JMJ
Pax
¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos?
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 14-17
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se le acercaron a Jesús los discípulos de Juan y le preguntaron:
"¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?"
Jesús les contestó:
"¿Es que pueden estar tristes los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que les quitarán al novio; entonces ayunarán. Nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo, porque lo añadido hará encoger el vestido y el desgarrón se hará mayor. Tampoco se guarda el vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, se pierde el vino y se estropean los odres. El vino nuevo se guarda en odres nuevos, y así se conservan los dos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
sab 13a. Ordinario año Par
Antífona de Entrada
Señor, da la paz a los que esperan en ti y deja bien a tus profetas, escucha la súplica de tu siervo y la de tu pueblo Israel.
Oración Colecta
Oremos:
¡Oh Dios!, creador y dueño de todas las cosas, míranos; y, para que sintamos el efecto de tu amor, concédenos servirte de todo corazón.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Haré volver a los cautivos de Israel y los plantaré en su suelo
Lectura del libro del profeta Amós 9, 11-15
"Aquel día levantaré la choza caída de David; repararé sus boquetes, levantaré sus ruinas y la reconstruiré como en los tiempos antiguos, para que conquisten el resto de Edom y todas las naciones en las que se invoca mi nombre. Palabra del Señor, que cumplirá todo esto.
Vienen días, palabra del Señor, en los cuales detrás del que ara irá el que cosecha y detrás del que siembra, el que recoge la uva. El vino nuevo fluirá por las montañas, y destilarán todas las colinas. Yo cambiaré la suerte de mi pueblo Israel: reconstruirán las ciudades destruidas y vivirán en ellas, plantarán viñedos y beberán su vino, cultivarán huertos y comerán sus frutos. Yo los plantaré en su tierra, y nunca más serán arrancados de la tierra que yo les di, dice el Señor tu Dios".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 84, 9.11-12
Escucharé las palabras del Señor.
Voy a escuchar lo que promete Dios: el Señor anuncia la paz a su pueblo y a sus fieles, para que no vayan detrás de los ídolos.
Escucharé las palabras del Señor.
El amor y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se abrazan; la fidelidad surge de la tierra, y la justicia se asoma desde el cielo.
Escucharé las palabras del Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen.
Aleluya.
Evangelio
¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos?
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 14-17
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se le acercaron a Jesús los discípulos de Juan y le preguntaron:
"¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?"
Jesús les contestó:
"¿Es que pueden estar tristes los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que les quitarán al novio; entonces ayunarán. Nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo, porque lo añadido hará encoger el vestido y el desgarrón se hará mayor. Tampoco se guarda el vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, se pierde el vino y se estropean los odres. El vino nuevo se guarda en odres nuevos, y así se conservan los dos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Sé propicio a nuestras súplicas, Señor, y recibe con bondad las ofrendas de tus siervos, para que la ofrenda que cada uno ofrece en tu honor sirva para la salvación de todos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La gloria de Dios es el hombre viviente
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú eres el Dios vivo y verdadero; el universo está lleno de tu presencia, pero sobre todo has dejado la huella de tu gloria en el hombre, creado a tu imagen.
Tú lo llamas a cooperar con el trabajo cotidiano en el proyecto de la creación y le das tu Espiritu para que sea artífice de justicia y de paz, en Cristo, el hombre nuevo.
Por eso,
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con alegría el himno de tu alabanza:
Antífona de la Comunión
¡Qué inapreciable es tu misericordia, Señor! Los humanos se acogen a la sombra de tus alas.
Oración después de la Comunión
Oremos:
La acción de este sacramento, Señor, penetre en nuestro cuerpo y nuestro espíritu, para que sea su fuerza, no nuestro sentimiento, quien mueva nuestra vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
13ª Semana. Sábado
EL VINO NUEVO
— Disponer el alma para recibir el don divino de la gracia; los odres nuevos.
— La contrición restaura y prepara para recibir nuevas gracias.
— La Confesión sacramental, medio para crecer en la vida interior.
I. Jesús enseñaba, y quienes le escuchaban le entendían bien. Todos los que oyeron por vez primera las palabras que recoge el Evangelio de la Misa sabían de remiendos en los vestidos, y todos también, acostumbrados a las faenas del campo, conocían lo que pasa cuando se echa el vino nuevo, sacado de la uva recién vendimiada, en los odres viejos. Con estas imágenes sencillas y bien conocidas enseñaba el Señor las verdades más profundas acerca del Reino que Él vino a traer a las almas: Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en los odres viejos; porque revientan los odres: se derrama el vino y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan1.
Jesús declara la necesidad de acoger su doctrina con un espíritu nuevo, joven, con deseos de renovación; pues de la misma manera que la fuerza de la fermentación del vino nuevo hace estallar los recipientes ya envejecidos, así también el mensaje que Cristo trae a la tierra tenía que romper todo conformismo, rutina y anquilosamiento. Los Apóstoles recordarían aquellos días junto a Jesús como el principio de su verdadera vida. No recibieron su predicación como una interpretación más de la Ley, sino como una vida nueva que surgía en ellos con ímpetu extraordinario y requería disposiciones nuevas.
Siempre que los hombres se han encontrado con Jesús a lo largo de estos veinte siglos, algo ha surgido en ellos, rompiendo actitudes viejas y gastadas. Ya el Profeta Ezequiel había anunciado2 que Dios otorgaría a los suyos otro corazón y les daría un espíritu nuevo. San Beda, al comentar este pasaje del Evangelio, explica3 cómo los Apóstoles serán transformados en Pentecostés y repletos a la vez del fervor del Espíritu Santo. Esto ocurrirá después en la Iglesia con cada uno de sus miembros, una vez recibido el Bautismo y la Confirmación. Estos nuevos odres, el alma limpia y purificada, deben estar siempre llenos; "pues vacíos, los carcome la polilla y la herrumbre; la gracia los conserva llenos"4.
El vino nuevo de la gracia necesita unas disposiciones en el alma constantemente renovadas: empeño por comenzar una y otra vez en el camino de la santidad, que es señal de juventud interior, de esa juventud que tienen los santos, las personas enamoradas de Dios. Disponemos el alma para recibir el don divino de la gracia cuando correspondemos a las mociones e insinuaciones del Espíritu Santo, pues nos preparan para recibir otras nuevas y, si no hemos sido del todo fieles, cuando acudimos al Señor pidiéndole que sane nuestra alma. "Quita, Señor Jesús –le pedimos con San Ambrosio–, la podredumbre de mis pecados. Mientras me tienes atado con los lazos del amor, sana lo que está enfermo (...). Yo he encontrado un médico, que vive en el Cielo y derrama su medicina sobre la tierra. Solo Él puede curar mis heridas, pues no tiene ninguna; solo Él puede quitar al corazón su dolor, al alma su palidez, pues Él conoce los secretos más recónditos"5.
Solo tu amor, Señor, puede preparar mi alma para recibir más amor.
II. El Espíritu Santo trae constantemente al alma un vino nuevo, la gracia santificante, que debe crecer más y más. Este "vino nuevo no envejece, pero los odres pueden envejecer. Una vez rotos se echan a la basura y el vino se pierde"6. Por eso es necesario restaurar continuamente el alma, rejuvenecerla, pues son muchas las faltas de amor, los pecados veniales quizá, que la indisponen para recibir más gracias y la envejecen. En esta vida sentiremos siempre las heridas del pecado: defectos del carácter que no se acaban de superar, llamadas de la gracia que no sabemos atender con generosidad, impaciencias, rutina en la vida de piedad, faltas de comprensión...
Es la contrición la que nos dispone para nuevas gracias, acrecienta la esperanza, evita la rutina, hace que el cristiano se olvide de sí mismo y se acerque de nuevo a Dios en un acto de amor más profundo. La contrición lleva consigo la aversión al pecado y la conversión a Cristo. Ese dolor de corazón no se identifica con el estado en que puede encontrarse el alma por los efectos desagradables de la falta (la ruptura de la paz familiar, la pérdida de una amistad...); ni siquiera consiste en el deseo de no haber hecho lo que se ha hecho...: es la decidida condena de una acción, la conversión hacia lo bueno, hacia la santidad de Dios manifestada en Cristo, es "la irrupción de una vida nueva en el alma"7, llena de amor al encontrarse otra vez con el Señor. Por eso no sabe arrepentirse, no se siente movido a la contrición, quien no relaciona sus pecados, los grandes y las pequeñas faltas, con el Señor.
Delante de Jesús, todas las acciones adquieren su verdadera dimensión; si nos quedáramos solos ante nuestras faltas, sin esa referencia a la Persona ofendida, probablemente justificaríamos y restaríamos importancia a las faltas y pecados, o bien nos llenaríamos de desaliento y de desesperanza ante tanto error y omisión. El Señor nos enseña a conocer la verdad de nuestra vida y, a pesar de tantos defectos y miserias, nos llena de paz y de deseo de ser mejores, de recomenzar de nuevo.
El alma humilde siente la necesidad de pedir a Dios perdón muchas veces al día. Cada vez que se aparta de lo que el Señor esperaba de ella ve la necesidad de volver como el hijo pródigo, con dolor verdadero: padre, pequé contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros8. Y el Señor, "que está cerca de los que tienen el corazón contrito"9, escuchará nuestra oración. Con esta contrición el alma se prepara continuamente para recibir el vino nuevo de la gracia.
III. El Señor, sabiendo que éramos frágiles, nos dejó el sacramento de la Penitencia, donde el alma no solo sale restablecida, sino que, si había perdido la gracia, surge con una vida nueva. A este sacramento debemos acudir con sinceridad plena, humilde, contrita, con deseos de reparar. Una Confesión bien hecha supone un examen profundo (profundo no quiere decir necesariamente largo, sobre todo si nos confesamos con frecuencia): si es posible, ante el Sagrario, y siempre en la presencia de Dios. En el examen de conciencia, el cristiano ve lo que Dios esperaba de su vida y lo que en realidad ha sido; la bondad o malicia de sus acciones, las omisiones, las ocasiones perdidas..., la intensidad de la falta cometida, el tiempo que se permaneció en ella antes de pedir perdón10.
El cristiano que desea tener una conciencia delicada, y para ello se confiesa con frecuencia, "no se contentará con una confesión simplemente válida, sino que aspirará a una confesión buena que ayude al alma eficazmente en su aspiración hacia Dios. Para que la confesión frecuente logre este fin, es menester tomar con toda seriedad este principio: sin arrepentimiento no hay perdón de los pecados. De aquí nace esta norma fundamental para el que se confiesa con frecuencia: no confesar ningún pecado venial del que uno no se haya arrepentido seria y sinceramente.
"Hay un arrepentimiento general. Es el dolor y la detestación de los pecados cometidos en toda la vida pasada. Ese arrepentimiento general es para la confesión frecuente de una importancia excepcional"11, pues ayuda a restañar las heridas que dejaron las flaquezas, purifica el alma y la hace crecer en el amor al Señor.
La sinceridad nos llevará siempre que sea necesario a descender a esos pequeños detalles que dan a conocer mejor nuestra flaqueza: ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿por qué motivo?, ¿cuánto tiempo?; evitando tanto el detalle insustancial y prolijo como la generalización, diciendo con sencillez y delicadeza lo que ha ocurrido, el verdadero estado del alma, huyendo de las divagaciones, como "no fui humilde", "tuve pereza", "he faltado a la caridad"..., cosas, por otra parte, aplicables casi siempre al común de los mortales. Al practicar la Confesión frecuente hemos de cuidar siempre que sea un acto personal en el que nosotros pedimos perdón al Señor de flaquezas muy concretas y reales, no de generalidades difusas.
Este sacramento de la misericordia es refugio seguro; allí se curan las heridas, se rejuvenece lo que ya estaba gastado y envejecido, y todos los extravíos, grandes y pequeños, se remedian. Porque la Confesión no solo es un juicio en el que las deudas son perdonadas, sino también medicina del alma.
La Confesión impersonal esconde con frecuencia un punto de soberbia y de amor propio que trata de enmascarar o justificar lo que humilla y deja, humanamente, en mal lugar. Quizá pueda ayudarnos, para hacer más personal este acto de la penitencia, cuidar hasta el modo de confesarnos: "yo me acuso de ...", pues no es este sacramento un relato de cosas sucedidas, sino autoacusación humilde y sencilla de nuestros errores y flaquezas ante Dios mismo, que nos perdonará a través del sacerdote y nos inundará con su gracia.
"¡Dios sea bendito!, te decías después de acabar tu Confesión sacramental. Y pensabas: es como si volviera a nacer.
"Luego, proseguiste con serenidad: "Domine, quid me vis facere?" —Señor, ¿qué quieres que haga?
"—Y tú mismo te diste la respuesta: con tu gracia, por encima de todo y de todos, cumpliré tu Santísima Voluntad: "serviam!" —¡te serviré sin condiciones!"12. Te serviré, Señor, como siempre has querido que lo haga: con sencillez, en medio de mi vida corriente, en lo ordinario de todos los días.
1 Mt 9, 16-17. — 2 Ez 36, 26. — 3 San Beda, Comentario al Evangelio de San Marcos, 2, 21-22. — 4 San Ambrosio, Tratado sobre el Evangelio de San Lucas, 5, 26. — 5 Ibídem, 5, 27. — 6 G. Chevrot, El Evangelio al aire libre, Herder, Barcelona 1961, p. 111. — 7 Cfr. M. Schmaus, Teología dogmática, Rialp, 2ª ed., Madrid 1963, vol. VI, p. 562. — 8 Lc 15, 18-19. — 9 San Agustín Comentario al Evangelio de San Juan, 15, 25. — 10 Cfr. San Francisco de Sales, Introducción a la vida devota, II, 19. — 11 B. Baur, La confesión frecuente, Herder, Barcelona 1957, pp. 37-38. — 12 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 238.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-se-inicia-la-novena-a-nuestra-senora-del-carmen-21585/
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San Fermín. Obispo y mártir. Siglo IV.
Este Santo es el famoso patrono de las "Corridas de San Fermín" en España. Su nombre proviene de "Firmus", el firme, el valeroso.
Nació en Pamplona, España, lo convirtió a la Fé San Honesto, un discipulo de San Saturnino, y lo consagro el Obispo de Toulose, el cual lo envío a predicar por Francia.
San Fermín construyo un templo en Amiens, y en esa ciudad convirtió muchos paganos al cristinanismo. Amiens recibió también el martirio por proclamar la fe en Jesucristo.
Predico San Fermín con mucho fruto en las regiones de Pamplona y Navarra y logró dejar ahí muchos sacerdotes fervorosos, los cuales reafirmaron la fe católica en aquellas tierras. Cuando se fue de allí, la mayoría de los paganos de la región se habían vuelto cristianos.
En Francia un gobernador lo puso preso, pero el pueblo invadió la cárcel y lo libero.
Más tarde el jefe pagano de Amiens le ordeno que dejara de predicar la religión de Cristo. Como Santo no quiso dejar de predicar la verdadera religión., entonces el gobernador le mando cortar la cabeza.
Y así obtuvo lo que más quería en toda su vida : derramar su sangre por Jesucristo y llegar a ser mártir de nuestra santa religión.
La ciudad de Pamplona celebra su fiesta, cada 7 de julio con grandes regocijos populares.
Quiera Dios que nuestros religiosos ni apostoles, no dejen nunca de predicar y enseñar, sin cansarse, ni desanimarse, la verdadera religión de Jesús. Aunque ello les cueste grandes sacrificios.
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San Ilídio. Obispo de Clermont (Auvergne, Francia).
San Ilídio fue el cuarto obispo de los Auvergneses, según san Gregorio de Tours.
Su nombre podría tener como origen el río Allier: el santo nació en sus riberas y allí comenzó también su veneración. La vida de san Ilídio fue escrita por san Gregorio de Tours siguiendo la tradición de la Iglesia de Clermont.
San Ilídio asumió su episcopado a continuación del de San Leogontius, hacia el año 370. Su reputación de santidad se extendió hasta la capital de Trier, en el Mosela.
El emperador (usurpador) Maxime tenía una hija poseída del demonio, incurable. Él recurrió al taumaturgo de Auvergne: Ilídio fue solicitado; éste llegó, actuó y venció; con simplemente poner un dedo en la boca de la joven, ella sintió inmediatamente la curación. El emperador, agradecido y sorprendido, le ofreció una gran cantidad de dinero, pero Ilídio la rechazó. Simplemente pidió que el acostumbrado tributo de vino y maíz otorgado a la Iglesia - hasta entonces pagados en especies - fueran convertidos en dinero efectivo. Ilídio regresaba a su casa cuando fue sorprendido por la muerte. Debía ser el año de 384, puesto que en el Concilio de 385 Clermont ya tenía como obispo a Népotien. Dos siglos después de su muerte, la veneración a Ilídio permanecía tan viva como desde sus mismos comienzos en Clermont - en tiempos de san Gregorio de Tours - quien ya entonces decía: "sus milagros son innumerables, tantos que no todos pueden ser registrados ". Muchos de ellos ocurrieron en el lugar de la tumba del santo, situada en la cripta de Santa María de los Santos, la cual después se convirtió en la Basílica de San Ilídio.
Cuando Gregorio se convierte en obispo le dedica un oratorio que aún guarda sus reliquias. Los normandos quemaron la Basílica de San Ilídio en el año 865. Fue reedificada en el siglo X y asignada como monasterio benedictino. Hacia el año 916, un monje publicó una nueva biografía del santo, atribuyéndole aún más milagros.
(Tomado de "Vie des Saints et des Bienheureux selon l'ordre du calendrier, avec l'historique des fêtes" de los Padres Benedictinos de París).
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Beata Sor María Romero, Religiosa Salesiana, que vivió plenamente la misericordia
Martirologio Romano: En la ciudad de León, en Nicaragua, beata María Romero Meneses, virgen del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, que en las diversas obras sociales para la formación de las jóvenes, en especial las pobres y abandonadas, trabajó con eficacia, difundiendo la devoción a la Eucaristía y a la Santísima Virgen (1977)
María Romero Meneses nace en Granada (Nicaragua) el 13 de enero de 1902, en una familia muy acomodada, pero de gran sensibilidad hacia las necesidades de los más pobres, a quienes socorre regularmente con generosidad.
Orientada en familia hacia los estudios artísticos, pronto revela su talento para la música y la pintura. A los doce años, en el colegio de las Hijas de María Auxiliadora, recién llegadas a su ciudad, empieza a conocer a don Bosco: congenia inmediatamente con la figura del gran apóstol de la juventud, en quien encuentra como la encarnación de los ideales que vibran en su espíritu, primero de manera genérica y vaga y luego cada vez más claramente y con mayor capacidad de entusiasmarla.
Hace su opción: Hija de María Auxiliadora (1923), y en el nombre de esta su Madre y "su Reina" – como ama invocarla – realiza una incansable actividad apostólica, dando vida a grandiosas obras sociales, especialmente en Costa Rica, a donde es enviada en 1931.
Con viva sensibilidad evangélica y eclesial, conquista para su misión apostólica a las jóvenes alumnas que se vuelven "misioneras" (misioneritas, las llama Sr. María) en los pueblitos de los alrededores de la Capital, entre niños semi abandonados y familias desheredadas. Luego, también adultos, empresarios adinerados y renombrados profesionales quedan conquistados por su devoción mariana, que obtiene gracias estrepitosas, y se sienten por lo tanto comprometidos a colaborar efectivamente a las iniciativas asistenciales que Sr. María, bajo la acción del Espíritu, va proyectando continuamente con la audacia de la más auténtica fe en la Providencia.
Sr. María sueña para sus pobres siempre nuevas soluciones a las urgencias apremiantes: obtiene primero visitas médicas gratuitas, gracias a la acción voluntaria de médicos especialistas, y con la colaboración de industriales del lugar organiza cursos de formación profesional para jóvenes y mujeres que en la pobreza hubieran encontrado una pésima consejera. En esta forma logra dar vida en poco tiempo a un ambulatorio múltiple, con varias especialidades, para asegurar la asistencia médico-farmacéutica a muchas personas y familias privadas de toda garantía social. Al mismo tiempo crea cerca instalaciones adecuadas para Ia acogida de los pacientes – a veces familias enteras – como también salas para la catequesis y la alfabetización en los momentos de espera, además la capilla y un gracioso jardín, y hasta el balcón con los canarios.
Para las familias sin techo, reducidas con frecuencia a una vida precaria bajo los puentes de la periferia, hace construir – siempre con la ayuda de una sorprendente Providencia – "verdaderas" casitas, en las cuales limpidez y propiedad, junto con los colores de un pequeñísimo jardín, tienen la función pedagógica de recuperar personas amargadas, restituir dignidad a vidas envilecidas por el abandono, abriendo los corazones a horizontes de verdad, de esperanza y de nueva capacidad de inserción social. Surgen así las ciudadelas de María Auxiliadora: una obra que continúa todavía, debido al interés de sus colaboradores a través de la Asociación de laicos Asayne (Asociación de Ayuda a los Necesitados).
En medio del sucederse de obras para organizar, y de una peculiar actividad suya como consejera espiritual (cada día horas y horas de intensos coloquios privados, las llamadas consultas) encuentra espacio y momentos de ardientes elevaciones del espíritu y de una profunda vida mística, que es en realidad la fuente de la fuerza interior de donde su apostolado brota y recibe extraordinaria eficacia.
Su ideal: amar profundamente a Jesús, "su Rey", y difundir su devoción junto a la de su divina Madre. Su íntima alegría es la posibilidad de acercar a la verdad evangélica a los niños, a los pobres, a los que sufren, a los marginados. La más ambicionada recompensa a sus sacrificios es la de ver reflorecer la paz y la fe en una vida "perdida".
Haciéndose como el Apóstol, "toda para todos" y olvidándose de sí para conquistar cada vez nuevos amigos a su Jesús, se entrega hasta el último de sus días: el primero en el que decidió darse un poco de descanso. La esperaba allí el descanso eterno, con "su Rey" y "su Reina". Era el 7 de julio de 1977.
La fama de su santidad se expresa en el lamento general de sus asistidos y de sus colaboradores; y por obra de éstos, en el continuo reflorecimiento de las obras fundadas por ella.
Fue beatificada el 14 de abril de 2002 por S.S. Juan Pablo II.
Reproducido con autorización de Vatican.va
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Benedicto Xl (Nicolás Boccasini), Beato CXCIV Papa, Julio 7
CXCIV Papa De nombre Nicolás Boccasini, a los 14 años ingresó en la orden dominica en Venecia. Destacó por su inteligencia como maestro. Fue nombrado prior de la Lombardía y en 1296 el noveno de superior general de la Orden de Predicadores. Por sus cualidades estuvo encargado de una delicada misión diplomática en Flandes, donde obtuvo éxito y a continuación el Papa le nombró cardenal en 1298. Fue obispo de Ostia. En la controversia con el rey Felipe el Hermoso de Francia, es uno de los cardenales que permaneció fiel a Bonifacio VIII, con quien se refugió en el castillo de Anagni, siendo hecho prisionero y forzado sin éxito a abdicar. A la muerte de Bonifacio VIII, fue elegido Papa en 1303. |
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Fuente: Franciscanos.net
Antonino Fantosati, Santo Obispo y Mártir, Julio 7
Nació en Santa Maria in Valle en Trevi, provincia de Perusa, el 16 de octubre de 1842. |
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Fuente: Franciscanos.net
José María Gambaro, Santo Presbítero y Mártir, 7 de julio
Presbitero Franciscano y Mártir Martirologio Romano: Cerca de la ciudad de Heu-Chow-Fou, en la provincia de Hunan, en China, santos Antonino Fantosati, obispo, y José María Gambaro, presbítero de la Orden de los Menores, que durante la persecución promovida por el movimiento de los Yihetuan, al acercarse a la costa para prestar ayuda a los fieles cristianos, fueron lapidados (1900).
Nació en Galliate, provincia de Novara, el 7 de agosto de 1869. A los trece años entró en el colegio seráfico y el 20 de septiembre de 1886 recibió el hábito religioso de los Hermanos Menores con el nombre de José María. |
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Pedro To Rot, Beato Mártir, Julio 7
Primer Beato de Papua Nueva Guinea Angel To Puia, jefe respetado y rico, vivía con su esposa, María Ja Tumul, una mujer honrada y silenciosa, en la aldea de Rakunai, en el extremo nororiental de Nueva Bretaña (hoy Papua Nueva Guinea). Hombre de gran influencia entre los suyos, la tribu Gunantuna, era considerado como padre y protector, cuyo consejo se buscaba y cuyas opiniones contaban en orden a la vida de la comunidad. Fuentes de Información: |
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Fuente: Vatican.va
Carlos Liviero, Beato Obispo y Fundador, 7 de juliio
Fundador de la Congregación Nació en Vicenza (Italia) el 29 de mayo de 1866; era el mayor de cuatro hijos. Fue ordenado sacerdote el 20 de noviembre de 1888. Desde 1889 desempeñó su ministerio en Gallio, provincia de Vicenza y diócesis de Padua. Allí manifestó desde el inicio el celo pastoral que lo caracterizaría durante toda su vida. Veía las necesidades espirituales y materiales de sus fieles y se dedicaba sin descanso a la evangelización y a la promoción humana. Se entregó con pasión a la predicación, a la catequesis y a la administración de los sacramentos. |
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Fuente: Santiebeati.it
Oddino Barotti, Beato Presbítero, 7 de Julio
Presbítero Martirologio Romano: En Fossano, en el Piamonte, beato Oddino Barotti, presbítero, párroco pobre y de conducta austera, que consumió su vida entregándose día y noche al cuidado de enfermos y moribundos durante una peste contagiosa (1400).
Más que 650 años nos separan de él, pero quizás todavía tendría algo que decir a sus conciudadanos, sacerdotes y laicos, por el heroísmo de una fe integralmente sentida y concretada en obras de caridad. Hunde sus raíces en la parte más antigua de Fossano (provincia de Cuneo, Italia), dónde, en calle Garibaldi, se indica todavía la casa en que habría visto la luz, en el año 1344. |
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Fuente: Santiebeati.it
Willibaldo, Santo Obispo, 7 de julio
Obispo Martirologio Romano: En Dryopolis (hoy Eichstätt), en Franconia, san Willibaldo, obispo, el cual, habiendo abrazado la vida monástica, recorrió como peregrino muchos santuarios y lugares santos con el fin de establecer en ellos la vida monástica, hasta que san Bonifacio le ordenó obispo de esta sede e hizo de él un valioso colaborador suyo en la evangelización de Germania, convirtiendo a Cristo muchos pueblos (787).
Es a este caminante inglés que Montecassino debe su renacimiento espiritual, después de la destrucción encabezada por el longobardo Zottone en los años 580-81. Su familia lo puso en la escuela de los monjes de Waltham, dónde luego Villibaldo decide hacerse monje. Pero antes de hacer sus votos definitivos sale de de su celda y de Inglaterra: se va a Tierra Santa con un grupo de peregrinos, entre los que están su padre (que morirá en Lucca) y su hermano Vinnibaldo. Permanece dos años en Roma, luego continua sin su hermano su viaje hacia Palestina, territorio que en aquel entonces estaba bajo dominio árabe. Los peregrinos cristianos eran generalmente bien acogidos, sin embargo, por tensiones políticas con el imperio de oriente, Villibaldo y los suyos caen en prisión: los consideran espías. Pero en cuanto se re-establece la paz son liberado, regresando a Roma en el 729, habían pasado siete años desde que su partida. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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