JMJ
Pax
Está escrito que Cristo tenía que padecer y tenía que resucitar de entre los muertos al tercer día
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los discípulos contaban lo que les había ocurrido cuando iban de camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.
Estaban comentando lo sucedido, cuando el mismo Jesús se presentó en medio y les dijo:
"La paz esté con ustedes".
Espantados y llenos de miedo, creían ver un fantasma. Pero él les dijo:
"¿De que se asustan? ¿Por qué surgen dudas en su interior? Vean mis manos y mis pies; soy yo en persona. Tóquenme y convénzanse de que un fantasma no tiene ni carne ni huesos, como ven que yo tengo".
Y dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como aún se resistían a creer por la alegría y el asombro, les dijo:
"¿Tienen algo de comer?"
Ellos le dieron un trozo de pescado asado. El lo tomó y lo comió delante de ellos. Después les dijo:
"Cuando aún estaba entre ustedes les dije que era necesario que se cumpliera todo lo escrito sobre mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos".
Entonces les abrió la inteligencia para que comprendieran las Escrituras; y les dijo:
"Estaba escrito que el Mesías tenía que morir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se anunciaría a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén, la conversión y el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de estas cosas".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Catecismo 2181: La Eucaristía del domingo fundamenta y confirma toda la práctica cristiana. Por eso los fieles están obligados a participar en la Eucaristía los días de precepto, a no ser que estén excusados por una razón seria (por ejemplo, enfermedad, el cuidado de niños pequeños) o dispensados por su pastor propio (cf CIC can. 1245). Los que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave."
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
3er. Dom de Pascua Ciclo B
Aclamen al Señor, habitantes todos de la tierra; canten himnos a su nombre, denle gracias y alábenlo. Aleluya.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, tú que nos has renovado en el espíritu al devolvernos la dignidad de hijos tuyos; concédenos aguardar, llenos de júbilo y esperanza, el día glorioso de la resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Ustedes dieron muerte al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 3, 12-15.17-19
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
"Israelitas, ¿por qué se admiran de este suceso? ¿Por qué nos miran como si nosotros hubiéramos hecho caminar a éste por nuestro propio poder o virtud? El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha manifestado la gloria de su siervo Jesús, al que ustedes entregaron y rechazaron ante Pilato, quien había resuelto dejarlo en libertad. Ustedes rechazaron al Santo y al Justo, pidieron que se diera libertad a un asesino y mataron al autor de la vida. Pero Dios lo ha resucitado de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello.
Ya sé, hermanos, que lo hicieron por ignorancia, igual que sus jefes. Pero Dios cumplió así lo que había anunciado por los profetas: que su Mesías tenía que padecer.
Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que sean borrados sus pecados.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Sal 4, 2.4.7.9
En ti, Señor, confío.
Respóndeme cuando te invoco, Dios mío mi salvador; tú, que en la angustia me diste alivio, ten piedad de mí y escucha mi oración.
En ti, Señor, confío.
Sepan que el Señor me ha mostrado su amor; el Señor me escucha cuando lo invoco.
En ti, Señor, confío.
Hay muchos que dicen: "Quién nos mostrará la felicidad?" Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro.
En ti, Señor, confío.
Me acuesto tranquilo y en seguida me duermo, porque sólo tú, Señor, me haces descansar en paz.
En ti, Señor, confío.
Cristo es la víctima de propiciación por nuestros pecados y por los del mundo entero
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2, 1-5
Hijos míos, les escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre un abogado, Jesucristo, el Justo. El se ha entregado como víctima por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino por los del mundo entero.
Sabemos que conocemos a Dios, si cumplimos sus mandamientos. El que dice: "Yo lo conozco", pero no cumple sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él. En cambio, el amor de Dios llega verdaderamente a su plenitud en aquel que cumple su palabra. Esta es la prueba de que estamos en él.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Señor Jesús, haz que comprendamos la Sagrada Escritura. Enciende nuestro corazón mientras nos hablas.
Aleluya.
Está escrito que Cristo tenía que padecer y tenía que resucitar de entre los muertos al tercer día
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los discípulos contaban lo que les había ocurrido cuando iban de camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.
Estaban comentando lo sucedido, cuando el mismo Jesús se presentó en medio y les dijo:
"La paz esté con ustedes".
Espantados y llenos de miedo, creían ver un fantasma. Pero él les dijo:
"¿De que se asustan? ¿Por qué surgen dudas en su interior? Vean mis manos y mis pies; soy yo en persona. Tóquenme y convénzanse de que un fantasma no tiene ni carne ni huesos, como ven que yo tengo".
Y dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como aún se resistían a creer por la alegría y el asombro, les dijo:
"¿Tienen algo de comer?"
Ellos le dieron un trozo de pescado asado. El lo tomó y lo comió delante de ellos. Después les dijo:
"Cuando aún estaba entre ustedes les dije que era necesario que se cumpliera todo lo escrito sobre mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos".
Entonces les abrió la inteligencia para que comprendieran las Escrituras; y les dijo:
"Estaba escrito que el Mesías tenía que morir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se anunciaría a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén, la conversión y el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de estas cosas".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Invoquemos, hermanos y hermanas, a Cristo, triunfador del pecado y de la muerte, que siempre intercede por nosotros:
(Respondemos, a cada petición: Te rogamos, que nos escuches).
Para que Cristo, el Señor, atraiga hacia sí el corazón de los fieles y fortalezca sus voluntades, de manera que busquen los bienes de allá arriba, donde él está sentado a la derecha de Dios, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Para que Cristo, amo supremo de la creación, haga que todos los pueblos gocen abundantemente de la paz que en sus apariciones otorgó a los discípulos, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Para que Cristo, el destructor de la muerte y el médico de toda enfermedad, se compadezca de los débiles y los desdichados y aleje del mundo el hambre, las guerras y todos los males, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Para que Cristo, el Señor, salve y bendiga nuestra Iglesia; y conceda la paz, la alegría y el descanso en las fatigas a los que hoy nos hemos reunido aquí para celebrar su triunfo, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Celebrante:
Señor Dios, que con la muerte gloriosa de tu Hijo, víctima de propiciación por nuestros pecados, has puesto el fundamento de la reconciliación y de la paz; escucha las oraciones de tu Iglesia y haz de nosotros signo y levadura de una humanidad nueva, pacificada por tu amor.
Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
Amén.
Acepta, Señor, los dones que te presentamos llenos de júbilo por la resurrección de tu Hijo, y concédenos participar con él, de la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
El misterio pascual
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este tiempo en Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él es el cordero de Dios que quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó nuestra muerte, y resucitando restauró la vida.
Por eso,
con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Así estaba escrito: El Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón a todos los pueblos. Aleluya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Mira, Señor, con bondad a estos hijos tuyos que has renovado por medio de los sacramentos y condúcelos al gozo eterno de la resurrección.
Amén.
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† Meditación diaria
PASCUA. TERCER DOMINGO
EL DIA DEL SEÑOR
- El domingo, día del Señor.
- Las fiestas cristianas. Sentido de las festividades. La Santa Misa, centro de la fiesta cristiana.
- El culto público a Dios. El descanso dominical y festivo.
I. "El día llamado del Sol se reúnen todos en un mismo lugar, quienes habitan en la ciudad y los que viven en el campo... Y nos reunimos todos en este día, en primer lugar porque, en este día, que es el primero de la semana, Dios creó el mundo (...) y porque es el día en que Jesucristo nuestro Salvador resucitó de entre los muertos" (1). El sábado judío dio paso al domingo cristiano desde los mismos comienzos de la Iglesia. Desde entonces, cada domingo celebramos la Resurrección de Cristo.
El sábado era en el Antiguo Testamento día dedicado a Yahvé. Dios mismo lo instituyó (2) y mandó que el pueblo israelita se abstuviera de ciertos trabajos en esa jornada, para dedicarse a honrar a Dios (3). También era el día en el que se congregaba la familia y se celebraba el fin de la cautividad en Egipto. Con el paso del tiempo, los rabinos complicaron el precepto divino, y en tiempos de Jesús existía una serie de minuciosas y agobiantes prescripciones que nada tenían que ver con lo que Dios había dispuesto sobre el sábado.
Los fariseos chocaron frecuentemente con Jesús por estas cuestiones. Sin embargo, el Señor no menospreció el sábado, no lo suprimió como día dedicado a Yahvé; por el contrario, parece ser su día predilecto: acude ese día a las sinagogas a predicar, y muchos de sus milagros fueron realizados en día de sábado.
La Sagrada Escritura, en innumerables pasajes, había dado siempre un concepto alto y noble del sábado. Era el día establecido por Dios para que su pueblo le diese un culto público, y la total dedicación de la jornada aparece como una obligación grave (4). La importancia del precepto se deduce también de la repetición de ese mandato a lo largo de la Escritura. En ocasiones, los Profetas señalan como causa de los castigos de Dios sobre su pueblo el no haber guardado sus sábados.
El descanso sabático era de naturaleza estrictamente religiosa, y por eso culminaba y se manifestaba en la oblación de un sacrificio (5).
Las fiestas de Israel, y particularmente el sábado, eran signo de la alianza divina y un modo de expresar el gozo de saberse propiedad del Señor y objeto de su elección y de su amor. Por eso cada fiesta estaba ligada a un acontecimiento de salvación.
Sin embargo, aquellas fiestas sólo contenían la promesa de una realidad que aún no había tenido lugar. Con la Resurrección de Jesucristo, el sábado deja paso a la realidad que anunciaba, la fiesta cristiana. El mismo Jesús habla del reino de Dios como de una gran fiesta ofrecida por un rey con ocasión de las bodas de su hijo (6), en quien somos invitados a participar de los bienes mesiánicos (7). Con Cristo surge un culto nuevo y superior, porque tenemos también un nuevo Sacerdote, y se ofrece una nueva Víctima.
II. Después de la Resurrección, el primer día de la semana fue considerado por los Apóstoles como el día del Señor, dominica dies (8), cuando Él nos alcanzó con su Resurrección la victoria sobre el pecado y la muerte. Por eso los primeros cristianos tenían las reuniones litúrgicas en domingo. Y ésta ha sido la constante y universal tradición hasta nuestros días. "La Iglesia, por una tradición apostólica que trae su origen desde el mismo día de la Resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que es llamado con razón día del Señor o domingo" (9).
Este precepto de santificar las fiestas regula un deber esencial del hombre con su Creador y Redentor. En este día dedicado a Dios le damos culto especialmente con la participación en el Sacrificio de la Misa. Ninguna otra celebración llenaría el sentido de este precepto.
Junto al domingo, la Iglesia determinó las fiestas que conmemoran los principales acontecimientos de nuestra salvación: Navidad, Pascua, Ascensión, Pentecostés, otras fiestas del Señor, y las fiestas de la Virgen. Junto a éstas, los cristianos celebraron desde el principio el die natalis o aniversario del martirio de los primeros cristianos. Las fiestas cristianas llegaron incluso a ordenar el mismo calendario civil. Siguiendo el calendario, la Iglesia "conmemora los misterios de la redención, abre las riquezas del poder santificador y de los méritos de su Señor, de tal manera que en cierto modo se hacen presentes en todo momento para que puedan los fieles ponerse en contacto con ellos y llenarse de la gracia de la salvación" (10).
El centro y el origen de la alegría de la fiesta cristiana se encuentra en la presencia del Señor en su Iglesia, que es la prenda y el anticipo de una unión definitiva en la fiesta que no tendrá fin (11). De ahí la alegría que inunda la celebración dominical, como aparece en la Oración sobre las ofrendas de la Misa de hoy: Recibe, Señor, las ofrendas de tu Iglesia exultante de gozo; y pues en la resurrección de tu Hijo nos diste motivo para tanta alegría, concédenos participar de este gozo eterno. Por eso nuestras fiestas no son un mero recuerdo de hechos pasados, como puede serlo el aniversario de un acontecimiento histórico, sino que son un signo que manifiesta y hace presente a Cristo entre nosotros.
La Santa Misa hace presente a Jesús en su Iglesia y es Sacrificio de valor infinito que se ofrece a Dios Padre en el Espíritu Santo. Todos los demás valores humanos, culturales y sociales de la fiesta deben ocupar un segundo lugar, cada uno en su orden, sin que en ningún momento oscurezcan o sustituyan lo que debe ser fundamental. Junto a la Santa Misa, tienen un lugar importante las manifestaciones de piedad litúrgica y popular, como el culto eucarístico, las procesiones, el canto, un mayor cuidado en el vestir, etc.
Hemos de procurar, mediante el ejemplo y el apostolado, que el domingo sea "el día del Señor, el día de la adoración y de la glorificación de Dios, del santo Sacrificio, de la oración, del descanso, del recogimiento, del alegre encontrarse en la intimidad de la familia" (12).
III. Aclamad al Señor, tierra entera; tocad en honor de su nombre, cantad himnos a su gloria, leemos en la Antífona de entrada (13).
El precepto de santificar las fiestas responde también a la necesidad de dar culto público a Dios, y no sólo de modo privado. Algunos pretenden relegar el trato con Dios al ámbito de la conciencia, como si no debiera tener necesariamente manifestaciones externas. Sin embargo, el hombre tiene el deber y el derecho de rendir culto externo y público a Dios; sería una grave lesión que los cristianos se vieran obligados a ocultarse para poder practicar su fe y dar culto a Dios, que es su primer derecho y su primer deber.
El domingo y las fiestas determinadas por la Iglesia son, ante todo, días para Dios y días especialmente propicios para buscarle y para encontrarle. "Quaerite Dominum. Nunca podemos dejar de buscarlo: sin embargo, hay períodos que exigen hacerlo con más intensidad, porque en ellos el Señor está especialmente cercano, y por lo tanto es más fácil hallarlo y encontrarse con Él. Esta cercanía constituye la respuesta del Señor a la invocación de la Iglesia, que se expresa continuamente mediante la liturgia. Más aún, es precisamente la liturgia la que actualiza la cercanía del Señor" (14).
Las fiestas tienen una gran importancia para ayudar a los cristianos a recibir mejor la acción de la gracia. En esos días se exige también que el creyente interrumpa el trabajo para poder dedicarse mejor al Señor. Pero no hay fiesta sin celebración, pues no basta dejar el trabajo para hacer fiesta; tampoco hay fiesta cristiana sin que los creyentes se reúnan para dar gracias, alabar al Señor, recordar sus obras, etcétera. Por eso indicaría poco sentido cristiano plantear el domingo, la fiesta, el fin de semana..., de manera que se hiciera imposible o muy difícil ese trato con Dios. A algunos cristianos tibios les sucede que acaban por pensar que no tienen tiempo para asistir a la Santa Misa, o lo hacen precipitadamente, como quien se libera de una enojosa obligación.
El descanso no es sólo una oportunidad para recuperar fuerzas, sino que es también signo y anticipo del reposo definitivo en la fiesta del Cielo. Por eso la Iglesia quiere celebrar sus fiestas incluyendo el descanso laboral, al que por otra parte tienen derecho los fieles cristianos como ciudadanos iguales a los demás; derecho, que el Estado ha de garantizar y proteger.
El descanso festivo no debe interpretarse ni ser vivido como un simple no hacer nada -una pérdida de tiempo-, sino como la ocupación positiva y el enriquecimiento personal en otras tareas. Hay muchos modos de descansar, y no conviene quedarse en el más fácil, que muchas veces no es el que mejor nos descansa. Si sabemos limitar, por ejemplo, el uso de la televisión también los días de fiesta, no repetiremos tanto la falsa excusa de que "no tenemos tiempo". Al contrario, veremos que esos días podemos pasar más tiempo con la familia, atender a la educación de los hijos, cultivar el trato social y las amistades, hacer alguna visita a unas personas necesitadas, o que están solas o enfermas, etcétera. Es quizá la ocasión que estábamos buscando para poder conversar detenidamente con un amigo; o el momento para que el padre o la madre puedan hablar a solas, al hijo que más lo necesita y escuchar. En general, hay que "... saber tener todo el día cogido por un horario elástico, en el que no falte como tiempo principal -además de las normas diarias de piedad- el debido descanso, de tertulia familiar, la lectura, el rato dedicado a una afición de arte, de literatura o de otra distracción noble: llenando las horas con una tarea útil, haciendo las cosas lo mejor posible, viviendo los pequeños detalles de orden, de puntualidad, de buen humor" (15).
(1) Liturgia de las Horas. Segunda lectura. SAN JUSTINO, Apología 1ª 67.- (2) Gen 2, 3.- (3) Ex 20, 8-11; 21, 13; Dt 5, 14.- (4) Cfr. Ex 31, 14-15.- (5) Cfr. Num 18, 19-28, 9-10.- (6) Cfr. Mt 22, 2-13.- (7) Cfr. Is 25, 6-8.- (8) Apoc 1, 10.- (9) CONC. VAT. II, Const. Sacrosanctum Concilium, 106.- (10) Ibídem, 102.- (11) Cfr. Apoc 21, 1 ss; 2 Cor 1, 22.- (12) PIO XII, Aloc 7-IX-1947 .- (13) Sal 65, 1-2.- (14) JUAN PABLO II, Homilía, 20-III-1980.- (15) Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer, 111.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Nota: imagen tiene un error, la fiesta es el 15 de Abril
Fuente: EWTN
Damián de Molokai (José de Veuster), Santo Sacerdote Leproso, 15 de abril
Leproso por voluntad divina Martirologio Romano: En Kalavai, de la isla de Molokay, en Oceanía, beato Damián de Veuster, presbítero de la Congregación de Misioneros de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, quien, entregado a la asistencia de los leprosos, terminó él mismo contagiado de esta enfermedad (1889).
El Padre Damián nació el 3 de enero de 1840, en Tremeloo, Bélgica.
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Películas
Nueva:
http://es.gloria.tv/?media=317986
Blanco y negro:
http://www.gloria.tv/?media=123192
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Basilisa y Anastasia, Santas Nobles romanas mártires, Abril 15
Etimológicamente: Anastasia = Aquella que resucita, es de origen griego.
Las ilustres y venerables matronas romanas santa Basilisa y santa Anastasia, habían recibido la luz de la fe y la gracia de nuestro Señor Jesucristo por mano de los gloriosos príncipes de los apóstoles san Pedro y san Pablo. |
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Fuente: ACI Prensa
César de Hus, Beato Sacerdote Fundador, Abril 15
Fundador Martirologio Romano: En Aviñón, de la Provenza, en Francia, beato César de Hus, presbítero, que, tras haberse convertido de la vida mundana, se entregó por entero a la predicación y a la catequesis, y fundó la Congregación de los Padres de la Doctrina Cristiana, para que diese gloria a Dios con la instrucción de los fieles (1607).
Nació en Cavillón, Francia, el 3 de Febrero de 1544. |
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Fuente: M. Rodriguez Arévalo y Gabriel Castilla
Potenciana, Santa Virgen, Abril 15
Virgen Martirologio Romano: En la ciudad llamada Villanueva de la Reina, en la región hispánica de Andalucía, santa Potenciana, virgen, que se santificó trabajando como tejedora en su propia casa (s. XII/XIII).
SANTA POTENCIANA, es la patrona de Villanueva de la Reina. |
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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Abril 15
Santos Teodoro y Pausilipo, mártires |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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