JMJ
Pax
El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido
+ Lectura del Santo Evangelio según san Lucas 19, 1-10
Gloria a ti, Señor
En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó y al ir atravesando la ciudad, sucedió que un hombre
llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de conocer a Jesús; pero la gente se lo
impedía porque Zaqueo era de baja estatura. Entonces corrió y se subió a un árbol para verlo
cuando pasará por allí. Al llegar a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo:
"Zaqueo, jefe bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa".
El bajó en seguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, comenzaron todos a murmurar
diciendo:
"Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador".
Zaqueo, poniéndose de pie, dijo a Jesús:
"Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien le
restituiré cuatro veces más".
Jesús le dijo:
"Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también es él hijo de Abrahán , y el Hijo del
hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se les había perdido".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
31a. Dom Ord Ciclo C
Antífona de Entrada
Señor, no me abandones, no te me alejes, Dios mío. Ven de prisa a socorrerme, Señor, mi
salvador.
Oración Colecta
Oremos:
Dios omnipotente y misericordioso, de cuya mano proviene el don de servirte y de alabarte,
ayúdanos a vencer en esta vida cuanto pueda separarnos de ti.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Te compadeces de todos porque tú amas todo lo que existe
Lectura del libro de la Sabiduría 11, 23-26; 12, 1-2
Señor , delante de ti, el mundo entero es como un grano de arena en la balanza, como gota de
rocío mañanero, que cae sobre la tierra.
Te compadeces de todos, y aunque puedes destruir todo, aparentas no ver los pecados de los
hombres, para darles ocasión de arrepentirse. Porque tú amas todo cuanto existe y no aborreces
nada de lo que has hecho; pues si hubieras aborrecido alguna cosa, no la habrías creado.
¿Y cómo podría seguir existiendo las cosas si tú no lo quisieras? ¿Cómo habría podido
conservarse algo hasta ahora, si tú no lo hubieras llamado a la existencia?
Tú perdonas a todos, porque todos son tuyos, Señor, que amas la vida, porque tu espíritu
inmortal está en todos los seres.
Por eso a los que caen, los vas recogiendo poco a poco, los reprendes y les traes a la memoria
sus pecados, para que se arrepientan de sus maldades y crean en ti Señor.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 144
Bendeciré al Señor eternamente.
Dios y rey mío, yo te alabaré, bendeciré tu nombre siempre y para siempre. Un día tras otro bendeciré tu nombre y no cesará mi boca de alabarte.
Bendeciré al Señor eternamente.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para personar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus criaturas.
Bendeciré al Señor eternamente.
Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y narren tus proezas a los hombres.
Bendeciré al Señor eternamente.
Segunda Lectura
Nuestro Señor Jesucristo será glorificado es ustedes y ustedes en él
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 1, 11-12; 2, 1-2
Hermanos: Oramos siempre por ustedes, para que Dios los haga dignos de la vocación a la que
los ha llamado, y con su poder, lleve a efecto tanto los buenos propósitos que ustedes han
formado, como lo que ya han emprendido por la fe. Así glorificaran a nuestro Señor Jesús y él
los glorificará a ustedes, en la medida en que actúe en ustedes la gracia de nuestro Señor Jesús
y él los glorificará a ustedes, en la medida en que actúe en que ustedes la gracia de nuestro Dios
y de Jesucristo, el Señor.
Por lo que toca a la venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestro encuentro con él, les
rogamos que no se dejen perturbar tan fácilmente. No se alarmen ni por supuestas
revelaciones, ni por palabras o cartas atribuidas a nosotros, que los induzcan a pensar que el
día del Señor es inminente.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él, tenga
vida eterna.
Aleluya.
Evangelio
El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido
+ Lectura del Santo Evangelio según san Lucas 19, 1-10
Gloria a ti, Señor
En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó y al ir atravesando la ciudad, sucedió que un hombre
llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de conocer a Jesús; pero la gente se lo
impedía porque Zaqueo era de baja estatura. Entonces corrió y se subió a un árbol para verlo
cuando pasará por allí. Al llegar a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo:
"Zaqueo, jefe bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa".
El bajó en seguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, comenzaron todos a murmurar
diciendo:
"Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador".
Zaqueo, poniéndose de pie, dijo a Jesús:
"Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien le
restituiré cuatro veces más".
Jesús le dijo:
"Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también es él hijo de Abrahán , y el Hijo del
hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se les había perdido".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Pidamos, hermanos y hermanas, al Señor, que escuche nuestras oraciones y nos conceda el auxilio que necesitamos:
Respondemos: Escúchanos, Señor.
Para que Dios derrame en su Iglesia el Espíritu de piedad y fortaleza, que suscite numerosos y dignos ministros del altar y testigos celosos y humildes del Evangelio, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que Dios infunda en el corazón de los gobernantes la voluntad de promover el bien de sus súbditos, a fin de que todos puedan desarrollarse debidamente y reinen en el mundo la justicia y la igualdad, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que el Señor fortalezca a los moribundos que luchan en su último combate, los libre de las tentaciones y no permita que nosotros, al llegar la hora de abandonar este mundo, caigamos en manos del enemigo, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
. Para que Dios conceda a nuestros familiares y amigos el perdón de sus pecados, una vida próspera y el don de la caridad, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Celebrante:
Dios nuestro, que por medio de tu Hijo has venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido, escucha las súplicas de tu Iglesia y haznos dignos de nuestra vocación; ayúdanos a cumplir nuestros deseos de bien, haz que sepamos recibirte con gozo en la persona de nuestros hermanos y que con ellos sepamos compartir los bienes de la tierra y del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Que este sacrificio que vamos a ofrecerte en comunión con toda tu Iglesia, te sea agradable,
Señor, y nos obtenga la plenitud de tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Prendas de la Pascua eterna
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo
lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
En quien vivimos, nos movemos y somos; y todavía peregrinos en este mundo, no sólo
experimentamos las pruebas cotidianas de tu amor, sino que poseemos ya, en prenda, la vida
futura. Pues al poseer las primicias del Espíritu, por el cual resucitaste a Jesús de entre los
muertos podemos esperar que un día sea nuestra pascua eterna.
Por eso,
Señor, te damos gracias y proclamamos tu grandeza, cantando con los ángeles:
Antífona de la Comunión
Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia.
Oración después de la comunión
Oremos:
Continúa, Señor, en nosotros tu obra de salvación por medio de esta Eucaristía para que, cada
vez más unidos a Cristo en esta vida, merezcamos vivir con él eternamente.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
Trigésimo primer Domingo
ciclo c
ZAQUEO
— Deseos de encontrar a Cristo. Poner los medios necesarios.
— Desprendimiento y generosidad de Zaqueo.
— Jesús nos busca siempre. Esperanza en la propia vida interior y en el apostolado.
I. Una vez más los textos de la Misa de hoy nos vuelven a hablar de la misericordia divina. Es lógico que se repita tanto esta inefable realidad, porque la misericordia de Dios es una fuente inagotable de esperanza y porque nosotros estamos muy necesitados de la clemencia divina. Todos necesitamos que se nos recuerde muchas veces que el Señor es clemente y misericordioso.
En la Primera lectura1, el Libro de la Sabiduría nos hace presente hoy esta bondad y cuidado amoroso de Dios sobre toda la creación y especialmente por el hombre: ¿cómo subsistirían las cosas si Tú no lo hubieses querido? ¿Cómo conservarían su existencia, si Tú no las hubieses llamado? Pero a todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida. En todas las cosas está tu soplo incorruptible. Por eso corriges poco a poco a los que caen; a los que pecan les recuerdas su pecado, para que se conviertan y crean en Ti, Señor.
El Evangelio2 nos habla del encuentro misericordioso de Jesús con Zaqueo. El Señor pasa por Jericó, camino de Jerusalén. A la entrada de la ciudad ha tenido lugar la curación de un mendigo ciego que logró con su fe y su insistencia llegar hasta Jesús, a pesar de la multitud y de los que pretendían que callara. Ahora, dentro ya de esta ciudad importante, la multitud debía de llenar la calle por donde pasaba el Maestro. Allí se encuentra también un hombre, que era jefe de publicanos y rico, bien conocido por el cargo en Jericó. Los publicanos eran recaudadores de impuestos. Roma no tenía funcionarios propios para este oficio, sino que lo encargaba a determinadas personas del país respectivo. Estas podían tener –como Zaqueo– empleados subalternos. La cantidad del impuesto la tasaba la autoridad romana; los publicanos cobraban una sobretasa, de la cual vivían. Esto se prestaba a arbitrariedades, y por esto se ganaban fácilmente la hostilidad de la población. En el caso de los judíos, se añadía la nota infamante de expoliar al pueblo elegido en favor de los gentiles3. San Lucas nos dice que Zaqueo intentaba ver a Jesús para conocerle, pero no podía a causa de la muchedumbre, porque era pequeño de estatura. Pero su deseo es eficaz; para conseguir su propósito se mezcla primero con la multitud y luego, dejando a un lado los respetos humanos, lo que pudieran pensar las gentes por su actitud, adelantándose corriendo, subió a un sicómoro, para verle, porque iba a pasar por allí. Nada le importa lo que pudieran pensar las gentes al ver a un hombre de su posición correr primero y subir después a un árbol. Es esta una formidable lección para nosotros que, por encima de todo, queremos ver a Jesús y permanecer con Él. Pero debemos examinar hoy la sinceridad y el vigor de estos deseos: ¿Quiero yo ver a Jesús? –preguntaba el Papa Juan Pablo II al comentar este pasaje del Evangelio–, ¿hago todo lo posible para poder verlo? Este problema, después de dos mil años, es tan actual como entonces, cuando Jesús atravesaba las ciudades y poblados de su tierra. Y es actual para cada uno personalmente: ¿verdaderamente quiero contemplarlo, o quizá evito el encuentro con Él? ¿Prefiero no verlo o que Él no me vea? Y si ya le vislumbro de algún modo, ¿prefiero entonces verlo de lejos, no acercándome mucho, no poniéndome ante sus ojos para no llamar la atención demasiado..., para no tener que aceptar toda la verdad que hay en Él, que proviene de Él, de Cristo?4.
II. Cualquier esfuerzo que hagamos por acercarnos a Cristo es largamente recompensado. Cuando Jesús llegó al lugar, levantando la vista, le dijo: Zaqueo, baja pronto, porque conviene que hoy me hospede en tu casa. ¡Qué inmensa alegría! Él, que se contentaba con verlo desde el árbol, se encuentra con que Jesús le llama por su nombre, como a un viejo amigo, y, con la misma confianza, se invita en su casa. "Quien tenía por grande e inefable el verle pasar –comenta San Agustín–, mereció inmediatamente tenerlo en casa"5. El Maestro, que había leído en su corazón la sinceridad de sus deseos, no quiere dejar pasar esta ocasión. Zaqueo "descubre que es amado personalmente por Aquel que se presenta como el Mesías esperado, se siente tocado en lo más profundo de su espíritu y abre su corazón"6. Enseguida quiere estar cerca del Maestro: Bajó rápido y lo recibió con gozo. Experimentó la alegría singular de todo aquel que se encuentra con Jesús.
Zaqueo tiene al Maestro, y con Él lo tiene todo. "No se asusta de que la acogida de Cristo en la propia casa pudiese amenazar, por ejemplo, su carrera profesional, o hacerle difícil algunas acciones, ligadas con su actividad de jefe de publicanos"7. Por el contrario, muestra con obras la sinceridad de su nueva vida; se convierte en un discípulo más del Maestro: Señor, doy la mitad de mis bienes a los pobres y si he defraudado a alguien le devolveré cuatro veces más. ¡Va mucho más allá de lo que ordenaba la Ley de Moisés8 en lo referente a la restitución, y además entrega a los pobres la mitad de su fortuna! El encuentro con Cristo nos hace generosos con los demás, nos mueve enseguida a compartir lo que tenemos, mucho o poco, con quien está más necesitado. Zaqueo comprendió que para seguir a Cristo es necesario el más completo desprendimiento. "Dios mío, veo que no te aceptaré como mi Salvador, si no te reconozco al mismo tiempo como Modelo.
"—Pues que quisiste ser pobre, dame amor a la Santa Pobreza. Mi propósito, con tu ayuda, es vivir y morir pobre, aunque tenga millones a mi disposición"9.
III. Cuando Jesús entró en casa de Zaqueo, muchos comenzaron a murmurar de que se hubiese hospedado en casa de un pecador. Entonces, el Señor pronunció estas consoladoras palabras, unas de las más bellas de todo el Evangelio: Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues también este es hijo de Abrahán; porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido. Es una llamada a la esperanza: si alguna vez el Señor permitiera que atravesáramos una mala época, una mala racha, si nos sintiéramos a oscuras y perdidos, hemos de saber que Jesús, el Buen Pastor, saldrá enseguida a buscarnos. "Elige a un jefe de publicanos: ¿quién desesperará de sí mismo cuando este alcanza la gracia?", comenta San Ambrosio10. Nunca se olvida de los suyos el Señor.
También nos ha de ayudar la figura de Zaqueo para no dar nunca a nadie por perdido o irrecuperable para Dios. Para los habitantes de Jericó, este jefe de publicanos estaba muy lejos de Dios. El Evangelio deja entrever que así era11. Sin embargo, desde que entró en aquella ciudad, Jesús tenía los ojos puestos en él. Por encima de las apariencias, Zaqueo tenía un corazón deseoso de ver al Maestro. Y, como San Lucas muestra enseguida, tenía un alma dispuesta al arrepentimiento, a la reparación y a la generosidad. Así hay muchas gentes a nuestro alrededor, con deseos de ver a Jesús, y esperando que alguno se detenga frente a ellos, los mire con comprensión y los invite a una vida nueva.
Nunca debemos perder la esperanza, ni siquiera cuando parece que todo está perdido. La misericordia de Dios es infinita y omnipotente, y supera todos nuestros juicios. Se cuenta de una mujer muy santa un suceso especialmente significativo que dejó una huella profunda en su alma, que muestra muy gráficamente el alcance de la misericordia divina. Un pariente de esta persona puso fin a su vida arrojándose desde un puente al río. La mujer estuvo un tiempo tan desconsolada y entristecida que ni se atrevía a rezar por él. Un día le preguntó el Señor por qué no intercedía por él, como solía hacer por los demás. Esta persona se sorprendió de las palabras de Jesús, y le contestó: "Tú bien sabes que se arrojó desde el puente y acabó con su vida"... Y el Señor le respondió: "No olvides que entre el puente y el agua estaba Yo".
Nunca había dudado esta mujer de la misericordia divina, pero, desde aquel día, su confianza en el Señor no tuvo límites. Y rezó por aquel pariente lejano con particular intensidad y fe. Un suceso muy parecido se cuenta de la vida del Cura de Ars12. Ambos ponen de relieve una misma realidad: siempre que pensamos en la bondad y compasión divina para con sus hijos, nos quedamos cortos.
No dudemos nosotros nunca del Señor, de su bondad y de su amor por los hombres, por muy difíciles o extremas que sean las situaciones en que nos encontremos nosotros o aquellas personas que queremos llevar hasta Jesús. Su misericordia es siempre más grande que nuestros pobres juicios.
1 Sab 11, 25-26; 12, 1-2. — 2 Lc 19, 1-10. — 3 Cfr. Sagrada Biblia, Santos Evangelios, EUNSA, Pamplona 1983, nota a Mt 5, 46. — 4 Cfr. Juan Pablo II, Homilía 2-XI-1980. — 5 San Agustín, Sermón 174, 6. — 6 Juan Pablo II, Homilía 5-XI-1989. — 7 ídem, Homilía 2-XI-1980. — 8 Ex 21, 37 ss. — 9 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 46. — 10 San Ambrosio, Comentario al Evangelio de San Lucas, in loc. — 11 Cfr. vv. 7-10. — 12 F. Trochu, El Cura de Ars, Palabra, Madrid 1984, p. 619.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Alonso Rodríguez
Viudo y portero
Año 1617
Gracias Señor por estos modelos admirables que nos presentas en tus santos.
Haz que queramos imitarlos y que seamos capaces de seguir sus buenos ejemplos.
Alonso significa: "pronto para hacer el bien" (del germano al: el bien. Ons: prontitud).
El santo de hoy es un caso típico. Viudo, comerciante, portero por 45 años de un colegio. Poco instruido en las ciencias del mundo, pero un verdadero místico.
San Alonso nació en Segovia (España) en 1533, hijo de un comerciante acaudalado.
Cuando nuestro santo aún era un niño, tuvo la suerte de que llegó a su ciudad a predicar el Beato Pedro Fabro (discípulo muy amado de San Ignacio de Loyola) y se hospedó en la casa de los padres de Alonso y luego en compañía del jovencito se fue a una finca que poseía la familia Rodríguez, y allá lo preparó a la Primera Comunión. Esta amistad con un gran apóstol le fue de enorme provecho para su santificación.
Alonso fue después a estudiar en un colegio de los Padres Jesuitas, pero al morir su padre tuvo que volverse a casa para administrar los negocios. Sin embargo el destino que Dios le tenía preparado no era el de negociante y como no poseía las suficientes cualidades para ese oficio, sus negocios fueron decayendo poco a poco. Era como una llamada que Dios le hacía para que se dedicara a otra labor donde sí iba a conseguir la santidad.
Alonso se casó con una mujer muy buena y piadosa y tuvieron un hijo. Pero luego cuando iba a nacer el segundo niño, la esposa murió, dejándolo viudo y con un hijito muy pequeño. En seguida murió también su madre y los negocios empezaron a quebrar. Esta serie de infortunios hizo pensar a Alonso si no sería que Dios quería de él otro modo de vivir. Hasta entonces había sido un honrado comerciante, pero le faltaba todavía ser un creyente fervoroso y heroico
Vendió entonces los pocos bienes que le quedaban y se fue con su hijito a vivir junto a dos hermanas suyas que eran extraordinariamente piadosas, las cuales le enseñaron el arte de rezar bien, y de hacer meditación y oración mental. Las enseñanzas de estas dos sencillas mujeres le fueron de inmensa importancia para su vida. Alonso meditaba dos horas diarias por la mañana, y por la tarde rezaba el rosario pensando en los misterios. Pronto empezó a descubrir la imperfección de su vida pasada, viéndola a la luz de las enseñanzas de Jesucristo. En un momento de meditación alcanzó a contemplar un poco los goces que nos esperan en el cielo, y en esos días hizo una confesión general de toda su vida y empezó una existencia totalmente dedicada a la oración, a la mortificación, a la meditación y a obras de caridad a favor de los pobres.
Luego murió su único hijo. Alonso sintió una agonía de muerte, pero en seguida Nuestro Señor le iluminó con la lectura de una página del Libro de la Sabiduría en la S. Biblia (Capítulo 4) que dice que a muchos jóvenes se los lleva Dios a la otra vida para evitarles terribles peligros que les podían llegar en esta vida contra su santidad y su salvación. Con esto Alonso se consoló inmensamente porque comprendía que su hijito tan amado, al morir tan joven se había librado de muchos peligros de ofender a Dios. Y esa muerte tan dolorosa lo movió a renunciar a todo e irse de religioso.
Alonso pidió a los padres jesuitas que lo aceptaran en su comunidad, pero nadie quería recibirlo porque tenía ya casi 40 años, no había hecho estudios y además era viudo. No se acostumbraba recibir gente de esa clase. Pero de pronto el superior sin saber por qué, cambió de parecer, y lo aceptó como hermano lego. Esa iba a ser la profesión que lo iba a llevar a la santidad.
Los superiores lo enviaron a la isla de Mallorca como portero del colegio de los jesuitas de Montesión. Allí en ese cargo se ganará la gloria del cielo atendiendo durante 45 años con la más exquisita bondad a toda clase de huéspedes y transeúntes.
Ser portero en un gran colegio no es tarea fácil, y menos lo era en aquellos tiempos en los que no había ni teléfono, ni otros medios de fácil comunicación de que disponemos hoy en día. Y los que lo conocieron y trataron dejaron constancia de que jamás alguien recibió del hermano Alonso un trato hosco o maleducado o frío, sino que por el contrario, todos se sentían tratados como si fueran grandes personajes. Allí llegaban montones de alumnos (con su algarabía juvenil), padres de familia, proveedores del colegio, religiosos viajeros que venían a pedir hospedaje por unos días, visitantes, médicos, obispos, militares, empleados del gobierno, vendedores y multitud de pordioseros y cada cual se sentía tratado por el hermano Alonso con una amabilidad que no estaban acostumbrados a recibir en otras partes.
Alonso Rodríguez se propuso ver a Jesús en cada visitante que llegaba, y tratar muy bien a Jesús que llegaba disfrazado de prójimo. Cuando alguien le preguntaba por qué no era más duro y áspero con ciertos tipos inoportunos, le respondía: "Es que a Jesús que se disfraza de prójimo, nunca lo podemos tratar con aspereza o mala educación". Seguramente que Nuestro Señor al llegar al cielo le habrá repetido aquello que en el Evangelio prometió que dirá a quienes tratan bien a los demás: "Ven siervo bueno y fiel. Entra en el gozo de tu Señor, porque cuando me disfracé de huésped me tratase sumamente bien. El buen trato que les diste a los demás, aún a los más humildes, lo recibo como si me lo hubieras dado a Mí en persona" (Mt. 25, 40).
Sus compañeros jesuitas dejaron escrita esta observación verdaderamente admirable: "Declaramos que jamás vimos en el hermano Alonso Rodríguez un comportamiento que no fuera el de un verdadero santo". Algo admirable en verdad.
De entre tantísimos amigos que Alonso trató en su oficio de portero en los 45 años en Montesión, el más santo e importante de todos fue San Pedro Claver. Este gran apóstol vivió tres años con Alonso en aquella casa, y una noche el fervoroso portero oyó en visión que le decían: "Pedro Claver está destinado a hacer un gran bien en Sudamérica". Desde entonces el santo portero se propuso animar a Pedro a que viajara como misionero a América, y lo logró. Pedro Claver bautizó a más de 300,000 negros en Cartagena, y nunca pudo olvidar los buenísimos consejos que le dio su fiel amigo Alonso, en Mallorca.
San Pablo decía que para que no se llenara de orgullo Dios le permitió ataques terribles en su carne. Y así le sucedió también al buen Alonso. De vez en cuando le llegaban sequedades tan espantosas en la oración que para él, rezar era un verdadero tormento. Todo lo que fuera piedad le producía repulsión. Pero así y con esas sequedades seguía rezando. Rezaba todo el día, viajando de un sitio a otro de la casa llevando razones y mensajes, o atendiendo en su portería a todo el que llegaba. Alonso rezaba siempre.
Un día cuando sus tentaciones impuras se le habían vuelto casi enloquecedoras, al pasar por frente a una imagen de la Sma. Virgen le gritó en latín: "Sancta Maria, Mater Dei, memento mei" (Santa María Madre de Dios, acuérdate de mí) e inmediatamente sintió que las tentaciones desaparecían. Desde entonces se convenció de que la Santísima Virgen tiene gran poder para alejar a los espíritus impuros, y se dedicó a encomendase a Ella con mayor fervor. Le rezaba varios rosarios cada día y en honor de la Madre de Dios rezaba salmos diarios. Y la Virgen María fue su gran Protectora y defensora hasta la hora de su muerte y se le apareció varias veces, llenándolo de increíble felicidad.
En sus dolorosas enfermedades se sentía asistido por Jesús y María y decía que había días en que los sentía tan presentes junto a él como si hubiera vivido en Nazaret cuando ellos los dos estaban viviendo allá. Esto le producía intensas alegrías espirituales.
Con autorización de sus superiores fue escribiendo todo lo que recordaba de sus experiencias espirituales, y en esa su autobiografía hay detalles que demuestran cómo este sencillo e ignorante porterito de un colegio llegó a altísimos grados en la vida mística. Con razón las gentes de toas las clases sociales iban al colegio a pedirle sus consejos, a consultarle sus dudas y a recibir consuelos para sus penas.
Cuando ya era muy anciano y estaba sumamente enfermo, un día el superior para ver qué tanta era su obediencia le dijo: "Le ordeno que se vaya de misionero a América del Sur". Inmediatamente Alonso empacó sus pocas ropas y salió por la portería, listo a embarcarse en el primer barco que llegara. El superior tuvo que mandarle otra vez que se volviera a su puesto.
Otro día el superior, que sufría de un reumatismo sumamente doloroso le dijo: " Hermano Alonso, pídale a Dios y a la Virgen que me curen de este mal tan molesto". El santo estuvo toda la noche rezando, y no dejó de rezar pidiendo aquel favor, sino cuando al amanecer supo que el Padre Superior había amanecido totalmente curado.
El 29 de octubre de 1617 sintiéndose sumamente lleno de dolores y de angustias, al recibir la Sagrada Comunión, inmediatamente se llenó de paz y de alegría, y quedó como en éxtasis. Dos días estuvo casi sin sentido y el 31 de octubre despertó, besó con toda emoción su crucifijo y diciendo en alta voz: "Jesús, Jesús, Jesús" expiró.
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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Marcelo, Santo Mártir, 30 de octubre
Mártir |
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Bienvenida Bolani, Santa Virgen, 30 Octubre
VirgenEtimológicamente significa " acogedora". Viene de la lengua latina. |
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Ángel de Acri, Beato Sacerdote Capuchino, 30 Octubre
Etimológicamente significa "mensajero". Viene de la lengua griega. |
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Gerardo de Potenza, Santo Obispo, 30 Octubre
En Potenza, ciudad de la Lucania, san Gerardo, obispo (1122). |
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Terencio Alberto O'Brien, Beato Obispo, 30 Octubre
Nacido en Limerick, a los 21 años ingresó a la Orden Dominica, fue enviado a España donde recibe la orden sacerdotal. |
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Fuente: Vatican.va
Alejandro Zaryckyj, Beato Sacerdote y mártir, 30 de octubre
Sacerdote de la archieparquía de Lvov de los ucranios (1912-1963). Mártir |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Dorotea de Montau, Beata Viuda, Octubre 30
La célebre contemplativa Beata Dorotea Swartz de Montau, nació en Montau, el 6 de febrero del año 1347, murió en Marienwerder, el 25 junio de 1394. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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