domingo, 8 de diciembre de 2019

[ † ] 2do Domingo de Adviento. 06/12/2019. Excepto causa grave, no asistir a Misa dominical es pecado GRAVE (CIC 2042, 2181; Mt16,18-19; Ex20,8-10; Tb1,6; Hch20,7; 2Ts2,15). Precepto (desde los 7 años): Misa ENTERA. Víspera Domingo: desde Sáb.15hs.

JA

JMJ

Pax

Para los países que hoy no celebran la Inmaculada Concepción

Arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos está cerca

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 3, 1-12

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, comenzó Juan el Bautista a predicar en el desierto de Judea, diciendo:
"Arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos está cerca". Juan es aquel que anunció el profeta
Isaías diciendo:
Una voz clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos.
Juan usaba un vestido de piel de camello, con un cinturón de cuero a la cintura, y se alimentaba
de grillos y miel silvestre. Acudían a oírlo los habitantes de Jerusalén, de Judea y de la región
cercana al Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el río.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo:
"Raza de víboras, ¿quién les ha dicho que podrán escapar al castigo que les aguarda? Hagan
ver con obras su arrepentimiento. Y no se hagan ilusiones pensando que tienen por padre a
Abrahán, porque les aseguro que hasta de estas piedras puede Dios sacar hijos de Abrahán. Ya
toca el hacha la raíz de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será cortado y arrojado al
fuego.
Yo los bautizo con agua para que se arrepientan;pero el que viene detrás de mí es más fuerte
que yo, y yo no soy digno ni de quitarle las sandalias. El los bautizará con Espíritu Santo y
fuego. El tiene la horquilla en la mano para separar el trigo de la paja y reunir el trigo en su
granero; quemará la paja en un una hoguera que no se apaga".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

Adviento (2o.dom) Ciclo A

Antífona de Entrada

Pueblo de Sión: mira al Señor que viene a salvar a todos los pueblos. El Señor hará oír la majestad de su voz para alegría de todo corazón.

 

No se dice "Gloria".

Oración Colecta

Oremos:
Que nuestra responsabilidades terrenas no nos impidan, Señor, prepararnos a la venida de tu
Hijo; que la sabiduría divina nos disponga a recibirlo y a participar de su propia vida.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Le hará justicia a los pobres

Lectura del Libro del profeta Isaías 11, 1-10

En aquel día brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz. Sobre él se
posará el espíritu del Señor: espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de piedad y temor de Dios.
No juzgará por apariencias, ni sentenciará de oídas; defenderá con justicia al desamparado, con
equidad dará sentencia al pobre; herirá al violento con el látigo de su boca, con el soplo de sus
labios matará al impío. Será la justicia su ceñidor, la fidelidad apretará su cintura.
Habitará el lobo con el cordero, la pantera se echará con el cabrito, el novillo y el león pacerán
juntos: un muchachito los pastoreará. La vaca pastará con la osa y sus crías vivirán juntas; el
león comerá paja con el buey.
El niño jugará sobre el agujero de la víbora, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la
serpiente. No hará daño ni estrago por todo mi monte santo:porque así como las aguas colman
el mar, así está lleno el país de la ciencia del Señor. Aquel día la raíz de Jesé se alzará como
bandera de los pueblos: la buscarán todas las naciones y será gloriosa su casa.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 71

Ven, Señor, rey de justicia y de paz.

Comunica, Señor, al rey tu juicio, tu justicia al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres.
Ven, Señor, rey de justicia y de paz.

De mar a mar se extenderá su reino y de un extremo al otro de la tierra. Les hará justicia a los pobres y al débil librará del poderoso. Ayudará al que se encuentra sin amparo, se apiadará del desvalido y pobre y salvará la vida al desdichado.
Ven, Señor, rey de justicia y de paz.

Que bendigan al Señor eternamente, tanto como el sol viva su nombre. Que sea la bendición del mundo entero y lo aclamen dichoso las naciones.
Ven, Señor, rey de justicia y de paz.

Segunda Lectura

Cristo salvó a todos los hombres

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 15,4-9

Hermanos: Todo lo que en el pasado ha sido escrito en los libros santos, se escribió para
instrucción nuestra, a fin de que, por la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras,
mantengamos la esperanza.
Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, les conceda a ustedes vivir en perfecta armonía
unos con otros, conforme al espíritu de Cristo Jesús, para que, con un solo corazón y una sola
voz alaben a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos. Todo el género humano verá al
Salvador.
Aleluya.

Evangelio

Arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos está cerca

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 3, 1-12

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, comenzó Juan el Bautista a predicar en el desierto de Judea, diciendo:
"Arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos está cerca". Juan es aquel que anunció el profeta
Isaías diciendo:
Una voz clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos.
Juan usaba un vestido de piel de camello, con un cinturón de cuero a la cintura, y se alimentaba
de grillos y miel silvestre. Acudían a oírlo los habitantes de Jerusalén, de Judea y de la región
cercana al Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el río.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo:
"Raza de víboras, ¿quién les ha dicho que podrán escapar al castigo que les aguarda? Hagan
ver con obras su arrepentimiento. Y no se hagan ilusiones pensando que tienen por padre a
Abrahán, porque les aseguro que hasta de estas piedras puede Dios sacar hijos de Abrahán. Ya
toca el hacha la raíz de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será cortado y arrojado al
fuego.
Yo los bautizo con agua para que se arrepientan;pero el que viene detrás de mí es más fuerte
que yo, y yo no soy digno ni de quitarle las sandalias. El los bautizará con Espíritu Santo y
fuego. El tiene la horquilla en la mano para separar el trigo de la paja y reunir el trigo en su
granero; quemará la paja en un una hoguera que no se apaga".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

No se dice "Credo".

Oración de los Fieles

Celebrante:
Salgamos al encuentro del Señor, que se acerca a nosotros con designios de paz y presentémosle confiados nuestra plegaria:
A cada petición respondemos: Ven, Señor, no tardes.

Para que la Iglesia viva alegre sin inquietarse por nada y, llena de esperanza, crea que el Señor está cerca de ella, roguemos al Señor.
Ven, Señor, no tardes.

Para que nuestra comunidad con la ayuda de Dios, goce de seguridad, de alegría y de paz, roguemos al Señor.
Ven, Señor, no tardes.

Para que el Señor, con su venida, conforte los corazones abatidos y fortalezca las rodillas que se doblan, roguemos al Señor.
Ven, Señor, no tardes.

Para que nuestra fe crea firmemente en los dones que Dios nos promete y, ayudados por la gracia divina, nos dispongamos a recibir los auxilios que El nos envía, roguemos al Señor.
Ven, Señor, no tardes.

Celebrante:
Escucha, Dios todopoderoso y eterno nuestras oraciones; suscita en nosotros el deseo de una verdadera conversión, para que, renovados por el Espíritu Santo, hagamos presente en toda relación humana aquella justicia y aquella paz que la Encarnación de tu Hijo hizo florecer en nuestra tierra.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Oración sobre las Ofrendas

Que los ruegos y ofrendas de nuestra pobreza te conmuevan, Señor, y, al vernos desvalidos
y sin méritos propios, acude, compasivo, en nuestra ayuda.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Las dos venidas de Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo
lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Quien, al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención
trazado desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación; para que cuando venga de nuevo
en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes
prometidos que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de
tu gloria:

Antífona de la Comunión

Levántate, Jerusalén, sube a lo alto y contempla la alegría que te viene de Dios.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Alimentados con esta eucaristía, te pedimos, Señor, que, por la comunión de tu sacramento, nos
des sabiduría para sopesar los bienes de la tierra amando intensamente los del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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Meditación diaria

Adviento. Segundo domingo

EL PRECURSOR: PREPARAD EL CAMINO DEL SEÑOR

— La vocación del Bautista. Su figura en el Adviento.

— Humildad de Juan. Necesidad de esta virtud para el apostolado.

— Nosotros somos testigos y precursores. Apostolado con quienes tratamos habitualmente.

I. Pueblo de Sión: mira al Señor que viene a salvar a los pueblos. El Señor hará oír la majestad de su voz, y os alegraréis de todo corazón1.

Mira al Señor que viene... Iba a llegar el Salvador y nadie advertía nada. El mundo seguía como de costumbre, en la indiferencia más completa. Solo María sabe; y José, que ha sido advertido por el ángel. El mundo está en la oscuridad: Cristo está aún en el seno de María. Y los judíos seguían disertando sobre el Mesías, sin sospechar que lo tenían tan cerca. Pocos esperaban la consolación de Israel: Simeón, Ana... Estamos en Adviento, en la espera.

Y en este tiempo litúrgico la Iglesia propone a nuestra meditación la figura de Juan el Bautista. Este es aquel de quien habló el profeta Isaías diciendo: Voz del que clama en el desierto: preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas2.

La llegada del Mesías fue precedida de profetas que anunciaban de lejos su llegada, como heraldos que anuncian la llegada de un gran rey. "Juan aparece como la línea divisoria entre ambos Testamentos: el Antiguo y el Nuevo. El Señor mismo enseña de algún modo lo que es Juan, cuando dice: La ley y los Profetas hasta Juan Bautista. Es personificación de la antigüedad y anuncio de los tiempos nuevos. Como representante de la antigüedad, nace de padres ancianos; como quien anuncia los tiempos nuevos, se muestra ya profeta en el seno de su madre. Aún no había nacido cuando, a la llegada de Santa María, salta de gozo dentro de su madre3. Juan se llamó el profeta del Altísimo, porque su misión fue ir delante del Señor para preparar sus caminos, enseñando la ciencia de salvación a su pueblo"4.

Toda la esencia de la vida de Juan estuvo determinada por esta misión, desde el mismo seno materno. Esta será su vocación; tendrá como fin preparar a Jesús un pueblo capaz de recibir el reino de Dios y, por otra parte, dar testimonio público de Él. Juan no hará su labor buscando una realización personal, sino para preparar al Señor un pueblo perfecto. No lo hará por gusto, sino porque para eso fue concebido. Así es todo apostolado: olvido de uno mismo y preocupación sincera por los demás.

Juan realizará acabadamente su cometido, hasta dar la vida en el cumplimiento de su vocación. Muchos conocieron a Jesús gracias a la labor apostólica del Bautista. Los primeros discípulos siguieron a Jesús por indicación expresa suya, y otros muchos estuvieron preparados interiormente gracias a su predicación.

La vocación abraza la vida entera y todo se pone en función de la misión divina. De la respuesta que Juan dé más tarde, hace depender el Señor la conversión de muchos de los hijos de Israel.

Cada hombre, en su sitio y en sus propias circunstancias, tiene una vocación dada por Dios; de su cumplimiento dependen otras muchas cosas queridas por la voluntad divina: "De que tú y yo nos portemos como Dios quiere –no lo olvides– dependen muchas cosas grandes"5. ¿Acercamos al Señor a quienes nos rodean? ¿Somos ejemplares en la realización de nuestro trabajo, en la familia, en nuestras relaciones sociales? ¿Hablamos del Señor a nuestros compañeros de trabajo o de estudio?

II. Plenamente consciente de la misión que le ha sido encomendada, Juan sabe que ante Cristo no es ni siquiera digno de llevarle las sandalias6, lo que solía hacer el último de los criados con su señor; para ese menester cualquiera servía. El Bautista no tiene reparo en proclamar que él carece de importancia ante Jesús. Ni siquiera se define a sí mismo según su ascendencia sacerdotal. No dice: "Yo soy Juan, hijo de Zacarías, de la tribu sacerdotal de...". Por el contrario, cuando le preguntan: ¿Quién eres tú?, Juan dice: Yo soy la voz que clama en el desierto: Preparad los caminos del Señor, allanad sus sendas. Él no es más que eso: la voz. La voz que anuncia a Jesús. Esa es su misión, su vida, su personalidad. Todo su ser viene definido por Jesús; como tendría que ocurrir en nuestra vida, en la vida de cualquier cristiano. Lo importante de nuestra vida es Jesús.

A medida que Cristo se va manifestando, Juan busca quedar en segundo plano, ir desapareciendo. Sus mejores discípulos serán los que sigan, por indicación suya, al Maestro en el comienzo de su vida pública. Este es el Cordero de Dios, dirá a Juan y a Andrés, indicando a Jesús que pasaba. Con gran delicadeza se desprenderá de quienes le siguen para que se vayan con Cristo. Juan "perseveró en la santidad, porque se mantuvo humilde en su corazón"7; por eso mereció también aquella formidable alabanza del Señor: En verdad os digo que no ha salido de entre los hijos de mujer nadie mayor que Juan8.

El Precursor señala también ahora el sendero que hemos de seguir. En el apostolado personal –cuando vamos preparando a otros para que encuentren a Cristo–, debemos procurar no ser el centro. Lo importante es que Cristo sea anunciado, conocido y amado: Solo Él tiene palabras de vida eterna, solo en Él se encuentra la salvación. La actitud de Juan es una enérgica advertencia contra el desordenado amor propio, que siempre nos empuja a ponernos indebidamente en primer plano. Un afán de singularidad no dejaría sitio a Jesús.

El Señor nos pide también que vivamos sin alardes, sin afanes de protagonismo, que llevemos una vida sencilla, corriente, procurando hacer el bien a todos y cumpliendo nuestras obligaciones con honradez. Sin humildad no podríamos acercar a nuestros amigos al Señor. Y entonces nuestra vida quedaría vacía.

III. Nosotros, sin embargo, no somos solo precursores; somos también testigos de Cristo. Hemos recibido con la gracia bautismal y la Confirmación el honroso deber de confesar, con las obras y de palabra, la fe en Cristo. Para cumplir esta misión recibimos frecuentemente, y aun a diario, el alimento divino del Cuerpo de Jesús; los sacerdotes nos prodigan la gracia sacramental y nos instruyen con la enseñanza de la Palabra divina.

Todo lo que poseemos es tan superior a lo que Juan tenía, que Jesús mismo pudo decir que el más pequeño en el reino de Dios es mayor que Juan. Sin embargo, ¡qué diferencia! Jesús está a punto de llegar, y Juan vive fundamentalmente para ser el Precursor. Nosotros somos testigos; pero, ¿qué clase de testigos somos? ¿Cómo es nuestro testimonio cristiano entre nuestros colegas, en la familia? ¿Tiene suficiente fuerza para persuadir a los que no creen todavía en Él, a quienes no le aman, a los que tienen una idea falsa acerca de Jesús? ¿Es nuestra vida una prueba, al menos una presunción, a favor de la verdad del cristianismo? Son preguntas que podrían servirnos para vivir este Adviento, en el que no puede faltar un sentido apostólico.

Mira al Señor que viene... Juan sabe que Dios prepara algo muy grande, de lo cual él debe ser instrumento, y se coloca en la dirección que le señala el Espíritu Santo. Nosotros sabemos mucho más acerca de lo que Dios tenía preparado para la humanidad. Nosotros conocemos a Cristo y a su Iglesia, tenemos los sacramentos, la doctrina salvadora perfectamente señalada... Sabemos que el mundo necesita que Cristo reine, sabernos que la felicidad y la salvación de los hombres dependen de Él. Tenemos al mismo Cristo, al mismo que conoció y anunció el Bautista.

Somos testigos y precursores. Hemos de dar testimonio, y, al mismo tiempo, señalar a otros el camino. "Grande es nuestra responsabilidad: porque ser testigo de Cristo supone, antes que nada, procurar comportarnos según su doctrina, luchar para que nuestra conducta recuerde a Jesús, evoque su figura amabilísima. Hemos de conducirnos de tal manera, que los demás puedan decir, al vernos: este es cristiano, porque no odia, porque sabe comprender, porque no es fanático, porque está por encima de los instintos, porque es sacrificado, porque manifiesta sentimientos de paz, porque ama"9.

Quizá el mundo ahora, en muchos casos, tampoco espera nada. O espera en otra dirección, de donde no vendrá nadie. Muchos se hallan volcados hacia los bienes materiales como si fueran su fin último, pero con ellos no llenarán su corazón jamás. Hemos de señalarles el camino. A todos. "Conocéis –nos dice San Agustín– lo que cada uno de vosotros tiene que hacer en su casa, con el amigo, el vecino, con su dependiente, con el superior, con el inferior. Conocéis también de qué modo da Dios ocasión, de qué manera abre la puerta con su palabra. No queráis, pues, vivir tranquilos hasta ganarlos para Cristo, porque vosotros habéis sido ganados por Cristo"10.

Nuestra familia, los amigos, los compañeros de trabajo, aquellas personas a quienes vemos con frecuencia, deben ser los primeros en beneficiarse de nuestro amor al Señor. Con el ejemplo y con la oración debemos llegar incluso hasta aquellos con quienes no tenemos ocasión de hablar.

Nuestra gran alegría será haber acercado a Jesús, como hizo el Bautista, a muchos que estaban lejos o indiferentes. Sin perder de vista que es la gracia de Dios y no nuestras fuerzas humanas la que consigue mover las almas hacia Jesús. Y como nadie da lo que no tiene, se hace más urgente un esfuerzo por crecer en la vida interior, de forma que el amor de Dios sobreabundante pueda contagiar a todos los que pasan por nuestro lado.

La Reina de los Apóstoles aumentará nuestra ilusión y esfuerzo por acercar almas a su Hijo, con la seguridad de que ningún esfuerzo es vano ante Él.

1 Antífona de entrada de la Misa, cfr. Is 30,19-30. — 2 Mt 3, 3. — 3 Cfr. Lc 1, 76-77. 4 San Agustín, Sermón 293, 2. — 5 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 755. 6 Cfr. Mt 3, 11. — 7 San Gregorio Magno, Trat. sobre el Evang. de San Lucas, 20, 5. — 8 Mt 11, 11. — 9 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 122. — 10 San Agustín, Trat. sobre el Evang. de San Juan, 10, 9.