JMJ
Pax
Cuando vean que sucede esto, sepan que el Reino de Dios está cerca
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 29-33
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos esta comparación:
"Fíjense en la higuera y en los demás árboles: cuando ven que empiezan a dar fruto, saben que ya está cerca el verano. Así también, cuando vean que suceden las cosas que les he dicho, sepan que el Reino de Dios está cerca. Yo les aseguro que antes de que esta generación muera, todo esto se cumplirá. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
vie 34a. Ordinario año impar
Antífona de Entrada
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? Cuando me asaltan mis enemigos, tropiezan y caen.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, de quien todo bien procede, inspíranos propósitos de justicia y santidad y concédenos tu ayuda para poder cumplirlos.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Vi a alguien semejante a un hijo de hombre, que venía entre las nubes del cielo
Lectura del libro del profeta Daniel 7, 2-14
Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: los cuatro vientos del cielo agitaron el océano y de él salieron cuatro bestias enormes, todas diferentes entre sí.
La primera bestia era como un león con alas de águila; mientras yo miraba, le arrancaron las alas, la levantaron del suelo, la incorporaron sobre sus patas, como un hombre y le dieron inteligencia humana.
La segunda bestia parecía un oso en actitud de incorporarse, con tres costillas entre los dientes de sus fauces. Y le decían:
"Levántate; come carne en abundancia".
Seguí mirando y vi otra bestia semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo y con cuatro cabezas. Y le dieron poder.
Después volví a ver en mis visiones nocturnas una cuarta bestia, terrible, espantosa y extraordinariamente fuerte; tenía enormes dientes de hierro; comía y trituraba, y pisoteaba lo sobrante con sus patas. Era diferente a las bestias anteriores y tenía diez cuernos.
Mientras estaba observando los cuernos, despuntó de entre ellos otro cuerno pequeño, que arrancó tres de los primeros cuernos. Este cuerno tenía ojos humanos y una boca que profería blasfemias.
Vi que colocaban unos tronos y un anciano se sentó. Su vestido era blanco como la nieve y sus cabellos blancos como lana. Su trono, llamas de fuego, con ruedas encendidas. Un río de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones y millones estaban a su órdenes.
Comenzó el juicio y se abrieron los libros.
Admirado por las blasfemias que profería aquel cuerno, seguí mirando hasta que mataron a la bestia, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras bestias les quitaron el poder, y las dejaron vivir durante un tiempo determinado.
Yo seguí contemplando en mi visión nocturna y vi a alguien semejante a un hijo de hombre, que venía entre las nubes del cielo. Avanzó hacia el anciano de muchos siglos y fue introducido a su presencia. Entonces recibió la soberanía, la gloria y el reino. Y todos los pueblos y naciones de todas las lenguas lo servían. Su poder nunca se acabará, porque es un poder eterno, y su reino jamás será destruido.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Daniel 3
Bendito seas siempre, Señor.
Hombres todos, bendigan al Señor; pueblo de Israel, bendice al Señor.
Bendito seas siempre, Señor.
Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor; siervos del Señor, bendigan al Señor.
Bendito seas siempre, Señor.
Almas y espíritus justos, bendigan al Señor; santos y humildes de corazón, bendigan al Señor.
Bendito seas siempre, Señor.
Evangelio
Cuando vean que sucede esto, sepan que el Reino de Dios está cerca
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 29-33
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos esta comparación:
"Fíjense en la higuera y en los demás árboles: cuando ven que empiezan a dar fruto, saben que ya está cerca el verano. Así también, cuando vean que suceden las cosas que les he dicho, sepan que el Reino de Dios está cerca. Yo les aseguro que antes de que esta generación muera, todo esto se cumplirá. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Mira, Señor, con bondad,estos dones que te presentamos humildemente, para que sean gratos a tus ojos y nos hagan crecer en tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
Prefacio
La gloria de Dios es el hombre viviente
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación,darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú eres el Dios vivo y verdadero; el universo está lleno de tu presencia, pero sobre todo has dejado la huella de tu gloria en el hombre, creado a tu imagen.
Tú lo llamas a cooperar con el trabajo cotidiano en el proyecto de la creación y le das tu Espíritu para que sea artífice de justicia y de paz, en Cristo, el hombre nuevo.
Por eso,
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con alegría el himno de tu alabanza:
Antífona de la Comunión
Señor, tú eres mi amor, mi fuerza, mi refugio, mi liberación y mi ayuda. Tú eres mi Dios.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que la fuerza redentora de esta Eucaristía nos proteja, Señor,de nuestras malas inclinaciones y nos guíe siempre por el camino de tus mandamientos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
34ª semana. Viernes
UNA PALABRA ETERNA
— Lectura del Evangelio.
— Dios nos habla en la Sagrada Escritura.
— Para sacar fruto.
I. A punto de concluir el ciclo litúrgico, leemos en el Evangelio de la Misa esta expresión del Señor: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán1. Son palabras eternas las de Jesús, que nos dieron a conocer la intimidad del Padre y el camino que habíamos de seguir para llegar hasta Él. Permanecerán porque fueron pronunciadas por Dios para cada hombre, para cada mujer que viene a este mundo. Muchas veces y de muchas maneras habló Dios en otro tiempo a nuestros padres por el ministerio de los profetas; últimamente, en estos días, nos ha hablado por su Hijo2. "Estos días" son también los nuestros. Jesucristo sigue hablando, y sus palabras, por ser divinas, son siempre actuales.
Toda la Escritura anterior a Cristo adquiere su sentido exacto a la luz de la figura y de la predicación del Señor. San Agustín, con una expresión vigorosa, escribe que "la Ley estaba preñada de Cristo"3. Y en otro lugar afirma el Santo Doctor: "Leed los libros proféticos sin ver en ellos a Cristo: no hay nada más insípido, más soso. Pero descubrid en ellos a Cristo, y eso que leéis no solo se vuelve sabroso, sino embriagador"4. Él es quien descubre el profundo sentido que se contiene en la revelación anterior: Entonces les abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras5. Los judíos que se negaron a aceptar el Evangelio se quedaron como con un cofre con un gran tesoro dentro, pero sin la llave para abrirlo. Sus entendimientos -escribe San Pablo a los cristianos de Corinto- estaban velados, y lo están hoy por el mismo velo que continúa sobre la lectura de la alianza antigua, porque solo en Cristo desaparece6, pues "el fin principal de la economía antigua era preparar la venida de Cristo, redentor universal, y de su reino mesiánico (...). Dios es el autor que inspira los libros de ambos Testamentos, de modo que el Antiguo encubriera al Nuevo"7. Es conmovedor en este sentido el diálogo entre el apóstol Felipe y el etíope, ministro de Candace, que leía al Profeta Isaías. ¿Entiendes por ventura lo que lees?, le preguntó Felipe. ¿Cómo voy a entenderlo si alguien no me guía? Entonces, comenzando por esta escritura, le anunció a Jesús8. Jesús era el punto clave para comprender.
San Juan Crisóstomo comenta así este pasaje de los Hechos de los Apóstoles: "Considera qué gran cosa es no descuidar la lectura de la Escritura ni siquiera durante el viaje (...). Piensen esto los que ni siquiera en su casa las leen y, porque están con la mujer, o porque militan en el ejército, o tienen preocupaciones por sus familiares y ocupaciones en otros asuntos, creen que no les conviene hacer ese esfuerzo por leer las divinas Escrituras (...). Este bárbaro etíope es un ejemplo para nosotros: para los que tienen una vida privada, para los miembros del ejército, para las autoridades y también para las mujeres –más aún las que están siempre en casa– y para los que han escogido la vida monástica. Aprendan todos que ninguna circunstancia es impedimento para la lectura divina, que es posible realizar no solo en casa sino en la plaza, en el viaje, en compañía de muchos o en medio de una ocupación. No descuidemos, os ruego, la lectura de las Escrituras"9.
Desde siempre la Iglesia ha recomendado su lectura y meditación, principalmente del Nuevo Testamento, en el que siempre encontramos a Cristo que sale a nuestro encuentro. Unos pocos minutos diarios nos ayudan a conocer mejor a Jesús, a amarle más, pues solo se ama lo que se conoce bien.
II. Todas las Escrituras habían trazado el camino que debía recorrer Cristo10, todas eran en cierto modo anunciadoras del Mesías. Los profetas habían descrito este día y deseado verlo11. Los discípulos reconocerán en Cristo al que tantas veces y de tantas formas fue predicho y anunciado12. Cuando San Pablo tenga que defenderse de las amenazas del rey Agripa, argüirá simplemente que se limita a anunciar el cumplimiento de lo que ya predicaron los Profetas13. Con todo, no es Cristo quien mira y obedece a los Profetas y a Moisés. Fueron estos los que en sus descripciones, por inspiración divina, se sujetaron a lo que sería la existencia en la tierra del Hijo de Dios. Moisés escribió acerca de Él14. Y Abrahán, vuestro padre, se regocijó pensando en ver mi día; lo vio y se alegró15.
Jesucristo se aplica a sí las viejas figuras: el templo16, el maná17, la roca18, la serpiente de metal19. Por eso dirá en cierta ocasión: Escudriñad las Escrituras: ellas son las que dan testimonio de Mí20. Cuando en el Evangelio de la Misa leemos hoy que el cielo y la tierra pasarán, pero no sus palabras, nos señala de algún modo que en ellas se contiene toda la revelación de Dios a los hombres: la anterior a su venida, porque tiene valor en cuanto hace referencia a Él, que la cumple y clarifica; y la novedad que Él trae a los hombres, indicándoles con claridad el camino que han de seguir. Jesucristo es la plenitud de la revelación de Dios a los hombres. "En darnos, como nos dio a su Hijo, que es una Palabra suya, que no tiene otra, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra, y no tiene más que hablar"21.
La Carta a los hebreos22 enseña que la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que una espada de doble filo: penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y descubre los sentimientos y pensamientos del corazón. Es nueva cada día, expresamente dirigida a cada uno si sabemos leerla con fe. "En los libros sagrados, el Padre que está en el Cielo sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos. Y es tanta la eficacia que radica en la Palabra de Dios, que es en verdad apoyo y vigor de la Iglesia y fortaleza de la fe para sus hijos, alimento del alma, fuente pura y perenne de vida espiritual"23.
De alguna manera, es actual la marcha y la vuelta del hijo pródigo, la necesidad de la levadura para transformar la masa del mundo, los leprosos que quedan sanos en su encuentro con Jesús. Cuántas veces hemos pedido a Jesús luz para nuestra vida con las palabras –ut videam!, que vea, Señor– de Bartimeo; o hemos acudido a su misericordia con las del publicano: ¡Oh Dios, apiádate de mí que soy un pecador! ¡Cómo salimos reconfortados después de ese encuentro diario con Jesús en el Evangelio!
III. ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras, más que la miel para mi boca!24.
A veces –relata Ronald Knox25–, cuando varias personas están cantando sin acompañamiento de instrumento musical, existe en el grupo una tendencia a bajar el tono; la voz baja cada vez más y más. Por eso, si el coro no está acostumbrado a cantar sin acompañamiento musical, el director suele tener escondido un diapasón con el que de vez en cuando da una pequeña señal, para recordar a todos la nota más alta que deben dar.
Cuando la vida cristiana comienza a bajar de tono, a languidecer, también es necesario un diapasón que dé una nota más alta. ¡Cuántas veces la meditación de un pasaje del Evangelio, sobre todo de la Pasión de Nuestro Señor, ha sido como una enérgica llamada a huir de esa vida menos heroica a la que nos empujaba un excesivo cuidado de la salud, un tono menos vibrante...! No podemos pasar las páginas del Santo Evangelio como si fuera un libro cualquiera. ¡Con qué amor era custodiado durante tantos siglos, cuando solo algunas comunidades cristianas tenían el privilegio de poseer una copia o solo unas páginas! ¡Con qué piedad y reverencia era leído! Su lectura –enseña San Cipriano a propósito de la oración– es cimiento para edificar la esperanza, medio para consolidar la fe, alimento de la caridad, guía que indica el camino...26. San Agustín señala que sus enseñanzas son como lámparas colocadas en un lugar oscuro"27, que siempre esclarecen nuestra vida. Para sacar fruto de la lectura y meditación, "piensa que lo que allí se narra –obras y dichos de Cristo– no solo has de saberlo, sino que has de vivirlo. Todo, cada punto relatado, se ha recogido, detalle a detalle, para que lo encarnes en las circunstancias concretas de tu existencia.
"—El Señor nos ha llamado a los católicos para que le sigamos de cerca y, en ese Texto Santo, encuentras la Vida de Jesús; pero, además, debes encontrar tu propia vida.
"Aprenderás a preguntar tú también, como el Apóstol, lleno de amor: "Señor, ¿qué quieres que yo haga?..." -¡La Voluntad de Dios!, oyes en tu alma de modo terminante.
"Pues, toma el Evangelio a diario, y léelo y vívelo como norma concreta. —Así han procedido los santos"28.
Entonces podremos decir con el Salmista: Tu palabra es para mis pies una lámpara, la luz de mi sendero29.
1 Lc 21, 33. — 2 Heb 1, 1. — 3 San Agustín, Sermón 196, 1. — 4 ídem, Comentario al Evangelio de San Juan, 9. 3. — 5 Lc 24, 45. — 6 2 Cor 3, 14. — 7 Conc. Vat. II, Const. Dei Verbum, 15 ss. — 8 Cfr. Hech 8, 27-35. — 9 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre el Génesis, 35. — 10 Cfr. Lc 22, 37. — 11 Cfr. Lc 10, 24.— 12 Cfr. Jn 1, 41-45. — 13 Cfr. Hch 26, 2. — 14 Jn 5, 46. — 15 Jn 8, 56. — 16 Jn 2, 19. — 17 Cfr. Jn 6, 32. — 18 Cfr. Jn 7, 8. — 19 Cfr. Jn 3, 14. — 20 Jn 5, 39. — 21 San Juan de la Cruz, Subida al Monte Carmelo, 11, 22. — 22 Hebr 4, 12. — 23 Conc. Vat. II, Const. Dei Verbum, 2. — 24 Sal 118, 103. — 25 R. A. Knox, Ejercicios para seglares, Rialp, 2ª ed., Madrid 1962, p. 177. — 26 Cfr. San Cipriano, Tratado sobre la oración. — 27 San Agustín, Comentarios sobre los Salmos, 128. — 28 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 754. — 29 Sal 118, 105.
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1 de diciembre. 2º Día de la Novena
CASA DE ORO
— Santa María, Templo de Dios vivo, enriquecida por los dones del Espíritu Santo.
— Los dones de entendimiento, ciencia y sabiduría en Nuestra Señora.
— Los dones de prudencia, piedad, fortaleza y santo temor de Dios.
I. Dichosa eres, Virgen María, morada consagrada del Altísimo...1.
En las letanías lauretanas llamamos a María Domus aurea, Casa de oro, recinto de muchísimo esplendor. Cuando una familia habita una casa y la convierte en un hogar, este refleja las peculiaridades, aficiones y preferencias de sus habitantes. La casa y quienes la habitan constituyen una cierta unidad, como el cuerpo y el vestido, como el conocimiento y la acción, En el Antiguo Testamento, el Tabernáculo primero, y más tarde el Templo, era la Casa de Dios, donde tenía lugar el encuentro de Yahvé con su pueblo. Cuando Salomón decidió construir el Templo, los Profetas especificaron los materiales nobles que se habían de emplear, la abundancia de madera de cedro en el interior, revestida de oro... Lo mejor que tenían a su alcance había de emplearse en su construcción, y los mejores artífices serían los que trabajarían en él.
Cuando llegó la plenitud de los tiempos y Dios decretó su venida al mundo, preparó a María como la criatura adecuada donde Él iba a habitar durante nueve meses, desde su Encarnación hasta el Nacimiento en Belén. En Ella, Dios dejó la huella de su poder y de su amor. María, Domus aurea, el nuevo Templo de Dios, fue revestida de una hermosura tan grande que otra mayor no fue posible. Su Concepción Inmaculada y todas las gracias y dones con que Dios enriqueció su alma estaban dirigidos en orden a su Maternidad divina2.
Se comprende bien que el Arcángel Gabriel, al saludar a María, se mostrara lleno de respeto y de veneración, Pues comprendió la inmensa excelencia de la Virgen y su intimidad con Dios. La gracia inicial de María, que la disponía para su Maternidad divina, fue superior a la de todos los Apóstoles, mártires, confesores y vírgenes juntos, los que han vivido y los que vivirán hasta el fin de los tiempos, más que todas las almas santas y que todos los ángeles creados desde el origen del mundo3. Dios preparó una criatura humana de acuerdo a la dignidad de su Hijo.
Cuando decimos que María tiene una dignidad "casi infinita" se quiere indicar que es la criatura más cercana a la Santísima Trinidad y que goza de un honor y majestad altísimos, del todo singulares. Es la Hija primogénita del Padre, la predilecta, como ha sido llamada tantas veces en la Tradición de la Iglesia y ha repetido el Concilio Vaticano II4. Con Jesucristo, Hijo de Dios, Nuestra Señora mantiene la estrecha vinculación de la consanguinidad, que le hace tener con Él unas relaciones absolutamente propias. Del Espíritu Santo es María Templo y Sagrario5. ¡Qué alegría poder contemplar siempre, pero de modo particular en estos días de la Novena a la Inmaculada, que tenemos una Madre tan cercana a Dios, tan pura y bella, tan próxima a nosotros! "¡Cómo gusta a los hombres que les recuerden su parentesco con personajes de la literatura, de la política, de la milicia, de la Iglesia!...
"-Canta ante la Virgen Inmaculada, recordándole:
"Dios te salve, María, hija de Dios Padre: Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo: Dios te salve, María, Esposa de Dios Espíritu Santo... ¡Más que tú, solo Dios!"6.
II. El alma de María fue singularmente enriquecida por los dones del Espíritu Santo, que son como las joyas más preciadas que Dios puede comunicar a la criatura. Con ellos, en grado sumo, Dios embelleció la morada de su Hijo.
Por el don de entendimiento, que tuvo en mayor grado que cualquier otra criatura, María conoció, con una fe pura radicada en la autoridad de Dios, que su virginidad le era sumamente grata. Su mirada profundizó con la máxima hondura en el sentido oculto de las Escrituras, y comprendió enseguida que el saludo del ángel era estrictamente mesiánico y que la Trinidad Beatísima la había designado como Madre del Mesías tanto tiempo esperado. Luego tendrá sucesivas iluminaciones que confirmarán el cumplimiento de las promesas divinas de salvación y comprenderá que "deberá vivir en el sufrimiento su obediencia de fe al lado del Salvador que sufre, y que su maternidad será oscura y dolorosa"7.
Este don de entendimiento está íntimamente unido a la pureza de alma. Por eso se relaciona con la bienaventuranza de los limpios de corazón, que verán a Dios8. El alma de María, la Purísima, estuvo especialmente iluminada para encontrar el querer de Dios en todos los sucesos. Nadie conoce mejor que Ella lo que Dios espera de cada hombre; por eso es nuestra mejor aliada en las peticiones a Dios en medio de nuestras necesidades.
El don de ciencia amplió aún más la mirada de la fe de María. Por medio de él, la Virgen contemplaba en las realidades cotidianas las huellas de Dios en el mundo como caminos para ir al Creador, juzgaba con rectitud la relación que tenían todas las cosas y acontecimientos con respecto a la salvación. A María, influenciada por este don, todo le hablaba de Dios, todo la llevaba a Dios9. También entendió mejor que nadie la tremenda realidad del pecado; por eso sufrió como ninguna otra criatura por los pecados de los hombres. Íntimamente asociada al dolor de su Hijo, padeció con Él "cuando moría en la Cruz, cooperando en forma del todo singular en la restauración de la vida sobrenatural de las almas"10.
El don de sabiduría perfeccionó en la Virgen la virtud de la caridad, y la llevó a tener un conocimiento gustoso y experimental de lo divino y a mirar y gozar en su intimidad los misterios que hacían referencia especialmente al Mesías, su Hijo. Era la suya una sabiduría amorosa, infinitamente superior a la que se puede obtener en los tratados más profundos de la Teología. Veía, contemplaba, amaba, lo ordenaba todo de acuerdo con esa experiencia divina; juzgaba con la luz poderosa y amorosa que llenaba su corazón. Siempre estuvo colmada de esta luz sobrenatural y de este amor. Si se lo pedimos con insistencia en estos días, Ella nos lo conseguirá, pues "entre los dones del Espíritu Santo, diría que hay uno del que tenemos especial necesidad todos los cristianos: el don de sabiduría que, al hacernos conocer a Dios y gustar de Dios, nos coloca en condiciones de poder juzgar con verdad sobre las situaciones y las cosas de esta vida"11.
III. El don de consejo perfeccionó la virtud de la prudencia en la Virgen y la llevó a descubrir con prontitud la Voluntad de Dios en las situaciones ordinarias de la vida. Por influencia de este don, la Virgen actuó siempre con facilidad y como al dictado de Dios12. Nuestra Señora se dejó llevar con docilidad en las grandes cosas que Dios le pidió y en los detalles menudos de cada día.
En el Evangelio vemos cómo nuestra Madre Santa María se movió continuamente por esta luz del Espíritu Santo. Aunque vivió la mayor parte de su existencia terrena en el retiro de Nazareth, cuando su presencia es necesaria junto a su prima Santa Isabel, va con prisa13 para estar a su lado. Ocupa en el Evangelio un lugar discreto, pero está con los discípulos cuando estos la necesitan después de la Muerte de Jesús, y luego espera con ellos la venida del Espíritu Santo. María está al pie de la Cruz, pero no va al sepulcro con las otras santas mujeres: en la intimidad de su alma sabe que no encontrarán allí el Cuerpo amadísimo de su Hijo, porque ya ha resucitado. Nuestra Señora vivió entregada a los pequeños menesteres de una madre que cuida de la familia, y se da cuenta antes que nadie de la falta de vino en las bodas de Caná: su vida contemplativa le hace estar pendiente de lo pequeño que ocurre a su alrededor. Ella es la Madre del Buen Consejo Mater boni consilii, que nos ayudará, en las mil pequeñas incidencias del día, a descubrir y secundar el querer e Dios.
El don de piedad dio a la Virgen una especie de instinto filial que afectaba profundamente a todas sus relaciones con Jesús: en la oración, a la hora de pedir, en la manera como se enfrentaba a los diversos acontecimientos, no siempre agradables...
María se sintió siempre Hija de Dios, y este sentimiento profundo fue creciendo en Ella continuamente, hasta el fin de su vida mortal. Pero, a la vez, se sentía Madre de Dios y Madre de los hombres. Filiación y Maternidad estaban hondamente empapadas por la piedad. Ella nos querrá siempre, porque somos sus hijos. Y la madre está más cerca del hijo enfermo, del que más la necesita.
La gracia divina se derramó sobre Nuestra Señora de modo abundantísimo, y encontró una cooperación y docilidad excepcional y solo propia de Ella, viviendo con heroísmo la fidelidad a los pequeños deberes de todos los días y en las pruebas grandes. Dios dispuso para Ella una vida sencilla, como las demás mujeres de su tierra y de su época; también pasó por las mayores amarguras que haya podido sufrir una criatura, excepto su Hijo, que fue el Varón de dolores anunciado por el Profeta Isaías14. Por el don de fortaleza, que recibió en grado máximo, pudo llevar con paciencia las contradicciones diarias, los cambios de planes... Hizo frente a las dificultades calladamente, pero con entereza y valentía. Por esta fortaleza estuvo de pie ante la Cruz15. La piedad cristiana, venerando esta actitud de dolor y de fortaleza, la invoca como Reina de los mártires, Consoladora de los afligidos...
Finalmente, el Espíritu Santo la adornó con el santo temor de Dios, que en María fue solo una reverencia filial de altísima intimidad con el Señor, que la llevó de continuo a una profunda actitud de adoración ante la infinitud de Dios, de quien lo había recibido todo. Por eso se llama a sí misma la Esclava del Señor. Y, a la vez, Ella sabía muy bien que era la Madre de Jesús, la Madre de Dios, y también nuestra Madre.
1 Cfr. Misas de la Virgen María, La Virgen, templo del Señor, Antífona de comunión. — 2 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, 3. q. 27, a. 5, ad 2. — 3 Cfr. R. Garrigou-Lagrange, La Madre del Salvador, pp. 411 ss. — 4 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 53. — 5 Cfr. Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, 25-III-1987, 9. — 6 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 496. — 7 Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, cit., 16. — 8 Mt 5, 8. — 9 Cfr. J. Polo, María y la Santísima Trinidad, Folleto MC n. 460, Madrid 1987, p. 29. — 10 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 61. — 11 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 133. — 12 Cfr. J. Polo, o. c., p. 39. — 13 Lc 1, 39. — 14 Is 53, 3. — 15 Cfr. Jn 19, 25.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Eloy, Orfebre, Año 660
Eloy (o Eligio, que es lo mismo) significa: "el elegido, el preferido".
San Eloy fue el más famoso orfebre de Francia en el siglo VII (orfebre es el que labra objetos de plata u oro).
Dios le concedió desde muy pequeño unas grandes cualidades para trabajar con mucho arte el oro y la plata. Nació en el año 588 en Limoges (Francia). Su padre, que era también un artista en trabajar metales, se dio cuenta de que el niño tenía capacidades excepcionales para el arte y lo puso a aprederlo bajo la dirección de Abon, que era el encargado de fabricar las monedas en Limoges.
Cuando ya aprendió bien el arte de la orfebrería se fue a París y se hizo amigo del tesorero del rey. Clotario II le encomendó a Eloy que le fabricara un trono adornado con oro y piedras preciosas. Pero con el material recibido el joven artista hizo dos hermosos tronos. El rey quedó admirado de la honradez, de la inteligencia, la habilidad y las otras cualidades de Eloy y lo nombró jefe de la casa de moneda (todavía se conservan monedas de ese tiempo que llevan su nombre).
Nuestro santo fabricó también los preciosos relicarios en los cuales se guardaron las reliquias de San Martín, San Dionisio, San Quintín, Santa Genoveva y San Germán. La habilidad del artista y su amistad con el monarca hicieron de él un personaje muy conocido en su siglo.
Eloy se propuso no dejarse llevar por las costumbres materialistas y mundanas de la corte. Y así, aunque vestía muy bien, como alto empleado, sin embargo era muy mortificado en el mirar, comer y hablar. Y era tan generoso con los necesitados que cuando alguien preguntaba: "¿Dónde vive Eloy?", le respondían: "siga por esta calle, y donde vea una casa rodeada por una muchedumbre de pobres, ahí vive Eloy".
Un día Clotario le pidió a nuestro santo que como todos los demás empleados jurara fidelidad al rey. Él se negaba porque había leído que Cristo recomendaba: "No juren por nada". Y además tenía miedo de que de pronto al monarca se le antojara mandarle cosas que fueran contra su conciencia. Al principio el rey se disgustó, pero luego se dio cuenta de que un hombre que tenía una conciencia tan delicada no necesitaba hacer juramentos para portarse bien.
Eloy se propuso ayudar a cuanto esclavo pudiera. Y con el dinero que conseguía pagaba para que les concedieran libertad. Varios de ellos permanecieron ayudándole a él durante toda su vida porque los trataba como un bondadoso padre.
Al santo le llamaba mucho la atención alejarse del gentío a dedicarse a rezar y meditar. Y entonces el nuevo rey Dagoberto le regaló un terreno en Limousin, donde fundó un monasterio de hombres. Luego el rey le regaló un terreno en París y allá fundó un monasterio para mujeres. Y a sus religiosos les enseñaba el arte de la orfebrería y varios de ellos llegaron a ser muy buenos artistas. Al cercar el terreno que el rey le había regalado en París, se apropió de unos metros más de los concedidos, y al darse cuenta fue donde el monarca a pedirle perdón por ello. El rey exclamó: "Otros me roban kilómetros de terreno y no se les da nada. En cambio este bueno hombre viene a pedirme perdón por unos pocos metros que se le fueron de más". Con esto adquirió tan grande aprecio por él que lo nombró embajador para tratar de obtener la paz ante un gobierno vecino que le quería hacer la guerra.
Por sus grandes virtudes fue elegido obispo de Rouen, y se dedicó con todas sus energías a obtener que las gentes de su región se convirtieran al cristianismo, porque en su mayoría eran paganas. Predicaba constantemente donde quiera que podía. Al principio aquellos bárbaros se burlaban de él, pero su bondad y su santidad los fueron ganando y se fueron convirtiendo. Cada año el día de Pascua bautizaba centenares de ellos. Se conservan 15 sermones suyos, y en ellos ataca fuertemente a la superstición, a la creencia en maleficios, sales, lectura de naipes o de las manos, y recomienda fuertemente dedicar bastante tiempo a la oración, asistir a la Santa Misa y comulgar; hacer cada día la señal de la cruz, rezar frecuentemente el Credo y el Padrenuestro y tener mucha devoción a los santos. Insistía muchísimo en la santificación de las fiestas, en asistir a misa cada domingo y en descansar siempre en el día del Señor. Prohibía trabajar más de dos horas los domingos.
Cuando ya llevaba 19 años gobernando a su diócesis, supo por revelación que se le acercaba la hora de su muerte y comunicó la noticia a su clero. Poco después le llegó una gran fiebre. Convocó a todo el personal que trabajaba en su casa de obispo y se despidió de ellos dándoles las gracias y prometiéndoles orar por cada uno. Todos lloraban fuertemente y esto lo conmovió a él también. Y el 1º. de diciembre del año 660 murió con la tranquilidad de quien ha dedicado su vida a hacer el bien y a amar a Dios.
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Blanca de Castilla, Santa Reina y Religiosa, Diciembre 1
Reina de FranciaLa corte ha dado también santos. Blanca era hija de Alfonso IX, rey de Castilla y de Eleonora de Inglaterra. |
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Fuente: Vatican.va
Charles (Carlos de Jesús) de Foucauld, Beato Religioso, 1 Diciembre
"La fe es incompatible con el orgullo, con la vanagloria, con el deseo de la estima de los hombres. Para creer, es necesario humillarse", decía el Beato Carlos de Foucauld, quien pasó de ser un aristócrata francés y militar mujeriego a un claro modelo de santidad. Hermano Carlos de Jesús, nace en Francia, en Estrasburgo, el 15 de septiembre 1858. Huérfano a los 6 años, creció con su hermana María, bajo los cuidados de su abuelo, orientándose hacia la carrera militar. |
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Clementina Anuarite Nengapeta, Beata Virgen y Mártir, 1 Diciembre
Diciembre 1 |
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Alejandro Briant, Santo Mártir Inglaterra, 1 Diciembre
Es descrito como un apuesto joven protestante, que estudió en Oxford. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Juan Garbella de Vercelli, Beato Sacerdote dominico, Diciembre 1
Sacerdote DominicoMartirologio Romano: En Montpellier, de la Provenza, en Francia, beato Juan de Verceli, presbítero, maestro general de la Orden de Predicadores, que predicó incansablemente la reverencia al nombre de Jesús (1283). |
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Fuente: www.cpalsj.org
Edmundo Campion, Santo Mártir, 1 Diciembre
Es el primer santo inglés de la Compañía de Jesús. Con su simpatía, alegría contagiosa, con su patriotismo y oratoria supo dar, a los ingleses perseguidos, el entusiasmo que les faltaba para defender su fe.
al escucharlo, hacen concebir en Campion una protección y un porvenir muy seguro.
asiste, en Westminster Hall, atónito entre la muchedumbre, al despiadado juicio contra el Bienaventurado John Storey. Este se había exiliado en Flandes. Al poco tiempo, ya anciano, en el Colegio de Douai, recibió la ordenación sacerdotal. Sir William Cecil lo había hecho raptar y traer desde Amberes, acusándolo de traición. |
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Fuente: Vatican.va
Liduina (Elisa Ángela) Meneguzzi, Beata Religiosa Misionera, 1 de diciembre
ReligiosaMartirologio Romano: En la ciudad de Dire-Daua, en Etiopía, beata Liduina (Elisa Anagela) Meneguzzi, virgen del Instituto de San Francisco de Sales, que, cual espejo de humildad y caridad cristiana, mostró la misericordia de Dios entre los pobres, enfermos y cautivos (1941).
Elisa Angela Meneguzzi (la futura Hermana Liduina) nace el 12 de septiembre del 1901 en Giarre, barrio de Abano Terme, provincia de Padua. |
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Fuente: Vatican.va
María Rosa de Jesús Pellesi, Beata Religiosa Franciscana, 1 Diciembre
Nació en Prignano sulla Secchia (Italia) el 11 de noviembre de 1917. Era la última de nueve hermanos. Desde el inicio, la vida le dio belleza, elegancia, buen humor, dulzura, alegría y mucha paz. A los 17 años llegó también el amor. Su existencia parecía haber tomado el camino de la plena realización y de la felicidad. El binomio amor-felicidad era el sueño que perseguía con todo su entusiasmo. Pero Dios tenía otros planes. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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