JMJ
Pax
Dios hará justicia a sus elegidos que claman a él
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18, 1-8
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso esta parábola:
"En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Vivía en aquella misma ciudad una viuda que le solicitaba con frecuencia:
"Hazme justicia frente a mi adversario".
Por mucho tiempo el juez no le hizo caso, pero después se dijo:
"Aunque no temo a Dios ni respeto a nadie, por la insistencia de esta viuda le haré justicia para que no me siga molestando".
Dicho esto, Jesús comentó:
"Si así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche? ¿Que los hará esperar? Yo les aseguro que les hará justicia sin tardar.
Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen que encontrará esta fe en la tierra?"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
29a. Dom Ord Ciclo C
Antífona de Entrada
Yo te invoco, porque tú me respondes, Dios mío; atiéndeme y escucha mis palabras. Cuídame como a las niñas de tus ojos; cúbreme bajo la sombra de tus alas.
Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno: haz que nuestra voluntad sea siempre dócil a la tuya y podamos servirte con un corazón sincero.
Por nuestro Señor Jesucristo....
Amén.
Primera Lectura
Mientras Moisés tenía las manos en alto, dominaba Israel
Lectura del libro del Exodo 17, 8-13
En aquellos días, los amalecitas vinieron a atacar a los israelitas en Refidín.
Moisés dijo entonces a Josué:
"Elige algunos hombres y sal a combatir a los amalecitas. Mañana yo me colocaré en lo alto del monte con la vara de Dios en la mano".
Josué cumplió las órdenes de Moisés, y salió a pelear contra los amalecitas.
Moisés, Aarón y Jur subieron a la cumbre del monte. Mientras Moisés tenía las manos en alto dominaba Israel, pero cuando las bajaba, Amalec dominaba.
Como se le cansaban los brazos a Moisés, sus compañeros lo hicieron sentar sobre una piedra; Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado. Así Moisés pudo mantener en alto las manos hasta la puesta del sol. Josué derrotó a los amalecitas y acabó con ellos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del Salmo 120
El auxilio me viene del Señor.
La mirada dirijo hacia la altura de donde ha de venirme todo auxilio. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
El auxilio me viene del Señor.
No dejará que des un paso en falso, pues es tu guardián que nunca duerme. No, jamás se dormirá o descuidará el guardián de Israel.
El auxilio me viene del Señor.
El Señor te protege y te da sombra, está siempre a tu lado; no te hará daño el sol durante el día, ni la luna de noche.
El auxilio me viene del Señor.
Te guardará el Señor en los peligros y cuidará tu vida; protegerá tus ires y venires, ahora y para siempre.
El auxilio me viene del Señor.
Segunda Lectura
El hombre de Dios será perfecto y enteramente preparado para toda obra buena
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 3, 14-17; 4, 1-3
Querido hermano: Permanece firme en lo que has aprendido y se te ha confiado; bien sabes de quiénes lo aprendiste, y desde tu infancia estás familiarizado con la Sagrada Escritura, que puede darte la sabiduría que por la fe en Cristo Jesús conduce a la salvación.
Toda la Sagrada Escritura está inspirada por Dios, y es útil para enseñar, para reprender, para corregir y para educar en la virtud, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté enteramente preparado para toda obra buena.
En presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir a juzgar a vivos y muertos, te pido encarecidamente, por su advenimiento y por su Reino: Anuncia la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, convence, reprende y exhorta con toda paciencia y sabiduría.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
La palabra de Dios es viva y eficaz y descubre los pensamientos e intenciones del corazón.
Aleluya.
Evangelio
Dios hará justicia a sus elegidos que claman a él
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18, 1-8
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso esta parábola:
"En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Vivía en aquella misma ciudad una viuda que le solicitaba con frecuencia:
"Hazme justicia frente a mi adversario".
Por mucho tiempo el juez no le hizo caso, pero después se dijo:
"Aunque no temo a Dios ni respeto a nadie, por la insistencia de esta viuda le haré justicia para que no me siga molestando".
Dicho esto, Jesús comentó:
"Si así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche? ¿Que los hará esperar? Yo les aseguro que les hará justicia sin tardar.
Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen que encontrará esta fe en la tierra?"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Invoquemos, hermanos y hermanas, al Señor, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad:
Después de cada petición respondemos: Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que el Señor avive el corazón de los fieles y los empuje a trabajar en la salvación de todos los hombres y en el anuncio del Evangelio a todos los pueblos, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que sean desterradas todas las divisiones que separan a pueblos y razas, y se mantengan firmes en la sociedad humana la igualdad y la justicia, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que los prófugos, los exiliados, los rechazados por la sociedad y los abandonados puedan regresar a la patria y para que el Señor conceda a todos un corazón bondadoso para con los pobres y forasteros, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que Dios infunda en nuestros corazones su Espíritu de amor, a fin de que, revestidos con los mismos sentimientos de Cristo, amemos a Dios en los hermanos, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Celebrante:
Dios nuestro, que, gracias a las manos en alto de tu siervo Moisés, diste a tu pueblo la victoria, contempla a tu Iglesia reunida en oración y haz que el nuevo Israel progrese en el bien y venza a las fuerzas malignas que amenazan al mundo, mientras espera la hora en que harás justicia a tus elegidos que claman a ti día y noche.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Santifica, Señor, estos dones tuyos que con sincera voluntad te presentamos, y por medio de esta Eucaristía dígnate purificarnos y renovarnos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
El misterio pascual ha hecho de nosotros el pueblo de Dios
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Quien, por su misterio pascual, realizó la obra maravillosa de llamarnos del pecado y de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su propiedad, para que, trasladados de las tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Los ojos del Señor están puestos en sus hijos, en los que esperan en su misericordia, para librarlos de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta celebración eucarística nos comunique, Señor, nuevas fuerzas para cumplir tu voluntad en esta vida y nos confirme en la esperanza de tu Reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
__________________________________________________________________________________________
† Meditación diaria
Vigésimo noveno Domingo
ciclo c
EL PODER DE LA ORACIÓN
— Oración confiada y perseverante.
— Constancia en la petición. Parábola del juez inicuo.
— La oración, consecuencia directa de la fe.
I. Yo te invoco porque Tú me respondes, Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras. Guárdame como a las niñas de tus ojos; a la sombra de tus alas escóndeme1, leemos en la Antífona de entrada de la Misa.
Los textos de la liturgia se centran en el poder que tiene ante Dios la oración perseverante y llena de fe. San Lucas, antes de narrarnos, en el Evangelio de la Misa2, la parábola de la viuda y del juez inicuo, nos indica el fin que Jesús se propone: Les propuso esta parábola para hacerles ver que conviene perseverar en la oración sin desfallecer. En la vida sobrenatural hay acciones que se realizan una sola vez: recibir el Bautismo, el sacramento del Orden... Otras, es necesario llevarlas a cabo muchas veces, como perdonar, comprender, sonreír... Pero hay acciones y actitudes que son de siempre, para las que será necesario vencer el cansancio, la rutina, el desánimo. Entre estas se encuentra la oración, manifestación de fe y de confianza en nuestro Padre Dios, aun cuando parezca que guarda silencio. San Agustín, al comentar este pasaje del Evangelio, pone de relieve la relación que existe entre la fe y la oración confiada: "Si la fe flaquea, la oración perece", enseña el Santo; pues "la fe es la fuente de la oración" y "no puede fluir el río si se seca el manantial del agua"3. Nuestra oración –¡tan necesitados estamos!– ha de ser continua y confiada, como la de Jesús, nuestro Modelo: Padre, ya sé que siempre me escuchas4. Él nos oye siempre.
La Primera lectura de la Misa nos propone la figura de Moisés orante5 en la cima de un monte, mientras Josué se enfrentaba a los amalecitas en Rafidín. Cuando, en actitud de súplica, Moisés tenía en alto las manos, vencía Israel; cuando las bajaba, vencía Amalec. Y para que Moisés siguiera orando, Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado. Así, mantuvo en alto las manos hasta la puesta del sol. Josué derrotó a Amalec y a su tropa, a filo de espada.
No debemos cansarnos de orar. Y si alguna vez comienzan a hacernos mella el desaliento o la fatiga, hemos de pedir a quienes nos rodean que nos ayuden a seguir rezando, sabiendo que ya en ese momento el Señor nos está concediendo otras muchas gracias, quizá más necesarias que los dones que le pedimos. "Quiere el Señor concedernos las gracias, pero quiere que se las pidamos –enseña San Alfonso Mª de Ligorio–. Un día llegó a decir a sus discípulos: Hasta ahora no habéis pedido cosa alguna en nombre mío. Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido (Jn 16, 24). Como si dijera: No os quejéis de Mí si no sois plenamente dichosos, sino quejaos de vosotros mismos por no haber buscado lo que necesitábais; pedídmelo en adelante y seréis atendidos"6. San Bernardo comenta que muchos se quejan de que no les ayuda el Señor, y es el mismo Jesús –afirma el Santo– quien tendría que lamentarse de que no le piden7. Oremos como Moisés: con perseverancia en medio del cansancio, con la ayuda de los demás cuando sea necesario. Es mucho lo que está en juego. Es dura la batalla.
Examinemos hoy si nuestra oración es perseverante, confiada, insistente, sin cansarnos. "Persevera en la oración, como aconseja el Maestro. Este punto de partida será el origen de tu paz, de tu alegría, de tu serenidad y, por tanto, de tu eficacia sobrenatural y humana"8. Nada puede contra una oración perseverante.
II. Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra9, rezamos en el Salmo responsorial.
La idea central de la parábola que leemos en el Evangelio de la Misa nos muestra a dos personajes entre los que existe un fuerte contraste. Por un lado está el juez que ni tenía temor de Dios ni respeto a hombre alguno: le faltan las dos notas esenciales para vivir la virtud de la justicia. En el Antiguo Testamento ya hablaba el Profeta Isaías de los que no hacen justicia al huérfano y a quienes no llega el pleito de la viuda10, de los que absuelven al malo por soborno y quitan a los justos su derecho11. Jeremías alude a los que no juzgaban la causa del huérfano y no sentenciaban el derecho de los pobres12.
Al juez contrapone el Señor una viuda, símbolo de persona indefensa y desamparada. Y a la insistencia perseverante de la viuda, que acude con frecuencia al juez para exponerle su petición, se opone la resistencia de este. El final inesperado sucede precisamente después de un continuo ir y venir de la viuda y de las reiteradas negativas del juez. Termina por ceder el juez, y la parte más débil obtiene lo que deseaba. Y la razón de esta victoria no está en que haya cambiado el corazón del administrador de la justicia: la única arma que ha conseguido la victoria es la petición insistente, la tozudez de la mujer, la constancia que vence la oposición más tenaz. Y concluye el Señor con un fuerte giro: ¿Acaso Dios no hará justicia a sus elegidos que claman a Él día y noche, y les hará esperar? Nos hace ver que el centro de la parábola no lo ocupa el juez inicuo, sino Dios, lleno de misericordia, paciente y celoso por los suyos.
Hasta el fin de los tiempos, la Iglesia –día y noche– dirigirá un clamor suplicante a Dios Padre, por medio de Jesucristo, en la unidad del Espíritu Santo, porque son muchos los peligros y necesidades de sus hijos. Es el primer oficio de la Iglesia, el primer deber de sus ministros los sacerdotes. Es lo más importante que hemos de hacer los fieles, porque estamos indefensos y nada tenemos, y todo lo podemos con la oración.
La razón, que da el Señor en esta parábola, de que nuestra oración sea siempre oída, es triple: la bondad y misericordia de Dios, que tanto dista del juez impío; el amor de Dios por cada uno de sus hijos; y el interés que nosotros mostramos perseverando en la oración.
Al terminar la parábola, Jesús añade: Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿acaso encontrará fe sobre la tierra? ¿Acaso encontrará una fe semejante a la de esta viuda? Se trata de una fe concreta: la fe de los hijos de Dios en la bondad y en el poder de su Padre del Cielo. El hombre puede cerrarse a Dios, no sentir necesidad de Él, buscar por otros cauces la solución a las deficiencias que solo el Señor puede resolver, y entonces no hallará jamás los bienes que le son más necesarios: Colmó de bienes a los hambrientos, y a los ricos los despidió vacíos13, anunció la Virgen en el Magníficat. Hemos de acudir a Dios como hijos necesitados, además de poner los medios humanos que cada situación requiera. Solo la misericordia divina puede socorrernos en tantos bienes de los que carecemos. Cuenta el Santo Cura de Ars que el fundador de un célebre asilo de huérfanos le consultó sobre la oportunidad de atraer la atención y favor de las gentes a través de la prensa. El Santo le respondió: "En vez de hacer ruido en los diarios, hazlo a la puerta del Tabernáculo". En muchas ocasiones el Señor quiere que sepamos resolver nuestros asuntos ante el Sagrario, y a la vez en la prensa, con los medios humanos que tengamos a nuestro alcance.
A lo largo de los siglos, el pueblo cristiano se ha sentido movido a presentar sus peticiones a Dios a través de su Madre María, y a la vez Madre nuestra. Nos enseña San Bernardo "que subió al Cielo nuestra Abogada para que, como Madre del Juez y Madre de la Misericordia, tratara los negocios de nuestra salvación"14. No dejemos de acudir a Ella, también en las pequeñas necesidades diarias.
III. Una consecuencia directa de la fe es la oración, pero, a la vez, la oración presta mayor "firmeza a la misma fe"15. Ambas están perfectamente unidas. Por eso, todo lo que pedimos debe ayudarnos a ser mejores; si no fuera así, "no nos haríamos más piadosos, sino más avaros y ambiciosos"16. Cuando pedimos una nueva vivienda, la ayuda en unos exámenes o en una oposición..., debemos examinar si aquello nos ayudará a cumplir mejor la voluntad de Dios. Podemos pedir bienes materiales, la salud nuestra o de alguien a quien vemos sufrir, el salir airosos de una mala situación..., pero si vivimos de fe, si tenemos unidad de vida, comprenderemos bien que cuando pedimos e insistimos en los medios materiales o en los bienes humanos, lo que queremos, en primer lugar, no son esas cosas en sí mismas, sino al mismo Dios. El Señor es siempre el fin último de nuestras peticiones, también cuando pedimos bienes de aquí abajo, que nunca querríamos si nos alejaran de Él.
A Dios le es especialmente grata la oración por las necesidades del alma, tanto propias como de nuestros parientes, amigos y conocidos. Mucho hemos de pedir por quienes tratamos cada día, para que estén cerca del Señor. ¡Cuánto debemos rogar por los familiares, por los amigos...! "He chocado la mano de mi amigo y, de pronto, al ver sus ojos tristes y angustiados, temí que no estuvieras en su corazón. Y me sentí molesto como ante un sagrario en el que no sé si estás.
"Oh, Dios, si Tú no estuvieras en él, mi amigo y yo estaríamos lejanos, pues su mano en la mía no sería más que carne entre carne, y su corazón para el mío un corazón del hombre para el hombre.
"Yo quiero que tu Vida esté en él como en mí, porque quiero que mi amigo sea mi hermano gracias a Ti"17.
No dejemos de pedir en este mes de octubre, utilizando el Santo Rosario como oración siempre eficaz para conseguir, a través de Nuestra Señora, todo aquello que necesitamos nosotros y aquellas personas que de alguna manera dependen de nosotros.
1 Antífona de entrada. Sal 16, 6-8. — 2 Lc 18, 1-8. — 3 Cfr. San Agustín, Sermón 115, 1. — 4 Jn 11, 42.— 5 Ex 17, 8-13. — 6 San Alfonso María de Ligorio, Sermón 46, para el domingo X después de Pentecostés. — 7 Cfr. San Bernardo, Sermón 17 de temas diversos. — 8 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 536. — 9 Salmo responsorial. Sal 120, 1-2. — 10 Is 1, 23. — 11 Is 5, 23. — 12 Jer 5, 28. — 13 Lc 1, 53.— 14 San Bernardo, Sermón 1, en la Asunción de la B . Virgen María, 1. — 15 San Agustín, De la ciudad de Dios, 1, 8, 1. — 16 Ibídem. — 17 M. Quoist, Oraciones para rezar por la calle, Sígueme, Salamanca 1962, p. 46.
___________________________________________________________________________________________
† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Santa Margarita María Alacoque
Año 1690
EL SAGRADO CORAZON DE JESUS, SU HISTORIA 1-4.
http://gloria.tv/?media=128519
EL SAGRADO CORAZON DE JESUS, SU HISTORIA 2-4.
EL SAGRADO CORAZON DE JESUS, SU HISTORIA 3-4.
EL SAGRADO CORAZON DE JESUS, SU HISTORIA 4-4.
La Gran Revelación a Santa Margarita
http://gloria.tv/?media=202949
y mucho más:
http://gloria.tv/?search=SANTA+MARGARITA+MARIA+ALACOQUE
Digamos de vez en cuando las dos oraciones tan queridas para los devotos del Sagrado Corazón: "Jesús manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo"."Sagrado Corazón de Jesús. En voz confío".
Margarita nace el 22 de julio de 1647 en el pequeño pueblo de Lautecour en Francia.
Su padre Claudio Alacoque, juez y notario. La mamá Filiberta Lamyn. Los hijos son cinco. La menor es Margarita. El párroco, Antonio Alacoque, tío suyo, la bautiza a los tres días de nacida. Ella dice en su autobiografía que desde pequeña le concedió Dios que Jesucristo fuera el único dueño de su corazón. Y le concedió otro gran favor: un gran horror al pecado, de manera que aun la más pequeña falta le resultaba insoportable.
Dice que siendo todavía una niña, un día en la elevación de la Santa Hostia en la Misa le hizo a Dios la promesa de mantenerse siempre pura y casta. Voto de castidad.
Aprendió a rezar el rosario y lo recitaba con especial fervor cada día y la Virgen Santísima le correspondió librándola de muchos peligros.
La llevan al colegio de las Clarisas y a los nueve años hace La Primera Comunión. Dice "Desde ese día el buen Dios me concedió tanta amargura en los placeres mundanos, que aunque como jovencita inexperta que era a veces los buscaba, me resultaban muy amargos y desagradables. En cambio encontraba un gusto especial en la oración".
Vino una enfermedad que la tuvo paralizada por varios años. Pero al fin se le ocurrió consagrarse a la Virgen Santísima y ofrecerle propagar su devoción, y poco después Nuestra Señora le concedió la salud.
Era muy joven cuando quedó huérfana de padre, y entonces la mamá de Don Claudio Alacoque y dos hermanas de él, se vinieron a la casa y se apoderaron de todo y la mamá de Margarita y sus cinco niños se quedaron como esclavizados. Todo estaba bajo llave y sin el permiso de las tres mandonas mujeres no salía nadie de la casa. Así que a Margarita no le permitían ni siquiera salir entre semana a la iglesia. Ella se retiraba a un rincón y allí rezaba y lloraba. La regañaban continuamente.
En medio de tantas penas le pareció que Nuestro Señor le decía que deseaba que ella imitara lo mejor posible en la vida de dolor al Divino Maestro que tan grandes penas y dolores sufrió en su Pasión y muerte. En adelante a ella no sólo no le disgusta que le lleguen penas y dolores sino que acepta todo esto con el mayor gusto por asemejarse lo mejor posible a Cristo sufriente.
Lo que más la hacía sufrir era ver cuán mal y duramente trataban a su propia madre. Pero le insistía en que ofrecieran todo esto por amor de Dios. Una vez la mamá se enfermó tan gravemente de erisipela que el médico diagnosticó que aquella enfermedad ya no tenía curación. Margarita se fue entonces a asistir a una Santa Misa por la salud de la enferma y al volver encontró que la mamá había empezado a curar de manera admirable e inexplicable.
Lo que más le atraía era el Sagrario donde está Jesús Sacramentado en la Sagrada Hostia. Cuando iba al templo siempre se colocaba lo más cercana posible al altar, porque sentía un amor inmenso hacia Jesús Eucaristía y quería hablarle y escucharle.
A los 18 años por deseo de sus familiares empezó a arreglarse esmeradamente y a frecuentar amistades y fiestas sociales con jóvenes. Pero estos pasatiempos mundanales le dejaban en el alma una profunda tristeza. Su corazón deseaba dedicarse a la oración y a la soledad. Pero la familia le prohibía todo esto.
El demonio le traía la tentación de que si se iba de religiosa no sería capaz de perseverar y tendría que devolverse a su casa con vergüenza y desprestigio. Rezó a la Virgen María y Ella le alejó este engaño y tentación y la convenció de que siempre la ayudaría y defendería.
Un día después de comulgar sintió que Jesús le decía: "Soy lo mejor que en esta vida puedes elegir. Si te decides a dedicarte a mi servicio tendrás paz y alegría. Si te quedas en el mundo tendrás tristeza y amargura". Desde entonces decidió hacerse religiosa, costara lo que costara.
En el año 1671 fue admitida en la comunidad de La Visitación, fundada por San Francisco de Sales. Entró al convento de Paray-le=Monial. Una de sus compañeras de noviciado dejó escrito: "Margarita dio muy buen ejemplo a las hermanas por su caridad; jamás dijo una sola palabra que pudiera molestar a alguna, y demostraba una gran paciencia al soportar las duras reprimendas y humillaciones que recibía frecuentemente".
La pusieron de ayudante de una hermana que era muy fuerte de carácter y ésta se desesperaba al ver que Margarita era tan tranquila y callada. La superiora empleaba métodos duros y violentos que hacían sufrir fuertemente a la joven religiosa, pero esta nunca daba la menor muestra de estar disgustada. Con esto la estaba preparando Nuestro Señor para que se hiciera digna de las revelaciones que iba a recibir.
El 27 de diciembre de 1673 se le apareció por primera vez el Sagrado Corazón de Jesús. Ella había pedido permiso para ir los jueves de 9 a 12 de la noche a rezar ante el Santísimo Sacramento del altar, en recuerdo de las tres horas que Jesús pasó orando y sufriendo en el Huerto de Getsemaní.
De pronto se abrió el sagrario donde están las hostias consagradas y apareció Jesucristo como lo vemos en algunos cuadros que ahora tenemos en las casas. Sobre el manto su Sagrado Corazón, rodeado de llamas y con una corona de espinas encima, y una herida. Jesús señalando su corazón con la mano le dijo: "He aquí el corazón que tanto ha amado a la gente y en cambio recibe ingratitud y olvido. Tú debes procurar desagraviarme". Nuestro Señor le recomendó que se dedicara a propagar la devoción al Corazón de Jesús porque el mundo es muy frío en amor hacia Dios y es necesario enfervorizar a las personas por este amor.
Durante 18 meses el Corazón de Jesús se le fue apareciendo. Le pidió que se celebrara la Fiesta del Sagrado Corazón cada año el Viernes de la semana siguiente a la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo (Corpus).
El Corazón de Jesús le hizo a Santa Margarita unas promesas maravillosas para los que practiquen esta hermosa devoción. Por ejemplo "Bendeciré las casas donde sea expuesta y honrada la imagen de mi Sagrado Corazón. Daré paz a las familias. A los pecadores los volveré buenos y a los que ya son buenos los volveré santos. Asistiré en la hora de la muerte a los que me ofrezcan la comunión de los primeros Viernes para pedirme perdón por tantos pecados que se cometen", etc.
Margarita le decía al Sagrado Corazón: "¿Por qué no elige a otra que sea santa, para que propague estos mensajes tan importantes? Yo soy demasiado pecadora y muy fría para amar a mi Dios". Jesús le dijo: "Te he escogido a ti que eres un abismo de miserias, para que aparezca más mi poder. Y en cuanto a tu frialdad para amar a Dios, te regalo una chispita del amor de mi Corazón". Y le envió una chispa de la llama que ardía sobre su Corazón, y desde ese día la santa empezó a sentir un amor grandísimo hacia Dios y era tal el calor que le producía su corazón que en pleno invierno, a varios grados bajo cero, tenía que abrir la ventana de su habitación porque sentía que se iba a quemar con tan grande llama de amor a Dios que sentía en su corazón (¡Ojalá Dios nos diera a nosotros una chispita de esas!)
Nuestro Señor le decía: "No hagas nada sin permiso de las superioras. El demonio no tiene poder contra las que son obedientes".
Margarita enfermó gravemente. La superiora le dijo: "Creeré que sí son ciertas las apariciones de que habla, si el Corazón de Jesús le concede la curación". Ella le pidió al Sagrado Corazón que la curara y sanó inmediatamente. Desde ese día su superiora creyó que sí en verdad se le aparecía Nuestro Señor.
Dios permitió que enviaran de capellán al convento de Margarita a San Claudio de la Colombiere y este hombre de Dios que era jesuita, obtuvo que en la Compañía de Jesús fuera aceptada la devoción al Corazón de Jesús. Desde entonces los jesuitas la han propagado por todo el mundo.
Margarita fue nombrada Maestra de novicias. Enseñó a las novicias la devoción al Sagrado Corazón (que consiste en imitar a Jesús en su bondad y humildad y en confiar inmensamente en Él, en ofrecer oraciones y sufrimientos y misas y comuniones para desagraviarlo, y en honrar su santa imagen) y aquellas jóvenes progresaron rapidísimo en santidad. Luego enseñó a su hermano (comerciante) esta devoción y el hombre hizo admirables progresos en santidad. Los jesuitas empezaron a comprobar que en las casas donde se practicaba la devoción al Corazón de Jesús las personas se volvían mucho más fervorosas.
El Corazón de Jesús le dijo: "Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí".
Antes de morir obtuvo que en su comunidad se celebrara por primera vez la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.
El 17 de octubre de 1690 murió llena de alegría porque podía ir a estar para siempre en el cielo al lado de su amadísimo Señor Jesús, cuyo Corazón había enseñado ella a amar tanto en este mundo.
DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
___________________________________________________________________________________________
Santa Eduvigis
|
Una viuda con tres hijos y tres hijas, que se dedica a restaurar conventos y repartir ayudas con gran generosidad a los pobres, esa es Eduvigis, santa muy antigua pero muy popular todavía en muchas regiones de la tierra.
Nació en Baviera, Alemania en 1174. Era hermana de Santa Gertrudis y tía de Santa Isabel de Hungría.
Desde sus tiernos años colocó Dios en Santa Eduwigis todos sus afectos; no obstante que le lisonjeaban los aplausos y delicias de la corte de Bertoldo, su padre, Marqués de Moravia (en la actual República Checa).
Puesta en estado de matrimonio con Enrique, Duque de Polonia, igual suyo así en la soberanía como en la piedad, movió a éste con sus ejemplos a cultivar las virtudes propias de un príncipe cristiano. Por consejo de ella, su marido fundó varios conventos de religiosas, y para construirlos llevaba a los bandidos que estaban en las cárceles, y así les hacía ser útiles a la patria.
Educó a sus hijos en el temor divino y logró que todos vivieran arreglados a la Ley del Señor.
Alcanzó de su esposo licencia para vivir en castidad y el buen Enrique, a imitación de su esposa, se obligó también a guardarla. Casi treinta años vivieron estos consortes como ángeles. Luego de la muerte de su esposo, se hizo religiosa.
Los largos años de su vejez los empleó en fundar conventos y en ayudar pobres. En los conventos pasaba muchas temporadas viviendo como la más observante de las monjas. Oraba sin intermisión y derramando su corazón cierta vez ante un crucifijo, vio que, desclavando de la cruz la mano diestra, Jesús le daba su bendición y oyó que le decía : "He escuchado tu oración, alcanzarás lo que pidas".
Todo lo daba para los necesitados. Mortificaba su cuerpo con sangrientas penitencias. Andaba descalza sobre la nieve y los pies le sangraban. Llevaba un par de zapatos en la cintura por si venía alguna persona, calzárselos y que así no se dieran cuneta de la penitencia que hacía. Un día un sacerdote le dio un par de zapatos nuevos y le dijo: "le pongo como penitencia el llevarlos siempre puestos". Días más tarde la encontró descalza. "¿No le dije que debía llevar los zapatos puestos?" Ella le respondió: "Sí, los llevo puestos en un maletín que llevo a las espaldas". Y los sacó de allí.
Aseguró doncellas, dotó monjas, amparó religiosas y en el mundo, por su caritativa compasión, se constituyó deudora de los desvalidos; pero especialmente se esmeró con trece pobres, que en la honra de su Divino Jesús y sus doce apóstoles, agregó a su familia y a los cuales llevaba siempre consigo, para servirles y regalarles. Le llevó a la Santa gran
parte de su misericordia la tribulación de aquellos miserables que, hallándose cargados de deudas, no podían por su pobreza satisfacerlas; ella las pagaba, los liberaba de ellas.
A una religiosa ciega la curó al imponerle las manos y rezar por ella. A varias personas les anunció lo que les iba a suceder en lo futuro. Ella misma supo con anticipación la fecha de su muerte. Pidió la Unción de los enfermos, cuando no parecía sufrir de enfermedad grave. Y en verdad que sí ya se iba a morir y nadie lo imaginaba.
Amó tiernísimamente a María Santísima, de quien traía siempre consigo una pequeña imagen que le cabía en el puño, y fue caso prodigioso que habiendo muerto con ella en la mano, no fue posible quitársela. Lo más admirable fue que, trasladándose el cadáver después de muchos años, se le halló con la imagen empuñada, y los dedos con los
que la tenía, incorruptos. Murió el 15 de octubre de 1243 a los 65 años de edad.
Las grandes riquezas que le dejó su esposo las repartió entre los pobres. En Polonia ha sido siempre muy estimada por los católicos.
___________________________________________________________________________________________
Galo, Santo Sacerdote, 16 de octubre
Sacerdote
Felipe Santos |
___________________________________________________________________________________________
Fuente: Corazones.org
Gerardo Mayela, Santo Patrono de las parturientas, 16 Octubre
Gerardo quiere decir: "Valiente para la defensa" (Del alemán: Ger: defensa, ard: valiente) |
___________________________________________________________________________________________
Fuente: Franciscanos.org
Aniceto Koplinski, Beato Mártir Capuchino, 16 Octubre
Nació en Alemania en 1875, mártir en Polonia 1971, uno de los 108 mártires en Polonia durante la segunda guerra mundial. |
___________________________________________________________________________________________
Fuente: Palloti-sac.org
Jozef Jankowski, Beato Mártir Polaco, 16 Octubre
Es uno de los 108 mártires de Polonia durante la segunda guerra mundial |
___________________________________________________________________________________________
Fuente: Vatican.va
Agustín Thevarparampil "Kunjachan", Beato "El Padrecito", 16 Octubre
Agustín Thevarparampil fue un sacerdote humilde, que se entregó en favor de sus hermanos dalit marginados de la sociedad. Ejerció su ministerio en la parroquia durante 47 años. Aunque su verdadero nombre era Agustín, todos lo conocían como "Kunjachan" ("el padrecito"), porque era bajo de estatura. |
___________________________________________________________________________________________
Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
Si NO desea el evangelio, santoral y meditación diaria y sólo artículos interesantes censurados por la prensa (la mayoría), unos 4 por semana escriba a: ave-maria-purisima+subscribe@googlegroups.com (responder el mensaje de confirmación).
Para de-suscribirse escribir desde su casilla de email a:
REEMPLACEporNOMBREdelGRUPO+unsubscribe@googlegroups.com
Si no se desuscribe es porque recibe el mensaje en su otro email que le reenvía al actual: debe escribir desde ese otro email.