JMJ
Pax
Escondiste estas cosas a los sabios y las revelaste a la gente sencilla
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 25-27
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús exclamó:
"Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien.
El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
mie 15a. Ordinario año impar
Yo soy la salvación del pueblo, dice el Señor. Cuando me llamen desde el peligro, yo les escucharé, y seré para siempre su Señor.
Oremos:
¡Oh Dios!, que has puesto la plenitud de la ley en el amor a ti y al prójimo; concédenos cumplir tus mandamientos para llegar así a la vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Se le apareció el Señor en una llama que salía de un zarzal
Lectura del libro del Exodo 3, 1-6.9-12
En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro, Jetró, sacerdote de Madián. En cierta ocasión llevó el rebaño más allá del desierto, hasta el Horeb, la montaña de Dios, y el Señor se le apareció en una llama que salía de un zarzal. Moisés observó con gran asombro que la zarza ardía sin consumirse y se dijo:
"Voy a ver de cerca esa cosa tan extraña, por qué la zarza no se quema".
Viendo el Señor que Moisés se había desviado para mirar, lo llamó desde la zarza:
"¡Moisés, Moisés!"
El respondió:
"Aquí estoy".
Le dijo Dios:
"¡No te acerques! Quítate las sandalias, porque el lugar que pisas es tierra sagrada".
Y añadió:
"Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob".
Entonces Moisés se tapó la cara, porque tuvo miedo de mirar a Dios. Pero el Señor le dijo:
"El clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí y he visto cómo los oprimen los egipcios. Ahora, ve a ver al faraón, porque yo te envío para que saques de Egipto a mi pueblo, a los hijos de Israel".
Moisés le dijo entonces a Dios:
"¿Quién soy yo para presentarme ante el faraón y sacar de Egipto a los hijos de Israel?"
El Señor respondió:
"Yo estaré contigo y ésta será la señal de que yo te envío: Cuando hayas sacado de Egipto a mi pueblo, ustedes darán culto a Dios en esta montaña".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 102
El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios.
El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura.
El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor hace justicia y le da la razón al oprimido. A Moisés le mostró su bondad y sus prodigios al pueblo de Israel.
El Señor es compasivo y misericordioso.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.
Aleluya.
Escondiste estas cosas a los sabios y las revelaste a la gente sencilla
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 25-27
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús exclamó:
"Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien.
El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Acepta propicio, Señor, las ofrendas de tu pueblo, para que alcance en el sacramento eucarístico los bienes en que ha creído por la fe.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Jesús, buen samaritano
En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro alabarte, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal.
También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.
Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.
Por eso,
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:
Tú, Señor, promulgas tus decretos para que se observen exactamente; ¡ojalá esté firme mi camino para cumplir tus mandatos!
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que tu auxilio, Señor, nos acompañe siempre a los que alimentas con tus sacramentos, para que por ellos y en nuestra propia vida recibamos los frutos de la redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
15ª Semana. Miércoles
NUESTRO PADRE DIOS
— Dios está siempre a nuestro lado.
— Imitar a Jesús para ser buenos hijos de Dios Padre.
— La filiación divina nos lleva a identificarnos con Cristo.
I. Cuando Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró cerca del Horeb, el monte santo, se le apareció Dios en una zarza que ardía sin consumirse. Allí recibió la misión extraordinaria de su vida: sacar al pueblo elegido de la esclavitud a que estaba sometido por los egipcios y llevarlo a la Tierra Prometida. Y como garantía de la empresa, el Señor le dijo: Yo estoy contigo1. No pudo imaginar Moisés entonces hasta qué punto Dios iba a estar con él y con su pueblo en medio de tantas vicisitudes y pruebas.
Tampoco nosotros conocemos del todo –por nuestra limitación humana– hasta qué extremo está Dios con nosotros en todos los momentos de la vida. Esta cercanía se hace especialmente próxima cuando Dios ve que estamos recorriendo el camino hacia la santidad. Está como un Padre que cuida de su hijo pequeño. Jesús, perfecto Dios y perfecto Hombre, nos habla constantemente, a lo largo del Evangelio, de esta cercanía de Dios en la vida de los hombres y de su amorosa paternidad. Solo Él podía hacerlo, pues nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo2, nos dice en el Evangelio de la Misa. El Hijo conoce al Padre con el mismo conocimiento con que el Padre conoce al Hijo. Jamás se ha dado ni se dará una intimidad más perfecta. Es la identificación de saber y de conocimiento que implica la unidad de la naturaleza divina. Jesús está declarando con estas palabras su divinidad.
Y como Hijo, que es consustancial con el Padre, nos manifiesta quién es Dios Padre en relación a nosotros, y cómo en su bondad nos otorga el Don del Espíritu Santo. Este fue el núcleo de su revelación a los hombres: el misterio de la Santísima Trinidad, y con él y en él la maravilla de la paternidad divina. La última noche, cuando parece resumir en la intimidad del Cenáculo lo que habían sido aquellos años de entrega y de confidencias profundas, declara: Manifesté tu nombre a los que me diste3. «Manifestar el nombre» era mostrar el modo de ser, la esencia de alguien. El Señor nos dio a conocer la intimidad del misterio trinitario de Dios: su paternidad, siempre próxima a los hombres. Son incontables las veces que Jesús da a Dios el título dePadre en sus diálogos íntimos y en su doctrina a las muchedumbres. Habla con detenimiento de su bondad como Padre: retribuye cualquier pequeña acción, pondera todo lo bueno que hacemos, incluso lo que nadie ve4, es tan generoso que reparte sus dones sobre justos e injustos5, anda siempre solícito y providente sobre nuestras necesidades6. Con frecuencia, el nombre de Padre viene citado como un estribillo que le fuera muy grato repetir a Jesús. Nunca está lejos de nuestra vida, como no lo está el padre que ve a su hijo pequeño solo y en peligro. Si buscamos agradarle en todo, siempre le encontraremos a nuestro lado: «Cuando ames de verdad la Voluntad de Dios, no dejarás de ver, aun en los momentos de mayor trepidación, que nuestro Padre del Cielo está siempre cerca, muy cerca, a tu lado, con su Amor eterno, con su cariño infinito»7.
II. Dios no es solamente el hacedor del hombre, como el pintor lo es del cuadro; Dios es padre del hombre, y de un modo misterioso y sobrenatural le hace partícipe de la naturaleza divina8. El Padre ha querido que nos llamemos hijos de Dios y que en verdad lo seamos9. Ser hijos de Dios no es una conquista nuestra, no es un progreso humano, sino don divino, don inefable que hemos de considerar y de agradecer frecuentemente todos los días. La filiación divina será el fundamento de nuestra alegría y de nuestra esperanza al realizar la tarea que el Señor nos ha encomendado. Aquí estará la seguridad ante los posibles temores y angustias: Padre, Padre mío, le diremos tantas veces, acariciando este nombre suave y sonoro, jugoso y fuerte;¡Padre!, le gritaremos en momentos de alegría y en situaciones de peligro. «Llámale Padre muchas veces al día, y dile –a solas, en tu corazón– que le quieres, que le adoras: que sientes el orgullo y la fuerza de ser hijo suyo»10.
Nuestra participación en la filiación divina se realiza a través de Jesucristo: en la medida en que nos empeñamos, con la ayuda de la gracia, en parecernos a Él, que es el Primogénito de muchos hermanos sin dejar de ser el Unigénito del Padre.
Dios Padre nos ve cada vez más como hijos suyos en la medida en que nos parecemos más a su Hijo: si procuramos trabajar como Él, si tratamos con misericordia a quienes vamos encontrando en las diversas circunstancias que componen un día nuestro, si reparamos por los pecados del mundo, si somos agradecidos como lo era Jesús. Y, de modo especial, si en la oración acudimos a nuestro Padre Dios como lo hacía Jesucristo: prorrumpiendo frecuentemente en acciones de gracias y actos de alabanza ante las continuas manifestaciones del amor que Dios nos tiene. Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, leemos en el Evangelio de hoy11. Gracias, le decimos nosotros, porque me ha sucedido esto o aquello..., porque esa persona se ha acercado a los sacramentos..., porque me ayudas a sacar la familia adelante..., por poder desahogar mi corazón en la dirección espiritual..., por todo... Nos portamos como buenos hijos de Dios cuando nuestro pensamiento, nuestros afectos, se dirigen a Dios Padre con mucha frecuencia; no solo en los momentos difíciles, sino también en medio de la alegría, para alabarle y bendecirle: Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; Él rescata tu vida de la fosa, y te colma de gracia y de ternura12.
Hemos de procurar mirar a las gentes como lo hacía el Maestro... ¡Qué distinto es el mundo visto a través de la mirada de Cristo! Y es el Espíritu Santo el que nos impulsa a asemejarnos más a Cristo. Porque los que son guiados por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios13. «Con el Espíritu se pertenece a Cristo –comenta San Juan Crisóstomo–, se le posee, se compite en honor con los ángeles. Con el Espíritu se crucifica la carne, se gusta el encanto de una vida inmortal, se tiene la prenda de la resurrección futura, se avanza rápidamente por el camino de la virtud»14. La filiación divina es el camino ancho para ir a la Trinidad Beatísima.
III. Hemos meditado muchas veces en la misericordia de Dios, que quiso hacerse hombre para que el hombre en cierto modo se pudiera hacer Dios, se divinizara15, participara de modo real de la misma vida de Dios. La gracia santificante, que recibimos en los sacramentos y a través de las buenas obras, nos va identificando con Cristo y haciéndonos hijos en el Hijo, pues Dios Padre tiene un solo Hijo, y no cabe acceder a la filiación divina más que en Cristo, unidos e identificados con Él, como miembros de su Cuerpo Místico: vivo yo; pero ya no soy yo quien vive: es Cristo quien vive en mí16, San Pablo a los Gálatas.
Por esta razón, si nos dirigimos al Padre es Cristo quien ora en nosotros; cuando renunciamos a algo por Él, es Él quien está detrás de este espíritu de desasimiento; cuando queremos acercar a alguien a los sacramentos, nuestro afán apostólico no es más que un reflejo del celo de Jesús por las almas. Por benevolencia divina, nuestros trabajos y nuestros dolores completan los trabajos y los dolores que el Señor sufrió por su Cuerpo místico, que es la Iglesia. ¡Qué inmenso valor adquieren entonces el trabajo, el dolor, las dificultades de los días corrientes!
Este esfuerzo ascético que, con la ayuda de la gracia, nos lleva a identificarnos cada vez más con el Señor, nos debe mover a tener los mismos sentimientos que Cristo Jesús17; y conforme nos identificamos con Él vamos creciendo en el sentido de la filiación divina, somos –para decirlo de algún modo– más hijos de Dios. En la vida humana no cabe ser «más o menos hijo» de un padre de la tierra, sino que todos lo son por igual: cabe solo ser buenos o malos hijos. En la vida sobrenatural, conforme más santos seamos, somos más hijos de Dios; al meternos más y más en la intimidad divina, llegamos a serno solo mejores hijos, sino más hijos. Esa debe ser la gran meta de la vida de un cristiano: un continuo crecimiento en su filiación divina.
Nuestra Madre, Santa María, es el modelo perfecto de esta grandeza sublime a la que puede llegar la gracia divina cuando encuentra una correspondencia total. Nadie ha estado, fuera de Cristo en su Santísima Humanidad, más cerca de Dios; ni ninguna criatura puede llegar a ser, en la plenitud de sentido en la que la Santísima Virgen lo fue, Hija de Dios Padre.
Pidámosle que meta en nuestras almas la inquietud de buscar esas enseñanzas del Espíritu Santo que nos impulsan a imitar a Jesús: bajo su influjo tendremos la urgencia, la necesidad ardiente de volvernos hacia el Padre en todo momento, pero especialmente en la Misa: le invocaremos Padre clementísimo18, uniéndonos al sacrificio de su Hijo; nos atreveremos a verle como Padre y llamarle Abba, precisamente porque estamos ungidos por el Espíritu de su Hijo, que clama Abba, Padre19. Él es quien nos hace tener el hambre y la sed de Dios y de su gloria, tan patentes en su Hijo Encarnado. Y el Padre es glorificado por nuestra creciente semejanza con su Hijo Unigénito: Aquel que es poderoso sobre todas las cosas para hacer mucho más de lo que podemos pedir o pensar20 21.
1 Primera lectura. Año I. Ex 3, 1-6; 9-1 2. — 2 Mt 11, 27. — 3 Jn 17, 6. — 4 Cfr. Mt 6, 3-4; 17-18. — 5 Cfr. Mt 5, 44-46. — 6 Cfr. Mt 4, 7-8, 25-33. — 7 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 240. — 8 2 Pdr 1, 4. — 9 1 Jn 3, 1 — 10 San Josemaría Escrivá,Amigos de Dios, 150 — 11 Mt 11, 25-26. — 12 Salmo responsorial. Año I. Sal 102, 1-4. — 13 Rom 8, 14. — 14 San Juan Crisóstomo, Comentario a la Epístola a los Romanos, 13. — 15 Cfr. San Ireneo, Contra los herejes, V, pref. — 16 Gal 2, 20. —17 Flp 2, 5 — 18 Cfr. Misal Romano, Anáfora I. — 19 Gal 4, 6. — 20 Ef 3, 20. — 21Cfr. B. Perquin Abba, Padre, Rialp, Madrid 1986, pp. 139-140.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Fuente: ACIprensa.com
Arsenio, Santo Anacoreta, Julio 19
Anacoreta Etimológicamente significa "viril". Viene de la lengua griega. |
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Macrina la Joven, Santa Biografía, julio 19
Julio 19
Etimológicamente significa "resplandeciente". Viene de la lengua griega. |
Justa y Rufina, Santas Mártires, 19 de julio 287
Mártires |
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Nació en Córcega y subió al pontificado en 498. Discutida su elección durante mucho tiempo y negada su legitimidad por el emperador Anastasio, Teodorico, rey de Italia, se declaró por su validez y expulsó al antipapa Lorenzo.
Uno de los primeros actos de su pontificado fue la convocación de un concilio en Roma (marzo de 499); en él se determinó que sería pontífice legítimo el que obtuviese la mayor parte de los sufragios del clero romano.
Entretanto, el emperador Atanasio publicó un libelo acusando a Símaco de maniqueísmo, a pesar de que el pontífice había desterrado a muchos de éstos al Africa.
San Enodio de Pavía se encargó de refutar este libelo difamatorio contra el papa, que murió en 514. Roma.
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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