JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 12, 1-8
Gloria a ti, Señor.
Un sábado, atravesaba Jesús por los sembrados. Los discípulos, que iban con él, tenían hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerse los granos. Cuando los fariseos los vieron, le dijeron a Jesús:
"Tus discípulos están haciendo algo que no está permitido hacer en sábado".
El les contestó:
"¿No han leído ustedes lo que hizo David una vez que sintieron hambre él y sus compañeros?
¿No recuerdan cómo entraron en la casa de Dios y comieron de los panes consagrados, de los cuales ni él ni sus compañeros podían comer, sino tan sólo los sacerdotes?
¿Tampoco han leído en la ley que los sacerdotes violan el sábado en el templo y no por eso cometen pecado? Pues yo digo que aquí hay alguien que es más grande que el templo.
Si ustedes comprendieran el sentido de las palabras: misericordia quiero y no
sacrificios, no condenarían a quienes no tienen ninguna culpa. Por lo demás, el Hijo del hombre también es dueño del sábado".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
vie 15a. Ordinario año impar
Antífona de Entrada
Entremos y adoremos de rodillas al Señor, creador nuestro; él es nuestro Dios.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, que tu amor incansable cuide y proteja siempre a estos hijos tuyos, que han puesto en tu gracia toda su esperanza.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro del Exodo 11, 10; 12, 1-14
En aquellos días, Moisés y Aarón hicieron muchos prodigios ante el faraón, pero el Señor endureció el corazón del faraón, que no dejó salir de su país a los hijos de Israel.
El Señor les dijo a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto:
"Este mes será para ustedes el primero de todos los meses y el principal del año. Díganle a toda la comunidad de Israel: El día diez de este mes tomará cada uno un cordero por familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con los vecinos y elija un cordero adecuado al número de personas y a la cantidad que cada cual pueda comer. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito.
Lo guardarán hasta el día catorce del mes, cuando toda la comunidad de los hijos de Israel, lo inmolará al atardecer. Tomarán la sangre y rociarán las dos jambas y el dintel de la puerta de la casa donde vayan a comer el cordero. Esa noche comerán la carne, asada a fuego; comerán panes sin levadura y hierbas amargas. No comerán el cordero crudo o cocido, sino asado; lo comerán todo, también la cabeza, las patas y las entrañas. No dejarán nada de él para la mañana; lo que sobre lo quemarán.
Y comerán así: con la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano y a toda prisa, porque es la Pascua, es decir, el paso del Señor.
yo pasaré esa noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos del país de Egipto, desde los hombres hasta los ganados. Castigaré a todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor. La sangre les servirá de señal en las casas donde habitan ustedes. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo y no habrá entre ustedes plaga exterminadora, cuando hiera Yo la tierra de Egipto.
Ese día será para ustedes un memorial y lo celebrarán como fiesta en honor del Señor. De generación en generación celebrarán esta festividad, como institución perpetua".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Del salmo 115
Cumpliré mis promesas al Señor.
¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré el cáliz de salvación e invocaré el nombre del Señor.
Cumpliré mis promesas al Señor.
A los ojos del Señor es muy penoso que mueran sus amigos. De la muerte, Señor, me has librado, a mí tu esclavo e hijo de tu esclava.
Cumpliré mis promesas al Señor.
Te ofreceré con gratitud un sacrificio e invocaré tu nombre. Cumpliré mis promesas al Señor ante todo su pueblo.
Cumpliré mis promesas al Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen.
Aleluya.
Evangelio
El Hijo del hombre también es dueño del sábado
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 12, 1-8
Gloria a ti, Señor.
Un sábado, atravesaba Jesús por los sembrados. Los discípulos, que iban con él, tenían hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerse los granos. Cuando los fariseos los vieron, le dijeron a Jesús:
"Tus discípulos están haciendo algo que no está permitido hacer en sábado".
El les contestó:
"¿No han leído ustedes lo que hizo David una vez que sintieron hambre él y sus compañeros?
¿No recuerdan cómo entraron en la casa de Dios y comieron de los panes consagrados, de los cuales ni él ni sus compañeros podían comer, sino tan sólo los sacerdotes?
¿Tampoco han leído en la ley que los sacerdotes violan el sábado en el templo y no por eso cometen pecado? Pues yo digo que aquí hay alguien que es más grande que el templo.
Si ustedes comprendieran el sentido de las palabras: misericordia quiero y no
sacrificios, no condenarían a quienes no tienen ninguna culpa. Por lo demás, el Hijo del hombre también es dueño del sábado".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Señor, Dios nuestro, que nos has dado este pan y este vino para reparar nuestras fuerzas, conviértelos para nosotros en sacramento de vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La salvación por Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, que por amor creaste al hombre, y, aunque condenado justamente, lo redimiste por tu misericordia, por Cristo, Señor nuestro.
Por él,
los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:
Antífona de la Comunión
Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados; bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, tú que has querido hacernos participar de un mismo pan y de un mismo cáliz, concédenos vivir de tal manera unidos en Cristo, que nuestro trabajo sea eficaz para la salvación del mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
† Meditación diaria
15ª Semana. Viernes
LA PASCUA DEL SEÑOR
— La Pascua judía.
— La Última Cena de Jesús con sus discípulos. El verdadero Cordero pascual.
— La Santa Misa, centro de la vida interior.
I. La Pascua era la más solemne de las fiestas judías; había sido instituida por Dios para conmemorar la salida del pueblo hebreo de Egipto y para que recordara cada año la liberación de la esclavitud a la que había estado sometido. El Señor estableció1 que todas las familias inmolaran en la víspera de esta fiesta un cordero de un año, sin mancha ni defecto alguno. Se reuniría toda la familia para comer esa carne asada al fuego, con panes ázimos, sin levadura, y con hierbas amargas. Este pan sin fermentar simboliza la prisa de su salida de Egipto, huyendo de los ejércitos del faraón; las hierbas amargas representan la amargura de la esclavitud tantos años padecida. Lo habrían de comer con prisa, como quien está de paso, con el traje ceñido, como el que se dispone a emprender un largo camino.
La fiesta comenzaba con esta cena pascual, la tarde del 14 del mes de Nisán, poco después de la puesta del sol, y se prolongaba siete días más, en los que el pan no tenía levadura y estaba sin fermentar; a esta semana se la llamaba de los Ázimos por este motivo. La levadura se eliminaba de las casas el mismo día 14 por la tarde; así recordaba el pueblo hebreo aquella salida precipitada de la tierra en la que tanto había padecido.
Todo era figura e imagen de la renovación que obraría Cristo en las almas y de su liberación de la esclavitud del pecado. Echad fuera la levadura vieja -dirá San Pablo a los primeros cristianos de Corinto-, para que seáis una masa nueva así como sois ázimos. Porque Cristo, nuestro Cordero pascual, fue inmolado. Por tanto, celebremos la fiesta no con levadura vieja ni con levadura de malicia y de perversidad, sino con ázimos de sinceridad y de verdad2. El cordero pascual de la fiesta judía era promesa y figura del verdadero Cordero, Jesucristo, víctima en el sacrificio del Calvario en favor de la humanidad entera3. Él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo, muriendo destruyó nuestra muerte y resucitando restauró la vida4. Es el Cordero que, con su sacrificio voluntario, consigue lo que se representaba en los sacrificios de la antigua Ley: satisfacer por los pecados.
El sacrificio de Cristo en la Cruz, renovado cada vez que se celebra la Santa Misa, nos permite vivir ya en una continua fiesta. Por eso exhortaba San Pablo a los corintios a que expurgaran la vieja levadura, símbolo de lo viejo y de lo impuro, para llevar una auténtica vida cristiana5. La Santa Misa, vivida también a lo largo del día, nos anticipa la gloria del Cielo. Después de tantos bienes recibidos, "¿podéis no estar en fiesta continua durante los días de vuestra vida terrestre? –pregunta San Juan Crisóstomo–. Lejos de nosotros cualquier abatimiento por la pobreza, la enfermedad o las persecuciones que nos agobian. La vida presente es un tiempo de fiesta"6, un adelanto de lo que serán la gloria y la felicidad eternas.
II. Jesús señaló con antelación y con un particular acento la última pascua que iba a comer con sus discípulos7, manifestó que deseó ardientemente comerla con ellos8.
Juan y Pedro prepararon todo lo necesario: los panes ázimos, las verduras amargas, las copas para el vino y el cordero, que había de ser sacrificado en el atrio del Templo, en las primeras horas de la tarde. Aquella noche, probablemente en la casa de María, madre de Marcos, tendrá lugar la institución de la Sagrada Eucaristía y se adelantará sacramentalmente el Sacrificio de la Nueva Alianza que se realizará al día siguiente en el Calvario. "En una misma mesa se celebran las dos pascuas, la de la figura y la de la realidad. Así como los pintores, en la misma tabla, trazan primero las líneas del contorno y añaden luego los colores, así hizo también Cristo"9; utilizando los viejos ritos, establecerá la verdadera Pascua, la fiesta por excelencia, de la cual la anterior solo era una imagen precursora. Las hierbas amargas guardan ahora una estrecha relación con la amargura de la Pasión, que pronto iba a comenzar.
La cena pascual era un sacrificio: el sacrificio de la Pascua de Yahvé10. La Santa Misa lo es también, como renovación incruenta, pero real, del sacrificio de la Cruz. Y Jesús anticipó en la Última Cena, de forma sacramental –mi cuerpo entregado, mi sangre derramada– el sacrificio que consumaría al día siguiente en el Calvario. De una vez por todas, con particular sencillez y gravedad, Jesús sustituyó el antiguo rito por su sacrificio redentor. Aquella noche, en el Cenáculo, se llevó a cabo el acontecimiento del que han vivido los hombres de tantas generaciones y que constituye el centro de nuestra existencia. "¡Oh dichoso lugar –exclama San Efrén–, en el cual el cordero de la Pascua sale al encuentro del Cordero de la verdad...! (...). ¡Oh dichoso lugar! Nunca ha sido preparada una mesa como la tuya, ni en la casa de los reyes, ni en el Tabernáculo, ni en el Sancta Sanctorum"11.
Con las palabras haced esto en conmemoración mía dispuso el Señor que aquel misterio de amor se pudiera repetir hasta el fin de los tiempos, otorgando a los Apóstoles y a sus sucesores el poder de realizarlo12. ¡Cómo hemos de dar gracias por participar de tantos bienes que recibimos en la Santa Misa, y de modo particular en el momento de la Sagrada Comunión! ¡Tenemos tan cerca al mismo Jesús que se dio plenamente a sus discípulos y a todos los hombres en aquella memorable noche! Ahora le podemos decir en la intimidad de nuestro corazón: "Yo te amo, Señor Jesús, alegría y descanso mío, con todo mi corazón, toda mi mente, toda mi alma y todas mis fuerzas; y si ves que no te amo como debería, al menos así deseo amarte, y si no lo deseo suficientemente, por lo menos quiero desearlo de este modo (...). ¡Oh Cuerpo sacratísimo abierto por cinco heridas, ponte como sello sobre mi corazón e imprime en él tu caridad! Sella mis pies, para que siga tus pasos; sella mis manos, para que siempre realicen buenas obras; sella mi costado para que por siempre arda en fervientes actos de amor hacia Ti. ¡Oh Sangre preciosísima que lavas y purificas a todos los hombres! Lava mi alma y pon una señal en mi rostro para que no ame a nadie más que a Ti"13.
III. En aquella última Pascua, Jesús se entregó ya a su Padre como víctima que va a ser inmolada, como Cordero purísimo. Y tanto aquella Cena como la Santa Misa constituyen, con la oblación ofrecida en el Calvario, un sacrificio único y perfecto, porque en los tres casos la víctima ofrecida es la misma: Cristo; e igual el sacerdote: Cristo14.
Nosotros hemos de procurar que la Santa Misa sea el centro de la vida entera. "Lucha para conseguir que el Santo Sacrificio del Altar sea el centro y la raíz de tu vida interior, de modo que toda la jornada se convierta en un acto de culto –prolongación de la Misa que has oído y preparación para la siguiente–, que se va desbordando en jaculatorias, en visitas al Santísimo, en ofrecimiento de tu trabajo profesional y de tu vida familiar..."15.
Preparémonos para la Santa Misa como si el Señor nos hubiera invitado personalmente a aquella última pascua que comió con sus más íntimos. Cada día hemos de oír en nuestro corazón, como dirigidas únicamente a nosotros, aquellas palabras del Señor: Desiderio desideravi hoc Pascua manducare vobiscum..., he deseado ardientemente comer esta pascua con vosotros16. Es mucho el deseo de Jesús, son muchas las gracias que nos prepara.
Se cuenta de San Juan de Ávila que recibió la noticia de la muerte de un sacerdote que acababa de ordenarse, y preguntó enseguida si había celebrado alguna Misa; le respondieron que solo había podido hacerlo una vez. Y se dice que el santo comentó: "De mucho tendrá que dar cuenta a Dios". Pensemos hoy en este rato de oración cómo celebramos o cómo participamos en el Santo Sacrificio del Altar; cómo son los deseos, la preparación, el empeño por evitar que otros asuntos ocupen la mente, los actos de fe y de amor en ese tiempo, siempre corto, que dura la Santa Misa y la acción de gracias de la Comunión.
Si, con la ayuda de la gracia, nos empeñamos, la Santa Misa será el centro al que se referirán todas las prácticas de piedad, los deberes familiares y sociales, el trabajo, el apostolado...; se convertirá también en la fuente donde recobraremos las fuerzas todos los días para ir adelante; la cumbre hacia la que dirigimos nuestros pasos, nuestras obras, los afanes apostólicos, los deseos más íntimos del alma; será también el corazón donde aprendemos a amar a los demás, con sus defectos, parecidos a los nuestros, y con sus facetas menos agradables. Si cada día logramos amar un poco más la Santa Misa, podremos decir al Señor después de la acción de gracias de la Comunión: "me alejo de Ti por un poco, Señor Jesús, pero no me voy sin Ti, que eres el consuelo, la felicidad y todo el bien de mi alma (...). Cuanto en adelante haga, lo haré en Ti y por Ti, y nada será objeto de mis palabras y acciones internas y externas salvo Tú, mi amor..."17.
1 Primera lectura. Año I. Ex 12,1-14. — 2 1 Cor 5, 7-8. — 3 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, 3, q. 73, a. 6. — 4 Misal Romano, Prefacio pascual I. — 5 Cfr. Sagrada Biblia, Epístolas de San Pablo a los Corintios, EUNSA, Pamplona 1986, in loc. — 6 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre la 1.ª Epístola a los Corintios, 5, 7-8. — 7 Cfr. Jn 2, 13-23; 6, 4; 11, 55; 12, 1. — 8 Cfr. Lc 22, 15. — 9 San Juan Crisóstomo, Sobre la traición de Judas, 1, 4. — 10 Ex 12, 27. — 11 San Efrén, Himno 3. — 12 Cfr. 1 Cor 11, 24-25; Lc 22, 19. — 13 Card. J. Bona, El sacrificio de la Misa, Rialp, Madrid 1963, pp. 164-165. — 14 Cfr. Ch. Journet, La Misa, p. 89. — 15 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 69. — 16 Cfr. Lc 22, 15. — 17 Card. J. Bona, o. c., p. 176.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Alejo
Mendigo
Siglo V
Era hijo de un rico senador romano. Nació y pasó su juventud en Roma. Sus padres le enseñaron con la palabra y el ejemplo que las ayudas que se reparten a los pobres se convierten en tesoros para el cielo y sirven para borrar pecados. Por eso Alejo desde muy pequeño repartía entre los necesitados cuanto dinero conseguía, y muchas otras clases de ayudas, y esto le traía muchas bendiciones de Dios.
Pero llegando a los veinte años se dio cuenta de que la vida en una familia muy rica y en una sociedad muy mundana le traía muchos peligros para su alma, y huyó de la casa, vestido como un mendigo y se fue a Siria.
En Siria estuvo durante 17 años dedicado a la adoración y a la penitencia, y mendigaba para él y para los otros muy necesitados. Era tan santo que la gente lo llamaba "el hombre de Dios". Lo que deseaba era predicar la virtud de la pobreza y la virtud de la humildad. Pero de pronto una persona muy espiritual contó a las gentes que este mendigo tan pobre, era hijo de una riquísima familia, y él por temor a que le rindieran honores, huyó de Siria y volvió a Roma.
Llegó a casa de sus padres en Roma a pedir algún oficio, y ellos no se dieron cuenta de que este mendigo era su propio hijo. Lo dedicaron a los trabajos más humillantes, y así estuvo durante otros 17 años durmiendo debajo de una escalera, y aguantando y trabajando hacía penitencia, y ofrecía sus humillaciones por los pecadores.
Y sucedió que al fin se enfermó, y ya muribundo mandó llamar a su humilde covacha, debajo de la escalera, a sus padres, y les contó que él era su hijo, que por penitencia había escogido aquél tremendo modo de vivir. Los dos ancianos lo abrazaron llorando y lo ayudaron a bien morir.
Después de muerto empezó a conseguir muchos milagros en favor de los que se encomendaban a él. En Roma le edificaron un templo y en la Iglesia de Oriente, especialmente en Siria, le tuvieron mucha devoción.
La enseñanza de la vida de San Alejo es que para obtener la humildad se necesitan las humillaciones. La soberbia es un pecado muy propio de las almas espirituales, y se le aleja aceptando que nos humillen. Aún las gentes que más se dedican a buenas obras tienen que luchar contra la soberbia porque si la dejan crecer les arruinará su santidad. La soberbia se esconde aún entre las mejores acciones que hacemos, y si no estamos alerta esteriliza nuestro apostolado. Un gran santo reprochaba una vez a un discípulo por ser muy orgulloso, y este le dijo: "Padre, yo no soy orgulloso". El santo le respondió: "Ese es tu peor peligro, que eres orgulloso, y no te das cuenta de que eres orgulloso".
La vida de San Alejo sea para nosotros una invitación a tratar de pasar por esta tierra sin buscar honores ni alabanzas vanas, y entonces se cumplirá en cada uno aquello que Cristo prometió: "El que se humilla, será enaltecido".
Dijo Jesús: "Los últimos serán los primeros. Dichosos los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los cielos". (Mt. 5)
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Justa y Rufina, Santas Mártires, 17 de julio
Mártires de SevillaMartirologio Romano: En Sevilla, Andalucía, España, santas Justa y Rufina, virgenes, que arrestadas por ordenes del gobernador Diogeniano soportaron crueles suplicios, prisión, inanición y otras torturas. Justa murió en prisión, mientras que Rufina, por haber confesado su fe en el Señor fue degollada. |
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Fuente: Corazones.org
Eduviges de Polonia, Santa Reina, 17 de julio
Martirologio Romano: En Cracovia, ciudad de Polonia, santa Eduviges, reina, que nacida en Hungría, heredó el reino de Polonia y se casó con Jaguelón, gran señor de Lituania, que recibió en el bautismo el nombre de Ladislao, y con quien implantó la fe católica en ese territorio de Lituania (1399).
Eduviges fue coronada reina a los diez años (en 1384) y murió a los 25 años. A pesar de su corta vida, fue suficiente para lograr mucho. Inspiró al pueblo con su amor por los pobres y campesinos. |
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Fuente: Carmelnet.org
Teresa de San Agustín y Compañeras, Beatas Mártires de Compiegne, 17 de julio
Mártires de la Revolución FrancesaMartirologio Romano: En París, capital de Francia, beatas Teresa de San Agustín (María Magdalena Claudina) Lindoine y quince compañeras, vírgenes del Carmelo de Compiègne y mártires, que durante la Revolución Francesa se mantuvieron fieles a la observancia monástica y ante el patíbulo renovaron las promesas bautismales y los votos religiosos (1791).
No es posible recoger aquí la preciosa vida de dieciséis vírgenes y mártires carmelitas ala vez, ya que, juntamente con la Madre Priora del Carmelo francés de Compiegne, murieron generosamente esas quince hijas espirituales que formaban su comunidad. Nos vamos a contentar con dar sus nombres:
día repetían esta consagración generosa. El 24 de junio de 1794 fueron apresadas las 16y encerradas en Sainte Marie, monasterio de la visitación convertido en cárcel. |
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Carlota de la Resurección, Beata Mártir Carmelita, 17 de julio
Monja Carmelita y MártirEtimológicamente: Carlota = Aquella mujer fuerte y dotada de noble inteligencia, es de origen francés.<8i> |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Mártores Escilitanos, Santos Mártores. 17 de julio
MártiresMartirologio Romano: En Cartago, nacimiento en el cielo de los mártires escilitanos Esperado, Narzalo, Citino, Venturio, Félix, Aquilino, Letancio, Genara, Generosa, Vestina, Donata y Segunda, todos los cuales, por orden del procónsul Saturnino y por haber confesado a Cristo, primero fueron encarcelados, al día siguiente atados a un madero y, finalmente, al mantenerse firmes en su fe en Cristo y negarse a dar culto al emperador como si fuera un ser divino, condenados a la pena capital, y puestos todos de rodillas en el lugar en que iban a ser ejecutados, dando gracias a Dios fueron decapitados (180).
Estos santos sufrieron el martirio en el último año de la persecución de Marco Aurelio, pero ya durante el reinado de Cómodo. Sus actas, que son indudablemente auténticas y las más antiguas que existen, por lo que se refiere a la Iglesia del África, se conservan casi en su forma original. Esperato y sus compañeros eran originarios de Scillium o Escilio (cerca de Túnez). Eran en total doce: siete mujeres y cinco hombres. He aquí sus nombres: Esperato, Nartzalo, Citino, Veturo, Félix, Aquilino, Letancio, Genara, Generosa, Vestia, Donata y Segunda. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Marcelina, Santa Virgen, 17 de julio
VirgenMartirologio Romano: En Milán, ciudad de Liguria, santa Marcelina, virgen, hermana del obispo san Ambrosio, a la que el papa Liberio impuso el velo de consagrada en la basílica romana de San Pedro, en la fiesta de la Epifanía del Señor (s. IV ex.). |
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León IV, Santo CIII Papa, Julio 17
CIII Papa Martirologio Romano En Roma, en la basílica de San Pedro, san León IV, papa, protector de la ciudad y defensor del primado de Pedro (855). |
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Fuente: Vatican.va
Pablo (Pedro) Gojdic, Beato Obispo y Mártir, 17 de julio
Obispo y MártirMartirologio Romano: En Leopoldvara, de Eslovaquia, beato Pablo (Pedro) Gojdic, obispo y mártir, que siendo pastor de la eparquía de Presov, durante el régimen contrario a Dios fue encarcelado, sufriendo toda clase de pruebas, de modo que, tratado atrozmente pero manteniendo la palabra de Cristo en una confesión constante, pasó a la vida gloriosa (1960)
PABLO GOJDIC nació el 17 de julio de 1888 en Ruské Peklany cerca de Prešov (República Eslovaca), en la familia de Štefan Gojdic, sacerdote greco católico, el nombre de su madre era Anna Gerberyová. En el bautismo él recibió el nombre de Pedro. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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