JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (13, 10-17)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús sus discípulos y le preguntaron: "¿Por qué les hablas en parábolas?" El les respondió: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los cielos; pero a ellos no. Al que tiene se le dará más y nadará en la abundancia; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden.
En ellos se cumple aquella profecía de Isaías que dice: Ustedes oirán una y otra vez y no entenderán; mirarán y volverán a mirar, pero no verán; porque este pueblo ha endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos y tapado sus oídos, con el fin de no ver con los ojos ni oír con los oídos, ni comprender con el corazón.Porque no quieren convertirse ni que yo los salve.
Pero, dichosos ustedes, porque sus ojos ven y sus oídos oyen. Yo les aseguro que muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
Dios anuncia la paz a su pueblo
Feria de la 16a. semana del Tiempo Ordinario o memoria libre de santa Brígida, religiosa
Bendito seas, Señor, santo y glorioso
Antífona de Entrada
Dios anuncia la paz a su pueblo, a todos sus amigos y a cuantos se convierten a él de corazón.
Oración Colecta
Oremos:
Mueve, Señor, nuestros corazones para que correspondamos generosamente a la acción de tu gracia y recibamos, así, con abundancia, los dones de tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura Lectura del libro del Exodo (19, 1-2. 9-11. 16-20)
Aquel día, a los tres meses de haber salido de Egipto, los israelitas, que habían partido de Refidim, llegaron al desierto de Sinaí y acamparon frente al monte. Entonces el Señor le dijo a Moisés: "Voy a acercarme a ti en una nube espesa, para que el pueblo pueda escuchar lo que te digo y tenga siempre fe en ti".
Moisés comunicó al Señor lo que el pueblo le había dicho. Y el Señor le dijo: "Vuelve a donde está el pueblo y ordénales que se purifiquen hoy y mañana; que laven su ropa y estén preparados para pasado mañana, pues el Señor bajará al monte Sinaí a la vista del pueblo".
Al rayar el alba del tercer día, hubo truenos y relámpagos; una densa nube cubrió el monte y se escuchó un fragoroso resonar de trompetas. Esto hizo temblar al pueblo, que estaba en el campamento. Moisés hizo salir al pueblo para ir al encuentro de Dios; pero la gente se detuvo al pie del monte. Todo el monte Sinaí humeaba, porque el Señor había descendido sobre él en medio del fuego. Salía humo como de un horno y todo el monte retemblaba con violencia. El sonido de las trompetas se hacía cada vez más fuerte. Moisés hablaba y Dios le respondía con truenos. El Señor bajó a la cumbre del monte y le dijo a Moisés que subiera.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Daniel 3
Bendito seas, Señor, santo y glorioso.
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres. Bendito sea tu nombre santo y glorioso.
Bendito seas, Señor, santo y glorioso.
Bendito seas en el templo santo y glorioso. Bendito seas en el trono de tu reino.
Bendito seas, Señor, santo y glorioso.
Bendito eres tú, Señor, que penetras con tu mirada los abismos y te sientas en un trono rodeado de querubines. Bendito seas, Señor, en la bóveda del cielo.
Bendito seas, Señor, santo y glorioso.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (13, 10-17)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús sus discípulos y le preguntaron: "¿Por qué les hablas en parábolas?" El les respondió: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los cielos; pero a ellos no. Al que tiene se le dará más y nadará en la abundancia; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden.
En ellos se cumple aquella profecía de Isaías que dice: Ustedes oirán una y otra vez y no entenderán; mirarán y volverán a mirar, pero no verán; porque este pueblo ha endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos y tapado sus oídos, con el fin de no ver con los ojos ni oír con los oídos, ni comprender con el corazón.Porque no quieren convertirse ni que yo los salve.
Pero, dichosos ustedes, porque sus ojos ven y sus oídos oyen. Yo les aseguro que muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, este santo sacrificio que nos has mandado ofrecer en tu alabanza y concédenos por él obedecer siempre tus mandatos para que seamos dignos de tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común IV
La alabanza, don de Dios
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Pues, aunque no necesitas de nuestra alabanza, es don tuyo el que seamos agradecidos; y aunque nuestras bendiciones no aumentan tu gloria, nos aprovechan para nuestra salvación.Por Cristo nuestro Señor.
Por eso, unidos a los ángeles, te aclamamos llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos, porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Tú que nos has hecho partícipes de tu propia vida en este sacramento, no permitas, Señor, que nos separemos ya de ti, que eres la fuente de todo bien.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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Dia 23/07 Santa Brígida (religiosa, blanco)
Antífona de Entrada
La mujer que teme al Señor es digna de alabanzas. Sus hijos la llenarán de bendiciones y su marido de elogios.
Oración Colecta
Oremos:
Que el ejemplo de santidad de santa Brígida cuya festividad estamos celebrando, nos impulse, Señor, a renovar sinceramente nuestra vida.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Vivo, pero ya no soy yo el que vive; es Cristo quien vive en mí
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 2, 19-20
Hermanos: Por la ley estoy muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Estoy crucificado con Cristo.
Vivo, pero ya no soy yo el que vive; es Cristo quien vive en mí. Pues mi vida en este mundo la vivo en la fe que tengo en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 33
Bendigamos al Señor a todas horas.
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor; que se alegre su pueblo al escucharlo.
Bendigamos al Señor a todas horas.
Proclamemos qué grande es el Señor y alabemos su nombre. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores.
Bendigamos al Señor a todas horas.
Vuélvanse a él y quedarán radiantes, jamás se sentirán decepcionados. El Señor siempre escucha al afligido, de su tribulación lo pone a salvo.
Bendigamos al Señor a todas horas.
A quien teme al Señor, el ángel del Señor lo salva y cuida. ¡Prueben! Verán qué bueno es el Señor; dichoso quien en él confía. Que amen al Señor todos sus fieles, pues nada faltará a quienes lo aman. El rico empobrece y pasa hambre; a quien busca al Señor nada le falta.
Bendigamos al Señor a todas horas.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Permanezcan en mi amor, dice el Señor; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.
Aleluya.
Evangelio
El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 1-8
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto.
Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vida ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí se le echa fuera, Como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde.
Si permanecen en mí y mis Palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Que el sacrificio que vamos a ofrecerte en la festividad de santa Brígida nos sirva, Señor, para obtener el perdón de nuestros pecados y la salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La gloria de los santos
En verdad es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte, Padre santo. Porque tu gloria resplandece en cada uno de los Santos, ya que, al coronar sus méritos, coronas tus propios dones. Con su vida, nos proporcionas ejemplo; ayuda, con su intercesión, y por la comunión con ellos, nos haces participar de sus bienes, para que, alentados por testigos tan insignes, lleguemos victoriosos al fin de la carrera y alcancemos con ellos la corona inmortal de la gloria, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles, y con la multitud de los santos, te cantamos un himno de alabanza diciendo sin cesar:
Antífona de la Comunión
El Reino de los cielos se puede comparar a un comerciante que busca piedras preciosas y, habiendo encontrado una perla de gran valor, vende todos sus haberes y la compra.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Por medio de este sacramento que hemos recibido en la festividad de santa Brígida danos, Señor, tu luz y tu amor, para que seamos mejores cada día y podamos ayudar a los demás.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
† Meditación diaria
16ª Semana. Jueves
CISTERNAS AGRIETADAS. EL PECADO
— El pecado es el mayor engaño que puede sufrir el hombre y el único y verdadero mal.
— Los efectos del pecado.
— La lucha contra las faltas veniales. Amor a la Confesión.
I. El pueblo judío, después de su experiencia en el desierto, conocía bien la importancia del agua. Encontrar agua en medio del desierto era hallar un tesoro, y se guardaban los pozos más que las joyas, pues de ellos dependía la vida. La Sagrada Escritura habla de Dios como de la fuente de las aguas vivas; el justo es como un árbol plantado junto al borde del agua viva1, que produce frutos incluso en tiempo de sequía2.
En el coloquio con la mujer samaritana, Jesús manifestó que Él es la fuente capaz de saciar a las almas con agua viva3. En la fiesta de los Tabernáculos o de las Tiendas, en la que los judíos recordaban su paso por el desierto acampando en tiendas, Jesús se presenta como el único que puede apagar la sed de las almas. En el último día –escribe San Juan–, el día más solemne de la fiesta, estaba allí Jesús y clamó: Si alguno tiene sed, venga a Mí, y beba quien cree en Mí. Como dice la Escritura, brotarán de su seno ríos de agua viva4. Solo Cristo puede calmar la sed de eternidad que Dios mismo ha puesto en nuestro corazón, solo Él puede hacer que nuestra vida sea fecunda. Muchos Santos Padres han visto en el costado abierto de Cristo, del que brota sangre y agua, el origen de los sacramentos5, que dan la vida sobrenatural.
En este contexto nos suenan con especial fuerza hoy en la oración las palabras del Profeta Jeremías al hablarnos del abandono de su pueblo y, en un sentido más amplio, del pecado de los hombres, de nuestros pecados: Espantaos, cielos, horrorizaos y pasmaos... Porque dos maldades ha cometido mi pueblo: me abandonaron a Mí, fuente de agua viva, y cavaron aljibes agrietados, que no pueden contener el agua6.
Todo pecado es separación de Dios. Se abandona por nada el agua viva que salta a la vida eterna; intento frustrado de apagar la sed en otras cosas, y muerte. Es el mayor engaño que puede sufrir el hombre, es el auténtico mal, puesto que arrebata la gracia santificante, la vida de Dios en el alma, que es el don más precioso que hemos recibido. El pecado es siempre «el derroche de nuestros valores más preciosos. Esta es la auténtica realidad, aun cuando parece, a veces, que precisamente el pecado nos permite obtener éxitos. El alejamiento del Padre lleva consigo una gran destrucción en quien lo realiza, en quien quebranta su voluntad, y disipa en sí mismo su herencia: la dignidad de la propia persona humana, la herencia de la gracia»7. El pecado convierte al alma en verdadero pedregal en el que es imposible que crezca la gracia y se desarrollen las virtudes; tierra seca, endurecida, llena de espinas, como nos mostraba el Evangelio de la Misa de ayer y volveremos a considerar mañana. El pecado –el abandono de la fuente de las aguas vivas para construir aljibes agrietados– significa la ruina del hombre.
II. Fuera de Dios, el hombre solo encontrará infelicidad y muerte; el pecado es un vano intento de guardar agua en un aljibe roto. «Ayúdame a repetirlo al oído de aquel, y del otro..., y de todos: el pecador, que tenga fe, aunque consiga todas las bienaventuranzas de la tierra, necesariamente es infeliz y desgraciado.
»Es verdad que el motivo que nos ha de llevar a odiar el pecado, aun el venial, el que debe mover a todos, es sobrenatural: que Dios lo aborrece con toda su infinidad, con odio sumo, eterno y necesario, como mal opuesto al infinito bien...; pero la primera consideración, que te he apuntado, nos puede conducir a esta última»8: la soledad que deja en el alma el pecado nos debe también mover a alejarnos de él. No sin razón se ha dicho que con mucha frecuencia «el camino del Infierno es ya un infierno».
El pecado endurece el alma para las cosas de Dios. En el Evangelio de la Misa9 dice Jesús, citando al Profeta Isaías: Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón... Basta echar una mirada a nuestro alrededor para ver, con pena, cómo estas palabras del Señor son también una realidad en muchos que han perdido el sentido del pecado y están como embrutecidos para las realidades sobrenaturales.
El pecado mortal aparta al hombre radicalmente de Dios, porque priva al alma de la gracia santificante; se pierden todos los méritos adquiridos por las buenas obras realizadas y deja al alma incapacitada para adquirir otros nuevos; queda en cierto modo sujeta a la esclavitud del demonio; disminuye la inclinación natural a la virtud, de tal manera que cada vez le es más difícil realizar actos buenos; en ocasiones tiene efectos también sobre el cuerpo: falta de paz, malhumor, desidia, voluntad floja para el trabajo...; se provoca un desorden en las potencias y afectos; produce un mal a toda la Iglesia y a todos los hombres y una separación de ellos, aunque externamente quede inadvertido: de la misma manera que todo justo que se esfuerza por amar a Dios eleva al mundo y a cada hombre, todo pecado «abaja consigo a la Iglesia y, en cierto modo, al mundo entero. En otras palabras, no existe pecado alguno, aun el más íntimo y secreto, que afecte exclusivamente a aquel que lo comete. Todo pecado repercute, con mayor o menor intensidad, con mayor o menor daño, en todo el conjunto eclesial y en toda la familia humana»10.
Todo pecado está íntima y misteriosamente relacionado con la Pasión de Cristo. Nuestros pecados estuvieron presentes y fueron la causa de tanto dolor; ahora, en cuanto está de nuestra parte, crucifican de nuevo al Hijo de Dios11. «¡Cómo nos ama, y cuántos sacrificios, cuántas penas pasó por salvarnos, desde el pesebre hasta la cruz! ¿Qué nos dicen los misterios dolorosos del Rosario, las estaciones del Vía crucis, la Cruz, los clavos y la lanza, las heridas? Por nosotros, por cada uno de nosotros ha sufrido todo esto, solamente para abrirnos el acceso al Padre (Ef 2, 18), para obtenernos el perdón de los pecados y el derecho a la posesión de la vida eterna. Nosotros, en recompensa, pecamos y despreciamos todos sus sacrificios. Este fue su dolor más agudo durante la agonía en Getsemaní: previó con clarividencia divina con qué íbamos a corresponderle»12.
Con la ayuda y la misericordia divina, porque nadie está confirmado en gracia, el cristiano que sigue de cerca a Cristo no cae habitualmente en faltas graves. Pero el conocimiento de la propia debilidad ha de llevarnos a evitar con esmero las ocasiones de pecar, aun las más lejanas; a practicar la mortificación de los sentidos; a no fiarnos de la propia experiencia, de los años quizá de entrega, de una formación esmerada... Y hemos de pedir al Señor aborrecer todo pecado y toda falta deliberada, la finura de conciencia para detectar incluso las faltas leves y desear purificar el alma en la frecuente Confesión, para no perder el sentido del pecado, esa tremenda realidad que parece ajena a una buena parte de la sociedad a la que pertenecemos, porque ha dado la espalda a Dios.
Le decimos a Jesús: «¡Ayúdanos a vencer nuestra indiferencia y nuestro torpor! Danos el sentido del pecado. Crea en nosotros, Señor, un corazón puro, y renueva en nuestra conciencia un espíritu firme»13.
III. Para entablar una lucha decidida contra el pecado es preciso reconocer sin excusas ni disculpas nuestros errores diarios, llamándolos por su nombre, sin buscar justificaciones que impedirían el dolor y la contrición y la lucha por evitarlos: omisiones en nuestros deberes profesionales, en la fraternidad, en el trato con Dios; juicios negativos sobre los demás; ambiciones menos nobles o desordenadas: de ser el centro de los demás, de mandar, de tener más de lo que se necesita; movimientos de envidia, malhumor que se vierte en los demás; pocas atenciones en la vida de familia; deseos consentidos de ser servidos en vez de servir... Son verdaderos pecados veniales, porque la voluntad se resiste a secundar el querer de Dios, prefiriendo el propio capricho o el juicio propio en algo contrario a la voluntad de Dios, aunque no suponga una ruptura con Él. No se compagina el empeño por estar cada día más cerca de Jesucristo con admitir cosas que separan de Él. Cada falta venial deliberada es un paso atrás en nuestro camino hacia Dios; es entorpecer la acción del Espíritu Santo en el alma.
A nosotros, que estamos sedientos de Dios, que queremos dejar a un lado y aborrecer de verdad todo aquello que nos separa o retrasa, nos dice el mismo Jesús: Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba...
Esta agua viva que promete el Señor no se puede guardar en vasijas rotas por el pecado mortal o agrietadas por los pecados veniales. La Confesión restaura el alma, la purifica y la llena de gracia. Vayamos a este sacramento con contrición verdadera. Que podamos decir con el Salmista: ríos de lágrimas derramaron mis ojos porque no observaron tu ley14.
Le pedimos a Nuestra Madre Santa María, Refugio de los pecadores, que nos conceda la gracia de aborrecer todo pecado venial y un gran amor al sacramento de la Misericordia divina. Examinemos al terminar este rato de oración con qué frecuencia acudimos a este sacramento, con qué amor nos acercamos, qué empeño ponemos en los consejos recibidos.
1 Sal 1, 3. — 2 Jer 17, 5-8. — 3 Jn 4, 10-15. — 4 Jn 7, 37-38. — 5 Cfr. Misal Romano, Prefacio de la Misa del Sagrado Corazón de Jesús. — 6 Primera lectura. Año II. Jer 2, 12-13. — 7 Juan Pablo II, Homilía 16-III-1980. — 8 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 1024. — 9 Mt 13, 10-17 — 10 Juan Pablo II, Exhor. Apost. Reconciliatio et Poenitentia, 2-XII-1984, 16. — 11 Cfr. Heb 6, 6. — 12 B. Baur, En la intimidad con Dios, p. 68. — 13 Juan Pablo II, Homilía en la inauguración del Año Santo, 25-II-1983. — 14 Sal 118, 136.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Santa Brigida |
Brígida significa: Fuerte y brillante.
Esta santa mujer tuvo la dicha de nacer en una familia que tenía como herencia de sus antepasados una gran religiosidad. Sus abuelos y bisabuelos fueron en peregrinación hasta Jerusalén y sus padres se confesaban y comulgaban todos los viernes, y como eran de la familia de los gobernantes de Suecia, y tenían muchas posesiones, empleaban sus riquezas en construir iglesias y conventos y en ayudar a cuanto pobre encontraban. Su padre era gobernador de la principal provincia de Suecia.
Brígida nació en Upsala (Suecia), en 1303.
De niña su mayor gusto era oír a la mamá leer las vidas de los Santos.
Cuando apenas tenía seis años ya tuvo su primera revelación. Se le apareció la Sma. Virgen a invitarla a llevar una vida santa, totalmente del agrado de Dios. En adelante las apariciones celestiales serán frecuentísimas en su vida, hasta tal punto que ella llegó a creer que se trataba de alucinaciones o falsas imaginaciones. Pero consultó con el sacerdote más sabio y famoso de Suecia, y él, después de estudiar detenidamente su caso, le dijo que podía seguir creyendo en esto, pues eran mensajes celestiales.
Cuando tenía 13 años asistió a un sermón de cuaresma, predicado por un famoso misionero. Y este santo sacerdote habló tan emocionantemente acerca de la Pasión y Muerte de Jesucristo, que Brígida quedó totalmente entusiasmada por nuestro Redentor. En adelante su devoción preferida será la de Jesucristo Crucificado.
Un día rezando con todo fervor delante de un crucifijo muy chorreante de sangre, le dijo a Nuestro Señor: - ¿Quién te puso así? - y oyó que Cristo le decía: "Los que desprecian mi amor". "Los que no le dan importancia al amor que yo les he tenido". Desde ese día se propuso hacer que todos los que trataran con ella amaran más a Jesucristo.
Su padre la casó con Ulf, hijo de otro gobernante. Tuvieron un matrimonio feliz que duró 28 años. Sus hijos fueron 8, cuatro varones y cuatro mujeres. Una de sus hijas fue Santa Catalina de Suecia. Un hijo fue religioso. Otros dos se portaron muy bien, y Carlos fue un pícaro que la hizo sufrir toda la vida. Sólo a la hora en que él se iba a morir logró la santa con sus oraciones que él se arrepintiera y pidiera perdón de sus pecados a Dios. Dos de sus hijas se hicieron religiosas, y otra fue "la oveja negra de la familia", que con sus aventuras nada santas martirizó a la buena mamá.
Fue pues una familia como muchas otras: con gente muy buena y gente que hace sufrir.
Brígida era la dama principal de las que colaboraban con el rey y la reina de Suecia. Pero en el palacio se dio cuenta de que se gastaba mucho dinero en lujos y comilonas y se explotaba al pueblo. Quiso llamar la atención a los reyes, pero estos no le hicieron caso. Entonces pidió permiso y se fue con su esposo en peregrinación a Santiago de Compostela en España. En el viaje enfermó Ulf gravemente. Brígida oró por él y en un sueño se le apareció San Diosnisio a decirle que se le concedía la curación, con tal de que se dedicara a una vida santa. El marido curó y entró de religioso cisterciense y unos años después murió santamente en el convento.
En una visión oyó que Jesús Crucificado le decía: "Yo en la vida sufrí pobreza, y tú tienes demasiados lujos y comodidades". Desde ese día Brígida dejó todos sus vestidos elegantes y empezó a vestir como la gente pobre. Ya nunca más durmió en camas muy cómodas, sino siempre sobre duras tablas. Y fue repartiendo todos los bienes entre los pobres de manera que ella llegó a ser también muy pobre.
Con su hija Santa Catalina de Suecia se fue a Roma y en esa ciudad permaneció 14 años, dedicada a la oración, a visitar y ayudar enfermos, a visitar como peregrina orante muchos santuarios, y a dictar sus revelaciones que están contenidas en ocho tomos (Sufrió muy fuertes tentaciones de orgullo y sensualidad). Desde Roma escribió a muchas autoridades civiles y eclesiásticas y al mismo Sumo Pontífice (que en ese tiempo vivía en Avignon, Francia) corrigiendo muchos errores y repartiendo consejos sumamente provechosos. Sus avisos sirvieron enormemente para mejorar las costumbres y disminuir los vicios.
Por inspiración del cielo fundó la Comunidad de San Salvador. El principal convento estaba en la capital de Suecia y tenía 60 monjas. Ese convento se convirtió en el centro literario más importante de su nación en esos tiempos. Con el tiempo llegó a tener 70 conventos de monjas en toda Europa.
Se fue a visitar los santos lugares donde vivió, predicó y murió Nuestro Señor Jesucristo, y allá recibió continuas revelaciones acerca de cómo fue la vida de Jesús. Las escribió en uno de los tomos de sus revelaciones, y son muy interesantes. En Tierra Santa parecía vivir en éxtasis todos los días.
Al volver de Jerusalén se sintió muy débil y el 23 de juilio de 1373, a la edad de 70 años murió en Roma con gran fama de santidad. A los 18 años de haber muerto, fue declarada santa por el Sumo Pontífice. Sus revelaciones eran tan estimadas en su tiempo, que los sacerdotes las leían a los fieles en las misas.
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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Ezequiel, Santo Profeta, 23 de juliio
Profeta del A.T.Martirologio Romano: Conmemoración de san Ezequiel, profeta, hijo del sacerdote Buzi, que elegido durante la visión de la gloria de Dios que tuvo en su exilio en el país de los caldeos, y puesto como atalaya para vigilar a la casa de Israel, censuró por su infidelidad al pueblo elegido y previó que la ciudad santa de Jerusalén sería destruida y su pueblo deportado. Estando en medio de los cautivos, alentó a éstos a tener esperanza y les profetizó que sus huesos áridos resucitarían y tendrían nueva vida.
Cuando vive, ya se ha terminado el imperio asirio con la caída de Nínive; ahora los poderosos son los caldeos, con Nabucodonosor. |
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Apolinar de Rávena, Santo Obispo y Mártir, 23 de julio
Obispo y MártirMartirologio Romano: En Classe, cerca de la ciudad de Rávena, en la vía Flaminia, conmemoración de san Apolinar, obispo, cuya memoria litúrgica se celebra el veinte de julio (c. s. II).
SAN APOLINAR DE RÁVENA nació probablemente en Antioquía, en la actual Turquía, en la época de mayor auge del Imperio Romano, apenas después de la muerte de Jesús. |
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Fuente: Vatican.va
Basilio Hopko, Beato Obispo y Mártir, 23 de julio
Obispo y MártirMartirologio Romano: En la ciudad de Presov, de Eslovaquia, beato Basilio Hopko, obispo auxiliar de esta eparquía y mártir, que en tiempo de un régimen contrario a Cristo y a la Iglesia, mientras servía a los fieles de rito bizantino fue encarcelado, debiendo sufrir malos tratos y una cruel enfermedad hasta la muerte, alcanzando así la palma de la victoria (1976)
Nació el 21 de abril de 1904 en Hrabské, pequeña localidad de la provincia de Bardejov (Eslovaquia). Sus padres eran campesinos pobres. Tuvo una infancia difícil: en 1905 su padre murió, a los veintiocho años. A causa de la pobreza, su madre se trasladó a Estados Unidos para trabajar. Basilio quedó encomendado primero a su abuelo y, desde los siete años, a uno de sus tíos maternos, sacerdote greco-católico. |
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Fuente: Vatican.va
Margarita María López de Maturana, Beata Fundadora, 23 de julio
Fundadora del Instituto |
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Fuente: Franciscanos.org
Cristino Gondek, Beato Sacerdote y Mártir, 23 de julio
Sacerdote y MártirMartirologio Romano: En Dachau, cerca de la ciudad de Munich, de Baviera, en Alemania, beato Cristino Gondek, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores y mártir, quien desterrado de Polonia, su patria, entonces oprimida por un régimen hostil a la dignidad humana y a la religión, por su fe cristiana fue trasladado a un campo de concentración, donde, sometido a toda clase de tormentos, alcanzó la gloriosa corona de los mártires (1942).
Durante la II Guerra Mundial, en Polonia fueron numerosas las víctimas de la encarnizada persecución nazi contra la Iglesia. También otros muchísimos ciudadanos fueron perseguidos y asesinados en aquellas terribles circunstancias. Pero los 108 beatificados por el Papa fueron todos ellos asesinados por odio a la fe cristiana en diversas circunstancias o lugares, o murieron como consecuencia de los sufrimientos infligidos por el mismo motivo en las cárceles y campos de concentración. La mayoría de los sacerdotes murieron por no dejar de ejercer su ministerio, a pesar de las amenazas; muchos de estos mártires perdieron la vida por defender a judíos; las religiosas, por su parte, en su servicio amoroso y silencioso, aceptaron con espíritu de fe los sufrimientos y la muerte. Todos fueron en sentido estricto testigos de la fe de Cristo. |
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Pedro Ruiz de los Paños y Ángel, Beato Presbítero, Mártir y Fundador, 23 de julio
Sacerdote, Mártir y |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Juan Casiano, Santo Sacerdote, 23 de julio
PresbíteroMartirologio Romano: En Marsella, ciudad de la Provenza, en la Galia, san Juan Casiano, presbítero, que fundó un monasterio para varones y otro para mujeres, y, como fruto de su larga experiencia en la vida monástica, escribió para los monjes dos obras: Instituciones Cenobíticas y Conferencias de los Padres (c. 435).
El patriarca de la vida monástica, a quien se llama simplemente Casiano, nació hacia el año 360, probablemente en Dobruja, ciudad de Rumania. No es imposible que haya luchado contra los godos en la batalla de Andrinópolis. Alrededor del año 380, partió con un amigo suyo llamado Germán, a visitar los Santos Lugares. Ambos se hicieron monjes en Belén. Pero en aquella época, el centro de la vida contemplativa era Egipto. Así pues, los dos amigos se trasladaron allá y visitaron uno a uno en la soledad a los famosos santos varones "que estaban llamados a desempeñar una alta misión en el mundo: no sólo la de orar por él, sino la de edificar e instruir a las generaciones futuras" (Ullathorne). Durante algún tiempo, Casiano y Germán llevaron vida eremítica bajo la dirección de Arquebio. Después, Casiano se trasladó al desierto de Esquela para hablar con los anacoretas que habitaban en cuevas excavadas en la ardiente roca y para vivir en los "cenobios" o monasterios de los monjes. No sabemos por qué razón, Casiano emigró a Constantinopla hacia el año 400. Ahí fue discípulo de San Juan Crisóstomo, quien le confirió el diaconado. Cuando se depuso al gran santo, contra todas las leyes canónicas y contra toda justicia, Casiano fue uno de los legados enviados a Roma para defender la causa del arzobispo ante el Papa San Inocencio I. Tal vez en Roma recibió la ordenación sacerdotal, pero no volvemos a saber nada de él hasta que le encontramos en Marsella, varios años después. |
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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, 23 de julio
San Severo, mártir |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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