jueves, 15 de junio de 2017

[ † ] Jueves del Santísimo Sacramento. Solemnidad de Corpus Christi (en algunos lugares) 15/06/2017. Santa María Micaela del Santísimo Sacramento ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (6, 51-58)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yoles voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida".

Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí:

"¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?"

Jesús les dijo: "Yo les aseguro:

Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre,tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.

Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.

Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá parasiempre".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

Solemnidad: El Cuerpo y la Sangre de Cristo

En los lugares donde esta Solemnidad no es de precepto, se celebra -como día propio- el domingo siguiente a la Santísima Trinidad.

Hoy EWTN.com difunde la Misa Solemne del Papa en Roma, ya sea por TV paga o internet.

Favor de rezar para que se cumpla el pedido de Jesús de que se celebre esta fiesta, el Jueves siguiente a la fiesta de la Santísima Trinidad, en todas las diócesis: para ello es necesario que el poder político lo declare feriado y que los votantes lo reclamen. "Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión."

Un milagro eucarístico del siglo XIII fue el origen de la Fiesta del Corpus Christi, que la Iglesia celebra el jueves siguiente a la Solemnidad de la Santísima Trinidad; aunque en algunos países las Iglesias locales deciden trasladarla para el domingo por una cuestión pastoral.

 

En esta solemnidad la Iglesia tributa a la Eucaristía un culto público y solemne de adoración, gratitud y amor, siendo la procesión del Corpus Christi una de las más importantes en toda la Iglesia Universal.

 

Por el 1264 el P. Pedro de Praga dudaba sobre la presencia de Cristo en la Eucaristía y realizó una peregrinación a Roma para rogar sobre la tumba de San Pedro una gracia de fe. Al retornar, mientras celebraba la Santa Misa en Bolsena, en la Cripta de Santa Cristina, la Sagrada Hostia sangró manchando el corporal.

 

La noticia llegó rápidamente al Papa Urbano IV, que se encontraba muy cerca en Orvieto, y mandó que se le lleve el corporal. Más adelante el Pontífice publicó la bula "Transiturus", con la que ordenó que se celebrara la Solemnidad del Corpus Christi en toda la Iglesia el jueves después del domingo de la Santísima Trinidad.

 

El Santo Padre encomendó a Santo Tomás de Aquino la preparación de un oficio litúrgico para la fiesta y la composición de himnos, que se entonan hasta el día de hoy: Tantum Ergo, Lauda Sion.

 

El Papa Clemente V en el Concilio general de Viena (1311) ordenó una vez más esta fiesta y publicó un nuevo decreto en el que incorporó el de Urbano IV. Posteriormente Juan XII instó su observancia.

Bendito sea el Señor

Fortalécenos en tu amor Señor

Antífona de Entrada

Alimentó a su pueblo con lo mejor del trigo y lo sació con miel sacada de la roca.

Se dice Gloria.

Oración Colecta

Oremos:

Señor nuestro Jesucristo, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, concédenos venerar de tal modo lossagrados misterios de tu Cuerpo yde tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención.

Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

 

Primera Lectura

Lectura del libro del Deuteronomio (8, 2-3. 14-16)

En aquel tiempo, habló Moisés al pueblo y le dijo: "Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por eldesierto, para afligirte, para ponerte a prueba y conocer si ibas a guardar sus mandamientos ono.

El te afligió, haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que ni tú ni tus padres conocían, para enseñarte que no sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios.

No sea que te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto y de la esclavitud; que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, llenode serpientes y alacranes; que en una tierra árida hizo brotar para ti agua de la roca más dura, y que te alimentó en el desierto con un maná queno conocían tus padres".

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 147

Bendito sea el Señor.

Glorifica al Señor, Jerusalén, a Dios ríndele honores, Israel. El refuerza el cerrojo de tus puertas y bendice a tus hijos en tu casa.

Bendito sea el Señor.

El mantiene la paz en tus fronteras, con su trigo mejor sacia tu hambre. El envía a la tierra su mensaje y su palabra corre velozmente.

Bendito sea el Señor.

Le muestra a Jacob sus pensamientos, sus normas y designios a Israel. No ha hecho nada igual con ningún pueblo ni le ha confiado a otrosus proyectos.

Bendito sea el Señor.

 

Segunda Lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios (10, 16-17)

Hermanos: El cáliz de la bendición con el que damos gracias, ¿no nos une a Cristo por medio de su sangre? Y el pan que partimos, ¿no nos unea Cristo por medio de su cuerpo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, por que todos comemosdel mismo pan.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Secuencia

Forma abreviada iniciando en el *

Al Salvador alabemos, que es nuestro pastor y guía. Alabémoslo con himnos y canciones de alegría. Alabémoslo sin límites y con nuestras fuerzastodas; pues tan grande es el Señor, que nuestra alabanza es poca.

Gustosos hoy aclamamos a Cristo, que es nuestro pan, pues él es el pan de vida, que nos da vida inmortal.

Doce eran los que cenaban y les dio pan a los doce. Doce entonces lo comieron, y, después, todos los hombres. Sea plena la alabanza y llena dealegres cantos; que nuestra alma se desborde en todo un concierto santo.

Hoy celebramos con gozo la gloriosa institución de este banquete divino, el banquete del Señor.

Esta es la nueva Pascua, Pascua del único Rey, que termina con la alianza tan pesada de la ley. Esto nuevo, siempre nuevo, es la luz de la verdad,que sustituye a lo viejo con reciente claridad.

En aquella última cena Cristo hizo la maravilla de dejar a sus amigos el memorial de su vida.

Enseñados por la Iglesia, consagramos pan y vino, que a los hombres nos redimen, y dan fuerza en el camino.

Es un dogma del cristiano que el pan, se convierte en carne, y lo que antes era vino queda convertido en sangre.

Hay cosas que no entendemos, pues no alcanza la razón; mas si las vemos con fe, entrarán al corazón. Bajo símbolos diversos y en diferentesfiguras, se esconden ciertas verdades maravillosas, profundas.

Su sangre es nuestra bebida; su carne, nuestro alimento; pero en el pan o en el vino Cristo está todo completo. Quien lo come, no lo rompe, no lo parte ni divide; el es el todo y la parte; vivo está en quien lo recibe.

Puede ser tan sólo uno el que se acerca al altar, o pueden ser multitudes: Cristo no se acabará. Lo comen buenos y malos, conprovecho diferente; no es lo mismo tener vida que ser condenado a muerte.

A los malos les da muerte y a los buenos les da vida. ¡Qué efecto tan diferente tiene la misma comida! Si lo parten, no te apures; sólo parten lo exterior; en el mínimo fragmento entero late el Señor.

Cuando parten lo exterior, sólo parten lo que has visto; no es una disminución de la persona de Cristo. * El pan que del cielo baja es comida deviajeros. Es un pan para los hijos. ¡No hay que tirarlo a los perros!

Isaac, el inocente, es figura de este pan, con el cordero de Pascua y el misterioso maná.

Ten compasión de nosotros, buen pastor, pan verdadero. Apaciéntanos y cuídanos y condúcenos al cielo. Todo lo puedes y sabes, pastor deovejas, divino. Concédenos en el cielo gozar la herencia contigo. Amén.

 

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que coma de este pan vivirá

para siempre.

Aleluya.

 

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (6, 51-58)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yoles voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida".

Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí:

"¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?"

Jesús les dijo: "Yo les aseguro:

Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre,tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.

Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.

Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá parasiempre".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Se dice Credo.

Oración de los Fieles

Celebrante:

Unidos en un mismo Pan y en el mismo Vino, oremos a Jesús que ha querido quedarse sacramentalmente entre nosotros y digámosle:

Te lo pedimos, Señor.

Para que el Cuerpo y la Sangre de Cristo sean alimento y bebida para todos los hombres y mujeres que tienen hambre y sed de Dios.

 Oremos.

Te lo pedimos, Señor.

Para que el Cuerpo del Señor, que hoy recorre las calles de los pueblos y las ciudades, transforme a su paso los corazones.

Oremos.

Te lo pedimos, Señor.

Para que los niños que reciben hoy por primera vez a Jesús sacramentado dejen que Él los alimente a lo largo de su vida.

Oremos.

Te lo pedimos, Señor.

Para que el sacramento del amor fortalezca la unidad de los discípulos de Cristo. Oremos.

Te lo pedimos, Señor.

Para que el Cuerpo y la Sangre de Jesús sean viático eficaz para los enfermos y les dé su paz y su consuelo.

Oremos.

Te lo pedimos, Señor.

Para que el Señor que se nos da como alimento nos ayude a vivir en comunión de amor los unos con los otros.

Oremos.

Te lo pedimos, Señor.

 

Celebrante:

Escucha, Señor, nuestras oraciones, sé Tú nuestro único alimento, sacia nuestra hambre y sed de Ti, para que fortalecidos en tu amor, nosdispongamos a celebrar contigo el banquete eterno del cielo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor, concede a tu Iglesia los dones de la unidad y de la paz, simbolizados en las ofrendas sacramentales que te presentamos.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Prefacio de la Eucaristía I

El sacrificio y el sacramento de

Cristo

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso yeterno, por Cristo nuestro Señor.

El cual, verdadero y eterno sacerdote, al instituir el sacrificio perdurable, se ofreció a ti como víctima salvadora, y nos mandó que loofreciéramos como memorial suyo.

En efecto, cuando comemos su carne, inmolada por nosotros, quedamos fortalecidos; y cuando bebemos su sangre, derramada pornosotros, quedamos limpios de nuestros pecados.

Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo…

 

Antífona de la Comunión

El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él, dice el Señor.

Oración después de la Comunión

Oremos:

Concédenos, Señor, disfrutar eternamente del gozo de tu divinidad que ahora pregustamos, en la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre. Túque vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

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Jue 10a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Recordaremos, Señor, los dones de tu amor en medio de tu templo. Como tu renombre, oh Dios, tu alabanza llega a los confines de la tierra.

Oración Colecta

Oremos:
Dios nuestro, que por medio de la muerte de tu Hijo has redimido al mundo de la esclavitud del pecado; concédenos participar ahora de una santa alegría y, después en el cielo, de la felicidad eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Dios ha hecho brillar su luz en nuestros corazones, para dar a conocer el resplandor de su gloria

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3, 15-18; 4, 1.3-6


Hermanos: Hasta el día de hoy, siempre que se leen los libros de Moisés, un velo está puesto sobre el corazón de los israelitas. Pero cuando se conviertan al Señor, se les quitará el velo. Porque el Señor es Espíritu y donde está el Espíritu del Señor, ahí hay libertad. En cambio, nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos la gloria del Señor como un espejo, nos vamos transformando en su imagen, cada vez más gloriosa, conforme a la acción del Espíritu del Señor. 
Por esto, encargados, por misericordia de Dios, del ministerio de la predicación, no desfallecemos. Y si nuestro Evangelio permanece velado, eso es solamente para los que se pierden, pues por su incredulidad el dios de este mundo les ha cegado su entendimiento, para que no vean el resplandor glorioso del Evangelio de Cristo, que es imagen de Dios. 
Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo, el Señor, y nos presentamos como servidores de ustedes, por Jesús. Pues el mismo Dios que dijo: Brille la luz en medio de las tinieblas, es el que ha hecho brillar su luz en nuestros corazones, para dar a conocer el resplandor de la gloria de Dios, que se manifiesta en el rostro de Cristo. 
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 84

La gloria del Señor habitará en la tierra.

Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y
la gloria del Señor habitará en la tierra.


La gloria del Señor habitará en la tierra.

La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron, la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo.
La gloria del Señor habitará en la tierra.

Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá siguiendo sus pisadas.
La gloria del Señor habitará en la tierra.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los unos a los otros, como yo los he amado.
Aleluya.

Evangelio

Todo el que se enoje contra su hermano, será llevado ante el tribunal

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 20-26

Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: 
"Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos. Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano será llevado al tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.
Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. 
Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas


Que el sacrificio que vamos a ofrecerte nos purifique, Señor, y nos ayude a conformar cada día más nuestra vida con los ejemplos de tu Hijo Jesucristo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

Restauración universal en Cristo

A quien hiciste fundamento de todo y de cuya plenitud quisiste que participáramos todos.
El cual, siendo Dios, se anonadó a sí mismo, y por su sangre derramada en la cruz, puso en paz todas las cosas. Y así, constituido Señor del universo, es fuente de salvación eterna para cuantos creen en Él.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales,cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Prueben y vean qué bueno es el Señor; dichoso el que se acoge a él.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Dios omnipotente y eterno, que nos has alimentado con el sacramento de tu amor, 
concédenos vivir siempre en tu amistad y agradecer continuamente tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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Meditación diaria

 

Jueves después de la Santísima Trinidad

EL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO*

Solemnidad

— Amor y veneración a Jesús Sacramentado.

— Alimento para la vida eterna.

— La procesión del Corpus Christi.

I. Lauda, Sion, Salvatorem... Alaba, Sión, al Salvador; alaba al guía y al pastor con himnos y cánticos1. Hoy celebramos esta gran Solemnidad en honor del misterio eucarístico. En ella se unen la liturgia y la piedad popular, que no han ahorrado ingenio y belleza para cantar al Amor de los amores. Para este día, Santo Tomás compuso esos bellísimos textos de la Misa y del Oficio divino. Hoy debemos dar muchas gracias al Señor por haberse quedado entre nosotros, desagraviarle y mostrarle nuestra alegría por tenerlo tan cerca: Adoro te, devote, latens Deitas..., te adoro con devoción, Dios escondido..., le diremos hoy muchas veces en la intimidad de nuestro corazón.

En la Visita al Santísimo podremos decirle al Señor despacio, con amor: plagas, sicut Thomas, non intueor..., no veo las llagas, como las vio Tomás, pero confieso que eres mi Dios; haz que yo crea más y más en Ti, que en Ti espere, que te ame.

La fe en la presencia real de Cristo en la Sagrada Eucaristía llevó a la devoción a Jesús Sacramentado también fuera de la Misa. La razón de conservar las Sagradas Especies, en los primeros siglos de la Iglesia, era poder llevar la comunión a los enfermos y a quienes, por confesar su fe, se encontraban en las cárceles en trance de sufrir martirio. Con el paso del tiempo, la fe y el amor de los fieles enriquecieron la devoción pública y privada a la Sagrada Eucaristía. Esta fe llevó a tratar con la máxima reverencia el Cuerpo del Señor y a darle un culto público. De esta veneración tenemos muchos testimonios en los más antiguos documentos de la Iglesia, y dio lugar a la fiesta que hoy celebramos.

Nuestro Dios y Señor se encuentra en el Sagrario, allí está Cristo, y allí deben hacerse presentes nuestra adoración y nuestro amor. Esta veneración a Jesús Sacramentado se expresa de muchas maneras: bendición con el Santísimo, procesiones, oración ante Jesús Sacramentado, genuflexiones que son verdaderos actos de fe y de adoración... Entre estas devociones y formas de culto, «merece una mención particular la solemnidad del Corpus Christi como acto público tributado a Cristo presente en la Eucaristía (...). La Iglesia y el mundo tienen una gran necesidad del culto eucarístico. Jesús nos espera en este sacramento del Amor. No escatimemos tiempo para ir a encontrarlo en la adoración, en la contemplación llena de fe y abierta a reparar las graves faltas y delitos del mundo. No cese nunca nuestra adoración»2. Especialmente el día de hoy ha de estar lleno de actos de fe y de amor a Jesús Sacramentado.

Si asistimos a la procesión, acompañando a Jesús, lo haremos como aquel pueblo sencillo que, lleno de alegría, iba detrás del Maestro en los días de su vida en la tierra, manifestándole con naturalidad sus múltiples necesidades y dolencias; también la dicha y el gozo de estar con Él. Si le vemos pasar por la calle, expuesto en la Custodia, le haremos saber desde la intimidad de nuestro corazón lo mucho que representa para nosotros... «Adoradle con reverencia y con devoción; renovad en su presencia el ofrecimiento sincero de vuestro amor; decidle sin miedo que le queréis; agradecedle esta prueba diaria de misericordia tan llena de ternura, y fomentad el deseo de acercaros a comulgar con confianza. Yo me pasmo ante este misterio de Amor: el Señor busca mi pobre corazón como trono, para no abandonarme si yo no me aparto de Él»3. En ese trono de nuestro corazón Jesús está más alegre que en la Custodia más espléndida.

II. El Señor los alimentó con flor de harina y los sació con miel silvestre4, nos recuerda la Antífona de entrada de la Misa.

Durante años el Señor alimentó con el maná al pueblo de Israel errante por el desierto. Aquello era imagen y símbolo de la Iglesia peregrina y de cada hombre que va camino de su patria definitiva, el Cielo; aquel alimento del desierto es figura del verdadero alimento, la Sagrada Eucaristía. «Este es el sacramento de la peregrinación humana (...). Precisamente por esto, la fiesta anual de la Eucaristía que la Iglesia celebra hoy contiene en su liturgia tantas referencias a la peregrinación del pueblo de la Alianza en el desierto»5. Moisés recordará con frecuencia a los israelitas estos hechos prodigiosos de Dios con su Pueblo: No sea que te olvides del Señor tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud...6.

Hoy es un día de acción de gracias y de alegría porque el Señor se ha querido quedar con nosotros para alimentarnos, para fortalecernos, para que nunca nos sintamos solos, La Sagrada Eucaristía es el viático, el alimento para el largo caminar de la vida hacia la verdadera Vida. Jesús nos acompaña y fortalece aquí en la tierra, que es como una sombra comparada con la realidad que nos espera; y el alimento terreno es una pálida imagen del alimento que recibimos en la Comunión. La Sagrada Eucaristía abre nuestro corazón a una realidad totalmente nueva7.

Aunque celebramos una vez al año esta fiesta, en realidad la Iglesia proclama cada día esta dichosísima verdad: Él se nos da diariamente como alimento y se queda en nuestros Sagrarios para ser la fortaleza y la esperanza de una vida nueva, sin fin y sin término. Es un misterio siempre vivo y actual.

Señor, gracias por haberte quedado. ¿Qué hubiera sido de nosotros sin Ti? ¿Dónde íbamos a ir a restaurar fuerzas, a pedir alivio? ¡Qué fácil nos haces el camino desde el Sagrario!

III. Un día que Jesús dejaba ya la ciudad de Jericó para proseguir su camino hacia Jerusalén, pasó cerca de un ciego que pedía limosna junto al camino. Y este, al oír el ruido de la pequeña comitiva que acompañaba al Maestro, preguntó qué era aquello. Y quienes le rodeaban le contestaron: Es Jesús de Nazareth que pasa8.

Si hoy, en tantas ciudades y aldeas donde se tiene esa antiquísima costumbre de llevar en procesión a Jesús Sacramentado, alguien preguntara al oír también el rumor de las gentes: «¿qué es?», «¿qué ocurre?», se le podría contestar con las mismas palabras que le dijeron a Bartimeo: es Jesús de Nazareth que pasa. Es Él mismo, que recorre las calles recibiendo el homenaje de nuestra fe y de nuestro amor. ¡Es Él mismo! Y, como a Bartimeo, también se nos debería encender el corazón para gritar: ¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí! Y el Señor, que pasa bendiciendo y haciendo el bien9, tendrá compasión de nuestra ceguera y de tantos males como a veces pesan en el alma. Porque la fiesta que hoy celebramos, con una exuberancia de fe y de amor, «quiere romper el silencio misterioso que circunda a la Eucaristía y tributarle un triunfo que sobrepasa el muro de las iglesias para invadir las calles de las ciudades e infundir en toda comunidad humana el sentido y la alegría de la presencia de Cristo, silencioso y vivo acompañante del hombre peregrino por los senderos del tiempo y de la tierra»10. Y esto nos llena el corazón de alegría. Es lógico que los cantos que acompañen a Jesús Sacramentado, especialmente este día, sean cantos de adoración, de amor, de gozo profundo. Cantemos al Amor de los amores, cantemos al Señor; Dios está aquí, venid, adoremos a Cristo Redentor... Pange, lingua, gloriosi... Canta, lengua, el misterio del glorioso Cuerpo de Cristo...

La procesión solemne que se celebra en tantos pueblos y ciudades de tradición cristiana es de origen muy antiguo y es expresión con la que el pueblo cristiano da testimonio público de su piedad hacia el Santísimo Sacramento11. En este día el Señor toma posesión de nuestras calles y plazas, que la piedad alfombra en muchos lugares con flores y ramos; para esta fiesta se proyectaron magníficas Custodias, que se hacen más ricas cuanto más cerca de la Forma consagrada están los elementos decorativos. Muchos serán los cristianos que hoy acompañen en procesión al Señor, que sale al paso de los que quieren verle, «haciéndose el encontradizo con los que no le buscan. Jesús aparece así, una vez más, en medio de los suyos: ¿cómo reaccionamos ante esa llamada del Maestro? (...).

»La procesión del Corpus hace presente a Cristo por los pueblos y las ciudades del mundo. Pero esa presencia (...) no debe ser cosa de un día, ruido que se escucha y se olvida. Ese pasar de Jesús nos trae a la memoria que debemos descubrirlo también en nuestro quehacer ordinario. Junto a esa procesión solemne de este jueves, debe estar la procesión callada y sencilla, de la vida corriente de cada cristiano, hombre entre los hombres, pero con la dicha de haber recibido la fe y la misión divina de conducirse de tal modo que renueve el mensaje del Señor en la tierra (...).

»Vamos, pues, a pedir al Señor que nos conceda ser almas de Eucaristía, que nuestro trato personal con Él se exprese en alegría, en serenidad, en afán de justicia. Y facilitaremos a los demás la tarea de reconocer a Cristo, contribuiremos a ponerlo en la cumbre de todas las actividades humanas. Se cumplirá la promesa de Jesús: Yo, cuando sea exaltado sobre la tierra, todo lo atraeré hacia mí (Jn 12, 32)»12.

1 Secuencia Lauda, Sion, Salvatorem. — 2 Juan Pablo II, Carta Dominicae Cenae, 24-II-1980. — 3 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 161. — 4 Antífona de entrada, Sal 80, 17. — 5 Juan Pablo II, Homilía, 4-VI-1988. — 6 Primera lectura. Ciclo A. Cfr. Dt 8, 2-3; 14-16. — 7 Cfr. Evangelio de la Misa. Ciclo C. Lc 9, 11-17. — 8 Lc 18, 37. — 9 Cfr. Hech 10, 38. — 10 Pablo VI, Homilía, 11-VIII-1964. — 11 Cfr. J. Abad y M. Garrido, Iniciación a la liturgia de la Iglesia. Palabra, Madrid 1988, pp. 656-657. — 12 San Josemaría Escrivá, o. c., 156.

* Esta Solemnidad se remonta al siglo xiii. Primero fue establecida para la diócesis de Lieja, y el Papa Urbano IV la instituyó en 1264 para toda la Iglesia. El sentido de esta fiesta es la consideración y el culto a la presencia real de Cristo en la Eucaristía. El centro de la fiesta había de ser, según describía ya el Papa Urbano IV, un culto popular reflejado en himnos y alegría. Santo Tomás de Aquino, a petición del Papa, compuso para el día de hoy dos oficios en 1264, que han alimentado la piedad de muchos cristianos a lo largo de los siglos. La procesión de la Custodia por las calles engalanadas de muchos lugares testimonia la fe y el amor del pueblo cristiano hacia Cristo que vuelve a pasar por nuestras ciudades y pueblos. La procesión nació a la par que la fiesta.

En los lugares donde esta Solemnidad no es de precepto, se celebra -como día propio- el domingo siguiente a la Santísima Trinidad.

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10ª semana. Jueves

MOTIVOS PARA LA PENITENCIA

— Quitar lo que estorba. Renuncia al propio yo. Corredención.

— Invitación de la Iglesia a la penitencia. Su influencia en la oración. Sentido penitencial de los viernes.

— Algunos campos de la mortificación. Condiciones.

I. Convocó Jesús a la muchedumbre y a sus discípulos, y les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará1.

El Señor ya había enseñado que para ser su discípulo era necesario desasirse de los bienes materiales2; aquí pide un desprendimiento más profundo: la renuncia a lo que se es, al propio yo, a lo más íntimo de la persona. Pero en el discípulo de Cristo cada entrega lleva consigo una afirmación: dejar de vivir para mí mismo, a fin de que Cristo viva en mí3. La «vida en Cristo», por cuyo amor todo lo sacrifiqué...4, escribe San Pablo a los cristianos de Filipo, es una verdadera realidad de la gracia. La existencia cristiana es toda ella una afirmación: de vida, de amor, de amistad. Yo he venido -nos dice Jesús- para que tengan vida y la tengan en abundancia5. Nos ofrece la filiación divina, la participación en la vida íntima de la Trinidad Beatísima. Y lo que estorba a esta admirable promesa es el apegamiento a nuestro yo, a la comodidad, al bienestar, al propio éxito... Por eso es necesaria la mortificación, que no es algo negativo, sino desprendimiento de sí para permitir que Jesús esté en nosotros. De ahí la paradoja: «para Vivir hay que morir»6: morir a sí mismo para tener vida sobrenatural. Si vivís según la carne, moriréis; si con el espíritu mortificáis las obras de la carne, viviréis7.

Si alguno quiere venir en pos de mí... Para responder a la invitación de Jesús, que pasa a nuestro lado, necesitamos caminar paso a paso, progresar de continuo. Es preciso «morir cada día un poco», negarse: negar al hombre viejo8, que llevamos dentro de nosotros, aquellas obras que nos separan de Dios o dificultan crecer en su amistad. Para caminar hacia la santidad a la que el Señor nos ha llamado es necesario someter las inclinaciones desordenadas, las pasiones, pues después del pecado original y de los pecados personales ya no están debidamente sujetas a la voluntad. Para progresar en pos de Cristo debemos ser dueños de nosotros mismos y orientar nuestros pasos en una determinada dirección: «somos como un hombre que lleva un asno; o conduce al asno o el asno le conduce a él. O gobernamos las pasiones o ellas nos gobernarán»9. Cuando no hay mortificación, «parece como si el "espíritu" se fuera reduciendo, empequeñeciendo, hasta quedar en un puntito... Y el cuerpo se agranda, se agiganta, hasta dominar. —Para ti escribió San Pablo: "castigo mi cuerpo y lo esclavizo, no sea que, habiendo predicado a otros, venga yo a ser reprobado"»10.

El mismo San Pablo nos señala otro motivo de penitencia: Ahora me gozo en mis padecimientos por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a la Pasión de Cristo en beneficio de su cuerpo que es la Iglesia11. ¿Es que la Pasión de Cristo no fue suficiente por sí sola para salvarnos? –se pregunta San Alfonso Mª de Ligorio–. Nada faltó, sin duda, de su valor y fue plenamente suficiente para salvar a todos los hombres. Con todo, para que los méritos de la Pasión se nos apliquen, debemos cooperar por nuestra parte, llevando con paciencia los trabajos y tribulaciones que Dios nos mande, para asemejarnos a Jesús12.

Nosotros somos los primeros que nos beneficiamos de esta participación en los sufrimientos de Cristo13 cuando le seguimos con una mortificación generosa; además, la eficacia sobrenatural de la penitencia alcanza a la propia familia, de modo particular a los más necesitados, a los amigos, a los colegas, a esas personas que queremos acercar al Señor, a toda la Iglesia y al mundo entero.

II. «La Iglesia –al paso que reafirma la primacía de los valores religiosos y sobrenaturales de la penitencia (valores capaces como ninguno para devolver hoy al mundo el sentido de Dios y de su soberanía sobre el hombre, y el sentido de Cristo y de su salvación)– invita a todos a acompañar la conversión interior del espíritu con el ejercicio voluntario de obras externas de penitencia»14. El dolor, la enfermedad, cualquier tipo de sufrimiento físico o moral, ofrecido a Dios con espíritu penitente, en lugar de ser algo inútil y dañino adquiere un sentido redentor «para la salvación de sus hermanos y hermanas. Por lo tanto, no solo es útil a los demás, sino que realiza incluso un servicio insustituible. El sufrimiento, más que todo lo demás, hace presente en la historia de la humanidad la fuerza de la Redención»15.

La Iglesia nos recuerda frecuentemente la necesidad de la mortificación. Si alguno quiere venir en pos de mí... De modo particular ha querido que un día a la semana, el viernes, consideremos la necesidad y los frutos del negarse a uno mismo y que nos propongamos alguna mortificación especial: la abstinencia de la carne, o bien algo costoso (trabajo mejor realizado, hacer la vida más grata a aquellos con quienes convivimos...) o una práctica piadosa (lectura espiritual, el Santo Rosario, la Visita al Santísimo, el ejercicio piadoso del Vía Crucis...) o alguna obra de misericordia (hacer compañía a un enfermo, dedicar tiempo a alguien que está necesitado, limosna...). Pero no debemos contentarnos solo con esta muestra de penitencia semanal, que es recuerdo de la Pasión de Nuestro Señor, de lo que sufrió por nosotros y del valor del sacrificio; diariamente espera el Señor que sepamos negarnos en pequeñas cosas, que vivificarán el alma y harán fecundo el apostolado.

III. En primer lugar, debemos tener presentes las llamadas mortificaciones pasivas: ofrecer con amor aquello que nos llega sin esperarlo o que no depende de nuestra voluntad (calor, frío, dolor, ser pacientes ante una espera que se prolonga más allá de lo previsto, una contestación brusca que nos desconcierta...). Junto a las mortificaciones pasivas, aquellas que tienden a facilitar la convivencia (poner empeño en ser puntuales, escuchar con interés verdadero, hablar cuando se hace sentir un silencio incómodo, ser afables siempre venciendo los estados de ánimo, vivir con delicadeza las normas habituales de cortesía: dar las gracias, pedir disculpas cuando sin querer hemos podido molestar a alguien...) y el trabajo (intensidad, orden, acabar con perfección la tarea, ayudar y facilitar la tarea a otros...). Mortificación de la inteligencia (evitar actitudes críticas que faltan a la caridad, mortificación de la curiosidad, no juzgar con precipitación) y de la voluntad (luchar con empeño contra el amor desordenado de sí mismo, evitar que las conversaciones se centren en nosotros, en lo que hemos hecho, en nuestras cosas, en lo que personalmente nos interesa...). Mortificación activa de los sentidos (de la vista, del gusto, viviendo la sobriedad y ofreciendo un pequeño sacrificio que nos cueste en las comidas...). Mortificación de la sensibilidad, de la tendencia a «pasarlo bien» como primer objetivo de la vida... Mortificación interior (pensamientos inútiles que retardan el camino de la santidad..., de modo muy particular cuando estos pensamientos se presentan en la oración, en la Santa Misa, en el trabajo).

Examinemos en la presencia de Dios si de verdad podemos decir con alegría que llevamos una vida mortificada. Si cada día dominamos el cuerpo, si hemos ofrecido al Señor, con afán redentor, el dolor y la contrariedad que, de algún modo, siempre están presentes en todo camino. Si de verdad estamos decididos a perder la vida –paso a paso, poco a poco– por amor de Cristo y del Evangelio.

Nuestra mortificación y penitencia en medio del mundo tiene una serie de cualidades. En primer lugar, ha de ser alegre. «A veces –comentaba aquel enfermo consumido de celo por las almas– protesta un poco el cuerpo, se queja. Pero trato también de transformar "esos quejidos" en sonrisas, porque resultan muy eficaces»16. Muchas sonrisas y gestos amables deben nacer –si somos mortificados– en medio del dolor y de la enfermedad.

Continua, que facilite la presencia de Dios allí donde nos encontremos, que ayude a realizar un trabajo más intenso y acabado, y nos lleve a mantener unas relaciones sociales más amables, donde el espíritu apostólico esté siempre presente.

Discreta, amable, llena de naturalidad, que se note por sus efectos en la vida ordinaria, con sencillez, más que por unas manifestaciones poco normales en un fiel corriente.

Por último, la mortificación ha de ser humilde y llena de amor, porque nos mueve la contemplación de Cristo en la Cruz, a quien deseamos unirnos con todo nuestro ser; nada queremos si no nos lleva a Él.

En la mortificación, como en el Calvario, encontramos a María: pongamos en sus manos los propósitos concretos de este rato de oración, pidámosle que nos enseñe a comprender en toda su hondura la necesidad de una vida mortificada.

1 Mc 8, 34-39. — 2 Cfr. Lc 14, 33. — 3 Gal 2, 20. — 4 Flp 3, 8. — 5 Jn 10, 10. — 6 Cfr. San Josemaría Escrivá, Camino, n. 187. — 7 Rom 8, 13. — 8 Ef 4, 21. — 9 E. Boylan, El amor supremo, p. 113. — 10 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 841. — 11 Col 1, 24. — 12 Cfr. San Alfonso Mª de Ligorio, Reflexiones sobre la Pasión, 10. — 13 Cfr. Pablo VI, Const. Apost. Paenitemini, 17-II-1966, II. — 14 Ibídem. — 15 Juan Pablo II, Carta Apost. Salvifici doloris, 11-II-1984, 27. 16 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 253.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

Santa María Micaela, quien rescató a muchas mujeres de la prostitución

 

 

 

"Mi Providencia y tu fe mantendrán la casa en pie", era la frase sobre Dios que Santa María Micaela del Santísimo Sacramento pedía que colocaran sus religiosas en cada casa. Con su sacrificado apostolado rescató a muchas mujeres de la "mala vida".

Santa María Micaela nació en Madrid (España) en 1809 en una familia de clase alta, pero desde pequeña tuvo que afrontar grandes pesares. Sus padres murieron inesperadamente, su hermanita perdió la razón y su otra hermana fue desterrada por los enemigos políticos de su esposo.

Tuvo que acompañar a su hermano en su trabajo como embajador en París y luego en Bruselas. Solía madrugar para hacer sus prácticas de piedad, ir a Misay hacer obras de caridad con los pobres y enfermos. Desde el mediodía tenía que asistir a los banquetes diplomáticos y diversas actividades, mostrándose sonriente a pesar de no sentirse bien de salud.

Al volver a Madrid se encuentra con María Ignacia Rico con quien visitó el hospital San Juan de Dios, donde había mujeres de la mala vida que habían caído enfermas y Micaela se quedó impresionada con la vida horrorosa y cruel de las prostitutas.

Con su amiga Ignacia consiguieron una casita para albergar a las muchachas, redimirlas y salvarlas. Esto generó habladurías e incomprensiones para con Micaela en la alta sociedad y el clero, perdiendo a sus amistades. Pero la Santa dejó su elegante barrio y se fue a vivir con las pobres mujeres.

Santa Micaela solía escuchar voces interiores de Dios, pero su director espiritual le prohíbe hacerles caso. Ella por obediencia no siguió la voz que le decía que la comida estaba envenenada y se enfermó. Más adelante le llega un santo director espiritual, San Antonio María Claret, con quien pudo crecer en santidad.

Cierto día va a una "casa de citas" a rescatar a una muchacha que estaba allí obligada. La insultaron, le lanzaron piedras y la insultan con vulgaridades, pero Santa Micaela salva a la chica sonriendo, como si estuviera recibiendo todos los honores.

Más adelante la reina de España la manda llamar para pedirle unos consejos. Funda la comunidad de Hermanas Adoratrices del Santísimo sacramento dedicadas a adorar a Cristo Jesús en la Eucaristía y a trabajar por preservar a las muchachas en peligro, y a redimir a las pobres que ya cayeron en los vicios y en la impureza.

Madre Micaela había socorrido por varios años a los enfermos de la peste de tifo negro sin contagiarse, pero en 1865 se fue a Valencia a ayudar a los enfermos del cólera y contrajo la mortal enfermedad. Partió a la Casa del Padre el 24 de agosto. Fue canonizada en 1934.

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Amós, Santo Profeta del A.T., Junio 15  

Amós, Santo

Profeta

Martirologio Romano: Conmemoración de san Amós, profeta, que siendo pastor de Tecoa y cuidador de sicómoros, fue enviado por Dios a los hijos de Israel para defender su justicia y santidad contra sus prevaricaciones (s. X a.C.).

Etimológicamente: Amós = Aquel que es fuerte, es de origen hebreo.

 

Amós es el primer profeta escritor y sus vaticinios, que constituyen para nosotros el primer documento del profetismo, son también una preciosa fuente de noticias sobre su vida y sobre las costumbres de su pueblo, siete siglos y medio antes de Cristo. Predicó entre el 762 y el 750 a.C., después de una precisa vocación divina que lo sacó de su pueblo, Téqoa, cerca de Belén, y de su oficio de criador de rebaños y cortador de sicómoros.

Jeroboam II, aprovechando el desinterés de Egipto y de Asia, había ampliado los límites de Israel; pero las fáciles victorias habían suscitado una situación social desordenada: había pocos ricos, ávidos de riqueza, y muchos pobres, marginados y explotados inhumanamente por los comerciantes, magistrados y funcionarios deshonestos; además, el ocio, la pereza y el deseo de placeres habían frenado el antiguo impulso religioso del pueblo de Dios. El sentimiento religioso de la antigua Alianza había sido reemplazado por la exaltación presuntuosa del hombre y por su poder.

Contra esta mentalidad laica y el cumplimiento puramente formal de la Ley, Amós levanta su voz para anunciar el inminente castigo de Dios, que destruirá a Israel, castigará a los ricos y hará desaparecer ese vacío culto idólatra de la riqueza: "Porque oprimís al pobre y le imponéis tributo del grano; casas de piedras labradas habéis construido, pero no las habitaréis; habéis plantado viñas deliciosas, pero no beberéis su vino. Porque sé que son numerosos vuestros crímenes y que son grandes vuestros pecados... Buscad el bien y no el mal, a fin de que viváis y así el Señor Dios estará con vosotros como decís... Odiad el mal y amad el bien, restableced el juicio en la puerta, y quizá Yahvé se apiade del resto de Jesé".

El peor mal está en la presunción de haber cumplido los propios deberes religiosos con el ofrecimiento de sacrificios pingües y generosos, es decir, con un culto exterior que oculta una vida desordenada moral y socialmente. La justicia divina lanza por boca del profeta el último llamamiento antes del desastre.

Amós propone elegir entre una vida con Dios y una vida sin Dios. Pero esta prueba extrema será también un llamamiento providencial a vivir la alianza hecha con su pueblo, "elegido entre todas las familias de la tierra", esa alianza que llegará a su perfección en el eterno reino del Mesías. Terminada su misión profética, Amós regresó a su pueblo, en donde, según una tradición que cuenta Epifanio y que se encuentra en el Martirologio Romano fue muerto con un golpe en la cabeza por el hijo del sacerdote Amasías, para hacer callar esa voz incómoda, particularmente severa contra la hipocresía de los sacerdotes.

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Pedro Crisci de Foligno, Santo Sacristán, Junio 15  

Pedro Crisci de Foligno, Santo

Sacristán

Etimológicamente significa "roca, piedra". Viene de la lengua hebrea.

Nada aproxima más a la misteriosa presencia del Resucitado, Cristo de comunión, que está plenamente en este misterio de comunión que es su Cuerpo, la Iglesia.

Pedro. Fue un confesor del siglo XIV. Era frecuente en la Edad que se tratara de locos a las personas que inspiraban deseos de santidad. No te olvides de que era una sociedad – tanto como ahora – utilitaria y práctica.

Esto le pasó al santo de hoy. Nació en Foligno entre el año 1200 y 1300, esto es, en uno de los períodos más fervorosos en Italia.

Recuerda que fue la edad de Dante, Giotto, Bonifacio VII y de Arnolfo.

Pero la autoridad y los mismos ciudadanos no veían con buenos a ojos a Pedro.

Su conducta significaba para muchos de ellos perplejidad.

De joven tuvo una vida normal, hasta tumultuosa. Pero, cuando cumplió los 30, se convirtió de veras.

Lo veían mal porque era un inconformista como le ocurrió a san Francisco de Asís y a tantos otros santos.

Lo dejó todo para hacer entrega de sus bienes a los pobres. Es posible que se metiera a terciario franciscano.

Rezaba mirando al sol, símbolo de Cristo.
Su casa era la catedral de la ciudad. En ella trabajaba todo el día. Su estilo de vida atrajo la atención de la Inquisición.

Lo examinaron e interrogaron varias veces. Su fe había sido siempre ortodoxa.
Murió en el año 1323.

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Fuente: ENCICLOPEDIA CATÓLICA || ACI Prensa
Bernardo de Menthon, Santo Ayudante de los alpinistas, Junio 15  

Bernardo de Menthon, Santo

Ayudante de los viajeros

Nació en el año 923, probablemente en el castillo Menthon, cerca de Annecy, en Savoya; murió en Novara, en 1008. Fue descendiente de una rica familia aristocrática, y recibió una esmerada educación. Rechazó contraer un matrimonio honorífico propuesto por su padre y de-cidió consagrarse al servicio de la Iglesia. Poniéndose bajo la dirección de Pedro, Archidiácono de Aosta, bajo cuya dirección progresó rápidamente, Bernardo fue ordenado sacerdote y considerando su sabiduría y virtud fue ordenado Archidiácono de Aosta (en 966), haciéndose cargo del gobierno de la diócesis, secundando al obispo. Viendo la ignorancia e idolatría que todavía imperaban entre los pueblos de los Alpes, resolvió consagrarse a su convertirlo. Por cuarenta y dos años se dedicó a predicar el Evangelio a esos pueblos y llevó la luz de la fe incluso a algunos cantones de Lombardía, ocasionando numerosas conversiones y obrando varios milagros.

Por otra razón, sin embargo, el nombre de Bernardo será célebre por siempre. Desde los mas antiguos tiempos hubo un camino a través de los Alpes Peninos, desde el valle de Aosta hasta el cantón suizo de Valais, en el que está ahora el paso del Gran San Bernardo. Este paso está cubierto por nieves permanentes de siete a ocho pies (de 2 a 2,4 metros, N. del T.) de profundidad, y sus movimientos a veces acumula hasta cuarenta pies (un metro) de altura. Aunque el paso era en extremo peligroso, especialmente en primavera a raíz de las avalanchas, no obstante era utilizado por peregrinos franceses y germanos camino a Roma. Para comodidad y protección de los viajeros San Bernardo fundó un monasterio y hospedaje en el punto más alto del paso, a 8.000 pies (2.400 metros, aproximadamente, N. del T.) sobre el nivel del mar, en el año 962.

Algunos años más tarde estableció otro hospedaje en el Pequeño San Bernardo, un monte de los Grandes Alpes, de 7.076 pies (2.160 metros, N. del T.) sobre el nivel del mar. Ambos fueron puestos a cargo de monjes agustinos, luego de conseguir la aprobación pontificia en una visita a Roma.

Estos hospedajes son famosos por su generosa hospitalidad extendida a todos los viajeros que pasan por el Gran y el Pequeño San Bernardo, así llamados en honor al fundador de estas instituciones de caridad. En todas las estaciones del año, pero especialmente durante las duras tormentas de nieve, los heroicos monjes acompañados por sus bien entrenados perros, salen en busca de víctimas que podrían sucumbir a la dureza del clima. Les ofrecen comida, ropa, y refugio a los desafortunados viajeros que corren peligro de muerte.

Los monjes dependen de donaciones y colectas para sustentarse. Actualmente, la Orden cons-ta de unos cuarenta miembros, la mayoría de lo cuales vive en los hospedajes mientras algunos viven con vecinos del lugar.
La última obra en la vida de San Bernardo fue la reconciliación de dos nobles cuyo antagonismo amenazó en convertirse en una situación fatal. San Bernardo fue sepultado en el convento de Saint Lawrence. Venerado como santo desde el S. XII en varios lugares del Piemonte (Aosta, Novara, Brescia), no fue canonizado sino hasta 1681, por Inocencio XI.

Su fiesta es celebrada en algunos santorales el 15 de junio y en otros el 28 de mayo.

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Fuente: Santopedia.com | ACI Prensa
Vito de Lucania, Santo Adolescente Mártir, Junio 15  

Vito de Lucania, Santo

Adolescente Mártir

Hijo de un pagano siciliano, tuvo como preceptores a los cristianos Santa Crescencia y San Modesto, que le bautizaron a escondidas de su padre. Intentó, sin éxito, convertir al hijo del gobernador Valeriano. Estuvo encarcelado durante siete años a causa de su fe cristiana.

Murió martirizado en 303 junto a Santa Crescencia y San Modesto durante las persecuciones de Diocleciano. Su cuerpo se conserva en la Iglesia Colegiata de Omegna, guardado en una urna es sacado en una procesión solemne el último sábado de agosto

El culto a estos tres santos se remonta a tiempos muy antiguos; sus nombres aparecen en el llamado martirologio de San Jerónimo o Hieronymianum. Dieron su vida por la fe en la provincia romana de Lucania, en el sur de Italia.

La veneración a San Vito se extendió tanto por Alemania, que su nombre se incluyó entre los Catorce Santos Protectores y se le consideró como patrono especial de los epilépticos y de los afectados por esa enfermedad nerviosa llamada 'Baile de San Vito' (el nombre actual de esta enfermedad es corea de Sydenham), tal vez por eso se le tiene también por protector de los bailarines y actores. Asimismo, se le invocaba contra el peligro de las tormentas, contra el exceso de sueño, mordeduras de serpientes y contra todo daño que las bestias pueden hacer a los hombres. A menudo se le representa acompañado de alguna fiera. San Vito, Modesto y Crescencia, a los que se le atribuían poderes sobrenaturales, murieron por negarse rotundamente a rendir sacrificio a los dioses. Fueron sometidos a diversas torturas de las que salieron ilesos. Los mártires murieron en Lucania, agotados por sus sufrimientos.

La catedral de Praga está dedicada a este santo.

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Fuente: Mercaba.org
Germana Cousin, Santa Pastoricita, Junio 15  

Germana Cousin, Santa

El pueblo de Pibrac, a unos kilómetros de Toulouse, se levanta en las vertientes de una colina por cuya falda corre un arroyo llamado el Courbet. No muy lejos, en la llanura que domina este arroyo, en medio de un paisaje muy descubierto cuya vista se extiende hasta los Pirineos al sur, se encuentra una casa rústica de ladrillos y adobes donde nació Germana Cousin en 1579. Su llegada al mundo pareció señalar el fin tan deseado de las guerras de religión, que habían ensangrentado durante años el reino, y especialmente el Languedoc.

Maitre Laurent, el padre de Germana, honrado labrador, gozaba en el pueblo de cierta consideración, puesto que llegó a ser cónsul, o sea alcalde, en 1573 y 1574. Era modesta su alquería, pero la explotación de varias fincas le proporcionaba una renta decente. Entre los años 1575 y 78 casó en terceras nupcias con la que iba a ser madre de nuestra Santita, con Marie Laroche. Nació Germana enclenque, escrofulosa e impedida de la mano derecha; desde los años más tiernos quedó huérfana. Hugo, su hermanastro, nacido de la primera mujer, quedaba por amo de la casa. Le llevaba a Germana unos treinta años, Su mujer, Armanda Rajols, despiadada, mandona, regentaba sus cosas con dura mano; trataba reciamente a la pobre tullida, que no valía para las labores de casa y sólo podía prestar insignificantes servicios, como hilar el copo o guardar las ovejas; la mantenía arrinconada como pestífera con el fin de evitar que a nadie se le pegara su repugnante escrófula. Hacía con Germana las veces de madre una pobre sirvienta llamada Juana Aubian, quien descubría sus llagas, las lavaba y curaba, llevando a la chiquilla a su lado al amor de la lumbre, partiendo con ella la comida y la cama hasta que la juzgaron bastante crecida para que se echara a dormir sola debajo de las escaleras del establo contiguo a las habitaciones de la casa. La bondadosa Juana Aubian era una mujer profundamente caritativa: no sabía leer ni escribir, pero poseía esa intuición de las cosas sobrenaturales que el Señor deposita en las almas sencillas y puras. Ella fue quien instruyó a Germana en las verdades de la fe y abrió su corazón al amor de Dios, hablándole de las maravillas que el Salvador obra en favor de los desventurados.

Puesto que no valía para ser empleada en las faenas del campo, Germana fue arrinconada como pastora, sin que los suyos pudieran sospechar que, al igual de los patriarcas, de Genoveva, la pastora de Nanterre, o de Juana de Arco, la pastora de Domrémy, este título iba a ser mas adelante su gloria y la característica de su santidad, aunque la suya debía de realizarse dentro de los estrictos límites de una vida del todo oculta en Dios. Los vecinos de Pibrac sólo sabían de ella que era tullida y atormentada por los duros tratos de su madrastra: probaba ser sonriente y bondadosa, y tan dedicada a la oración y frecuentación de la iglesia, que le habían puesto el apodo de la beata. En el campo, mientras vigilaba su rebaño se la veía postrarse de rodillas tan pronto como se oía el tañido del Angelus; a veces dejaba pacer a su rebaño y echaba a correr hasta la iglesia: no se le desmandaban sus ovejas, que seguían paciendo la hierba alrededor del huso, que quedaba clavado en la tierra todo el tiempo que duraba su ausencia. Fue notorio el hecho de que nunca se las atacaron los lobos, a pesar de que la selva de Bouconne cercana era la guarida de fuertes bandas, que solían encarnizarse contra rebaños, niños y hasta labradores. Una secreta virtud parecía salir de su huso y tenerlos a raya.

Esta era la vida de Germana durante todo el año: en los fuertes calores del verano como en las recias heladas del invierno, cuidadosa y silenciosa, vigilaba su rebaño. Cuando cerraba la noche se recogía con él y se pasaba las noches durmiendo debajo de las escaleras del establo, junto a sus ovejas, tan cerca del Niño Dios en el aprisco de Belén como los pastores de Navidad. Por la mañana, cuando salía a los pastos, se llevaba en el delantal una ración de pan, no el mejor de casa por cierto: se le reservaban los mendrugos, y ella misma los iba a recoger en el arca, pan de la humillación voluntaria de la pequeña Cenicienta, que no aspiraba a más que al último lugar en casa. Este pan que se le consentía, como las migajas caídas de la mesa de los ricos, Germana lo compartía con los más pobres. En aquel entonces se viajaba a pie; ¡cuántos vagabundos, peregrinos y menesterosos en busca de pan iban y venían por los caminos pidiendo delante de las puertas y a la entrada de los pueblos! Germana los veía acercarse desde lejos, se iba hacia ellos y, abriendo su delantal, compartía con ellos el consuelo del pan y de su sonrisa. Quiso El Señor manifestar con un prodigio notorio cuán agradable era delante de Él la caridad de Germana.

Se aproximaba el término de su vida. Armanda, que tenía barruntos de la prodigalidad de la joven para con la gentuza, viéndola cierto día marcharse de casa con una provisión que abultaba más que acostumbraba, resolvió seguirla con un garrote en la mano, con ánimo de confundirla delante de testigos presenciales de su fechoría, hizo que parara delante de unos vecinos, tirándola bruscamente del delantal. y ocurrió el milagro: a los pies de la joven, desparramadas en el suelo, se le caían como llovidas del cielo unas flores silvestres. Los testigos contemporáneos tuvieron cuidado de añadir: "Y no era la estación de las flores". Armanda, aterrorizada por el prodigio celeste, quería volver a mejores sentimientos. "Vuelve con nosotros, te acomodaremos una buena habitación, comerás con nosotros". pero Germana rechazaba con suavidad sus propuestas. Tenía afición a su camaranchón: ¿acaso no era el mísero alojamiento en el que Jesucristo Nuestro Señor le había comunicado su consuelo y su alegría?

Tan estupendo milagro ocurrió algunos años antes de su muerte; pero ya había sido glorificada por Dios delante de los vecinos del lugar. El párroco de Pibrac, don Guillermo Carné, se hacía lenguas de la santidad de la joven, tan devota a los oficios y tan caritativa con todos. Sabedor de las luces que Dios le deparaba en los misterios de la fe, le dio permiso para que diera la doctrina a los niños. Fue Germana una maravillosa catequista; acudían a ella las criaturas en los campos para oírla hablar de Dios, valiéndose de las cosas visibles para poner al alcance de sus oyentes los altos secretos de la realidad invisible, no de otra manera que Nuestro Señor cuando enseñaba a los corazones puros y sencillos en un maravilloso lenguaje de parábolas. A todos les inculcaba su ardiente amor a la Eucaristía, puesto que solía comulgar cada domingo, sin faltar en ninguna de las fiestas de la iglesia. Un día, pues, dirigiéndose a la parroquia cuando se preparaba a vadear el arroyo, se encontró con que las aguas salidas de madre le impedían el paso. Las gentes se reían de la beata. Pero Germana, con santo atrevimiento, se prepara a cruzar las aguas como solía. Y ocurrió el milagro: las aguas arremolinadas y sucias se apartan, dejándola pasar a pie enjuto. Volvió a reproducirse el prodigio después de la misa. La noticia se difunde en la comarca y cunde la voz de que la pequeña pastora del tío Lorenzo es una santa. En una canción popular muy divulgada aparece Germana: se la llama la violeta de Pibrac. Pero la Santa no hace caso de lo que dicen de ella; sigue con su vida oculta, aguantando con admirable paciencia sus miserias y trabajos, fiel a su condición humilde, de secreto martirio, hasta su muerte.

Un sacerdote de la diócesis de Auch, al hacer de noche el viaje a Toulouse, y dos religiosos que habían encontrado asilo en las ruinas de un antiguo castillo cercano a Pibrac, afirmaron que en medio de la noche habían visto doce formas blancas dirigirse hacia la llanura y levantarse después hacia el cielo haciendo escolta a una joven vestida de blanco y coronada de flores silvestres. Al entrar de madrugada en el pueblo, se enteraron de que había muerto en la noche una joven tullida tenida en fama por sus virtudes. Había muerto Germana Cousin en aquella noche de junio de 1601, sin ruido, sola, tal como había vivido, debajo de las escaleras del establo.

Fue enterrada en la iglesia de Pibrac, frente al púlpito, en la concesión que poseía su familia. En 1644, al enterrar una allegada de Germana, el sepulturero Guillermo Cassé descubre aterrorizado un cuerpo en perfecto estado de conservación casi a ras del suelo. Era el cuerpo de una joven que parecía haber sido enterrada el día anterior. La noticia se difunde en el pueblo. Los ancianos reconocen a Germana Cousin: su cuello lleva todavía las señales de sus lamparones, la mano derecha no se parece a la otra. Entonces vuélvense a contar los milagros ocurridos en vida de Germana; queda expuesto su cuerpo en la iglesia y se produce el primer milagro póstumo: la señora del castillo de Beauregard fue curada de un absceso del seno que ponía en peligro la vida de su recién nacido. En testimonio de gratitud hizo donación de un ataúd de plomo, en el que quedó depositada la preciosa reliquia del cuerpo de la Santa.

Iba a empezar una serie de milagros tan manifiestos, tan frecuentes y sonados, que hacen de Santa Germana una de las más grandes taumaturgas de todos los tiempos: paralíticos y ciegos, personas atacadas de abscesos infecciosos o de incurables llagas purulentas, enfermos y tullidos que se acercaban al sepulcro de Germana, se encontraban súbitamente curados durante la santa misa. Los expedientes en los que constan los primeros milagros fueron consultados en 1661 por don Jean Dufour, arcediano de la catedral de Toulouse, y más tarde, en 1700, por el párroco de la Dalbade; no obstante, tardaba el proceso de beatificación a pesar de las curaciones milagrosas, que no cesaban. Un legajo de documentos fue confiado en 1739 a un misionero apostólico en Mesopotamia para que lo entregase, a su paso por Roma, a la Sagrada Congregación de Ritos; dichos documentos debieron de extraviarse, puesto que nunca fueron remitidos a Roma. En 1793, en pleno período revolucionario, los miembros del Comité de Salvación Pública, queriendo llevar a cabo un designio sacrílego de sustraer los "cadáveres" a la devoción de las muchedumbres, se encarnizaron sobre el cuerpo de Germana, arrojándole en un foso de cal viva, mientras se mandaba el ataúd de plomo a Toulouse para que sirviera para la fabricación de balas. Pasada la oleada revolucionaria, se descubrió por segunda vez el cuerpo: apareció casi intacto, a pesar de haber permanecido durante años bajo la acción de la cal viva, Entonces se volvió a tratar del proceso de beatificación.

En enero de 1845 el expediente era entregado, por fin, a la Sagrada Congregación de Ritos. Gregorio XVI dio su firma dos días antes de morir para aprobar los trabajos de la Comisión apostólica. Fue Pío IX quien tuvo la alegría de proclamar Beata a Germana en 1854, y Santa en 1867. Al terminar el siglo no se contaban menos de cuatrocientos milagros realizados por la intercesión de la Santa. Para el proceso de beatificación sólo se retuvieron los cuatro más conocidos: en 1845 la casa de las religiosas del Buen Pastor, de Bourges, a quienes faltaba hasta el pan, debe a su intervención dos multiplicaciones milagrosas de pan y harina; en 1828 Jacquette Cathala, niña de siete años, fue instantáneamente curada de un raquitismo incurable; Felipe Lucas, niño de doce años, igualmente de una fístula en la cadera. Entre los numerosos milagros realizados por la intercesión de la Santa de Pibrac mentaremos el de que fue favorecida María Teresa de España en febrero de 1845. La esposa de don Carlos, que vivía exilada en Bourges, padecía de un hipo tan alarmante con congestión de la garganta, que los médicos habían abandonado toda esperanza de salvarla. Doña María Teresa se puso al cuello una medalla de la Santa, se durmió y despertó al día siguiente totalmente curada.

Las fiestas de la canonización se celebraron con un esplendor incomparable tanto en la capilla Sixtina como en la ciudad de Toulouse, en medio de un alborozo general, que destaca la gran popularidad que disfruta la Santa de Pibrac. Hoy en día la aldea de Santa Germana sigue siendo un centro de peregrinación donde acuden los fieles todos los domingos. Cuando se celebra la gran peregrinación anual el 16 de junio, la muchedumbre no cabe en la pequeña parroquia. Una basílica empezada a levantar a principios de siglo está todavía sin acabar. El actual párroco, superior de la Congregación de los Misioneros de los Campos, confía en que su terminación ha de ser obra de la devoción a la Santa, cuyo resplandor sigue iluminando las tierras de Languedoc, a las que tanto ha amado. Todo resulta maravilloso en la historia de Santa Germana. Dios ha revestido a la flor de los campos y el lirio de los valles de la gloria de los santos para manifestar una vez más al mundo cómo se complace en revelar a los humildes sus secretos misterios, ocultos en su seno desde los orígenes de la creación.

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Fuente: Vatican.va
Albertina Berkenbrock, Beata Virgen y Mártir, Junio 15  

Albertina Berkenbrock, Beata

Albertina Berkenbrock nació el 11 de abril de 1919 en Saõ Luís, municipio de Imaruí, al norte de Brasil, y fue bautizada el 25 de mayo sucesivo. Recibió la Confirmación el 9 de marzo de 1925 y la primera Comunión el 16 de agosto de 1928. Su familia, profundamente católica, provenía de Westfalia (Alemania). Frecuentaban regularmente la iglesia y rezaban todos los días en el hogar. La sierva de Dios vivió en este ambiente propicio, donde sus padres pusieron los cimientos de su fe sencilla y pura. Su formación religiosa prosiguió con la catequesis de preparación para los sacramentos.

Su madre recordaba que Albertina fue siempre muy obediente, dócil y piadosa. Ayudaba mucho en los quehaceres del hogar así como en las labores del campo; en la escuela era amada tanto por sus maestros como por sus compañeros. Fue siempre muy sencilla, modesta en el vestir, serena y delicada. De su sentido cristiano de la vida nacía su inclinación a la bondad, a la piedad y a la virtud, en la medida en que una niña de 12 años podía comprenderlas y vivirlas.

La sierva de Dios tenía dos puntos de referencia espirituales: la Virgen Madre de Dios y san Luis Gonzaga. Su ambiente familiar, su sensibilidad de niña, su formación religiosa y su profunda devoción a san Luis constituyen los presupuestos para identificar en el alma de la sierva de Dios no sólo una honestidad natural, sino también la plena conciencia del sentido de pecado y de la custodia de su pureza.

Tres palabras son particularmente recurrentes en los testimonios de quienes conocieron a Albertina: "delicada", "modesta" y "reservada". Otro elemento que emerge con fuerza de los testimonios es su gran sentido de caridad, que manifestaba acompañando a las niñas más pobres, jugando y compartiendo con ellas su pan. Lo hacía, en particular, con los hijos de Idanlício, su asesino, que trabajaba para su familia; esto tenía un mérito especial porque eran de raza negra y en esa región, de colonización germánica e italiana, existía un fuerte sentimiento racista.

Idanlício Cipriano Martins tenía 33 años y vivía con su mujer y sus hijos cerca de la casa de los Berkenbrock. El 15 de junio de 1931, hacia las cuatro de la tarde, Albertina estaba apacentando el ganado de su familia cuando el padre le pidió que fuera a buscar un buey que se había alejado. En el camino encontró a Idanlício, que se ofreció a ayudarle. Con engaño, la condujo a un bosque cercano pidiéndole tener una relación sexual. Albertina se opuso con firmeza para salvaguardar su pureza, e Idanlício intentó violarla. Al no lograrlo, el hombre extrajo una navaja y le cortó la garganta, causándole la muerte en el acto. Albertina tenía doce años y medio.

Dos días después se celebró su funeral. Los habitantes de Saõ Luís y de muchas aldeas vecinas participaron con gran conmoción, no sólo por el modo trágico como había muerto, sino sobre todo por el heroísmo con el que había defendido su pureza. En el lugar del martirio se construyó posteriormente una capilla dedicada a santa Inés —otra virgen mártir de los primeros siglos del cristianismo—, a la que acudían sin cesar multitudes de peregrinos para pedir gracias a través de la sierva de Dios.

En 1952, en la misma capilla en la que Albertina había recibido la primera Comunión, se reunió el tribunal eclesiástico de la archidiócesis de Florianópolis para incoar el proceso de beatificación y canonización. Con la división de la archidiócesis y la creación de la diócesis de Tubarão, los pastores de esta nueva circunscripción eclesiástica se encargaron de promover la causa. El 16 de diciembre de 2006 Su Santidad Benedicto XVI firmó el decreto sobre el martirio de la sierva de Dios Albertina Berkenbrock y el 20 de octubre de 2007 la beatificó.

Si usted tiene información relevante para la canonización de la Beata Albertina, contacte a:
Vicepostulação da Causa A. Berkenbrock
C.P. 341
88701-970 Tubarão, BRAZIL

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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