miércoles, 8 de noviembre de 2017

[ † ] Jueves del Santísimo Sacramento. 09/11/2017. Beato Luigi Beltrame Quattrocchi ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

Jesús hablaba del templo de su cuerpo

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 2, 13-22

Gloria a ti, Señor.

Como ya se acercaba la fiesta de la pascua de los judíos, Jesús fue a Jerusalén. En el templo se
encontró con los vendedores de bueyes, ovejas y palomas; también a los cambistas de dinero con sus mesas. Al ver aquello, Jesús hizo un látigo de cordeles y los echó del templo a todos, con sus ovejas y bueyes; volcó las mesas de los cambistas y les tiró al suelo las monedas; y a los vendedores de palomas les dijo:
"Quiten esto de aquí: no conviertan en un mercado la casa de mi Padre".
En ese momento sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu casa me devora. Intervinieron los judíos y le preguntaron:
"¿Qué señal nos das como prueba de tu autoridad para actuar así?"
Jesús respondió:
"Destruyan este templo, y en tres días yo lo levantaré de nuevo".
Replicaron los judíos:
"Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y piensas tú reconstruirlo en tres días?"
Pero el templo del que Jesús hablaba era su propio cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, recordaron sus discípulos lo que había dicho, y creyeron en la Escritura y en las palabras que él había pronunciado.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

Ded. Basílica de Letrán (9 de nov)

Antífona de Entrada

Grande y admirable es Dios en su santuario. Dios da fuerza y poder a su pueblo. Bendito sea Dios.

 

Se dice "Gloria".

Oración Colecta

Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, derrama tu gracia sobre este lugar de oración y socorre a cuantos en él invocan tu nombre; que la fuerza de tu palabra y la eficacia de tus sacramentos fortalezcan
el corazón de los fieles que aquí se congregan.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Vi salir agua del templo: era un agua que daba vida y fertilidad

Lectura del libro del profeta Ezequiel 47, 1-2.8-9.12


En aquellos tiempos, un hombre me llevó a la entrada del templo, y vi que debajo del umbral, por el lado oriental hacia el que mira la fachada del templo, brotaba una corriente de agua. El agua bajaba por el lado derecho del templo hasta la parte sur del altar. Luego me hizo salir por el pórtico norte y dar la vuelta hasta el pórtico exterior que mira hacia oriente, y vi que las aguas corrían por el lado derecho. Aquel hombre me dijo:
"Estas aguas van hacia la región oriental, bajan al Arabá, y desembocan en el mar Muerto, cuyas aguas quedarán saneadas. Todo ser viviente que se mueva por donde pasa el torrente, vivirá; habrá peces en abundancia, porque los lugares a donde lleguen estas aguas quedarán saneados. En ambas márgenes del río crecerán árboles frutales de toda especie, de follaje perenne e inagotables frutos. Darán frutos nuevos cada mes, porque los riegan las aguas que manan del santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas de medicina".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 45, 2-3.5-6.4cd-9

Un río alegra la ciudad de Dios.

Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro auxilio oportuno en el peligro. Por eso no tememos, aunque tiemble la tierra y los cimientos de la tierra se desplomen en el mar.
Un río alegra la ciudad de Dios.

Los canales de un río alegran la ciudad de Dios, la más santa morada del Altísimo. Dios está en medio de ella, no puede ser destruida; Dios la socorre al despuntar la aurora.
Un río alegra la ciudad de Dios.

El Señor todopoderoso está con nosotros, nuestra defensa es el Dios de Jacob. Vengan a ver las obras del Señor, los prodigios que hace en la tierra.
Un río alegra la ciudad de Dios.

Segunda Lectura

Ustedes son templos de Dios

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3, 9c-11.16-17

Hermanos: Ustedes son casa que Dios edifica. Conforme al don que Dios me ha concedido, yo, como sabio arquitecto, puse los cimientos; otro levanta el edificio. Pero que cada cual mire cómo construye. Desde luego, nadie puede poner un cimiento distinto al que ya está puesto, y este cimiento es Jesucristo.
¿No saben que son templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y ese templo son ustedes.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
He elegido y santificado este lugar, dice el Señor, para que siempre habite allí mi nombre.
Aleluya.

Evangelio

Jesús hablaba del templo de su cuerpo

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 2, 13-22

Gloria a ti, Señor.

Como ya se acercaba la fiesta de la pascua de los judíos, Jesús fue a Jerusalén. En el templo se
encontró con los vendedores de bueyes, ovejas y palomas; también a los cambistas de dinero con sus mesas. Al ver aquello, Jesús hizo un látigo de cordeles y los echó del templo a todos, con sus ovejas y bueyes; volcó las mesas de los cambistas y les tiró al suelo las monedas; y a los vendedores de palomas les dijo:
"Quiten esto de aquí: no conviertan en un mercado la casa de mi Padre".
En ese momento sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu casa me devora. Intervinieron los judíos y le preguntaron:
"¿Qué señal nos das como prueba de tu autoridad para actuar así?"
Jesús respondió:
"Destruyan este templo, y en tres días yo lo levantaré de nuevo".
Replicaron los judíos:
"Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y piensas tú reconstruirlo en tres días?"
Pero el templo del que Jesús hablaba era su propio cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, recordaron sus discípulos lo que había dicho, y creyeron en la Escritura y en las palabras que él había pronunciado.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración de los Fieles

Celebrante:
Hermanos y hermanas: Como miembros integrados en la construcción de la Iglesia y convertidos en piedras vivas del templo donde Dios habita con su pueblo, dirijamos nuestra oración al Padre y supliquémosle por todos los seres humanos:
(Respondemos a cada petición: Te lo pedimos, Señor).

Para que la Iglesia de Dios, reunida en Roma alrededor de su obispo, el Papa N., se enriquezca con los dones del Espíritu Santo y realice su misión de presidir en el amor a las demás comunidades cristianas esparcidas por el mundo, roguemos al Señor.
Te lo pedimos, Señor.

Para que cada una de las parroquias y comunidades de Roma, con su presbíteros y diáconos, sean ejemplo de vida cristiana y fermento de unidad para todos los que peregrinan a aquella ciudad buscando el centro de la unidad católica y de la comunión de todos los que creen en Cristo, roguemos al Señor.
Te lo pedimos, Señor.

Para que todos los que viven rodeados de materialismo o se ven oprimidos por la miseria o el sufrimiento, descubran y deseen el cielo nuevo y la tierra nueva de los cuales es imagen y primicia la Iglesia, peregrina en el mundo, roguemos al Señor.
Te lo pedimos, Señor.

Para que todos nosotros, incorporados al pueblo de Dios por el bautismo, nos gloriemos siempre de pertenecer a la Iglesia y confesemos con valentía la fe que hemos recibido de ella, roguemos al Señor.
Te lo pedimos, Señor.

Celebrante:
Señor del cielo y de la tierra, que no puedes ser contenido en ningún sitio, pero que has querido significar tu presencia entre los seres humanos por medio de edificios consagrados a tu nombre, escucha nuestra oración; y a nosotros, y a todos los que con espíritu de oración acuden a la basílica de Letrán, concédenos los bienes que te hemos pedido.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Oración sobre las Ofrendas

Al hacer memoria del día en que te dignaste llenar tu casa de gloria y santidad, te pedimos, Señor, que nos transformes en ofrendas agradables a tus ojos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

El misterio del templo de Dios que es la Iglesia

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque en esta casa visible que hemos construido, donde reúnes y proteges sin cesar a esta familia que hacia ti peregrina, manifiestas y realizas de manera admirable el misterio de tu comunión con nosotros. En este lugar, Señor, tú vas edificando aquel templo que somos nosotros, y así la Iglesia, extendida por toda la tierra, crece unida, como Cuerpo de Cristo, hasta llegar a ser la nueva
Jerusalén, verdadera visión de paz.
Por eso,
Señor, te celebramos en el templo de tu gloria, y con todos los ángeles te bendecimos y te glorificamos diciendo:

Antífona de la Comunión

Somos templo de Dios y el Espíritu de Dios habita en nosotros. El santuario de Dios es sagrado: nosotros somos ese santuario.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor y Dios nuestro, que has querido hacer de la Iglesia signo temporal de la Jerusalén del cielo; concede a tus siervos, por la participación en este sacramento, ser transformados en templos del Espíritu y entrar en el reino de tu gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

 

9 de noviembre

DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA
DE LETRÁN*

 

Fiesta

— Los templos, símbolo de la presencia de Dios entre los hombres.

— Jesucristo, realmente presente en nuestras iglesias.

— La gracia divina nos hace templos vivos de Dios.

I. Los judíos celebraban cada año la fiesta de la Dedicación1 en recuerdo de la purificación y restablecimiento del culto en el Templo de Jerusalén después de la victoria de Judas Macabeo sobre el rey Antíoco2. Durante una semana se celebraba en toda Judea este aniversario. Se llamaba también Fiesta de las luces, porque era costumbre encender lámparas, símbolo de la Ley, y ponerlas en las ventanas de las casas, en número creciente con los días de la fiesta3. Esta celebración fue recogida por la Iglesia para conmemorar el aniversario en que los templos fueron convertidos en lugares destinados al culto. De modo particular, "cada año se celebra en el conjunto del rito romano la dedicación de la Basílica de Letrán, la más antigua y la primera en dignidad de las iglesias de occidente". Además, "en cada diócesis se celebra la dedicación de la catedral, y cada iglesia conmemora el recuerdo de su propia dedicación"4.

La fiesta que hoy celebramos tiene una especial importancia, pues la Basílica de Letrán fue la primera iglesia bajo la advocación del Salvador, levantada en Roma por el emperador Constantino. Sigue siendo en la actualidad la catedral del Romano Pontífice. La fiesta se celebra en toda la Iglesia como muestra de unidad con el Papa.

El templo siempre fue considerado entre los judíos como lugar de una particular presencia de Yahvé. Ya en el desierto se manifestaba en la Tienda del encuentro: allí hablaba Moisés con el Señor, como se habla con un amigo; la columna de nube signo de Su presencia descendía entonces y se detenía a la entrada de la Tienda5. Era el ámbito donde estará presente su Nombre, su Ser infinito e inefable, para escuchar y atender a sus fieles. Cuando Salomón hubo construido el Templo de Jerusalén, en la fiesta de su dedicación pronunció estas palabras: ¿En verdad morará Dios sobre la tierra? Los cielos y los cielos de los cielos no son capaces de contenerte; ¡cuánto menos esta casa que yo he edificado! Pero, con todo, atiende a la plegaria de tu siervo, Yahvé, Dios mío, y oye la oración que hoy hace tu siervo ante Ti. Que estén abiertos tus ojos noche y día sobre este lugar, del que has dicho: "En él estará mi Nombre"; y oye, pues, la oración de tu siervo y la de tu pueblo, Israel; cuando oren en este lugar, óyela Tú también desde el lugar de tu morada de los cielos...6.

A nuestras iglesias vamos al encuentro con nuestro Dios, que nos espera, con una presencia real, en la Eucaristía custodiada en el Sagrario.

El templo, enseña el Papa Juan Pablo II, "es casa de Dios y casa vuestra. Apreciadlo, pues, como lugar de encuentro con el Padre común"7. La iglesia-edificio representa y significa la Iglesia-asamblea, formada por piedras vivas, que son los cristianos, consagrados a Dios por su Bautismo8. "El lugar donde la comunidad cristiana se reúne para escuchar la palabra de Dios, elevar preces de intercesión y de alabanza a Dios y, principalmente, para celebrar los sagrados misterios, y donde se reserva el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, es imagen peculiar de la Iglesia, templo de Dios, edificado con piedras vivas; también el altar, que el pueblo santo rodea para participar del sacrificio del Señor y alimentarse con el banquete celeste, es signo de Cristo, sacerdote, hostia y altar de su mismo sacrificio"9. Vamos con toda reverencia, pues nada más respetable que la casa del Señor; "¿qué respeto no deben inspirar nuestras iglesias, donde se ofrece el sacrificio del Cielo y de la tierra, la Sangre de un Dios hecho Hombre?"10. Vamos también con la confianza de quien sabe bien que encuentra a Jesucristo, su Amigo, que dio la vida por amor a él; allí nos aguarda cada día. Es también la casa común donde encontramos a nuestros hermanos.

II. Las iglesias son el lugar de reunión de los miembros del nuevo Pueblo de Dios, que se congregan para rezar juntos. En ellas encontramos a Jesús, pues donde dos o más se reúnen en su nombre, allí está Él en medio de ellos11; allí oímos su voz. Pero, sobre todo, allí encontramos a Jesús, real y sustancialmente presente en la Sagrada Eucaristía. Está presente con su Divinidad y con su Humanidad santísima, con su Cuerpo y con su Alma. Allí nos ve y nos oye, y nos atiende como socorría a aquellos que llegaban, necesitados, de todas las ciudades y aldeas12. A Jesús presente en el Sagrario podemos manifestarle nuestros anhelos y preocupaciones, las dificultades, las flaquezas, y los deseos de amarle cada día más. El mundo sería bien distinto si Jesús no se hubiera quedado con nosotros. ¿Cómo no vamos a amar nuestros templos y oratorios, donde Jesús nos espera? ¡Tantas alegrías hemos recibido junto al Sagrario! ¡Tantas penas que nos atormentaban las hemos dejado allí! ¡En tantas ocasiones hemos vuelto al ajetreo de la vida ordinaria fortalecidos y esperanzados! Tampoco podemos olvidar que en el templo se encuentra el altar sobre el que se renueva cada día el Sacrificio de valor infinito que el Señor realizó en el Calvario. Cada día, en estos lugares dedicados al culto y a la oración, nos llegan incontables gracias de la misericordia divina.

Cuando un huésped ilustre se queda en una casa, sería una gran descortesía no atenderlo bien, o hacer caso omiso de él. ¿Somos siempre conscientes de que Jesús es nuestro Huésped aquí en la tierra, de que necesita de nuestras atenciones? Examinemos hoy si al entrar en una iglesia nos dirigimos enseguida a saludar a Jesús en el Sagrario, si nos comportamos siempre como corresponde a un lugar donde Dios habita de una manera particular, si las genuflexiones ante Jesús Sacramentado son un verdadero acto de fe, si nos alegramos siempre que pasamos cerca de un templo, donde Cristo se halla realmente presente. "¿No te alegra si has descubierto en tu camino habitual por las calles de la urbe ¡otro Sagrario!?"13. Y seguimos nuestros quehaceres con más alegría y con más paz.

III. En la Nueva Alianza, el verdadero templo ya no está hecho por manos de hombres: es la santa Humanidad de Jesús la que en adelante es el Templo de Dios por excelencia. Él mismo había dicho: Destruid este Templo y en tres días lo levantaré. Y explica el Evangelista: Él hablaba del Templo de su Cuerpo14. Y si el Cuerpo físico de Jesús es el nuevo Templo de Dios, también lo es la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, en el que el mismo Jesucristo es la piedra angular, sobre la que se apoya la nueva edificación. "Rechazado, desechado, dejado a un lado, dado por muerto entonces como ahora, el Padre lo hizo y lo hace siempre la base sólida e inconmovible de la nueva construcción. Y lo hace tal por su resurrección gloriosa (...).

"El nuevo templo, Cuerpo de Cristo, espiritual, invisible, está construido por todos y cada uno de los bautizados sobre la viva piedra angular, Cristo, en la medida en que a Él se adhieren y en Él crecen hasta la plenitud de Cristo. En este templo y por él, morada de Dios en el Espíritu, Él es glorificado, en virtud del sacerdocio santo que ofrece sacrificios espirituales (1 Pdr 2, 5), y su Reino se establece en este mundo"15. San Pablo lo recordaba frecuentemente a los primeros cristianos: ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu Santo habita en vosotros?16.

Hemos de considerar frecuentemente que la Santísima Trinidad "por medio de la gracia de Dios inhabita en el alma justa como en un templo, de un modo íntimo y singular"17. La meditación de esta realidad maravillosa nos ayuda a ser más conscientes de la transcendencia que tiene vivir en gracia de Dios, y el profundo horror que hemos de tener al pecado, "que destruye el templo de Dios", privando al alma de la gracia y de la amistad divinas. Mediante esta inhabitación, podemos gozar de un anticipo de lo que será la visión beatífica en el Cielo, ya que "esta admirable unión solo en la condición y estado se diferencia de aquella en que Dios llena a los bienaventurados beatificándolos"18.

La presencia de Dios en nuestra alma nos invita a procurar un trato más personal y directo con el Señor, al que en todo momento buscamos en el fondo de nuestras almas.

1 Jn 10, 22. — 2 Cfr. 1 Mac 4, 36-59; 2 Mac 1, 1 ss.; 10, 1-8. — 3 Cfr. 2 Mac 1, 18. — 4 A. G. Martimort, La Iglesia en oración, Herder, 3.ª ed., Madrid 1987, pp. 991-992. — 5 Ex 33, 7-11. — 6 1 Rey 8, 27-30. — 7 Juan Pablo II, Homilía en Orcasitas (Madrid), 3-XI-1982. — 8 Cfr. Ritual de la dedicación de iglesias y de altares, Presentación, 26-X-1978. — 9 Cfr. Decreto 29-V-1977, en el que se publica el Ritual citado. — 10 Anónimo, La Santa Misa, Rialp, Madrid 1975, p. 133. — 11 Mt 18, 20. — 12 Cfr. Mc 6, 32. — 13 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 270. — 14 Jn 2, 20-21. — 15 Juan Pablo II, loc. cit. — 16 1 Cor 3, 16. — 17 León XIII, Enc. Divinum illud munus, 9-V-1897, 10. — 18 Ibídem, 11.

* Esta Basílica es uno de los primeros templos que los cristianos pudieron erigir después de la época de las persecuciones. Fue consagrada por el Papa Silvestre el 9 de noviembre del año 324. Esta fiesta, que al principio solo se celebraba en Roma, pasó a ser fiesta universal en el rito romano, en honor de esta iglesia, llamada "Madre y Cabeza de todas las iglesias de Roma y de todo el mundo (Urbis et orbis)", como signo de amor y de unidad para con la Cátedra de San Pedro. La historia de esta Basílica evoca la llegada a la fe de millares y millares de personas que allí recibieron el Bautismo.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

Fuente: Archidiócesis de Madrid
Nuestra Señora de la Almudena Fiesta, 9 de noviembre  

Nuestra Señora de la Almudena


La Virgen de la Almudena está unida, desde el primer momento, a la historia cristiana de Madrid.

Según una tradición, avalada por la historia, el 9 de noviembre del año 1085, se rasgó el frente de una torre de la muralla de la Puerta de la Vega y apareció una imagen de la Virgen, que los cristianos madrileños habían ocultado.

Existe documentación del año 1382, en que se nombra con el título de "Almudena" a una imagen de la Virgen, a la que el pueblo de Madrid siempre ha venerado con singular devoción.

La imagen actual de la Virgen de la Almudena fue coronada solemnemente el 10 de Noviembre de 1948 y declarada patrona de la diócesis de Madrid por el papa Pablo VI el 1 de julio de 1977.

También hoy, a cualquier hara del día y de la noche, se venera cariñosamente por los madrileños la imagen en piedra de Nuestra Señora de la Almudena situada en los muros del complejo catedralicio.

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Beato Luis Beltrame Quattrocchipadre de familia

En Roma, beato Luis Beltrame Quattrocchi, el cual, padre de familia, tanto en los asuntos públicos como en la vida familiar, siguió los preceptos de Cristo y los proclamó con fidelidad y entereza de vida.

Aunque quedan inscriptos en el Martirologio, como es práctica, cada uno en su fecha de «nacimiento a la vida eterna» correspondiente, verdaderamente la beatificación de Luis y y su viuda María fue ocasión -al igual que con los padres de Santa Teresa de Lisieux, los beatos Beatos Celia Guérin y Luis Martin-, para que SS Juan Pablo II no sólo exaltara las virtudes del matrimonio cristiano, sino que además mostrara que en el caso de estos beatos, fue el matrimonio como tal el camino privilegiado de su santificación. No sólo han sido beatificados juntos marido y mujer, sino que deben evocarse juntos.

No podía haber ocasión más feliz y más significativa que ésta [es decir: la beatificación del matrimonio Beltrame-Corsini] para celebrar el vigésimo aniversario de la exhortación apostólica "Familiaris consortio". Este documento, que sigue siendo de gran actualidad, además de ilustrar el valor del matrimonio y las tareas de la familia, impulsa a un compromiso particular en el camino de santidad al que los esposos están llamados en virtud de la gracia sacramental, que "no se agota en la celebración del sacramento del matrimonio, sino que acompaña a los cónyuges a lo largo de toda su existencia" (Familiaris consortio, 56). La belleza de este camino resplandece en el testimonio de los beatos Luis y María, expresión ejemplar del pueblo italiano, que tanto debe al matrimonio y a la familia fundada en él.

Estos esposos vivieron, a la luz del Evangelio y con gran intensidad humana, el amor conyugal y el servicio a la vida. Cumplieron con plena responsabilidad la tarea de colaborar con Dios en la procreación, entregándose generosamente a sus hijos para educarlos, guiarlos y orientarlos al descubrimiento de su designio de amor. En este terreno espiritual tan fértil surgieron vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, que demuestran cómo el matrimonio y la virginidad, a partir de sus raíces comunes en el amor esponsal del Señor, están íntimamente unidos y se iluminan recíprocamente.

Los beatos esposos, inspirándose en la palabra de Dios y en el testimonio de los santos, vivieron una vida ordinaria de modo extraordinario. En medio de las alegrías y las preocupaciones de una familia normal, supieron llevar una existencia extraordinariamente rica en espiritualidad. En el centro, la Eucaristía diaria, a la que se añadían la devoción filial a la Virgen María, invocada con el rosario que rezaban todos los días por la tarde, y la referencia a sabios consejeros espirituales. Así supieron acompañar a sus hijos en el discernimiento vocacional, entrenándolos para valorarlo todo "de tejas para arriba", como simpáticamente solían decir.

La riqueza de fe y amor de los esposos Luis y María Beltrame Quattrocchi es una demostración viva de lo que el concilio Vaticano II afirmó acerca de la llamada de todos los fieles a la santidad, especificando que los cónyuges persiguen este objetivo "propriam viam sequentes", "siguiendo su propio camino" (Lumen gentium, 41). Esta precisa indicación del Concilio se realiza plenamente hoy con la primera beatificación de una pareja de esposos: practicaron la fidelidad al Evangelio y el heroísmo de las virtudes a partir de su vivencia como esposos y padres.

En su vida, como en la de tantos otros matrimonios que cumplen cada día sus obligaciones de padres, se puede contemplar la manifestación sacramental del amor de Cristo a la Iglesia. En efecto, los esposos, "cumpliendo en virtud de este sacramento especial su deber matrimonial y familiar, imbuidos del espíritu de Cristo, con el que toda su vida está impregnada por la fe, la esperanza y la caridad, se acercan cada vez más a su propia perfección y a su santificación mutua y, por tanto, a la glorificación de Dios en común" (Gaudium et spes, 48).

Queridas familias, hoy tenemos una singular confirmación de que el camino de santidad recorrido juntos, como matrimonio, es posible, hermoso y extraordinariamente fecundo, y es fundamental para el bien de la familia, de la Iglesia y de la sociedad.

Esto impulsa a invocar al Señor, para que sean cada vez más numerosos los matrimonios capaces de reflejar, con la santidad de su vida, el "misterio grande" del amor conyugal, que tiene su origen en la creación y se realiza en la unión de Cristo con la Iglesia (cf. Ef 5, 22-33).

fuente: Vaticano

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Luigi nació en Catania, Italia, el 12 de enero de 1880. Al ser acogido por un tío paterno que no tenía descendencia, de acuerdo con los padres del beato, éste tomó de él su apellido Quattrocchi sin dejar de mantener un vínculo con sus padres, Carlo y Francesca. En 1890 se trasladó a Roma por motivos profesionales de su tío. Y en 1898 se matriculó en derecho en la Sapienza. Mientras estudiaba, en 1901 conoció a María, hija del coronel Corsini y, por tanto, perteneciente a una familia acomodada. Residía en Roma desde 1893. Había mostrado fuerte carácter y ciertas desavenencias con sus padres propias de la adolescencia, y en ese momento estudiaba empresas y contabilidad, aunque al mismo tiempo se sentía atraída por la literatura y el arte. Fue autora de un trabajo sobre el pintor Rossetti.

La diferencia de edad entre Luigi y María no era excesiva, puesto que ella había nacido en Florencia el 24 de junio de 1884. Ambos compartían similares intereses artísticos y culturales. De hecho, les vinculó inicialmente el afán literario. Pero María añadía un plus: su compromiso espiritual. Era una mujer culta, amante de la música, que se convertiría a partir de 1912 en escritora y profesora experta en temas pedagógicos. Ya estaba vinculada a la Acción Católica y colaboraba con los scouts. Luigi tenía entonces un horizonte prometedor que se materializó enseguida dadas sus excelentes cualidades personales e intelectuales. Defendió la tesis doctoral en 1902 y después se convertiría en un reputado abogado del Estado.

La pareja no tuvo dudas de la fortaleza de sus sentimientos porque, también amparados por la amistad que vinculaba a las familias de ambos, intensificaron la correspondencia, solidificando un sentimiento profundo que fue desembocando en la clamorosa necesidad de compartir un mismo proyecto de vida. Se comprometieron en marzo de 1905 y el 25 de noviembre de ese año contrajeron matrimonio en la basílica de Santa María la Mayor. En lo concerniente a la fe, Luígi era creyente y su conducta personal y profesional era la de un hombre con principios, intachable, honesto y bondadoso, pero no iba mucho más allá en la práctica religiosa. Sin embargo, el vínculo matrimonial le condujo a una mayor entrega en el amor a Dios, alentado por el ejemplo de su esposa y con la ayuda de su director espiritual, en una progresión exponencial encomiable que iba a llevarle a los altares junto a ella.

Su residencia, la misma de su familia política, los Corsini, sita en Vía Depretis, le permitía acudir a misa diariamente junto a su esposa a Santa María la Mayor; así abrían su apretada agenda cotidiana. En lo demás, aparentemente se asemejaban a una familia normal dentro de su clase que le permitía acceder a círculos sociales selectos vedados para otros. Pero el escenario en el que transcurría su feliz existencia lo llenaba Dios. En el centro de sus vidas se hallaba la Eucaristía, el amor a la Virgen, la recitación del rosario, el rezo de otras oraciones, etc., además de retiros y la formación espiritual que se procuraban. Todo ello vivido en un clima de fe y de alegría, sin estridencias, de forma sencilla y natural, y eso lo percibieron sus hijos y sus familiares antes que nadie. Cuando en un hogar rezuma la felicidad, un gesto tan simple como introducir la llave en la cerradura comporta un indescriptible gozo porque se ansía volver a reunirse con los seres más queridos; es uno de los sentimientos que narraba María poniendo de manifiesto la riqueza de su convivencia.

A los hijos les enseñaron a afrontar las dificultades del día a día con la confianza en la Providencia, buscando la perspectiva divina con su oración:«desde el techo hacia arriba» era el consejo que dieron a todos. El ejercicio de su caridad alentó su vida, y tres de ellos fueron religiosos; uno sacerdote en la diócesis de Roma, otro trapense, y una hija benedictina. El último de los hijos, una niña, sembró la zozobra en sus vidas antes de nacer. Varios médicos no auguraron nada bueno para la madre y la hija. María fue informada del altísimo peligro que corría si determinaba seguir adelante con el embarazo y le sugirieron deshacerse del bebé para conservar su propia vida. Ni Luigi ni ella vacilaron en la decisión de continuar con el embarazo, aventando el riesgo, y todo se resolvió sin contratiempos.

La oración que impregnaba su hogar se hizo palpable también en el entorno exterior con sus amigos y en la cantidad de acciones que realizaron. Porque los esposos desplegaron su apostolado social en diversas vertientes, atendiendo a los pobres, involucrándose en actividades del grupo scouts que organizaron para los niños durante la posguerra, aunque anteriormente habían abierto las puertas de su domicilio a refugiados de la guerra, en acciones catequéticas y su decidido compromiso con la Acción Católica. Luigi realizaba su acción apostólica con compañeros y amigos en su casa llevando a muchos de ellos a la fe. Con uno de éstos en 1919 fundó un oratorio festivo para los chicos de la favela. Cuando estalló el fascismo tuvo que esconderse para salvar la vida. Después fue nombrado asesor general adjunto del estado italiano. Murió el 9 de noviembre de 1951 de un infarto de miocardio. María, que en 1917 se hizo terciaria franciscana, le sobrevivió hasta el 26 de agosto de 1965, dejando atrás una admirable labor apostólica.

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Orestes de Capadocia, Santo Mártir, 9 Noviembre  

Orestes de Capadocia, Santo

Mártir
Noviembre 9

 

Etimológicamente significa "habitante de los montes". Viene de la lengua griega.

Hay cristianos y hombre y mujeres de buena voluntad que hacen don de sí mismos y dan testimonio de el ser humano no está abocado a la desesperación.

Dejando aparte la etimología de los dioses griegos, hoy nos encontramos con un joven que, desde la más remota antigüedad cristiana es venerado como un mártir.

En el concilio de Nicea se tienen noticias de un monje que participó en él y que provenía del monasterio de san Orestes, en Capadocia.

Se sabe que Diocleciano dispersó a los cristianos que había allá por entonces.

Si había un monasterio levantado en su honor, se impone la razón de que existió.

En la Edad Media se le compuso una obra de teatro o "pasión", en la que se narra la vida, obra y milagros de este mártir por confesar su fe en Cristo.

Dicen que era médico. Uno de los consejos que le daba a sus enfermos era que se apartaran de la idolatría. Les ayudaba tanto en lo físico como en lo espiritual.

Y como solía suceder, alguien lo denunció a las autoridades de que era cristiano.

El, sin dudar lo más mínimo, dijo la pura y simple verdad. Pero amenazó al pueblo y a las autoridades de que iba a ocurrir algo importante.

Cuando nadie lo esperaba, dio un fuerte soplido y las estatuas de los dioses se cayeron al suelo como hojas que leva el viento.

Sus reliquias siguen el monasterio que lleva su nombre en Capadocia.

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Ursino y Monaldo, Santos Biografias, 9 de noviembre  

Noviembre 9

 

Etimológicamente significan "osito y muy feliz". Vienen de la lengua alemana.

Dice el Salmo: " Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, poderoso defensor en el peligro. Por eso no tememos aunque cambie la tierra".

Dios, en cada tiempo y lugar, se vale delos hombres para que éstos, en su nombre, hagan prodigios en el mundo entero.

Según san Gregorio de Tours, tan dado a escribir la biografía de los santos, fue enviado especialmente a Francia por el Papa con la misión expresa de evangelizar la iglesia de Bourges de Aquitania

Trabajó duramente día y noche para dar a conocer la Palabra de Dios y el conocimiento del Evangelio.

Su cuerpo está enterrado en un campo que, en el año 560, fue a visitar el gran obispo de París, san Germán.

Monaldo fue un santo franciscano que ha pasado a la historia de la Iglesia por sus muchas obras que, desgraciadamente, se han perdido.

De ellas quedan solamente un "Suma" de derecho civil y canónico que se llamó la "Monaldina".

Murió en el convento de Istria, ciudad del antiguo estado de Venecia, el 9 de noviembre de 1305.

Su cuerpo está enterrado en la iglesia de Nuestra Señora delos Angeles de la ciudad de los innumerables canales.

Dios fue para los dos el refugio y la fortaleza para hacer obras de evangelización.

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Fuente: Vatican.va
María del Carmen del Niño Jesús, Beata Fundadora, Noviembre 9  

María del Carmen del Niño Jesús, Beata

Fundadora de las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazónes

Nació en Antequera, diócesis de Málaga (España), el 30 de junio de 1834. Sus padres, Salvador González García y Juana Ramos Prieto, buenos cristianos y de elevada posición social, la llevaron a bautizar al día siguiente de su nacimiento a la parroquia de Santa María la Mayor de la ciudad.

Carmencita, la sexta de los nueve hijos que llegaron a adultos, destacó pronto por su simpatía, inteligencia, bondad de corazón, sensibilidad y entrega a las necesidades ajenas, piedad, amor a la Eucaristía y a la santísima Virgen. Fue una niña y joven encantadora, que se distinguió por hacer felices a cuantos la rodeaban; supo poner paz y hacer el bien ante las necesidades ajenas.

Llegó a la juventud con una personalidad tan definida, que suscitaba la admiración de todos los que la conocían. Así entró por los caminos difíciles que la Providencia le fue marcando. Con un profundo deseo de seguir la voluntad de Dios en su vida, la buscó en la oración, la reflexión y la dirección espiritual.

Tuvo que afrontar serias dificultades a la hora de las grandes opciones de la vida: primero, la oposición de sus padres ante un posible matrimonio contrario a las garantías que don Salvador deseaba para su hija; más tarde, ante el propósito de ingresar en las Carmelitas Descalzas, disgusto, contrariedad y nueva oposición de los suyos. Carmen se mantuvo firme, poniendo su fe y su confianza en Dios. Don Salvador veía que Carmen tenía algo especial, que no era como todas; por ello repetía frecuentemente: "Mi hija es una santa".

Al fin, a impulsos del amor que fuertemente latía en su corazón, pero no a ciegas sino convencida de que Dios lo quería y la llamaba a una misión, Carmen, a los 22 años, salta todos los obstáculos y contrae matrimonio con Joaquín Muñoz del Caño, once años mayor que ella, cuya conducta tanto preocupaba, y con razón, a don Salvador.

Aquel matrimonio fue la piedra de toque para descubrir el temple espiritual, la fortaleza y la capacidad de amor de Carmen. Comulgaba diariamente; de la Eucaristía sacaba fuerza, entereza, caridad y sabiduría para penetrar, con la profundidad con que lo hacía, el sentido de la vida espiritual.

Cuidó la vida de matrimonio; siguió visitando y socorriendo a los necesitados y enfermos, en sus casas o en el hospital, y llevándoles, junto con el don material, consuelo y luz para el alma, comprensión para sus sufrimientos y alimento para soportar una vida dura llevada en la escasez de lo imprescindible. Socorros que prestaba personalmente y asociada a la Conferencia de san Vicente de Paúl, a la que perteneció.

Don Joaquín, el esposo, con sus rarezas, sus celos y sus intemperancias, hizo sufrir mucho a Carmen. Ella jamás dejó escapar una crítica, una queja o un comentario de reproche en contra de su marido, ni siquiera cuando entregó sus propios bienes para salvarlo de una penosa situación. Las personas más cercanas a la casa compadecían el sufrimiento de Carmen, pero sobre todo admiraban su virtud.

Después de veinte años de paciente espera, de amor, de oración y de penitencia, vio cumplida su esperanza y compensados sus sacrificios con la conversión de su esposo. Más tarde se le oiría repetir: "Todos mis sufrimientos los doy por bien empleados con tal que se salve un alma".

Cuatro años de "vida nueva" confirmaron la autenticidad de la conversión y preparación de don Joaquín para su salida de este mundo. Con su muerte, terminó la misión de esposa de doña Carmen, pero, hecha para cosas grandes, tenía que iluminar otra faceta de la vida. Ya viuda, sedienta de "Absoluto", se entregó más plenamente a Dios. Animada por el espíritu franciscano, profundizaba cada vez más el sentido de fraternidad universal, de pobreza y de amor a la humanidad de Cristo. La Tercera Orden franciscana seglar, a la que pertenecía, admirada por su virtud, piedad y dedicación a los necesitados, la eligió maestra de novicias.

No tuvo hijos; pero ello no le impidió tener un corazón de madre siempre disponible para los que la necesitaban. Una y otra vez se preguntaba: ¿Puedo hacer algo por ellos? Con realismo, empezó por donde le era posible. Hizo un ensayo de colegio en su casa y prosiguió sus visitas a los pobres y enfermos.

Incansable, tuvo valor para decir otra vez al Señor, como en sus años jóvenes: ¿Qué quieres que haga? Consultó, reflexionó, oró. Ayudada por su director espiritual, el capuchino fray Bernabé de Astorga, el 8 de mayo de 1884 fundó el instituto religioso de las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones.

Atrás quedaba como estela luminosa la ejemplaridad de su vida seglar como joven, esposa y viuda. Con un gran peso de madurez y de virtud probada, afrontó como fundadora los inicios de una obra en la Iglesia. La madre Carmen fue siempre un modelo de religiosa.

La Congregación, dentro de la familia franciscana, tiene unas notas peculiares y una espiritualidad propia, basada en el misterio del amor del Corazón de Cristo y en la fidelidad al Corazón de María. De estas fuentes sacaba la madre Carmen inspiración para acercarse a quienes la necesitaban, y para impulsar y orientar la fuerza apostólica de la Congregación hacia la educación de la infancia y la juventud, el cuidado y la asistencia de los enfermos, ancianos y necesitados, con un estilo que recuerda el de san Francisco de Asís: "Sin apagar el espíritu".

La madre Carmen vio aumentar la Congregación en número de hermanas y de casas, que se extendían por la geografía española en Andalucía, Castilla y Cataluña. Como obra de Dios, tenía que ser probada y lo fue en la persona de su fundadora. Dificultades, humillaciones e incomprensiones, tanto más dolorosas cuanto de procedencia más cercana, recayeron sobre la madre Carmen sin arredrarla. Quien la conoció a fondo, pudo decir: "Esta mujer tiene más fe que Abraham".

Cada golpe de la tribulación la fue introduciendo en el misterio de Cristo muerto y resucitado por la salvación del mundo. Por eso, decía a las hermanas: "La vida del Calvario es la más segura y provechosa para el alma". Con esta actitud serena de abandono en las manos de Dios se ocupaba de los asuntos de la Congregación. Llegó a abrir hasta once casas; su interés por todas y cada una de las hermanas fue constante.

Si toda su vida estuvo orientada a Dios, en la recta final aceleró el paso; hablaba mucho del cielo. Así, desprendida de todo, mirando la imagen de la Virgen del Socorro, murió en el convento de Nuestra Señora de la Victoria, en Antequera, primera casa de la Congregación, el 9 de noviembre de 1899.

Superó con una altura espiritual extraordinaria todas las situaciones que la vida puede presentar a una mujer: niña y joven piadosa, alegre y caritativa; esposa entregada a Dios y fiel a su marido, sin escatimar esfuerzos en los largos años de su difícil matrimonio; viuda magnánima y de profunda espiritualidad; y religiosa ejemplar consagrada al Señor.

Todas las etapas de su vida parecen tener un denominador común: profunda raíz en el amor de Dios, y firme voluntad de crear comunión en cuantos la rodeaban. Su congregación de Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones traduce la fraternidad franciscana en sencilla y abnegada vida de familia, confiada siempre en la providencia del Padre y atenta al Espíritu que la mantiene en verdadera unión.

Fue beatificada el 6 de mayo del 2007, el Delegado de S.S. Benedicto XVI para esta celebración fue el cardenal J. Saraiva Martins.

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Fuente: Osanet.org
Gracia (Graciano) de Cáttaro, Beato Agustino, 9 Noviembre  

Gracia (Graciano) de Cáttaro, Beato

El beato Gracia vino a la luz en Mula (Muo), Montenegro, una pequeña aldea en la pintoresca bahía de Cáttaro, en las costas dálmatas, a muy poca distancia de la capital, hoy Kotor, el centro más importante del golfo y de la diócesis. En el año 1423 Cáttaro se sometió espontáneamente al gobierno de Venecia, si bien manteniendo con orgullo una relativa independencia, ya que se reservaba el derecho de hacer sus propias leyes y elegir sus magistrados. Como consecuencia de esta vinculación con la Serenísima, pronto se convirtió en un puerto vivaz y rico, poblado de numerosos comerciantes, marineros y pescadores. Inició así el período de esplendor que aún en la actualidad se manifiesta en su arquitectura de claro sabor veneciano.

Gracia era un hombre de mar y como tal permaneció hasta la edad de treinta años. En uno de sus viajes entró en una iglesia de Venecia, donde le conmovió tanto el sermón pronunciado por el agustino Simón da Camerino, que decidió entrar en su misma Orden. Fue aceptado como hermano no clérigo en el convento de Monte Ortone, cercano a la ciudad de Padua. Este convento era la cuna de una de las nuevas congregaciones de la Orden formadas en Italia, distinguiéndose junto a las demás por su particular celo en el campo disciplinar. En 1433 fue aceptado por el Prior general Gerardo de Rímini, que de momento lo incorporó a la provincia de las Marcas de Treviso, con la condición de no recibir más que hermanos firmemente decididos a mantener con fidelidad los ideales propios de la reforma.

El hermano Gracia, que trabajaba en el jardín, no tardó en ganarse la estima y el reconocimiento de la comunidad entera. Al incorporarse dos conventos más al movimiento de Monte Ortone, éste quedó oficialmente eregido en Congregación. Entre 1472 y 1474 es Simón de Camerino quien aparece como Vicario en los registros generales. Unos años más tarde Gracia fue trasladado a San Cristobal de Venecia, y en esta ciudad murió el 8 de noviembre de 1508.

Fuera de las pocos datos hasta aquí referidos y del culto que se le siguió tributando tanto en la Orden como en su tierra de origen, no conocemos otras noticias de Gracia. Las biografías en lengua italiana del Lazzerini (1643) y la latina de Eliseo de Jesús y María (1677) carecen de fundamentos bien documentados. No obstante, los reiterados relatos acerca de su austeridad de vida y de la fuerza prodigiosa de su intercesión resultan testimonios válidos de una auténtica fama de santidad.

La continuidad de su culto fue reconocida por León XIII en 1889. Desde 1810 los restos mortales del beato Gracia descansan en la iglesia de Mula.

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_Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Agripino de Nápoles, Santo Obispo, 9 Noviembre  

Agripino de Nápoles, Santo

Dice el Martirologio Romano: "En Nápoles de Campania, San Agripino, obispo, célebre por sus milagros.

En el siglo IX, el autor de la Gesta episcoporum neapolitanorum nos da la sucesión de los obispos de Nápoles, haciendo breves elogios de cada uno en términos vagos.

El de Agripino, sexto de la lista, más cálido que el de los otros, nos revela la popularidad del santo: "Agripino, obispo, patriota, defensor de la ciudad, no cesa de rogar a Dios por nosotros, sus servidores.

Acrecentó el rebaño de los que creen en el Señor y los reunió en el seno de la Santa Madre Iglesia. Por eso mereció oír las palabras: Bien está siervo bueno, puesto que has sido fiel en las cosas pequeñas, te constituiré sobre las grandes; entra en el gozo de tu Señor.

Sus restos fueron transportados finalmente a la Estefanía, en donde reposan con honor".

Agripino vivió a fines del siglo III. No se puede precisar nada, ni dar el más mínimo detalle sobre su actividad. La traslación a la que hace mención el autor de la Gesta, la efectuó el obispo Juan, que gobernó la sede durante años.

Sus reliquias, que estaban en un oratorio de las catacumbas de San Genaro, fueron llevadas a la Estefanía, iglesia construida al fin del siglo V. En 1744, el cardenal José Spinelli, deseando identíficar las reliquias de su catedral, encontró una urna de mármol con esta inscripción: "Reliquias dudosas que se piensa sean del cuerpo de San (divus) Agripino".

Durante los siglos IX y X, muchos autores consignaron el relato de los milagros obtenidos por la intercesión de San Agripino, quien en la actualidad es casi tan famoso como San Genaro.

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Fuente: Franciscanos.net
Juana de Signa, Beata Virgen reclusa, 9 Noviembre  

Juana de Signa, Beata

Virgen reclusa de la Tercera Orden (1244‑1307). Pío VI concedió en su honor oficio y misa el 17 de septiembre de 1798.


La parte más antigua de la ciudad de Signa, en lo alto del cerro, de aspecto medieval, se llama comúnmente "la Beata". Recuerda y honra así a diario a la Beata de Signa por antonomasia, la Beata Juana. Nació en Signa en 1244, hija de padres humildes, y como Santa Juana de Arco y Santa Bernardita de Lourdes, en su juventud fue pastora sencillísima, de vida y alma sin mancha. A veces reunía junto a sí a otros pastores y les hablaba de las cosas del cielo y del amor a las virtudes.

Hacia los treinta años pudo realizar su ideal de vida religiosa haciéndose reclusa voluntaria a ejemplo de la Beata Veridiana, reclusa de Castel Fiorentino. Después de haber recibido de los Hermanos Menores en Carmignano el hábito de la Tercera Orden Franciscana, se hizo encerrar entre paredes en una celdita junto al río Arno. Allí permaneció en penitencia durante cuatro decenios. Desde aquel estrecho refugio derramó dones de misericordia sobre cuantos recurrían a ella: sanó enfermos, consoló afligidos, convirtió pecadores, iluminó a dudosos, ayudó a los necesitados. Su fama perdura hasta nuestros días debido también a los milagros póstumos y a las gracias recibidas.

Las leyendas pintorescas sobre Juana se refieren a su juventud como pastora. Una, por ejemplo, dice que durante las tempestades y los aguaceros, ella reunía su rebaño junto un gran árbol, que prodigiosamente era librado de la lluvia, del granizo y de los rayos. Por eso, cuando se acercaba la tempestad, los otros pastores corrían a donde ella con sus animales. Juana aprovechaba aquellas ocasiones para enseñar a sus compañeros con palabras sencillas y eficaces el modo de salvar su alma y de merecer el Paraíso.

Otras veces cuando el río Arno crecido impedía el paso de una a otra orilla, a Juana se le vio extender sobre las aguas amenazadoras su rojizo manto y sobre él atravesar el río, como si fuera una barca segura.

Juana vivió como reclusa una vida más angelical que humana. De la caridad de los fieles recibía lo necesario para la vida. Se ejercitó en la más rigurosa austeridad en la ferviente oración, en la asidua contemplación, en estáticos coloquios con su amado. El Señor glorificó la santidad de su sierva fiel con numerosos prodigios realizados especialmente en favor de enfermos, para los cuales obtenía de Dios la curación del cuerpo y del alma. Murió en su celda, a los 63 años, el 9 de noviembre de 1307. Se dice que en el momento de su muerte las campanas de las iglesias sonaron a fiesta para solemnizar el ingreso de Juana a la gloria del cielo.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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