamos la limosna, que se manifestará en la alegría y generosidad al practicarla. Así, aunque no dispongamos de muchos bienes, haremos realidad las palabras de San Pablo que hoy recoge la Liturgia de las Horas: Con la fuerza de Dios, somos los afligidos siempre alegres, los pobres que enriquecen a muchos, los necesitados que todo lo poseen17. No demos nunca con mala gana o con tristeza, porque Dios ama al que da con alegría18.
Dios premiará con creces nuestra generosidad. Lo que hayamos aportado a los demás en tiempo, dedicación, bienes materiales..., el Señor nos lo devolverá aumentado. Os digo esto: quien siembra escasamente, escasamente cosechará; y quien siembra copiosamente, copiosamente cosechará19. Así multiplicó Dios los pocos bienes que la viuda de Sarepta puso a disposición de Elías, y los panes y los peces que un muchacho entregó a Jesús20 y que quizá tenía previsoramente reservados para aquella necesidad... "Esto dice tu Señor (...): Me diste poco, recibirás mucho; me diste bienes terrenos, te los devolveré celestiales; me lo diste temporales, los recibirás eternos..."21. Con gran verdad afirma Santa Teresa que "aun en esta vida los paga Su Majestad por unas vías que solo quien goza de ello lo entiende"22.
Pidamos a Nuestra Señora que nos conceda un corazón generoso que sepa dar y darse, que no escatime tiempo, ni bienes económicos, ni esfuerzo... a la hora de ayudar a otros y a esas empresas apostólicas en bien de los demás. El Señor nos mirará desde el Cielo con amor compasivo, como miró a la mujer pobre que se acercó aquella mañana al cepillo del Templo.
1 1 Rey 17, 10-16. — 2 Cfr. Lc 4, 25 ss. — 3 Mc 12, 41-44. — 4 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre la Epístola a los Hebreos. 1.— 5 Santo Cura de Ars, Sermón sobre la limosna. — 6 Tob 4, 8-11. — 7 Cfr. Lc 16, 19 ss. — 8 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 126. — 91 Cor 16, 2. — 10 2 Cor 8, 2-4. — 11 2 Cor 2, 5. — 12 Santo Tomás, Comentario a la Segunda Carta de San Pablo a los Corintios, 2, 5. — 13 Juan Pablo II, Homilía en Barcelona, 7-XI-1982. — 14 Cfr. Catecismo Romano, IV, 14, n. 23. — 15 San Cipriano, De las buenas obras y de la limosna, 27. — 16 San Josemaría Escrivá, loc. cit. — 17 Liturgia de las Horas, Antífona de Laudes. 2 Cor 6, 10. — 18 2 Cor 9, 7. — 19 2 Cor 9, 6. — 20 Cfr. Jn 6, 9. — 21 San Agustín, Sermón 38, 8. — 22 Santa Teresa, Vida, 4. 2.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
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Fuente: Franciscanos.net
María Crucificada (Isabel María) Satellico, Beata Virgen Clarisa, 8 Noviembre
(1706‑ 1745), Virgen de la Segunda Orden. Beatificada por Juan Pablo II el de 10 de octubre de 1993. |
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Fuente: Osanet.org
Isaías Boner, Beato Sacerdote Agustino, 8 Noviembre
El 8 de noviembre de 1471 moría en Cracovia (Polonia). Había sido profesor de teología en la universidad, maestro de vida religiosa y espiritual, amigo y confidente de los santos y beatos del denominado felix saeculum Cracoviae, como Juan Kancio († 1474) o el canónigo regular Estanislao Kazimiercyk, el Casimiritano († 1489), de todos conocido por su celo apostólico, vida austera, piedad mariana, y su saber unir la quietud de la oración con el ansia agustina de la búsqueda. |
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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Los Cuatro Santos Coronados Mártires, 8 Noviembre
Recordamos a cuatro hermanos mártires: Severo, Severino, Carpóforo y Victorino, que vivieron en la última parte del siglo III y a comienzos del IV. |
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Fuente: Catholic.net
Godofredo de Amiens, Santo Obispo, 8 Noviembre
Monje
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Adeodato, Santo LXVIII Papa, 8 Noviembre
El Papa Adeodato I, o Deusdedit, fue pontífice en un momento en que se empezaba a sentir cada vez más claro y fuerte el sentimiento de intolerancia y de independencia hacia el poder bizantino. |
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Fuente: Franciscanos.net
Juan Duns Escoto, Beato Doctor Sutil, 8 Noviembre
Sacerdote, doctor sutil y mariano (1265‑1308). Juan Pablo II aprobó su culto el 20 de marzo de 1993. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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