JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 18-26
Gloria a ti, Señor
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se le acercó un jefe de la sinagoga, se postró ante él y le dijo:
"Señor, mi hija acaba de morir; pero ven tú a imponerle las manos y volverá a vivir".
Jesús se levantó y lo siguió, acompañado de sus discípulos. Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orilla del manto, pues pensaba:
"Con sólo tocar su manto, me curaré".
Jesús, volviéndose, la miró y le dijo:
"Hija, ten confianza; tu fe te ha curado".
Y en aquel mismo instante quedó curada la mujer.
Cuando llegó a la casa del jefe de la sinagoga, vio Jesús a los flautistas y el tumulto de la gente y les dijo:
"Retírense de aquí. La niña no está muerta; está dormida".
Y todos se burlaron de él. En cuanto hicieron salir a la gente, entró Jesús, tomó a la niña de la mano y ésta se levantó. La noticia se difundió por toda aquella región.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
lun 14a. Ordinario año impar
Antífona de Entrada
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; atiéndeme y escucha mis palabras. Cuídame como a las niñas de tus ojos, cúbreme bajo la sombra de tus alas.
Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, haz que nuestra voluntad sea siempre dócil a la tuya y que te sirvamos con un corazón sincero.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Vio una escalera por la que subían y bajaban los ángeles de Dios y vio a Dios, que le hablaba
Lectura del libro del Génesis 28, 10-22
En aquel tiempo, Jacob salió de Bersebá y se dirigió a Jarán. Llegado a cierto lugar, se dispuso a pasar allí la noche, porque ya se había puesto el sol. Tomó entonces una piedra, se la puso de almohada y se acostó en aquel sitio.
Y tuvo un sueño: soñó una escalera que se apoyaba en tierra y con la punta tocaba el cielo, y los ángeles de Dios subían y bajaban por ella. Vio que el Señor estaba en lo alto de la escalera y oyó que le decía:
"Yo soy el Señor, el Dios de tu padre, Abrahán, y el Dios de Isaac. Te voy a dar a ti y a tus descendientes la tierra en que estás acostado. Tus descendientes van a ser tan numerosos como el polvo de la tierra y te extenderás hacia el oriente y el poniente, hacia el norte y hacia el sur; por ti y por tus descendientes serán bendecidos todos los pueblos de la tierra. Yo estoy contigo, te cuidaré por dondequiera que vayas, te haré regresar a esta tierra y no te abandonaré ni dejaré de cumplir lo que te he prometido".
Cuando Jacob despertó de su sueño, dijo:
"Realmente el Señor está en este lugar y yo no lo sabía".
Y exclamó asustado:
"¡Qué terrible es este lugar! ¡Es nada menos que la casa de Dios y la puerta del cielo!"
Jacob se levantó de madrugada, y tomando la piedra que se había puesto de almohada, la colocó como un memorial y derramó aceite sobre ella. Y a aquella ciudad le puso por nombre Betel, aunque su nombre primitivo era Luz.
Jacob hizo una promesa, diciendo:
"Si Dios está conmigo, si me cuida en el viaje que estoy haciendo, si me da pan para comer y ropa para vestirme, si vuelvo sano y salvo a la casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios y esta piedra que he colocado como memorial, será casa de Dios. Y de todo lo que el Señor me dé, le pagaré el diezmo".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Del salmo 90
Señor, en ti confío.
Tú que vives al amparo del Altísimo y descansas a la sombra del todopoderoso, dile al Señor: "Tú eres mi refugio y fortaleza; tu eres mi Dios y en ti confío".
Señor, en ti confío.
El te librará de la red del cazador y te de la peste funesta. Te cubrirá con sus alas y refugiarás bajo sus plumas.
Señor, en ti confío.
"Puesto que tú me conoces y me amas, dice el Señor, yo te libraré y te pondré a salvo. Cuando tú me invoques, yo te escucharé; en tus angustias estaré contigo".
Señor, en ti confío.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Jesucristo, nuestro salvador, ha vencido la muerte y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio.
Aleluya.
Evangelio
Mi hija acaba de morir; pero ven tú y volverá a vivir
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 18-26
Gloria a ti, Señor
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se le acercó un jefe de la sinagoga, se postró ante él y le dijo:
"Señor, mi hija acaba de morir; pero ven tú a imponerle las manos y volverá a vivir".
Jesús se levantó y lo siguió, acompañado de sus discípulos. Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orilla del manto, pues pensaba:
"Con sólo tocar su manto, me curaré".
Jesús, volviéndose, la miró y le dijo:
"Hija, ten confianza; tu fe te ha curado".
Y en aquel mismo instante quedó curada la mujer.
Cuando llegó a la casa del jefe de la sinagoga, vio Jesús a los flautistas y el tumulto de la gente y les dijo:
"Retírense de aquí. La niña no está muerta; está dormida".
Y todos se burlaron de él. En cuanto hicieron salir a la gente, entró Jesús, tomó a la niña de la mano y ésta se levantó. La noticia se difundió por toda aquella región.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Santifica, Señor, estos dones tuyos que con sincera voluntad te presentamos, y por medio de esta Eucaristía dígnate purificarnos y renovarnos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La salvación por Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, que por amor creaste al hombres, y, aunque condenado justamente, con tu misericordia lo redimiste, por Cristo, Señor nuestro.
Por él,
los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:
Antífona de la Comunión
Los ojos del Señor están puestos en sus hijos que confían en su misericordia, para librarlos de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta celebración eucarística nos comunique, Señor, nuevas fuerzas para cumplir tu voluntad en esta vida y nos confirme en la esperanza de tu Reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
Dia 6/07 Santa María Goretti (virgen y mártir, rojo)
Antífona de Entrada
Alegrémonos, llenémonos de gozo, porque el Señor ha amado a esta virgen santa y gloriosa.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, Dios nuestro, que has derramado sobre la virgen santa María Goretti, abundancia de dones celestiales; concédenos imitar en la tierra sus virtudes, para que también podamos gozar en su compañía de las alegrías de la gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Los cuerpos de ustedes son miembros de Cristo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 6, 13c-15a. 17-20
Hermanos: El cuerpo no es para fornicar, sino para servir al Señor; y el Señor, para santificar el cuerpo. Dios resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros con su poder.
¿No saben ustedes que sus cuerpos son miembros de Cristo? Y el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él. Huyan, por lo tanto, de la fornicación. Cualquier otro pecado que cometa una persona, queda fuera de su cuerpo; pero el que fornica, peca contra su propio cuerpo.
¿0 es que no saben ustedes que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que han recibido de Dios y habita en ustedes? No son ustedes sus propios dueños, porque Dios los ha comprado a un precio muy caro. Glorifiquen, pues, a Dios con el cuerpo.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 30
Padre, en tus manos encomiendo mí espíritu.
Sé tú mi fortaleza y mi refugio, mi muro de resguardo. Pues eres mi refugio y fortaleza, por tu nombre, Señor, guía mis pasos.
Padre, en tus manos encomiendo mí espíritu.
En tus manos encomiendo mi espíritu y tu lealtad me librará, Dios mío. Tu amor, Señor, me llenará de gozo cuando te hayas de mí compadecido.
Padre, en tus manos encomiendo mí espíritu.
Líbrame del poder de mi enemigo que viene tras mis pasos. Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y por tu amor tan grande, ponme a salvo.
Padre, en tus manos encomiendo mí espíritu.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dichoso el hombre que sufre la tentación porque, después de haberla superado, recibirá en premio la corona de la vida.
Aleluya.
Evangelio
Si el grano de trigo muere, producirá mucho fruto
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 12, 24-26
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.
El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Concédenos, Señor, hacer nuestro el fruto de esta ofrenda para, a ejemplo de santa María Goretti, libres de la decrepitud del hombre viejo, recomencemos una nueva vida en continuo progreso espiritual.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La vida consagrada a Dios es un signo Del Reino de los cielos
En verdad es justo y necesario que te alaben, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra.
Porque al celebrar a los santos que por amor al Reino de los cielos se consagraron a Cristo,
reconocemos tu Providencia admirable, que no cesa de llamar al hombre a la santidad primera,
para hacerlo participar ya desde ahora de la vida que gozará en el cielo, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin cesar:
Antífona de la Comunión
Las cinco vírgenes sensatas se llevaron vasijas de aceite con las lámparas. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salgan a recibir a Cristo, el Señor!"
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor que la comunión del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo nos aparte de las cosas caducas, para que, a ejemplo de santa María Goretti, crezcamos, a lo largo de la vida en caridad sincera y podamos gozar en el cielo de la visión eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
14ª Semana. Lunes
ENCONTRAR A CRISTO EN LA IGLESIA
— No es posible amar, seguir o escuchar a Cristo, sin amar, seguir o escuchar a la Iglesia.
— En Ella, participamos de la Vida de Cristo.
— Fe, esperanza y amor a la Iglesia.
I. Todos buscan a Jesús. Todos lo necesitan, y Él siempre está dispuesto a compadecerse de cuantos se le acercan con fe. Su Humanidad Santísima era como el canal por el que discurrían todas las gracias, mientras permaneciera entre los hombres. Por eso, toda la multitud intentaba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos.
La mujer de la que habla el Evangelio de la Misa1 también se sintió movida a acercarse a Cristo. A sus sufrimientos físicos –ya doce años– se añadía la vergüenza de sentirse impura según la ley. En el pueblo judío se consideraba impura no solamente la mujer afectada de una enfermedad de este tipo, sino todo lo que ella tocaba. Por eso, para no ser notada por la gente, se acercó a Jesús por detrás y tocó tan solo su manto. «Tocó delicadamente el ruedo del manto, se acercó con fe, creyó y supo que había sido sanada...»2.
Estas curaciones, los milagros, las expulsiones de los demonios que Cristo realizó mientras vivía en la tierra, eran una prueba de que la Redención era ya una realidad, no una mera esperanza. Estas gentes que se acercan hasta el Maestro son como un anticipo de la devoción de los cristianos a la Santísima Humanidad de Cristo. Después, cuando estaba próximo a marcharse al Cielo, junto al Padre, sabiendo que siempre andaríamos necesitados de Él, dispuso los medios para que, en cualquier tiempo y lugar, pudiéramos recibir la infinita riqueza de la Redención: fundó la Iglesia, bien visible y localizable. Con ella ocurre algo parecido a lo que buscaban aquellas gentes en el Hijo de María. Estar en la Iglesia es estar con Jesús, unirse a este redil es unirse a Jesús, pertenecer a esa sociedad es ser miembro de su Cuerpo. Solo en ella encontramos a Cristo, al mismo Cristo, aquel que esperaba el pueblo elegido.
Quienes pretenden ir a Cristo dejando a un lado a su Iglesia, o incluso maltratándola, podrían un día llevarse la misma sorpresa de San Pablo en el camino de Damasco: Yo soy Jesús, a quien tú persigues3. Y «no dice –resalta San Beda–: ¿por qué persigues a mis miembros?, sino ¿por qué me persigues?, porque Él todavía padece afrentas en su Cuerpo, que es la Iglesia»4. Pablo no supo hasta ese momento que perseguir a la Iglesia era perseguir al mismo Jesús. Más tarde, cuando hable sobre Ella, lo hará describiéndola como el Cuerpo de Cristo5, o simplemente como Cristo6; y a los fieles como sus miembros7.
No es posible amar, seguir o escuchar a Cristo, sin amar, seguir o escuchar a la Iglesia, porque Ella es la presencia, sacramental y misteriosa a la vez, de Nuestro Señor, que prolonga su misión salvífica en el mundo hasta el final de los tiempos.
II. Nadie puede decir que ama a Dios si no escoge el camino –Jesús– establecido por el mismo Dios: Este es mi Hijo amado (...), escuchadle8. Y resulta ilógica la pretensión de ser amigos de Cristo despreciando su palabra y sus deseos.
Aquellas gentes que llegan de todas partes encuentran en Jesús a alguien que, con autoridad, les habla de Dios –Él mismo es la Palabra divina hecha carne–: encuentran a Jesús Maestro. Y ahora quedamos vinculados a Él cuando aceptamos la doctrina de la Iglesia: El que a vosotros oye, a Mí me oye, y el que a vosotros desecha, a Mí me desecha9.
Jesús es, además, nuestro Redentor. Es el Sacerdote, poseedor del único sacerdocio, que se ofreció a sí mismo como propiciación por los pecados. Cristo no se apropió la gloria de ser Sumo Sacerdote, sino que se lo otorgó el que le dijo: Tú eres mi hijo...10. A Jesús-Sacerdote y Víctima, que honra a Dios Padre y nos santifica a nosotros, nos unimos en cuanto participamos en la vida de la Iglesia; de sus sacramentos en particular, que son como canales divinos por los que fluye la gracia hasta llegar a las almas. Cada vez que los recibimos nos ponemos en contacto con Cristo mismo, fuente de toda gracia. A través de los sacramentos, los méritos infinitos que Cristo nos ganó alcanzan a los hombres de todas las épocas y son, para todos, firme esperanza de vida eterna. En la Sagrada Eucaristía, que Cristo mandó celebrar a la Iglesia, renovamos su oblación e inmolación: Este es mi cuerpo, que es entregado por vosotros; haced esto en conmemoración mía11; y solo la Sagrada Eucaristía nos garantiza esa Vida que Él nos ha ganado: si alguno come de este pan, vivirá para siempre, y el pan que Yo le daré es mi carne, vida del mundo...12.
La condición para participar en este sacrificio y banquete radica en otro de los sacramentos, que Cristo confirió a su Iglesia, el Bautismo: Id, pues; enseñad a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo13. El que creyere y fuere bautizado se salvará...14. Y Si nuestros pecados nos han apartado de Dios, también la Iglesia es el medio para restituir nuestra condición de miembros vivos del Señor: a quien perdonareis los pecados -dice a sus Apóstoles- les serán perdonados; a quienes se los retuviereis les serán retenidos15. Nuestro Señor estableció que esta vinculación profundísima con Él se realizara a través de esos signos visibles de la vida sacramental de su Iglesia. En los sacramentos también encontramos a Cristo.
Y aunque alguna vez se dieran disensiones dentro de la Iglesia, no nos sería difícil encontrar a Cristo. Las mayorías o las minorías poco significan cuando se trata de encontrar a Jesús: en el Calvario solo estaba su Madre con unas pocas mujeres y un adolescente, ¡pero allí, a pocos metros, estaba Jesús! En la Iglesia también sabemos dónde está el Señor: Yo te daré -declaró a Pedro- las llaves del reino de los cielos, y cuanto atares en la tierra será atado en los cielos, y cuanto desatares en la tierra será desatado en los cielos16. Y ni siquiera las negaciones de Simón fueron suficientes para revocar estos poderes. El Señor, una vez resucitado, los confirmó de modo solemne: Apacienta mis corderos (...). Apacienta mis ovejas17. La Iglesia está donde están Pedro y sus sucesores, los obispos en comunión con él.
III. En la Iglesia vemos a Jesús, al mismo Jesús a quien las multitudes querían tocar porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos. Y pertenece a la Iglesia quien a través de su doctrina, de sus sacramentos y de su régimen, se vincula a Cristo Maestro, Sacerdote y Rey. Con la Iglesia, en cierto modo, mantenemos las mismas relaciones que con el Señor: fe, esperanza y caridad.
En primer lugar fe, que significa creer lo que en tantas ocasiones no es evidente. También los contemporáneos de Jesús veían a un hombre que trabajaba, se fatigaba, necesitaba de alimento, sentía dolor, frío, miedo..., pero aquel Hombre era Dios. En la Iglesia conocemos a gentes santas, que muchas veces pasan en la oscuridad de una vida corriente, pero vemos también a hombres débiles, como nosotros, mezquinos, perezosos, interesados... Pero si han sido bautizados y permanecen en gracia, a pesar de todos los defectos están en Cristo, participan de su misma vida. Y si son pecadores, también la Iglesia los acoge en su seno, como a miembros más necesitados.
Nuestra actitud ante la Iglesia ha de ser también de esperanza. Cristo mismo aseguró: Sobre esta piedra edificaré Yo mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella18. Será siempre la roca firme donde buscar seguridad ante los bandazos que va dando el mundo. Ella no falla, porque en Ella encontramos siempre a Cristo.
Y si a Dios le debemos caridad, amor, este debe ser nuestro mismo sentir ante nuestra Madre la Iglesia, pues «no puede tener a Dios por Padre quien no tiene a la Iglesia por Madre»19. Es la madre que nos comunica la vida: esa vida de Cristo por la que somos hijos del Padre. Y a una madre se la quiere. Solo los malos hijos permanecen indiferentes, a veces hostiles, hacia quien les dio el ser. Nosotros tenemos una buena madre: por eso nos duelen tanto las heridas que le producen los de fuera y los de dentro, y las enfermedades que pueden sufrir otros miembros. Por eso, como buenos hijos, procuramos no airear las miserias humanas –pasadas o presentes– de tales o cuales cristianos, constituidos o no en autoridad: no de la Iglesia, que es Santa, y tan misericordiosa que ni a los pecadores niega su solicitud maternal. ¿Cómo hablar de Ella con frialdad, con dureza o con desgarro? ¿Cómo se puede permanecer «imparcial» ante una madre? No lo somos, ni queremos serlo. Lo suyo es lo nuestro, y no se nos puede pedir una postura de neutralidad, propia de un juez frente a un reo, pero no de un hijo en relación a su madre.
Somos de Cristo cuando somos de la Iglesia: en Ella nos hacemos miembros de su Cuerpo, que concibió, gestó y alumbró Nuestra Señora. Por eso, María Santísima es «Madre de la Iglesia, es decir, Madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los pastores»20. La última joya que la piedad filial ha engarzado en las letanías de Nuestra Señora, el más reciente piropo a la Madre de Cristo, es apenas un sinónimo: Madre de la Iglesia.
1 Mt 9, 20-22. — 2 San Ambrosio, Comentario al Evangelio de San Lucas, VI, 56. — 3 Hech 9, 5. — 4 San Beda, Comentario a los Hechos de los Apóstoles, in loc. — 5 1 Cor 12, 27. — 6 1 Cor 1, 13. — 7 Rom 12, 5. — 8 Mt 17 5. — 9 Lc 10, 16. — 10 Heb 5, 5. — 11 Lc 22, 19. — 12 Lc 6, 51. — 13 Mt 28, 19. — 14 Mc 16, 16. — 15 Jn 20, 23. — 16 Mt 16, 19. — 17 Jn 21, 15-17 — 18 Mt 16, 18. — 19 San Cipriano, Sobre la unidad, 6, 8.— 20 Pablo VI, Alocución 21-XI-1964.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Santa María Goretti |
Santa María Goretti nació en Corinaldo, Italia el 16 de octubre de 1890 hija de Luis Goretti y Assunta Carlini, ambos campesinos. María fue la segunda de seis hijo.
Vivió en el seno de una familia humilde y perdió a su padre a los diez años por causa del paludismo.
Como consecuencia de la muerte de su padre, la madre de María Goretti tuvo que trabajar dejando la casa y los hermanos menores a cargo de ésta quien realizaba sus obligaciones con alegría y cada semana asistía a clases de catecismo.
A los once años hizo su primera comunión haciéndose, desde entonces, el firme propósito de morir antes que cometer un pecado.
En la misma finca donde vivía María trabajaba Alejandro Serenelli, quien se enamoró de María que en ese entonces contaba con doce años.
Serenelli, a causa de lecturas impuras, se dedicó a buscar a María haciéndole propuestas que la santa rechazaba haciendo que Serenelli se sintiera despreciado.
El 5 de julio de 1902 Serenelli fue en busca de María quien estaba sola en su casa y al encontrarla la invitó a ir a una recámara de la casa a lo que María se negó por lo que aquél se vio obligado a forzarla.
María se negaba advirtiéndole a Serenelli que lo que pretendía era pecado y que no accedería a sus pretenciones por lo que éste la atacó con un cuchillo clavándoselo catorce veces.
María no murió inmediatamente, fue trasladada a la hospital de San Juan de Dios donde los médicos la operaron sin anestesia porque no había y durante dos horas la santa soportó el sufrimiento ofreciendo a Dios sus dolores.
Antes de morir, un día después del ataque, María alcanzó a recibir la comunión y la unción de los enfermos e hizo público su perdón a Serenelli.
El asesino fue condenado a 30 años de prisión donde al principio no daba muestras de arrepentimiento. La tradición cuenta que después de un sueño donde María le dijo que él también podía ir al cielo, Serenelli cambió completamente volviéndose hacia Dios y ofreciendo sus trabajos y sufrimientos en reparación de sus pecados.
Después de 27 años de cárcel fue liberado y acudió a pedir perdón a la madre de la santa, quien no solo lo perdonó sino que lo defendió en público alegando que si Dios y su hija lo habían perdonado, ella no tenía porque no perdonarlo.
La fama de María Goretti se extendía cada vez más y fueron apareciendo las muestras de santidad, que fue fruto de su cercanía a Dios y su devoción a la Virgen María.
Después de numerosos estudios, la Santa Sede la canonizó el 24 de junio de 1950 en una ceremonia que se tuvo que realizar en la Plaza de San Pedro debido a la cantidad de asistentes que se calculaban en más de quinientas mil personas.
En la ceremonia de canonización acompañaron a Pío XII la madre, dos hermanas y un hermano de María. Durante esta ceremonia Su Santidad Pío XII exaltó la virtud de la santa y sus estudiosos afirman que por la vida que llevó aún cuando no hubiera sido mártir habría merecido ser declarada santa.
SANTA MARIA GORETTI (1890-1902) (Eng./Sp.)
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Fuente: servidor1.lasalle.es
María Teresa Ledóchowska, Beata Fundadora, 6 de julio
Fundadora del Instituto Martirologio Romano: En Roma, beata María Teresa Ledóchowska, virgen, que se entregó totalmente al cuidado de los africanos oprimidos y fundó el Instituto de San Pedro Claver (1922).
Fundadora de las Misioneras de S. Pedro Claver en 1894. Recorrió Europa entera y fue capaz de comprometer y sensibilizar en la empresa a los ricos y a los pobres, a los librepensadores y los creyentes, a las autoridades religiosas y a las civiles. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Goar, Santo Presbítero, 6 de julio
Presbítero Martirologio Romano: En la orilla del Rin, san Goar, presbítero, quien, oriundo de Aquitania, con la aprobación del obispo de Tréveris construyó un hospital y un oratorio, para recibir a los peregrinos y procurar la salvación de sus almas (s. VI).
El ejemplarísimo presbítero san Goar fue francés de nación, de la provincia de Gascuña: su padre se llamó Jorge y su madre Valeria, personas por sangre ilustres. Desde niño fue muy bien inclinado, de amable aspecto, humilde, honesto y dado a todas las obras de virtud. Habiéndose ordenado de presbítero, determinó dar de mano a todas las cosas de la tierra, y se fue a un lugar del obispado de Tréveris, que se llamaba Wochara, donde hizo una iglesia con licencia del obispo Félix y colocó en ella algunas reliquias de los santos. |
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Fuente: Iglesia Católica Ortodoxa Santísima Virgen María
Sísoes el Magno, Santo Eremita, 6 de julio
Eremita Martirologio Romano: En Egipto, san Sísoes, de sobrenombre "Magno", ermitaño, muy célebre por la perfección con que practicó la vida monástica (c. 429).
San Sisoes el Magno (+ 429) era un monje solitario, vivió en el IV siglo, seguidor del ascetismo en el desierto egipcio, primero en Nitria, luego en una cueva, santificada por las labores piadosas de su predecesor en ese lugar, San Antonio el Grande. Y dijo al habitarla "Así en la cueva de un león, un zorro hace a su morada". |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Rómulo de Fiésole, Santo Mártir. 6 de julio
Diacono y Mártir Martirologio Romano: En Fiésole, en la Toscana, san Rómulo, diácono, a quien esta ciudad celebra como su primer mártir (s. inc.).
Según una tradición posterior, San Rómulo fue el apóstol y el primer obispo de Fiésole. Al parecer, fue convertido a la fe por San Pedro y sufrió el martirio en la persecución del emperador Domiciano. En realidad, apenas sabemos nada sobre San Rómulo, cuyo nombre fue incluido en el Martirologio Romano en el siglo XVI. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Ciriaca o Dominica, Santa Virgen y Mártir, 6 de julio
Virgen y Mártir Martirologio Romano: En Nicomedia, de Bitinia, santa Ciriaca, virgen, mártir en tiempo del emperador Diocleciano, que es venerada en la ciudad de Tropea, en Calabria (s. IV).
Santa Dominica nació en 287 en Tropea, Calabria. Era hija de Doroteo y de Arsenia. Pasó su infancia en un ambiente profundamente cristiano, donde la vida cotidiana estaba impregnada de la fe profesada. Probablemente la familia tenía una posición relevante en la sociedad, porque el mismo emperador se interesó en el juicio contra los padres y la hija. Esto parece confirmarse por el hecho de que los progenitores de Dominica salvaron la vida a cambio del exilio en la región del Eufrates. En cambio Dominica, tuvo que soportar numerosas presiones para inducirla a renegar de su fe cristiana. Las tentativas no solamente resultaron vanas, sino que los prodigios operados por la santa indujeron a la conversión a muchos de los presentes. Conducida a Campania, fue procesada y condanada al supplizio "de los leones", pero las bestias permanecieron impasibles y dóciles ante la santa, la pena fue entonces cambiada a ser decapitada, la que según la historia, tuvo lugar el 6 de julio de 303. El culto de esta santa se difundió en el sur de Italia y en Oriente. Le los despojos mortales de la santa reposaron durante muchos años en Vizzini, para ser trasladados luego a la catedral de Tropea, ciudad de la que es patrona. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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