JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 18-26
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mientras Jesús les hablaba, llegó un personaje importante y se postró ante él diciendo:
"Mi hija acaba de morir; pero si tú vienes y pones tu mano sobre ella, vivirá".
Jesús se levantó y, acompañado de sus discípulos, lo siguió. Entonces, una mujer que tenía hemorragias desde hacía doce años se acercó por detrás y tocó el borde de su manto, pues pensaba: "Con sólo tocar su vestido quedaré sana".
Jesús se dio la vuelta y, al verla, dijo:
"Animo, hija, tu fe te ha salvado".
Y la mujer quedó sana desde aquel momento. Al llegar Jesús a la casa del personaje y ver a los que tocaban música fúnebre y a los que lloraban, dijo:
"Váyanse de aquí, que la niña no ha muerto; está dormida".
Pero ellos se burlaron de él. Cuando desalojaron a la gente, entró, la tomó de la mano y la niña se levantó. Y la noticia se supo por toda aquella región.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
lun 14a. Ordinario año Par
Antífona de Entrada
Confío, Señor, en tu misericordia; alegra mi corazón con tu auxilio. Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.
Oración Colecta
Oremos:
Concédenos, Señor, ser dóciles a las inspiraciones de tu Espíritu, para que realicemos siempre en nuestra vida tu santa voluntad.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Yo te desposaré conmigo para siempre
Lectura del libro del profeta Oseas 2, 16.17b-18. 21-22
Esto dice el Señor:
"Yo la seduciré, la llevaré al desierto y le abriré el corazón. Y ella me responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que salió de Egipto.
Aquel día, palabra del Señor, me llamarás "Mi marido", y no me llamarás "Mi propietario". Te desposaré conmigo para siempre, te desposaré en justicia y en derecho, en amor y en ternura; te desposaré en fidelidad, y tú conocerás al Señor".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 144, 2-3.4-5.6-7.8-9
El Señor es clemente y compasivo.
Todos los días te bendeciré, alabaré tu nombre sin cesar. Grande es el Señor y digno de toda alabanza, es inmensa su grandeza.
El Señor es clemente y compasivo.
Cada generación celebra tus acciones y anuncia tus hazañas a la siguiente. Ellos hablan del esplendor de tu gloria, y yo repetiré tus maravillas.
El Señor es clemente y compasivo.
Ellos cuentan tus hazañas maravillosas, y yo narraré tus grandezas. Celebran el recuerdo de tu inmensa bondad y cantan tus victorias.
El Señor es clemente y compasivo.
El Señor es clemente y compasivo, paciente y rico en amor; el Señor es bondadoso con todos, a todas sus obras se extiende su ternura.
El Señor es clemente y compasivo.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Jesucristo, nuestro salvador,
ha vencido la muerte y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio.
Aleluya.
Evangelio
Mi hija acaba de morir; pero ven tú y volverá a vivir
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 18-26
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mientras Jesús les hablaba, llegó un personaje importante y se postró ante él diciendo:
"Mi hija acaba de morir; pero si tú vienes y pones tu mano sobre ella, vivirá".
Jesús se levantó y, acompañado de sus discípulos, lo siguió. Entonces, una mujer que tenía hemorragias desde hacía doce años se acercó por detrás y tocó el borde de su manto, pues pensaba: "Con sólo tocar su vestido quedaré sana".
Jesús se dio la vuelta y, al verla, dijo:
"Animo, hija, tu fe te ha salvado".
Y la mujer quedó sana desde aquel momento. Al llegar Jesús a la casa del personaje y ver a los que tocaban música fúnebre y a los que lloraban, dijo:
"Váyanse de aquí, que la niña no ha muerto; está dormida".
Pero ellos se burlaron de él. Cuando desalojaron a la gente, entró, la tomó de la mano y la niña se levantó. Y la noticia se supo por toda aquella región.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Que este sacrificio de acción de gracias y de alabanza que vamos a ofrecerte, nos ayude, Señor, a conseguir nuestra salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Cristo, huésped y peregrino en medio de nosotros
En verdad es justo darte gracias, Señor, Padre santo, Dios de la alianza y de la paz.
Porque tú llamaste a Abrahán y le mandaste salir de su tierra, para constituirlo padre de todas las naciones. Tú suscitaste a Moisés para librar a tu pueblo y guiarlo a la tierra de promisión.
Tú, en la etapa final de la historia, has enviado a tu Hijo, como huésped y peregrino en medio de nosotros, para redimirnos del pecado y de la muerte; y has derramado el Espíritu, para hacer de todas las naciones un solo pueblo nuevo, que tiene como meta tu reino; como estado, la libertad de tus hijos; y como ley, el precepto del amor.
Por estos dones de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con gozo el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo que ha venido a este mundo.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta Eucaristía, Señor, renueve nuestro cuerpo y nuestro espíritu, para que participemos de la herencia gloriosa de tu Hijo, cuya muerte hemos anunciado y compartido.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
14ª Semana. Lunes
ENCONTRAR A CRISTO EN LA IGLESIA
— No es posible amar, seguir o escuchar a Cristo, sin amar, seguir o escuchar a la Iglesia.
— En Ella, participamos de la Vida de Cristo.
— Fe, esperanza y amor a la Iglesia.
I. Todos buscan a Jesús. Todos lo necesitan, y Él siempre está dispuesto a compadecerse de cuantos se le acercan con fe. Su Humanidad Santísima era como el canal por el que discurrían todas las gracias, mientras permaneciera entre los hombres. Por eso, toda la multitud intentaba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos.
La mujer de la que habla el Evangelio de la Misa1 también se sintió movida a acercarse a Cristo. A sus sufrimientos físicos –ya doce años– se añadía la vergüenza de sentirse impura según la ley. En el pueblo judío se consideraba impura no solamente la mujer afectada de una enfermedad de este tipo, sino todo lo que ella tocaba. Por eso, para no ser notada por la gente, se acercó a Jesús por detrás y tocó tan solo su manto. "Tocó delicadamente el ruedo del manto, se acercó con fe, creyó y supo que había sido sanada..."2.
Estas curaciones, los milagros, las expulsiones de los demonios que Cristo realizó mientras vivía en la tierra, eran una prueba de que la Redención era ya una realidad, no una mera esperanza. Estas gentes que se acercan hasta el Maestro son como un anticipo de la devoción de los cristianos a la Santísima Humanidad de Cristo. Después, cuando estaba próximo a marcharse al Cielo, junto al Padre, sabiendo que siempre andaríamos necesitados de Él, dispuso los medios para que, en cualquier tiempo y lugar, pudiéramos recibir la infinita riqueza de la Redención: fundó la Iglesia, bien visible y localizable. Con ella ocurre algo parecido a lo que buscaban aquellas gentes en el Hijo de María. Estar en la Iglesia es estar con Jesús, unirse a este redil es unirse a Jesús, pertenecer a esa sociedad es ser miembro de su Cuerpo. Solo en ella encontramos a Cristo, al mismo Cristo, aquel que esperaba el pueblo elegido.
Quienes pretenden ir a Cristo dejando a un lado a su Iglesia, o incluso maltratándola, podrían un día llevarse la misma sorpresa de San Pablo en el camino de Damasco: Yo soy Jesús, a quien tú persigues3. Y "no dice –resalta San Beda–: ¿por qué persigues a mis miembros?, sino ¿por qué me persigues?, porque Él todavía padece afrentas en su Cuerpo, que es la Iglesia"4. Pablo no supo hasta ese momento que perseguir a la Iglesia era perseguir al mismo Jesús. Más tarde, cuando hable sobre Ella, lo hará describiéndola como el Cuerpo de Cristo5, o simplemente como Cristo6; y a los fieles como sus miembros7.
No es posible amar, seguir o escuchar a Cristo, sin amar, seguir o escuchar a la Iglesia, porque Ella es la presencia, sacramental y misteriosa a la vez, de Nuestro Señor, que prolonga su misión salvífica en el mundo hasta el final de los tiempos.
II. Nadie puede decir que ama a Dios si no escoge el camino –Jesús– establecido por el mismo Dios: Este es mi Hijo amado (...), escuchadle8. Y resulta ilógica la pretensión de ser amigos de Cristo despreciando su palabra y sus deseos.
Aquellas gentes que llegan de todas partes encuentran en Jesús a alguien que, con autoridad, les habla de Dios –Él mismo es la Palabra divina hecha carne–: encuentran a Jesús Maestro. Y ahora quedamos vinculados a Él cuando aceptamos la doctrina de la Iglesia: El que a vosotros oye, a Mí me oye, y el que a vosotros desecha, a Mí me desecha9.
Jesús es, además, nuestro Redentor. Es el Sacerdote, poseedor del único sacerdocio, que se ofreció a sí mismo como propiciación por los pecados. Cristo no se apropió la gloria de ser Sumo Sacerdote, sino que se lo otorgó el que le dijo: Tú eres mi hijo...10. A Jesús-Sacerdote y Víctima, que honra a Dios Padre y nos santifica a nosotros, nos unimos en cuanto participamos en la vida de la Iglesia; de sus sacramentos en particular, que son como canales divinos por los que fluye la gracia hasta llegar a las almas. Cada vez que los recibimos nos ponemos en contacto con Cristo mismo, fuente de toda gracia. A través de los sacramentos, los méritos infinitos que Cristo nos ganó alcanzan a los hombres de todas las épocas y son, para todos, firme esperanza de vida eterna. En la Sagrada Eucaristía, que Cristo mandó celebrar a la Iglesia, renovamos su oblación e inmolación: Este es mi cuerpo, que es entregado por vosotros; haced esto en conmemoración mía11; y solo la Sagrada Eucaristía nos garantiza esa Vida que Él nos ha ganado: si alguno come de este pan, vivirá para siempre, y el pan que Yo le daré es mi carne, vida del mundo...12.
La condición para participar en este sacrificio y banquete radica en otro de los sacramentos, que Cristo confirió a su Iglesia, el Bautismo: Id, pues; enseñad a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo13. El que creyere y fuere bautizado se salvará...14. Y Si nuestros pecados nos han apartado de Dios, también la Iglesia es el medio para restituir nuestra condición de miembros vivos del Señor: a quien perdonareis los pecados -dice a sus Apóstoles- les serán perdonados; a quienes se los retuviereis les serán retenidos15. Nuestro Señor estableció que esta vinculación profundísima con Él se realizara a través de esos signos visibles de la vida sacramental de su Iglesia. En los sacramentos también encontramos a Cristo.
Y aunque alguna vez se dieran disensiones dentro de la Iglesia, no nos sería difícil encontrar a Cristo. Las mayorías o las minorías poco significan cuando se trata de encontrar a Jesús: en el Calvario solo estaba su Madre con unas pocas mujeres y un adolescente, ¡pero allí, a pocos metros, estaba Jesús! En la Iglesia también sabemos dónde está el Señor: Yo te daré -declaró a Pedro- las llaves del reino de los cielos, y cuanto atares en la tierra será atado en los cielos, y cuanto desatares en la tierra será desatado en los cielos16. Y ni siquiera las negaciones de Simón fueron suficientes para revocar estos poderes. El Señor, una vez resucitado, los confirmó de modo solemne: Apacienta mis corderos (...). Apacienta mis ovejas17. La Iglesia está donde están Pedro y sus sucesores, los obispos en comunión con él.
III. En la Iglesia vemos a Jesús, al mismo Jesús a quien las multitudes querían tocar porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos. Y pertenece a la Iglesia quien a través de su doctrina, de sus sacramentos y de su régimen, se vincula a Cristo Maestro, Sacerdote y Rey. Con la Iglesia, en cierto modo, mantenemos las mismas relaciones que con el Señor: fe, esperanza y caridad.
En primer lugar fe, que significa creer lo que en tantas ocasiones no es evidente. También los contemporáneos de Jesús veían a un hombre que trabajaba, se fatigaba, necesitaba de alimento, sentía dolor, frío, miedo..., pero aquel Hombre era Dios. En la Iglesia conocemos a gentes santas, que muchas veces pasan en la oscuridad de una vida corriente, pero vemos también a hombres débiles, como nosotros, mezquinos, perezosos, interesados... Pero si han sido bautizados y permanecen en gracia, a pesar de todos los defectos están en Cristo, participan de su misma vida. Y si son pecadores, también la Iglesia los acoge en su seno, como a miembros más necesitados.
Nuestra actitud ante la Iglesia ha de ser también de esperanza. Cristo mismo aseguró: Sobre esta piedra edificaré Yo mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella18. Será siempre la roca firme donde buscar seguridad ante los bandazos que va dando el mundo. Ella no falla, porque en Ella encontramos siempre a Cristo.
Y si a Dios le debemos caridad, amor, este debe ser nuestro mismo sentir ante nuestra Madre la Iglesia, pues "no puede tener a Dios por Padre quien no tiene a la Iglesia por Madre"19. Es la madre que nos comunica la vida: esa vida de Cristo por la que somos hijos del Padre. Y a una madre se la quiere. Solo los malos hijos permanecen indiferentes, a veces hostiles, hacia quien les dio el ser. Nosotros tenemos una buena madre: por eso nos duelen tanto las heridas que le producen los de fuera y los de dentro, y las enfermedades que pueden sufrir otros miembros. Por eso, como buenos hijos, procuramos no airear las miserias humanas –pasadas o presentes– de tales o cuales cristianos, constituidos o no en autoridad: no de la Iglesia, que es Santa, y tan misericordiosa que ni a los pecadores niega su solicitud maternal. ¿Cómo hablar de Ella con frialdad, con dureza o con desgarro? ¿Cómo se puede permanecer "imparcial" ante una madre? No lo somos, ni queremos serlo. Lo suyo es lo nuestro, y no se nos puede pedir una postura de neutralidad, propia de un juez frente a un reo, pero no de un hijo en relación a su madre.
Somos de Cristo cuando somos de la Iglesia: en Ella nos hacemos miembros de su Cuerpo, que concibió, gestó y alumbró Nuestra Señora. Por eso, María Santísima es "Madre de la Iglesia, es decir, Madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los pastores"20. La última joya que la piedad filial ha engarzado en las letanías de Nuestra Señora, el más reciente piropo a la Madre de Cristo, es apenas un sinónimo: Madre de la Iglesia.
1 Mt 9, 20-22. — 2 San Ambrosio, Comentario al Evangelio de San Lucas, VI, 56. — 3 Hech 9, 5. — 4 San Beda, Comentario a los Hechos de los Apóstoles, in loc. — 5 1 Cor 12, 27. — 6 1 Cor 1, 13. — 7 Rom 12, 5. — 8 Mt 17 5. — 9 Lc 10, 16. — 10 Heb 5, 5. — 11 Lc 22, 19. — 12 Lc 6, 51. — 13 Mt 28, 19. — 14 Mc 16, 16. — 15 Jn 20, 23. — 16 Mt 16, 19. — 17 Jn 21, 15-17 — 18 Mt 16, 18. — 19 San Cipriano, Sobre la unidad, 6, 8.— 20 Pablo VI, Alocución 21-XI-1964.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Nuestra Señora de Chiquinquirá
Patrona de Colombia
La tradición nos cuenta que hace cuatro siglos don Antonio de Santana, encomendero de los pueblos de Suta y Chiquinquirá, solicitó al español Alonso de Narváez (h. 1560) que pintara una imagen de la Virgen del Rosario, para colocarla en una pequeña capilla.
La pintura fue realizada sobre una tela de algodón de procedencia indígena, media 44 pulgadas de alto por 49 de ancho, Alonso de Narváez usó colores al temple, realizó una imagen de la Virgen del Rosario con el Niño Jesús, y a los lados puso al Apóstol San Andrés y a San Antonio de Padua.
El cuadro fue ubicado en la capilla que poseía don Antonio en sus aposentos de Suta, estuvo allí durante más de una década, pero la capilla tenía el techo de paja, lo que provoco que la humedad deteriorara la pintura hasta dejarla completamente borrosa.
Tras la muerte de Santana, su viuda, se trasladó a Chiquinquirá, hacia el año 1577-78. La imagen fue llevada a ese lugar, pero se encontraba en tan mal estado que fue abandonada en un cuarto, habitación que tiempo atrás había sido usada como oratorio.
Al comenzar el año 1586, se estableció en Chiquinquirá, una piadosa mujer, María Ramos, nacida en Sevilla (España), la señora reparó el viejo oratorio y colgó en el mejor lugar de la capilla, la deteriorada pintura de la Virgen del Rosario.
El día 26 de diciembre de 1586, María salía de la capilla, cuando pasó frente a ella una mujer indígena llamada Isabel y su pequeño hijo. En ese momento Isabel grito a María "mire, mire Señora..." Ella dirigió la mirada hacia la pintura, la imagen aparecía rodeada de vivos resplandores, prodigiosamente los colores y su brillo original habían reaparecido, los rasguños y agujeros de la tela habían desaparecido. Con tan maravilloso suceso se inició la devoción a Nuestra Señora de Chiquinquirá.
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Fuente: Corazones.org
Verónica Giuliani, Santa Abadesa, 9 de julio
Abadesa Martirologio Romano: En Città del Castello, de la Umbría, santa Verónica Giuliani, abadesa de la Orden de las Clarisas Capuchinas, quien, dotada de singulares carismas, participó corporal y espiritualmente de la pasión de Cristo, siendo por ello encerrada y vigilada durante cincuenta días, dando siempre pruebas de admirable paciencia y obediencia (1685).
Mientras vivió en casa Giuliani, con su familia, todos la llamaron con el nombre de bautismo, Orsola (ltalianización de Ursula), Más tarde, entrada a los diecisiete años en las capuchinas de clausura, tomará el nombre de Verónica. Será una de las más grandes santas en el firmamento vivo de la Iglesia, resplandeciendo en perfección cristiana, doctrina y carismas. Su luz continúa iluminando el mundo. |
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Fuente: Franciscanos.net
Nicolas Pieck y compañeros, Santos Presbítero y Mártir, 9 de julio
Presbíteros y Mártires Martirologio Romano: En Brielle, a orillas del río Mosa, en Holanda, pasión de los santos mártires Nicolás Pieck, presbítero, y de sus diez compañeros religiosos de la Orden de los Hermanos Menores y ocho del clero diocesano o regular, todos los cuales, por defender la presencia real de Cristo en la Eucaristía y la autoridad de la Iglesia Romana, fueron sometidos por los calvinistas a toda clase de escarnios y tormentos, terminando ahorcados finalmente su combate (1572).
Canonizado por Pío
IX el 29 de junio de 1867. |
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Fuente: Carmelnet.org
Juana Scopelli, Beata Virgen Carmelita, 9 de julio
Virge Carmelita Martirologio Romano: En Reggio, de la Emilia, beata Juana Scopelli, virgen, de la Orden Carmelitana, que, con los donativos recibidos de sus conciudadanos, fundó un monasterio y con su oración consiguió proporcionar pan a sus hermanas en el refectorio (1491).
Nació en Reggio Emilia (Italia) en 1428. Sus padres, Simón y Catalina, fueron pobres en fortuna, pero ricos en virtudes cristianas. |
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Fuente: Vatican.va
Mártires de China (Agustín Zhao y compañeros), Santos Mártires de China, 9 de julio
AGUSTÍN ZHAO RONG (+ 1815) Martirologio Romano: Santos Agustín Zhao Rong, presbítero, Pedro Sans i Jordá, obispo, y compañeros, mártires, que en distintos lugares de China y en distintos tiempos fueron testigos del Evangelio de Cristo con sus palabras y con sus obras, y, por haber predicado y confesado la fe, sufrieron persecución, mereciendo por ello pasar al banquete eterno de la gloria (siglos XVII/XVIII).
Desde los más remotos orígenes del pueblo chino (hacia la mitad del tercer milenio antes de Cristo) el sentimiento religioso hacia el Ser Supremo y la piedad filial y devota hacia los antepasados difuntos son las características más relevantes de su cultura milenaria. |
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Fuente: Vatican.va
María de Jesús Crucificado Petkovic, Beata Virgen, 9 de julio
Fundadora de la Congregación de las Hijas de la Misericordia Martirologio Romano: En Roma, beata María de Jesús Crucificado Petkovic, virgen, que habiendo nacido en Blato, en la isla de Korcula, en Croacia, se dedicó a la oración y a las obras de misericordia, y para servir especialmente a los pobres, enfermos y abandonados, fundó la Congregación de las Hijas de la Misericordia, que agregó a la Tercera Orden de San Francisco (1966).
Nació el 10 de diciembre de 1892 en Blato, en la isla de Korcula (Croacia). Era la sexta de ocho hijos de Antonio y María Petkovic. Sus padres llevaban una vida ejemplar y educaron cristianamente a todos sus hijos. Muy pronto María mostró su inclinación a la piedad y a la misericordia. Al ver los sufrimientos, el hambre y las penurias de la gente, decidió esforzarse por proteger a los pobres, "hermanos elegidos y amados por el Señor", como solía llamarlos. |
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Fuente: CapuchinosMex.com
Fidel Chojnacki, Beato Mártir Capuchino, 9 de julio
Mártir Capuchino Martirologio Romano: En el campo de concentración de Dachau, cercano a Munich, de Baviera, en Alemania, beato Fidel Chojnacki, religioso de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, mártir, el cual, expatriado de Polonia en tiempo de guerra, fue internado en dicho campo por haber confesado a Cristo, siendo martirizado con terribles tormentos, por lo que mereció la gloria eterna (1942).
Nació en Lodi el día de todos los Santos de 1906, siendo el último de seis hermanos. En el bautismo, que recibió tres días después, recibió el nombre de Jerónimo. |
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Fuente: Vatican.va
Paulina del Corazón Agonizante de Jesús (Amabile Wisenteiner), Santa Fundadora, 9 de julio
Fundadora de la Congregación de Hermanitas de la Inmaculada Concepción Martirologio Romano: En Paulópolis, ciudad de Brasil, beata Paulina del Corazón de Jesús Agonizante (Amábilis) Wisenteiner, virgen, la cual, habiendo venido de Italia al Brasil siendo aún niña, abrazada la vida religiosa fundó la Congregación de Hermanitas de la Inmaculada Concepción, para atender a enfermos y pobres, a los que, pasando muchos trabajos y penalidades, sirvió con gran humildad y en asidua oración (1942).
Amabile Lucia Visintainer, hoy Santa Paulina, nació el 16 de diciembre de 1865 en Vígolo Vattaro, provincia de Trento, Italia, en ese tiempo región del Sur del Tirol, bajo el dominio de Austria. |
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Fuente: Franciscanos.org
Gregorio Grassi y 25 compañeros, Santos Mártires en China, 9 de julio
Martirologio Romano: En la ciudad de Tai-Juan-Fou, en la provincia de Shanxi, también en China, pasión de los santos mártires Gregorio Grassi y Francisco Fogolla, obispos de la Orden de los Hermanos Menores, y de otros veinticuatro compañeros, que durante la persecución llevada a cabo por el movimiento de los Yihetuan fueron asesinados en odio al nombre cristiano (1900). Cuyos nombres son: santos Elías Facchini, Teodorico Balat, presbíteros, y Andrés Bauer, religioso, de la Orden de los Hermanos Menores; María Ermellina de Jesús (Irma) Grivot, María Paz (María Ana) Giuliani, María Clara (Clelia) Nanetti, María de Santa Natalia (Juana María) Kerguin, María de San Justo (Ana Francisca) Moreau, María Adolfina (Ana Catalina) Dierk, María Amandina (Paulina) Jeuris, Religiosas del Instituto de las Franciscanas Misioneras de María; y también Juan Zhang Huan, Patricio Dong Bodi, Felipe Zhang Zhihe, Juan Zhang Jingguang, Juan Wang Rui, Tomás Shen Jihe, Simón Chen Ximan, Pedro Wu Anpeng, Francisco Zhang Rong, Matías Feng De, Santiago Yan Guodong, Pedro Zhang Banniu, Santiago Zhao Quanxin y Pedro Wang Erman.
El 1 de octubre del año 2000, el papa Juan Pablo II canonizó a 120 beatos martirizados en China. Treinta de ellos pertenecen a la Familia Franciscana: uno, San Juan de Triora, fue martirizado en 1816, y a él le dedicamos una página especial; los otros 29 fueron martirizados en julio de 1900, y beatificados por Pío XII el 24 de noviembre de 1946: San Gregorio Grassi y 25 compañeros inmolaron sus vidas por la fe en Taiyuanfu, en la región de Shansi, el 9 de julio; entre ellos se encontraban Santa María Herminia de Jesús y otras seis Franciscanas Misioneras de María, a las que dedicamos una página especial; días antes y en el Hunan Meridional habían sido martirizados San Antonino Fantosati y dos compañeros suyos. De estos 29 mártires, ocho eran frailes menores (tres obispos, cuatro sacerdotes y un hermano laico); siete, hermanas Franciscanas Misioneras de María; once, franciscanos seglares chinos, cinco de los cuales eran seminaristas; y tres, fieles laicos chinos. MÁRTIRES DE SHANSI: |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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