viernes, 6 de julio de 2018

[ † ] Viernes de la Pasión y Muerte de Jesucristo: día de penitencia y abstinencia de carne, excepto fiesta de precepto (CDC 1250/3). 06/07/2018. Santa María Goretti ¡ruega por nosotros!

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JMJ

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No son los sanos los que necesitan de médico. Yo quiero misericordia y no sacrificios

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 9-13

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo vio Jesús a un hombre que se llamaba Mateo, sentado en la oficina de impuestos, y le dijo:
"Sígueme".
El se levantó y lo siguió.
Después, mientras Jesús estaba sentado a la mesa en casa de Mateo, muchos recaudadores de impuestos y pecadores vinieron y se sentaron con él y sus discípulos.
Al verlo los fariseos, preguntaban a sus discípulos:
"¿Por qué su maestro come con los recaudadores de impuestos y los pecadores?"
Lo oyó Jesús y les dijo:
"No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. Entiendan bien qué significa: misericordia quiero y no sacrificios; porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

vie 13a. Ordinario año Par

Antífona de Entrada

Entremos y adoremos de rodillas al Señor, creador nuestro, porque él es nuestro Dios.

 

Oración Colecta

Oremos:
Señor, que tu amor incansable cuide y proteja siempre a estos hijos tuyos, que han puesto en tu gracia toda su esperanza.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Les haré sentir hambre, pero no de pan, sino de oír la palabra de Dios

Lectura del libro del profeta Amós 8, 4-6.9-12

Escuchen esto, los que aplastan al pobre y tratan de eliminar a la gente humilde, ustedes, que dicen: ¿Cuándo pasará la fiesta de la luna nueva, para poder vender el trigo; y el sábado, para comerciar el grano? Achicaremos la medida, aumentaremos el precio y falsearemos las balanzas para robar; compraremos al indefenso por dinero, y al pobre por un par de sandalias; venderemos hasta los desechos del trigo.
Aquel día, palabra del Señor, haré que el sol se oculte a mediodía, y en pleno día cubriré la tierra de oscuridad. Convertiré en duelo sus fiestas, y en lamentaciones sus cantos; haré que se vistan de luto, y que les rapen la cabeza. Harán duelo como por un hijo único, y todo acabará en amargura.
Vienen días, palabra del Señor, en que yo enviaré el hambre a este país, no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír la palabra del Señor. Irán tambaleándose de mar a mar, de oriente a occidente andarán errantes, buscando la palabra del Señor, y no la encontrarán.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 118, 2.10.20.30.40.131

Dichosos los que siguen la palabra del Señor.

Dichosos los que cumplen sus preceptos y lo buscan sinceramente.
Dichosos los que siguen la palabra del Señor.

Te busco sinceramente, no dejes que me desvíe de tus mandatos.
Dichosos los que siguen la palabra del Señor.

Agoto mi vida deseando continuamente tus mandamientos.
Dichosos los que siguen la palabra del Señor.

He elegido el camino verdadero, he deseado tus mandamientos.
Dichosos los que siguen la palabra del Señor.

Mira cuánto anhelo tus decretos, dame vida con tu salvación.
Dichosos los que siguen la palabra del Señor.

Abro mi boca suplicando, porque ansío tus mandatos.
Dichosos los que siguen la palabra del Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo los aliviaré, dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio

No son los sanos los que necesitan de médico. Yo quiero misericordia y no sacrificios

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 9-13

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo vio Jesús a un hombre que se llamaba Mateo, sentado en la oficina de impuestos, y le dijo:
"Sígueme".
El se levantó y lo siguió.
Después, mientras Jesús estaba sentado a la mesa en casa de Mateo, muchos recaudadores de impuestos y pecadores vinieron y se sentaron con él y sus discípulos.
Al verlo los fariseos, preguntaban a sus discípulos:
"¿Por qué su maestro come con los recaudadores de impuestos y los pecadores?"
Lo oyó Jesús y les dijo:
"No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. Entiendan bien qué significa: misericordia quiero y no sacrificios; porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor, Dios nuestro, tú que nos has dado este pan y este vino para reparar nuestras fuerzas, conviértelos para nosotros en sacramento de vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Proclamación del misterio de Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque, unidos en la caridad, celebramos la muerte de tu Hijo, con fe viva proclamamos su resurrección, y con esperanza firme anhelamos su venida gloriosa.
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar:

Antífona de la Comunión

Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, tú que has querido hacernos participar de un mismo pan y de un mismo cáliz, concédenos vivir de tal manera unidos en Cristo, que nuestro trabajo sea eficaz para la salvación del mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Dia 6/07 Santa María Goretti (virgen y mártir, rojo)

Antífona de Entrada

Alegrémonos, llenémonos de gozo, porque el Señor ha amado a esta virgen santa y gloriosa.

 

Oración Colecta

Oremos:
Señor, Dios nuestro, que has derramado sobre la virgen santa María Goretti, abundancia de dones celestiales; concédenos imitar en la tierra sus virtudes, para que también podamos gozar en su compañía de las alegrías de la gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Los cuerpos de ustedes son miembros de Cristo

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 6, 13c-15a. 17-20

Hermanos: El cuerpo no es para fornicar, sino para servir al Señor; y el Señor, para santificar el cuerpo. Dios resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros con su poder.
¿No saben ustedes que sus cuerpos son miembros de Cristo? Y el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él. Huyan, por lo tanto, de la fornicación. Cualquier otro pecado que cometa una persona, queda fuera de su cuerpo; pero el que fornica, peca contra su propio cuerpo.
¿0 es que no saben ustedes que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que han recibido de Dios y habita en ustedes? No son ustedes sus propios dueños, porque Dios los ha comprado a un precio muy caro. Glorifiquen, pues, a Dios con el cuerpo.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 30

Padre, en tus manos encomiendo mí espíritu.

Sé tú mi fortaleza y mi refugio, mi muro de resguardo. Pues eres mi refugio y fortaleza, por tu nombre, Señor, guía mis pasos.
Padre, en tus manos encomiendo mí espíritu.

En tus manos encomiendo mi espíritu y tu lealtad me librará, Dios mío. Tu amor, Señor, me llenará de gozo cuando te hayas de mí compadecido.
Padre, en tus manos encomiendo mí espíritu.

Líbrame del poder de mi enemigo que viene tras mis pasos. Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y por tu amor tan grande, ponme a salvo.
Padre, en tus manos encomiendo mí espíritu.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Dichoso el hombre que sufre la tentación porque, después de haberla superado, recibirá en premio la corona de la vida.
Aleluya.

Evangelio

Si el grano de trigo muere, producirá mucho fruto

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 12, 24-26

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.
El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Concédenos, Señor, hacer nuestro el fruto de esta ofrenda para, a ejemplo de santa María Goretti, libres de la decrepitud del hombre viejo, recomencemos una nueva vida en continuo progreso espiritual.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

La vida consagrada a Dios es un signo Del Reino de los cielos

En verdad es justo y necesario que te alaben, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra.
Porque al celebrar a los santos que por amor al Reino de los cielos se consagraron a Cristo,
reconocemos tu Providencia admirable, que no cesa de llamar al hombre a la santidad primera,
para hacerlo participar ya desde ahora de la vida que gozará en el cielo, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin cesar:

Antífona de la Comunión

Las cinco vírgenes sensatas se llevaron vasijas de aceite con las lámparas. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salgan a recibir a Cristo, el Señor!"

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor que la comunión del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo nos aparte de las cosas caducas, para que, a ejemplo de santa María Goretti, crezcamos, a lo largo de la vida en caridad sincera y podamos gozar en el cielo de la visión eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

13ª Semana. Viernes

MORTIFICACIONES HABITUALES

— Las mortificaciones nacen del amor y a su vez lo alimentan.

— Mortificaciones para ayudar y hacer más grata la vida a los demás; las pequeñas contrariedades de cada día; espíritu de sacrificio en el cumplimiento del deber.

— Otras mortificaciones. El espíritu de mortificación.

I. Nos relata San Mateo en el Evangelio de la Misa1 que, después de responder a la llamada de Jesús, preparó una comida en su propia casa, a la que asistieron el resto de los discípulos y muchos publicanos y pecadores, quizá sus amigos de siempre. Los fariseos, al ver esto, decían: ¿Por qué vuestro Maestro come con los publicanos y los pecadores? Jesús oyó estas palabras y Él mismo les contestó diciéndoles que no tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Y a continuación hace suyas unas palabras del profeta Oseas2: más quiero misericordia que sacrificio. No rechaza el Señor los sacrificios que se le ofrecen; insiste, sin embargo, en que estos han de ir acompañados del amor que nace de un corazón bueno, pues la caridad ha de informar toda la actividad del cristiano y, de modo particular, el culto a Dios3.

Aquellos fariseos, fieles cumplidores de la Ley, no acompañaban sus sacrificios del olor suave de la caridad para con el prójimo y del amor a Dios; en otro lugar dirá el Señor, con palabras del Profeta Isaías: este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de Mí. En aquella comida en casa de Mateo manifiestan con su pregunta que les falta comprensión hacia los demás invitados y que no se esfuerzan por acercarlos a Dios y a la Ley, de la que ellos se muestran tan fieles cumplidores; juzgan con una visión estrecha y falta de amor. "Prefiero las virtudes a las austeridades, dice con otras palabras Yahvé al pueblo escogido, que se engaña con ciertas formalidades externas.

"—Por eso, hemos de cultivar la penitencia y la mortificación, como muestras verdaderas de amor a Dios y al prójimo"4.

Nuestro amor a Dios se expresa en los actos de culto, pero también se manifiesta en todas las acciones del día, en las pequeñas mortificaciones que impregnan lo que hacemos, y que llevan hasta el Señor nuestro deseo de abnegación y de agradarle en todo.

Si faltara esta honda disposición, la materialidad de repetir unos mismos actos carecería de valor, porque le faltaría su más íntimo sentido: los pequeños sacrificios que procuramos ofrecer cada día al Señor, nacen del amor y alimentan a su vez este mismo amor.

El espíritu de mortificación, tal como lo quiere el Señor, no es algo negativo ni inhumano5; no es una actitud de rechazo ante lo bueno y lo noble que puede haber en el uso y goce de los bienes de la tierra; es manifestación de señorío sobrenatural sobre el cuerpo y sobre las cosas creadas, sobre los bienes, las relaciones humanas, el trabajo...; la mortificación, voluntaria o aquella otra que viene sin haberla buscado, no es la simple privación, sino manifestación de amor, pues "padecer necesidad es algo que puede ocurrirle a cualquiera, pero saber padecerla es propio de las almas grandes"6, de las almas que han amado mucho.

La mortificación no es simple moderación, mantener a raya los sentidos y el desequilibrio que producen el desorden y el exceso, sino abnegación verdadera, dar cabida a la vida sobrenatural en nuestra alma, adelanto de aquella gloria venidera que se ha de manifestar en nosotros7.

II. Prefiero la misericordia al sacrificio... Por eso, un campo principal de nuestras mortificaciones ha de ser el que se refiere a las relaciones y al trato con los demás, donde ejercitamos continuamente una actitud misericordiosa, como la del Señor con las gentes que encontraba a su paso. El aprecio por quienes cada día tratamos en la familia, en nuestro quehacer profesional, en la calle, empuja y ordena nuestra mortificación. Nos lleva a hacerles más grato su paso por la tierra, de modo particular a aquellos que más sufren física o moralmente, a prestarles pequeños servicios, a privarnos de alguna comodidad en beneficio de ellos.

Esta mortificación nos impulsará a superar un estado de ánimo poco optimista que necesariamente influye en los demás, a sonreír también cuando tenemos dificultades, a evitar todo aquello –aun pequeño– que puede molestar a quienes tenemos más cerca, a disculpar, a perdonar... Así morimos, además, al amor propio, tan íntimamente arraigado en nuestro ser, aprendemos a ser humildes. Esta disposición habitual que nos lleva a ser causa de alegría para los demás, solo puede ser fruto de un hondo espíritu de mortificación, pues "despreciar la comida y la bebida y la cama blanda, a muchos puede no costarles gran trabajo... Pero soportar una injuria, sufrir un daño o una palabra molesta... no es negocio de muchos, sino de pocos"8.

Junto a estas mortificaciones que hacen referencia a la caridad, quiere el Señor que sepamos encontrarle en aquello que Él permite y que de alguna manera contraría nuestros gustos y planes o el propio interés. Son las mortificaciones pasivas, que hallamos a veces en una grave enfermedad, en problemas familiares que no parecen tener fácil arreglo, en un importante revés profesional...; pero más frecuentemente, cada día, tropezamos con pequeñas contrariedades e imprevistos que se atraviesan en el trabajo, en la vida familiar, en los planes que teníamos para esa jornada... Son ocasiones para decirle al Señor que le amamos, precisamente a través de aquello que en un primer momento nos resistimos a admitir. La contrariedad –pequeña o grande– aceptada con amor, ofreciendo al Señor aquel contratiempo, produce paz y gozo en medio del dolor; cuando no se acepta, el alma queda desentonada y triste, o con una íntima rebeldía que la aleja de los demás y de Dios.

Otro campo de mortificaciones en las que mostramos el amor al Señor está en el cumplimiento ejemplar de nuestro deber: trabajar con intensidad, no aplazar los deberes ingratos, combatir la pereza mental, cuidar las cosas pequeñas, el orden, la puntualidad, facilitar su labor a quien está en el mismo quehacer, ofrecer el cansancio que todo trabajo hecho con intensidad lleva consigo...

Mientras trabajamos, en el trato con los demás..., en toda ocasión, manifestamos, a través de ese vencimiento pequeño, que amamos al Señor sobre todas las cosas y, más aún, por encima de nosotros mismos. Con estas mortificaciones nos elevamos hasta Él; sin ellas, quedamos a ras de tierra. Esos pequeños sacrificios ofrecidos a lo largo del día disponen al alma para la oración y la llenan de alegría.

III. Sacrificio con amor nos pide el Señor. La mortificación está en la zona fronteriza en la que es inminente el peligro de caer en el pecado; se encuentra en pleno campo de la generosidad, porque es saberse privar de lo que sería posible no privarse sin ofender a Dios. El alma mortificada no es la que no ofende, sino la que ama; vivir así, con una mortificación habitual, parece necedad a los ojos de los que se pierden; mas para los que se salvan, esto es, para nosotros, es la fuerza de Dios9, recordaba San Pablo a los primeros cristianos de Corinto.

El amor al Señor nos mueve a controlar la imaginación y la memoria, alejando pensamientos y recuerdos inútiles; a sujetar la sensibilidad, la tendencia a "pasarlo bien" como primera razón de la vida. La mortificación nos lleva a vencer la pereza al levantarnos, a no dejar la vista y los demás sentidos desparramados, sin control alguno, a ser sobrios en la bebida, a comer con templanza, a evitar caprichos...; también mortificaciones corporales, con el oportuno consejo recibido en la dirección espiritual o en la Confesión.

En ocasiones nos fijaremos en algunas mortificaciones con preferencia a otras, dando siempre especial importancia a las que se refieren al mejor cumplimiento de nuestros deberes para con Dios, a las que ayudan a vivir con esmero la caridad y el cumplimiento del propio deber. Incluso puede ser útil el tomar nota de algunas, revisarlas a lo largo del día y pedirle ayuda a nuestro Ángel Custodio para que salgan adelante. Tener en cuenta la tendencia de todo hombre, de toda mujer, al olvido y a la dejadez, nos ayudará a poner los medios necesarios para no dejarlas incumplidas, a un lado. Esas pequeñas renuncias a lo largo del día, previstas y buscadas muchas de ellas, acercan a Cristo y constituyen un arma poderosa para ir adquiriendo, primero en un campo y después en otro, el hábito de la mortificación; son una industria humana difícilmente sustituible, dada la natural tendencia a resistir y a olvidarnos de la Cruz.

Para el alma mortificada se hace realidad la promesa de Jesús: quien pierda su vida por amor mío, la encontrará10; así le encontramos a Él en medio del mundo, en nuestros quehaceres y a través de ellos. "Dijo el amigo a su Amado que le diese la paga del tiempo que le había servido. Tomó el Amado en cuenta los pensamientos, deseos, llantos, peligros y trabajos que por su amor había padecido el amigo, y añadió el Amado a la cuenta la eterna bienaventuranza, y se dio a Sí mismo en paga a su amigo"11.

1 Mt 9, 9-13. — 2 Os 6, 6. — 3 Cfr. Sagrada Biblia, Santos Evangelios, EUNSA, Pamplona 1983, in loc.; cfr. B. Orchard y otros, Verbum Dei, Herder, Barcelona 1960, vol. II, p. 683. — 4 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 992. — 5 Cfr. J. Tissot, La vida interior, Herder, 16.ª ed., Barcelona 1964, p. 397 ss. — 6 San Agustín, Sobre el bien del matrimonio, 21, 25. — 7 Rom 8, 18. — 8 San Juan Crisóstomo, Sobre el sacerdocio, 3, 13. — 9 1 Cor 1, 18. 10 Mt 10, 39. — 11 R. Llull, Libro del amigo y del Amado, 64.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

 

 

Santa María Goretti
virgen y mártir

Santa María Goretti nació en Corinaldo, Italia el 16 de octubre de 1890 hija de Luis Goretti y Assunta Carlini, ambos campesinos. María fue la segunda de seis hijo.

Vivió en el seno de una familia humilde y perdió a su padre a los diez años por causa del paludismo.

Como consecuencia de la muerte de su padre, la madre de María Goretti tuvo que trabajar dejando la casa y los hermanos menores a cargo de ésta quien realizaba sus obligaciones con alegría y cada semana asistía a clases de catecismo.

A los once años hizo su primera comunión haciéndose, desde entonces, el firme propósito de morir antes que cometer un pecado.

En la misma finca donde vivía María trabajaba Alejandro Serenelli, quien se enamoró de María que en ese entonces contaba con doce años.

Serenelli, a causa de lecturas impuras, se dedicó a buscar a María haciéndole propuestas que la santa rechazaba haciendo que Serenelli se sintiera despreciado.

El 5 de julio de 1902 Serenelli fue en busca de María quien estaba sola en su casa y al encontrarla la invitó a ir a una recámara de la casa a lo que María se negó por lo que aquél se vio obligado a forzarla.

María se negaba advirtiéndole a Serenelli que lo que pretendía era pecado y que no accedería a sus pretenciones por lo que éste la atacó con un cuchillo clavándoselo catorce veces.

María no murió inmediatamente, fue trasladada a la hospital de San Juan de Dios donde los médicos la operaron sin anestesia porque no había y durante dos horas la santa soportó el sufrimiento ofreciendo a Dios sus dolores.

Antes de morir, un día después del ataque, María alcanzó a recibir la comunión y la unción de los enfermos e hizo público su perdón a Serenelli.

El asesino fue condenado a 30 años de prisión donde al principio no daba muestras de arrepentimiento. La tradición cuenta que después de un sueño donde María le dijo que él también podía ir al cielo, Serenelli cambió completamente volviéndose hacia Dios y ofreciendo sus trabajos y sufrimientos en reparación de sus pecados.

Después de 27 años de cárcel fue liberado y acudió a pedir perdón a la madre de la santa, quien no solo lo perdonó sino que lo defendió en público alegando que si Dios y su hija lo habían perdonado, ella no tenía porque no perdonarlo.

La fama de María Goretti se extendía cada vez más y fueron apareciendo las muestras de santidad, que fue fruto de su cercanía a Dios y su devoción a la Virgen María.

Después de numerosos estudios, la Santa Sede la canonizó el 24 de junio de 1950 en una ceremonia que se tuvo que realizar en la Plaza de San Pedro debido a la cantidad de asistentes que se calculaban en más de quinientas mil personas.

En la ceremonia de canonización acompañaron a Pío XII la madre, dos hermanas y un hermano de María. Durante esta ceremonia Su Santidad Pío XII exaltó la virtud de la santa y sus estudiosos afirman que por la vida que llevó aún cuando no hubiera sido mártir habría merecido ser declarada santa.

 

https://gloria.tv/video/Sr3jwsqS9fHk41Gw6JNZPpJzu

 

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Fuente: servidor1.lasalle.es
María Teresa Ledóchowska, Beata Fundadora, 6 de julio  

María Teresa Ledóchowska, Beata

Fundadora del Instituto
San Pedro Claver

Martirologio Romano: En Roma, beata María Teresa Ledóchowska, virgen, que se entregó totalmente al cuidado de los africanos oprimidos y fundó el Instituto de San Pedro Claver (1922).

Etimológicamente: María = Aquella señora bella que nos guía, es de origen hebreo.

Etimológicamente: Teresa = Aquella que es experta en la caza, es de origen griego.

 

Fundadora de las Misioneras de S. Pedro Claver en 1894. Recorrió Europa entera y fue capaz de comprometer y sensibilizar en la empresa a los ricos y a los pobres, a los librepen­sadores y los creyentes, a las autorida­des religiosas y a las civiles.

Su palabra sencilla y su pluma no se detuvieron ni ante los recha­zos ni ante los triunfos.

Nació en 1863 en Loosdorf, Austria, hija primogénita del Conde polaco Anto­nio Ledóchowski y de la Condesa suiza Josefina Salis-Zizers. Tuvo una educa­ción muy selecta y aristocrática. Su am­biente familiar fue piadoso. Su her­mana menor,
Úrsula, fundó una instituto de Ursu­linas y su hermano fue General de los Jesuitas.

Desde 1882 se trasladó con sus pa­dres a vivir a Lipnica, cerca de Cracovia. Pasó unos años como dama de honor de la Duquesa de Toscana, Alicia de Bor­bón, quien la estimaba mucho. En 1888 conoció al Cardenal Lavigèrie, Arzobispo de Argel. Desde entonces se dedicó a luchar contra la esclavitud en Africa. En 1889, influida por Lavigèrie, fundó la revista "El Eco de Africa" y organizó una imprenta para editar publi­caciones religiosas misioneras. En 1891 dejó la vida en la Corte de la Du­quesa.

En 1894 León XIII la recibió en audien­cia y bendijo su idea de fundar un Institu­to misionero para luchar contra la escla­vitud en Africa. Se entregó de lleno a la obra. Concibió un núcleo de Hermanas consagradas, otro de miembros externos con promesa de servicio a las misiones de Africa y otro de celadores dispuestos a colaborar en todo lo que la obra de las misiones precise. Reclutó adeptas en Viena, en Estalingrado y en diversos lugares. Realizó viajes promo­viendo la obra y recorrió Viena, París, Cracovia, Breslava, Praga, Ins­bruck, Bolzano, Trieste... Su mensaje entusiasta cauti­vaba a las personas que la escu­chaban. En 1901 cayó enferma y hubo de trasla­darse a Roma, a la casa adquirida como sede central del Insti­tuto. Su vida quedó ya centrada en dirigir las obras misionales que iban surgiendo.

En 1908 el "Eco de Afri­ca" salía ya en nueve idiomas. Publi­có también "II Fan­ciullo negro", en varios idiomas. En 1909 inició el Almanaque misionero. Práctica­mente circulaban por toda Europa. El Instituto se hacía cada vez más inter­na­cional y la Fundadora anima­ba las diver­sas activida­des para promo­ver el amor a las misio­nes y para recoger do­nativos. En 1922, el 6 de Julio, falleció, des­pués de breve enfermedad.

Fue Beatifi­cada el 19 de Octubre de 1975 por el Papa Pablo VI.

Además de sus artículos de revista y notas de con­feren­cias, dejó también algunos escritos: "Mi Polonia", "Zaida, Drama misionero".

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Goar, Santo Presbítero, 6 de julio  

Goar, Santo

Presbítero

Martirologio Romano: En la orilla del Rin, san Goar, presbítero, quien, oriundo de Aquitania, con la aprobación del obispo de Tréveris construyó un hospital y un oratorio, para recibir a los peregrinos y procurar la salvación de sus almas (s. VI).

 

El ejemplarísimo presbítero san Goar fue francés de nación, de la provincia de Gascuña: su padre se llamó Jorge y su madre Valeria, personas por sangre ilustres. Desde niño fue muy bien inclinado, de amable aspecto, humilde, honesto y dado a todas las obras de virtud. Habiéndose ordenado de presbítero, determinó dar de mano a todas las cosas de la tierra, y se fue a un lugar del obispado de Tréveris, que se llamaba Wochara, donde hizo una iglesia con licencia del obispo Félix y colocó en ella algunas reliquias de los santos.

En este lugar vivió muchos años, dándose a la oración, ayunos y penitencia, y a ejercitar la hospitalidad con los pobres y peregrinos. Había aún muchos gentiles en aquélla tierra, los cuales con la vida tan ejemplar y con la predicación y milagros del santo presbítero se convirtieron a la fe. Echaba los demonios de los cuerpos, daba vista a los ciegos, pies a los cojos, y sanaba a muchos dolientes de varias enfermedades. Dos criadas del obispo, que se llamaba Rústico, le acusaron delante de su amo, diciéndole que era hipócrita y embustero, e interpretando muy malas honestas acciones y obras de caridad que hacía, albergando a los peregrinos. Mas cuando el obispo mandó venir al santo delante de sí, y vio que un niño de pecho de solos tres días habló volviendo por la honra del varón de Dios, quedó tan corrido y confuso de haber sido tan fácil en creer lo que falsamente le habían dicho, que echándose a los pies del santo se encomendó con lágrimas a sus oraciones.

Llegó la fama de tan excelente virtud al rey Sigiberto, el cual tomó todos los medios que pudo para persuadir al venerable presbítero que aceptase el obispado de Tréveris, porque quería dar con ello satisfacción a todo el pueblo que lo deseaba y se lo suplicaba. Mas no pudo el príncipe conseguir que el santo que recibiese aquélla dignidad; y habiéndole dado veinte días de término para recogerse y hacer oración sobre ello, se encerró el siervo de Dios en su celda, y postrado en el suelo delante del acatamiento del Señor, llorando arroyos de lágrimas le suplicó afectuosamente que no permitiese que el rey saliese con su pretensión. Oyóle el Señor, enviándole una fiebre que le fatigó siete años gravemente y de manera que no pudo ya salir de su retiro, ni ver más al rey. Finalmente, labrada aquélla bendita alma del siervo de Dios, y purificada como el oro con tan larga y penosa dolencia, acabó el curso de su peregrinación y pasó a recibir el premio de sus heroicas virtudes en el eterno descanso. El sagrado cuerpo fue sepultado en la misma iglesia que había edificado el piadosísimo varón para honrar las reliquias de los santos.

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Fuente: Iglesia Católica Ortodoxa Santísima Virgen María
Sísoes el Magno, Santo Eremita, 6 de julio  

Sísoes el Magno, Santo

Eremita

Martirologio Romano: En Egipto, san Sísoes, de sobrenombre "Magno", ermitaño, muy célebre por la perfección con que practicó la vida monástica (c. 429).

 

San Sisoes el Magno (+ 429) era un monje solitario, vivió en el IV siglo, seguidor del ascetismo en el desierto egipcio, primero en Nitria, luego en una cueva, santificada por las labores piadosas de su predecesor en ese lugar, San Antonio el Grande. Y dijo al habitarla "Así en la cueva de un león, un zorro hace a su morada".

Sumamente estricto con él mismo, San Sisoes era muy misericordioso y compasivo con otros, él recibió a todos con amor. A aquéllos que lo visitaron, el santo enseñó en primer lugar siempre la humildad. Cuando uno de los monjes preguntó que cómo él podría lograr un recuerdo constante de Dios, San Sisoes comentó, que "Ésa no es ninguna gran cosa, mi hijo, pero es una gran cosa considerarse inferior a todos los demás. Esto lleva a la adquisición de humildad." Preguntado por los monjes si un año es suficiente para el arrepentimiento si un hermano peca, Abad Sisoes dijo, "yo confío en la misericordia de Dios que si tal hombre se arrepiente con todos su corazón, entonces Dios aceptará su arrepentimiento en tres días."

Cuando San Sisoes estaba en su lecho de muerte, los discípulos que lo rodeaban vieron que su cara brillaba como el sol. Ellos le preguntaron lo que él veía, el agonizante Abad Sisoes contestó que él vio a San Antonio, los profetas, y los apóstoles. Su cara aumentó en el brillo, y él habló con alguien. Los monjes preguntaron "Con quien está hablando, Padre?" Él dijo que los ángeles habían venido por su alma, y él estaba rogándoles darle un poco más tiempo para el arrepentimiento. Los monjes dijeron, "Usted no tiene la necesidad del arrepentimiento, Santo Padre" Sisoes dijo con gran humildad, que "yo pienso que ni siquiera he comenzado a arrepentirme". Después de estas palabras la cara del Abad brilló tan brillantemente que los hermanos no podían verle, San Sisoes les dijo que él vio al Señor mismo. Había una llamarada entonces como el relámpago, y un olor fragante, y Abad Sisoes partió al Reino Celestial.

San Sísoes es también venerado por la Iglesía Católica Ortodoxa

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Rómulo de Fiésole, Santo Mártir.
6 de julio  

Rómulo de Fiésole, Santo

Diacono y Mártir

Martirologio Romano: En Fiésole, en la Toscana, san Rómulo, diácono, a quien esta ciudad celebra como su primer mártir (s. inc.).

Etimológicamente: Rómulo = Aquel que es fuerte y poderoso, es de origen latino

 

Según una tradición posterior, San Rómulo fue el apóstol y el primer obispo de Fiésole. Al parecer, fue convertido a la fe por San Pedro y sufrió el martirio en la persecución del emperador Domiciano. En realidad, apenas sabemos nada sobre San Rómulo, cuyo nombre fue incluido en el Martirologio Romano en el siglo XVI.

San Rómulo es el héroe de una historia de origen desconocido; se trata de una obra de imaginación, probablemente no anterior al siglo XII. En ella se cuenta que cierto ciudadano romano tenía una hija llamada Lucerna, la cual se enamoró de Ciro, uno de los esclavos de su padre. Lucerna y Ciro tuvieron un hijo, al que abandonaron en un bosque, donde una loba se encargó de amamantarle. Unos pastores de los rebaños del emperador Nerón, que vieron a la loba amamantando al niño, dieron la noticia a su amo, el cual les ordenó que le llevasen al niño. Los pastores persiguieron durante tres días a la loba, sin poder darle caza. Entonces, el emperador consultó a San Pedro, el cual con otros cristianos armados de redes, partió al bosque a cazar a la loba En el bosque, San Pedro conjuró al niño: "Si eres hijo de una loba, ve con tu madre; pero si naciste de una mujer, ven aquí." El niño no se movió; entonces los cristianos tendieron sus redes y apresaron a la loba y al niño. Para que no pereciesen de hambre, dieron una oveja a la loba, la cual la despedazó y compartió el banquete con el niño. Después, San Pedro ordenó que dejasen en libertad a la loba y bautizó al niño. A instancias de uno de los cristianos, le puso el nombre de Rómulo. Una noble romana se encargó de la educación de Rómulo. Justino, el cristiano que había sugerido el nombre de Rómulo, le tomó más tarde por su cuenta. Rómulo resultó un niño prodigio: a los ocho años predicaba, exorcizaba y obraba milagros. Más tarde fue con sagrado obispo y evangelizó las ciudades de Fiésole, Sitri, Nepi, Florencia, Pistoia, etc. Finalmente, después de numerosas aventuras, Rómulo fue condenado a muerte por el gobernador Repertiano. En el camino hacia el sitio de la ejecución, Rómulo pidió un vaso de agua a una joven que se hallaba junto a una fuente; la doncella, temiendo la ira de los soldados, le rehusó el favor. Entonces, el santo la reprendió y predijo que, de ahí en adelante, la fuente proveería de agua a los cristianos, pero se convertiría en sangre cuando los paganos se acercasen a beber. Los mártires Carísimo, Dulcísimo y Crescencio fueron ejecutados junto con San Rómulo.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Ciriaca o Dominica, Santa Virgen y Mártir, 6 de julio  

Ciriaca o Dominica, Santa

Virgen y Mártir

Martirologio Romano: En Nicomedia, de Bitinia, santa Ciriaca, virgen, mártir en tiempo del emperador Diocleciano, que es venerada en la ciudad de Tropea, en Calabria (s. IV).

Etimológicamente: Ciriaca = Aquella que ama a Dios, es de origen griego.

Etimológicamente: Dominica = Aquella dedicada a Dios, es de origen latino.

 

Santa Dominica nació en 287 en Tropea, Calabria. Era hija de Doroteo y de Arsenia. Pasó su infancia en un ambiente profundamente cristiano, donde la vida cotidiana estaba impregnada de la fe profesada. Probablemente la familia tenía una posición relevante en la sociedad, porque el mismo emperador se interesó en el juicio contra los padres y la hija. Esto parece confirmarse por el hecho de que los progenitores de Dominica salvaron la vida a cambio del exilio en la región del Eufrates. En cambio Dominica, tuvo que soportar numerosas presiones para inducirla a renegar de su fe cristiana. Las tentativas no solamente resultaron vanas, sino que los prodigios operados por la santa indujeron a la conversión a muchos de los presentes. Conducida a Campania, fue procesada y condanada al supplizio "de los leones", pero las bestias permanecieron impasibles y dóciles ante la santa, la pena fue entonces cambiada a ser decapitada, la que según la historia, tuvo lugar el 6 de julio de 303. El culto de esta santa se difundió en el sur de Italia y en Oriente. Le los despojos mortales de la santa reposaron durante muchos años en Vizzini, para ser trasladados luego a la catedral de Tropea, ciudad de la que es patrona.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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