JMJ
Pax
Señor, enséñanos a orar
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 1-4
Gloria a ti, Señor.
Un día, Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
"Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos".
Entonces Jesús les dijo:
"Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino; danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, puesto que también nosotros perdonamos a todo aquél que nos ofende, y no nos dejes caer en tentación".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
mie 27a. Ordinario año impar
Antífona de Entrada
Alégrese el corazón de los que buscan al Señor. Busquen la ayuda del Señor; busquen continuamente su presencia.
Oración Colecta
Oremos:
Aumenta, Señor, en nosotros la fe, la esperanza y la caridad para que cumplamos con amor tus mandamientos y podamos conseguir, así, el cielo que nos tienes prometido.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Tú estás triste por una hiedra, ¿y yo no voy a tener lástima de Nínive, la gran ciudad?
Lectura del libro del profeta Jonás 4, 1-11
Jonás se disgustó mucho de que Dios no hubiera castigado a los habitantes de Nínive, e irritado, oró al Señor en estos términos:
"Señor, esto es lo que yo me temía cuando estaba en mi tierra, y por eso me di prisa en huir a Tarsis. Bien sabía yo que tú eres un Dios clemente y compasivo, lleno de paciencia y de misericordia, siempre dispuesto a perdonar. Ahora, Señor, quítame la vida, pues prefiero morir a vivir".
Pero el Señor le respondió:
"¿Crees que hay motivo para que te enojes?"
Jonás salió de Nínive y acampó al oriente de la ciudad; allí construyó una enramada y se sentó a su sombra, para ver qué pasaba con Nínive. Entonces, el Señor Dios hizo nacer una hiedra, que creció tan tupida que le daba sombra y lo resguardaba del ardor del sol. Jonás se puso muy contento por la hiedra.
Pero al día siguiente, al amanecer, el Señor envió un gusano, el cual dañó la hiedra, que se secó. Y cuando el sol ya quemaba, el Señor envió un viento caliente y abrasador; el sol le daba a Jonás en la cabeza y lo hacía desfallecer. Entonces Jonás deseó morir y dijo:
"Prefiero morir a vivir".
Entonces el Señor le dijo a Jonás:
"¿Crees que hay motivo para que te enojes así por la hiedra?" Contestó él:
"Sí, y tanto, que quisiera morirme".
Le respondió el Señor:
"Tú estás triste por una hiedra que no cultivaste con tu trabajo, que nace una noche y perece la otra. Y yo, ¿no voy a tener lástima de Nínive, la gran ciudad, en donde viven más de ciento veinte mil seres humanos que no son responsables y gran cantidad de animales?"
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del Salmo 85
Tú, Señor, eres bueno y clemente.
Ten compasión de mí, pues clamo a ti, Dios mío, todo el día, y ya que en ti, Señor, levanto el alma, llena a este siervo tuyo de alegría.
Tú, Señor, eres bueno y clemente.
Puesto que eres, Señor, bueno y clemente y todo amor con quien tu nombre invoca, escucha mi oración y a mi súplica de respuesta pronto.
Tú, Señor, eres bueno y clemente.
Dios entrañablemente compasivo, todo amor y lealtad, lento a la cólera, ten compasión de mí, pues clamo a ti, Señor, a toda hora.
Tú, Señor, eres bueno y clemente.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Hemos recibido un espíritu de hijos, que nos hace exclamar; ¡Padre!
Aleluya.
Evangelio
Señor, enséñanos a orar
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 1-4
Gloria a ti, Señor.
Un día, Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
"Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos".
Entonces Jesús les dijo:
"Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino; danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, puesto que también nosotros perdonamos a todo aquél que nos ofende, y no nos dejes caer en tentación".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Mira, Señor, con bondad, las ofrendas que te presentamos, a fin de que esta celebración eucarística sea para tu gloria y alabanza.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Alabanza a Dios por la creación y redención del género humano
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque has querido ser, por medio de tu amado Hijo, no sólo el creador del género humano, sino también el autor generoso de la nueva creación.
Por eso,
con razón te sirven todas las criaturas, con justicia te alaban todos los redimidos y unánimes te bendicen tus santos.
Con ellos, unidos con los ángeles, nosotros queremos celebrarte y te alabamos, diciendo:
Antífona de la Comunión
Cristo nos amó y se entregó a la muerte por nosotros, como ofrenda y víctima agradable a Dios.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Concédenos, Señor, que este memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo nos haga morir de veras al pecado y renacer a una nueva vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
__________________________________________________________________________________________
† Meditación diaria
27ª semana. Miércoles
PADRE NUESTRO
— La oración del Señor.
— Filiación divina y oración.
— Oración y fraternidad.
I. Los discípulos veían muchas veces cómo Jesús se retiraba a solas y permanecía largo tiempo en oración; en ocasiones, noches enteras. Por eso, un día –leemos en el Evangelio de la Misa1–, al terminar el Maestro su oración, se dirigieron a Él y le dijeron con toda sencillez: Señor, enséñanos a orar.
De labios de Jesús aprendieron entonces aquella plegaria –el Padrenuestro– que millones de bocas, en todos los idiomas, habrían de repetir tantas veces a lo largo de los siglos. Son unas pocas peticiones –que el Señor enseñaría también en otras ocasiones, y quizá por eso difieren los textos de San Lucas y de San Mateo2– y un modo completamente nuevo de dirigirse a Dios. Hay en estas peticiones "una sencillez tal, que hasta un niño las aprende, y a la vez una profundidad tan grande, que se puede consumir una vida entera en meditar el sentido de cada una de ellas"3.
La primera palabra que, por expresa indicación del Señor, pronunciamos es Abba, Padre. Los primeros cristianos quisieron conservar, sin traducirla, la misma palabra aramea que utilizó Jesús: Abba, y es muy probable que así pasara a la liturgia más primitiva y antigua de la Iglesia4. Este primer vocablo ya nos sitúa en el clima de confianza y de filiación en el que nos debemos dirigir siempre a Dios. El Señor omitió otras palabras –enseña el Catecismo Romano– "que podían causarnos al mismo tiempo temor, y solo empleó aquella que inspira amor y confianza en los que oran y piden alguna cosa; porque ¿qué cosa hay más agradable que el nombre del padre, que indica ternura y amor?"5. Esta palabra –Abba– utilizada por Jesús es la misma con la que los niños hebreos se dirigen familiar y cariñosamente a sus padres de la tierra. Y fue este el término elegido por Jesús como el más adecuado para invocar al Creador del Universo: Abba!, ¡Padre!
El mismo Dios que trasciende absolutamente todo lo creado está muy próximo a nosotros, es un Padre estrechamente ligado a la existencia de sus hijos, débiles y con frecuencia ingratos, pero a quienes quiere tener con Él por toda la eternidad. Hemos nacido para el Cielo. "A las demás criaturas –enseña Santo Tomás de Aquino– les dio como donecillos; a nosotros, la herencia. Esto, por ser hijos; al ser hijos, también herederos. No habéis recibido un espíritu de esclavitud, para caer de nuevo en el temor, sino un espíritu de hijos, que nos hace gritar Abba! ¡Padre! (Ef 3, 15)"6.
Cuando rezamos el Padrenuestro, y muchas veces a lo largo del día, podemos saborear esta palabra llena de misterio y de dulzura, Abba, Padre, Padre mío... Y esta oración influirá de una manera decisiva a lo largo del día, pues "cuando llamamos a Dios Padre nuestro tenemos que acordarnos de que hemos de comportarnos como hijos de Dios"7.
II. Mientras muchos buscan a Dios como en medio de la niebla, a tientas, los cristianos sabemos, de modo muy particular, que Él es nuestro Padre y que vela por nosotros. "La expresión "Dios-Padre" no había sido revelada nunca a nadie. Moisés mismo, cuando le preguntó a Dios quién era, escuchó como respuesta otro nombre. Pero a nosotros este nombre nos ha sido revelado por el hijo"8. Cada vez que acudimos a Él, nos dice: Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo9. Ninguna de nuestras necesidades, de nuestras tristezas, le deja indiferente. Si tropezamos, Él está atento para sostenernos o levantarnos. "Todo cuanto nos viene de parte de Dios y que al pronto nos parece próspero o adverso, nos es enviado por un Padre lleno de ternura y por el más sabio de los médicos, con miras a nuestro propio bien"10.
La vida, bajo el influjo de la filiación divina, adquiere un sentido nuevo; no es ya un enigma oscuro que descifrar, sino una tarea que llevar a cabo en la casa del Padre, que es la Creación entera: Hijo mío, nos dice a cada uno, ve a trabajar a mi viña11. Entonces la vida no produce temores, y la muerte se ve con paz, pues es el encuentro definitivo con Él. Si nos sentimos en todo momento así, hijos, seremos personas de oración; con esa piedad que dispone a "tener una voluntad pronta para entregarse a lo que pertenece al servicio de Dios"12. Y nuestra vida servirá para tributar a Dios gloria y alabanza, porque el trato de un hijo con su padre está lleno de respeto, de veneración y, a la vez, de reconocimiento y amor. "La piedad que nace de la filiación divina es una actitud profunda del alma, que acaba por informar en todos los pensamientos, en todos los deseos, en todos los afectos"13. Lo llena todo.
El Señor, a lo largo de toda su vida terrena, nos enseña a tratar a nuestro Padre Dios. En Jesús se da ese trato y afecto filial hacia su Padre en grado sumo. El Evangelio nos muestra cómo, en diversas ocasiones, se retira lejos de la multitud para unirse en oración con su Padre14, y de Él aprendemos la necesidad de dedicar algunos ratos exclusivamente a Dios, en medio de las tareas del día. En momentos especiales ora por Sí mismo; es una oración de filial abandono en la voluntad de su Padre Dios, como en Getsemaní15 y en la Cruz16. En otras ocasiones ora confiadamente por los demás, especialmente por los Apóstoles y por sus futuros discípulos17, por nosotros. Nos dice de muchas maneras que este trato filial y confiado con Dios nos es necesario para resistir la tentación18, para obtener los bienes necesarios19 y para la perseverancia final20.
Esta conversación filial ha de ser personal, en el secreto de la casa21; discreta22; humilde, como la del publicano23; constante y sin desánimo, como la del amigo importuno o la de la viuda rechazada por el juez24; debe estar penetrada de confianza en la bondad divina25, pues es un Padre conocedor de las necesidades de sus hijos, y les da no solo los bienes del alma sino también lo necesario para la vida material26. "Padre mío –¡trátale así, con confianza!–, que estás en los Cielos, mírame con compasivo Amor, y haz que te corresponda.
"—Derrite y enciende mi corazón de bronce, quema y purifica mi carne inmortificada, llena mi entendimiento de luces sobrenaturales, haz que mi lengua sea pregonera del Amor y de la Gloria de Cristo"27. Padre mío..., enséñanos y enséñame a tratarte con confianza filial.
III. La oración es personal, pero de ella participan nuestros hermanos. El recogimiento y la soledad interior no son obstáculo para que, de algún modo, los demás hombres estén presentes mientras oramos. El Señor nos enseñó a decir Padre nuestro, porque compartimos la dignidad de hijos con todos nuestros hermanos.
Padre nuestro. Y el Señor ya nos había dicho28 que si en el momento de orar nos acordáramos de que uno de nuestros hermanos tenía alguna queja contra nosotros, debíamos primero hacer las paces con él. Entonces aceptaría nuestra ofrenda.
Tenemos derecho a llamar Padre a Dios si tratamos a los demás como hermanos, especialmente a aquellos con quienes nos unen lazos más estrechos, con los que más nos relacionamos, con los más necesitados..., con todos. Porque si alguno dice: amo a Dios, pero aborrece a su hermano, escribe San Juan, miente. Pues el que no ama a su hermano, a quien ve, no es posible que ame a Dios, a quien no ve29. "No podéis llamar Padre nuestro al Dios de toda bondad –señala San Juan Crisóstomo–, si conserváis un corazón duro y poco humano, pues, en tal caso, ya no tenéis en vosotros la marca de bondad del Padre celestial"30.
Cuando decimos a Dios: Padre nuestro no le presentamos solamente nuestra pobre oración, sino también la adoración de toda la tierra. Por la Comunión de los Santos sube ante Dios una oración permanente en nombre de la humanidad. Oramos por todos los hombres, por los que nunca supieron orar, o ya no saben, o no quieren hacerlo. Prestamos nuestra voz a quienes ignoran o han olvidado que tienen un Padre todopoderoso en los Cielos. Damos gracias por aquellos que se olvidan de darlas. Pedimos por los necesitados que no saben que tienen tan cerca la fuente de las gracias. En nuestra oración vamos cargados con las inmensas necesidades del mundo entero. En nuestro recogimiento interior, mientras nos dirigimos a nuestro Padre Dios, nos sentimos como delegados de todos los que padecen necesidad, especialmente de aquellos que Dios puso a nuestro lado o a nuestro cuidado.
También nos será de gran consuelo considerar que cada uno de nosotros participa de la oración de todos los hermanos. En el Cielo tendremos la alegría de conocer a todos aquellos que intercedieron por nosotros, y también la cantidad incontable de cristianos que ocupaban nuestro lugar cuando nos olvidábamos de hacerlo, y que de este modo nos han obtenido gracias que no hemos pedido. ¡Cuántas deudas por saldar!
La oración del cristiano, aunque es personal, nunca es aislada. Decimos Padre nuestro, e inmediatamente esta invocación crece y se amplifica en la Comunión de los Santos. Nuestra oración se funde con la de todos los justos: con la de aquella madre de familia que pide por su hijito enfermo, con la de aquel estudiante que reclama un poco de ayuda para su examen, con la de aquella chica que desea ayudar a su amiga para que haga una buena Confesión, con la de aquel que ofrece su trabajo, con la del que ofrece precisamente su falta de trabajo.
En la Santa Misa, el sacerdote reza con los fieles las palabras del Padrenuestro. Y consideramos que, con las diferencias horarias de los distintos países, se está celebrando continuamente la Santa Misa y la Iglesia recita sin cesar esta oración por sus hijos y por todos los hombres. La tierra se presenta así como un gran altar de alabanza continua a nuestro Padre Dios por su Hijo Jesucristo, en el Espíritu Santo.
1 Lc 11, 1-4. — 2 Cfr. Mt 6, 9 ss. — 3 Juan Pablo II, Audiencia general 14-III-1979. — 4 Cfr. W. Marchel, Abba! Père. La prière du Christ et des chrétiens, Roma 1963, pp, 188-189. — 5 Catecismo Romano, IV, 9, n. 1. — 6 Santo Tomás, Sobre el Padrenuestro, en Escritos de Catequesis, p. 126. — 7 San Cipriano, Tratado de la oración del Señor, 11. — 8 Tertuliano, Tratado sobre la oración, 3. — 9 Lc 15, 31. — 10 Casiano, Colaciones, 7, 28. — 11 Mt 20, 1. — 12 Santo Tomás, Suma Teológica, 2-2, q. 8, a. 1, c. — 13 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 146. — 14 Mt 14, 23; Lc 6, 12. — 15 Cfr. Mc 14, 35-36. — 16 Cfr. Mc 15, 34; Lc 23, 34-36. — 17 Cfr. Lc 22, 32; Jn 17. — 18 Cfr. Mt 26, 41. — 19 Cfr. Jn 4, 10; 6, 27. — 20 Cfr. Lc 21, 36. — 21 Mt 6, 5-6. — 22 Cfr. Mt 6, 7-8. — 23 Cfr. Lc 18, 9-14. — 24 Cfr. Lc 11, 5-8; 18, 1-8. — 25 Cfr. Mc 11, 23. — 26 Cfr. Mt 7, 7-11; Lc 11, 9-13. — 27 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 3. — 28 Cfr. Mt 5, 23. — 29 1 Jn 4, 20. — 30 San Juan Crisóstomo, Homilía sobre la puerta estrecha.
___________________________________________________________________________________________
† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Santa María Soledad Torres |
Esta es la santa fundadora de las hermanas Siervas de María, Ministras de los enfermos, que tienen 126 casas en el mundo con 2,380 religiosas.
Nació en 1826 en Madrid (España), hija de modestos comerciantes que la instruyeron muy bien en la religión.
Estudió con las hermanas Vicentinas y al ver la dedicación total de estas religiosas a los más pobres, se entusiasmó por la vida religiosa. Pero era muy débil de salud y no fue admitida en la comunidad. Solamente a la edad de 25 años logrará cumplir su anhelo de ser religiosa.
El párroco de un barrio pobre de Madrid se entristecía al ver que muchos enfermos morían en el más completo abandono y sin recibir los santos sacramentos. Y pensó en reunir a un grupo de mujeres piadosas que visitaran a los enfermos en sus domicilios y les ayudaran a bien morir.
Al enterarse Soledad Torres de este deseo del párroco se presentó a él para ofrecerse a ayudarle en tan caritativa misión. Ella desde niña había asistido a varios moribundos y sentía un gusto especial por asistir a enfermos y moribundos. Era una gracia que le había concedido el Espíritu Santo. Aunque el sacerdote le rechazó en una primera entrevista porque le parecía muy débil y enfermiza para esas labores, después se dio cuenta de que era un alma de Dios y con ella y seis compañeras más, fundó el 15 de agosto de 1851, la comunidad de Siervas de María o Ministros de los enfermos.
La novedad de esta comunidad era que ellas debían asistir a domicilio y totalmente gratis a los enfermos que lo solicitaran.
Por aquellos tiempos llegó a Europa la terrible epidemia del cólera y en los hospitales no cabían los enfermos. Muchos de ellos eran abandonados por sus familiares por temor al contagio. Fue entonces cuando María Soledad y sus religiosas se multiplicaron por todas partes para atender a los más abandonados.
El fundador de la comunidad se fue de misionero a lejanas tierras y el sucesor se dejó creer de cuentos y habladurías y destituyó a Soledad del cargo de superiora. Ella se alegró de poder asemejarse a Cristo en padecer incomprensiones y persecuciones. En sus visitas a Jesús Sacramentado obtenía fuerzas para sufrir con paciencia y por amor a Dios. Después se supo la verdad de todo y fue restablecida en su cargo, y bajo su dirección se extendió admirablemente su congregación. Murió la santa el 11 de octubre de 1887 a la edad de 61 años. Fue canonizada por Pablo VI en 1970.
___________________________________________________________________________________________
Fuente: Vatican.va
Juan XXIII, Santo CCLXI Papa, Octubre 11
Película: http://gloria.tv/?media=229659
CCLXI Papa Nació en el seno de una numerosa familia campesina, de profunda raigambre cristiana. Pronto ingresó en el Seminario, donde profesó la Regla de la Orden franciscana seglar. Ordenado sacerdote, trabajó en su diócesis hasta que, en 1921, se puso al servicio de la Santa Sede. En 1958 fue elegido Papa, y sus cualidades humanas y cristianas le valieron el nombre de "papa bueno". Juan Pablo II lo beatificó el año 2000 y estableció que su fiesta se celebre el 11 de octubre. |
___________________________________________________________________________________________
Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Alejandro Sauli, Santo Obispo de Pavía, Octubre 11
Obispo Se cuenta que Alejandro Sauli era muy joven todavía cuando se presentó un día con un crucifijo en la mano ante una multitud que asistía a un espectáculo de acróbatas y saltimbanquis, y predicó severamente contra ese tipo de diversiones frívolas, con gran asombro de todos los presentes. Aunque el santo exageró tal vez un tanto al proceder así; ese gesto puede considerarse como un símbolo de su vida, ya que se consagró por entero a la restauración del orden cristiano en la atmósfera de negligencia y fríaldad religiosas de mediados del siglo XVI. Alejandro nació en Milán en 1535, pero su familia era originaria de Génova. A los diecisiete años, ingresó en la congregación de los clérigos regulares barnabitas. Sus superiores le enviaron a proseguir sus estudios en el colegio que la congregación tenía en Pavía, y el santo pagó de su bolsillo la obra de ensanchamiento de la biblioteca del establecimiento. En 1556, después de su ordenación sacerdotal, empezó a enseñar filosofía y teología en la Universidad. El obispo de la ciudad le tomó pronto por teólogo suyo, y la reputación de Alejandro como predicador empezó a crecer rápidamente. El éxíto que tuvo en Pavía fue tan grande, que San Carlos Borromeo le invitó a predicar en la catedral; a sus sermones asistieron el propio San Carlos y el cardenal Sfondrati quien fue más tarde Papa con el nombre de Gregorio XIV. Las ardientes palabras del joven barnabita arrancaron lágrimas a ambos personajes, quienes le tomaron por confesor; San Carlos Borromeo siguió dirigiéndose con él muchos años. En 1567, el P. Sauli fue elegido preboste general de su congregación. Aunque no tenía más que treinta y ocho años, parecía bastante seguro de sí mismo como para oponerse al parecer de San Pío V y de san Borromeo. En efecto, el cardenal Borromeo, quien era protector de los "Humiliati" que quedaban, había recibido la misión de reformarlos, ya que dichos frailes eran tan ricos como de costumbres poco edificantes. Para ello decidió fundir a los "Humiliati" con la fervorosa congregación de los barnabitas, recientemente fundada. Pero San Alejandro, aunque estaba dispuesto hacer cuanto pudiera por ayudar a los "Humiliati", no se sentía oblígado a aceptar una medida que podía hacer daño a sus hijos, y San Carlos Borromeo tuvo que renunciar a su propósito. |
___________________________________________________________________________________________
Zenaida, Santa Biografía, 11 de octubre
Octubre 11
Etimológicamente significa "la que recibe la vida de Zeus". Viene de la lengua griega. |
___________________________________________________________________________________________
Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Jaboco de Ulm, Beato Religioso, 11 Octubre
El Beato Jacobo nació en 1407, en Ulm de Alemania, en el seno de la respetable familia de los Griesinger. A los veinticinco años partió de su patria a Italia, donde se enroló como soldado en Nápoles; pero, disgustado por las costumbres licenciosas de sus compañeros de filas y al comprobar que su buen ejemplo no les hacía mella, abandonó el ejército y entró a servir como secretario a un abogado de Capua. |
___________________________________________________________________________________________
Meinardo de Letonia, Santo Primer Obispo de Letonia, 11 Octubre
San Meinardo (1134/36-1196).
|
___________________________________________________________________________________________
Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
Si NO desea el evangelio, santoral y meditación diaria y sólo artículos interesantes censurados por la prensa (la mayoría), unos 4 por semana escriba a: ave-maria-purisima+subscribe@googlegroups.com (responder el mensaje de confirmación).
Para de-suscribirse escribir desde su casilla de email a:
REEMPLACEporNOMBREdelGRUPO+unsubscribe@googlegroups.com
Si no se desuscribe es porque recibe el mensaje en su otro email que le reenvía al actual: debe escribir desde ese otro email.